CARTA A UN COMPAÑERO
En unos días, esta carta te va a encontrar en medio de tus aflicciones cotidianas contra el ajuste, la perdida de empleos, el "extravio" de derechos y el aumento de servicios.
No sé si te diste cuenta, pero parece que algunos de nuestros queridos vecinos,amigos,cercanos o conocidos; esos mismos a los que les comprás el pan o las verduras, arreglan tus electrodomesticos, te destapan una cañería o se toman una birra con vos de vez en cuando, decidieron votar por un plan de ajuste que haría llorar hasta a un cactus.
No es que queramos señalar con el dedo, pero ya sabes cómo es esto de la democracia: a veces, la gente elige cosas extrañas, como pantalones a cuadros o políticos que parecen salidos de una película de comedia mala.
Apuntalos bien,"anotalos", no con el ánimo de reclamar, pasar boletas, mucho menos insultarlos ni de recriminarle haber ejercido su justo derecho a votar lo que creían correcto en democracia. Por el contrario, dales una mano para que hagan su experiencia con esta promesa de ajuste que les generó tanto entusiasmo. Porque, ya lo dijo Lenin, "hay días en la experiencia de los pueblos en donde la conciencia avanza 10 años". Bueno, ayudémoslos a que eso sea así. Nuestra ayuda en este sentido les va a resultar invalorable.
Nosotros por nuestra parte, los que nos resistimos a encomendarnos a las manos de un desquiciado, organicemos nuestra propia sobrevivencia. Los que aun tengamos suerte de trabajar gastemos nuestro dinero sólo en comercios compañeros; si somos de los pocos privilegiados que aún podemos dar trabajo hagámoslo sólo con "los del palo".
Repito, no sería una muestra de autoritario ni intolerancia hacia los que votaron algo que no nos gustó ni compartimos. Muy por el contrario, sería tenderles la mano amiga para que disfruten el modelo de país que han elegido con tanto convencimiento.
Nosotros, obviamente, también la vamos a pasar mal: no somos marcianos. Por eso es importante organizar la supervivencia de los propios, porque cuatro años pasan rápido y el aprendizaje que ellos podrán adquirir sin que les compremos y sin que les demos trabajo será invalorable para ellos mismos.
Eso sí, no seas flojito ni andes con empatías al pedo: cuando estén ahorcados por el costo de los servicios, por el precio del transporte, por la comida transformada en lujo, cuando caigan en el campo de batalla del "ajuste de personal" por la caída de las ventas o, ellos mismos, se vean obligados a cerrar sus emprendimientos, porque la mitad que eligió otro camino va a estar ocupada comprando en otros lados, y se desesperen diciendo "que alguien haga algo", hablales de la dignidad de la lucha, del ganar la calle, de lo inevitable que a veces puede resultar pelear para que no te arrebaten algo, de la historia de cada derecho conquistado a costa de sangre, sudor y lágrimas y dales ánimo, impulsalos a que luchen. Pero aclarales una cosa, que no cuenten con nosotros, que somos profundamente democráticos y respetuosos de la voluntad popular. Que ellos han elegido el camino y tienen todo el derecho a transitarlo y que, por una puta vez, en esta Argentina, los muertos los pongan ellos.
Luis Demitre
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