RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 4 de agosto de 2024

LA VERDAD DEL HAMBRE (2) - PEDRO RODRIGUEZ

 

LA VERDAD DEL HAMBRE (2)

 

 

 El primer acto por el que  nuestra especie se crea a sí misma, es el de convertir en imperativo ético las cuatro necesidades vitales. Para ser humano, hay que contribuir al vestido, comida, bebida y cobijo del clan. Por eso, desde el inicio mismo, son falsos los postulados capitalistas de que la competencia está en la base de la cultura. Lo que fundamenta la cultura, lo que funda humanidad, por el contrario, es la cooperación. Tanto, que el hombre establece acuerdos sobre la base de renunciamientos del deseo individual, en aras de la creación de comunidad. TODO lo que escuchamos hoy, por el contrario, con lo que se bombardea desde TODOS  los medios, es una sarta de pseudo teorías económicas, monetaristas, un palabrerío hueco de términos técnicos sobre déficit fiscal, competencia de monedas y cuanta imbecilidad puede proferirse, instaurando una compleja red de mentiras como la única verdad posible, para mejor negar aquel imperativo ético que nos ha dado vida y evolución.

Decíamos en la columna anterior que en la era de las fake news, la desinformación y las teorías de la conspiración, la realidad y las verdades fácticas se han esfumado. La información circula ahora completamente desconectada de la realidad, en un espacio hiperreal, en lo que se ha llamado un "nuevo nihilismo".

 Como en  la distopía de Orwell, los hechos se desvirtúan o falsean hasta hacerlos encajar en el relato constructor de otra realidad: la que el poder difunde. 


 Hannah Arendt estaba todavía convencida de que los hechos, a pesar de su índole frágil, son «obstinados», de que tienen una «[extraña] resistencia», «resultado de algún desarrollo necesario que los hombres no pueden evitar — y por tanto no pueden hacer nada con respecto a ellos» . La obstinación y la resistencia de los hechos hoy corren el riesgo de ser cosas del pasado.

El orden digital suprime  la firmeza de lo fáctico. El mundo digitalizado, es decir, informatizado, es cualquier cosa menos obstinado y resistente. Más bien se deja moldear y manipular a voluntad. La digitalidad es diametralmente opuesta a la facticidad. La digitalización debilita la conciencia de los hechos y de la facticidad, incluso la conciencia de la propia realidad.


 La información por sí sola NO explica el mundo. A partir de un punto crítico, incluso oscurece el mundo. Recibimos la información con la sospecha de que su contenido podría ser diferente. La información se acompaña de una desconfianza básica. Cuantas más informaciones distintas recibimos, mayor es la desconfianza. Es una sociedad de la desconfianza. 

 Existen cúmulos de información o basura informativa. La verdad, en cambio, no forma ningún cúmulo. La verdad no es frecuente. En muchos sentidos se opone a la información. Elimina la contingencia y la ambivalencia. Elevada a la categoría de relato, proporciona sentido y orientación. La sociedad de la información, en cambio, está vacía de sentido. Hoy estamos informados, pero desorientados. La información no tiene capacidad orientativa. Incluso una comprobación en toda regla de los hechos no puede establecer la verdad, ya que es algo más que la corrección o exactitud de una información.

 La verdad discursiva como entendimiento y consenso garantiza la cohesión social. Estabiliza la sociedad al eliminar la contingencia y la ambivalencia. 

 La crisis de la verdad es siempre una crisis de la sociedad. Sin la verdad, la sociedad se desintegra internamente. Entonces se mantiene unida solo por relaciones económicas externas e instrumentales.  Todos los valores humanos se han vuelto en la actualidad económicos y comerciales. La sociedad y la cultura se mercantilizan. La mercancía sustituye a la verdad. La información o los datos por sí solos no iluminan el mundo. Su esencia es la transparencia. La luz y la oscuridad no son propiedades de la información. Se dan, como el bien y el mal, o la verdad y la mentira, en el espacio narrativo. La verdad en sentido enfático tiene un carácter narrativo. De ahí que, en la sociedad de la información desnarrativizada, pierda radicalmente su significado. 

El fin de los grandes relatos, que da paso a la posmodernidad, se consuma en la sociedad de la información. Las narraciones se desintegran y acaban en informaciones. La información es lo contrario de la narración. El big data ocupa el lugar del "gran relato", como han llamado a aquello que organiza y explica conocimientos y experiencias.  Lo contable y lo narrable (contable en números, claro), pertenecen a dos órdenes del todo diferentes. ¿Puede una rata como caputo hablar de otra cosa que no sean números? Ni siquiera puede dejar de distorsionarlos.

 Los relatos crean sentido e identidad. Por eso, la crisis narrativa conduce a un vacío de sentido, a una crisis de identidad y a una falta de orientación. Las teorías de la conspiración como microrrelatos proporcionan aquí un remedio. Se asumen como recursos de identidad y significado.

 Las teorías de la conspiración resisten a la verificación por los hechos porque son narraciones que, a pesar de su carácter ficticio, fundamentan la percepción de la realidad. Por tanto, son una narración de hechos. En ellas, la ficcionalidad se convierte en facticidad. Lo decisivo no es la facticidad, la verdad de los hechos, sino la coherencia narrativa que la hace creíble. Dentro de una teoría de la conspiración, que es un relato, la contingencia desaparece. Los relatos de la conspiración suprimen la contingencia y la complejidad, que son especialmente agobiantes en una situación de crisis. A diario escuchamos en todos lados versiones delirantes de los sucesos actuales o pasados.

 La democracia  presupone un discurso de la verdad, por eso no es compatible con este nuevo nihilismo. La infocracia puede prescindir y prescinde de la verdad.

 El régimen de la información está desplazando al régimen de la verdad. 

 Necesitamos preguntarnos cómo restituir o construir un universo de relatos, aún sin saber si eso es posible.

 


PEDRO RODRIGUEZ

Militante Social

 

 

LA VERDAD DEL HAMBRE (PRIMERA PARTE) - PEDRO RODRIGUEZ

 

LA VERDAD DEL HAMBRE (PRIMERA PARTE)

 

 

Cualquiera que haya tenido oportunidad de experimentar grandes luchas pasadas (sólo a modo de ejemplo: las del 2001, con sus movilizaciones masivas, su huelga general y sus asambleas barriales, o la gran lucha contra la reforma previsional en todo el país  en 2017), advierte que la crisis actual no tiene su correlato en las calles cuando a todas luces alcanza niveles de conflictividad mayores en lo político, en lo económico y en lo social. La debilidad en la organización popular y en su combatividad (debilidad relativa, aclaramos, porque se sostienen luchas a lo largo y ancho del país) se constata junto al delirio omnipresente de pérsonajes absurdos en las esferas de gobierno, imbéciles  que logran hacerse conocer por las estupideces que declaran.

 

 Nos esforzamos por entender lo que nos resulta abominable, nos obligamos a pensar cómo se sale de esta pesadilla. En principio podemos coincidir parcialmente con pensadores como Biung Chul Han (y diremos después por qué sólo parcialmente) , al adudicar este estado de cosas a las distorsiones patológicas de la llamada sociedad de la información. Una especie nueva de nihilismo que se  alza Y NOS IMPREGNA cuando perdemos la fe en la propia verdad. En la era de las fake news, la desinformación y las teorías de la conspiración, la realidad y las verdades fácticas se han esfumado. La información circula ahora, completamente desconectada de la realidad, en un espacio hiperreal. Se pierde la creencia en la facticidad. Vivimos en un universo desfactificado. Junto con las verdades fácticas desaparece también el mundo común al que podríamos referirnos en nuestras acciones. 

 

 La crisis de la verdad se extiende cuando la sociedad se desintegra en agrupaciones o tribus entre las cuales ya no es posible ningún entendimiento, ninguna designación vinculante de las cosas. En la crisis de la verdad, se pierde el mundo común, incluso el lenguaje común. La verdad es un regulador social, una idea reguladora de la sociedad (piensen, por ejemplo, en la dispersión del peronismo hoy, la de las izquierdas, etc, QUE OBEDECEN SIN LUGAR A DUDAS A LÓGICAS PROPIAS, pero que se somenten también a las generales de la ley)

 

 El nuevo nihilismo es un síntoma de la sociedad de la información. La verdad ejerce una fuerza centrípeta que mantiene unida a una sociedad. Y la fuerza centrífuga inherente a la información tiene un efecto destructivo sobre la cohesión social. El nuevo nihilismo se gesta dentro del proceso destructivo en el que el discurso se desintegra en información, lo que conduce a la crisis de la democracia.

 

 El nuevo nihilismo no supone que la mentira se haga pasar por verdad o que la verdad sea difamada como mentira. Más bien socava la distinción entre verdad y mentira. Paradójicamente, quien miente de forma consciente y se opone a la verdad la reconoce. La mentira solo es posible cuando la distinción entre la verdad y la mentira permanece intacta. El mentiroso no pierde su conexión con la verdad. Su fe en la realidad no se tambalea. El mentiroso no es un nihilista. No cuestiona la verdad en sí misma. Cuanto más decididamente miente, más se reafirma la verdad. 

 

 Las noticias falsas no son mentiras. Atacan a la propia facticidad. Desfactifican la realidad.  La crisis de la verdad hace que la fe en los propios hechos se tambalee. Las opiniones pueden ser muy dispares; pero son legítimas, siempre que «respeten la verdad factual» . La libertad de expresión, en cambio, degenera en farsa cuando pierde toda referencia a los hechos y a las verdades fácticas. 

 

 En Los orígenes del totalitarismo, Hannah Arendt decía que «Hitler difundió en millones de ejemplares que las mentiras solo pueden tener éxito si son enormes, es decir, si no se contentan con negar determinados hechos dentro de un contexto fáctico que se deja intacto, en cuyo caso la facticidad intacta siempre saca a la luz las mentiras, sino si mienten sobre la entera facticidad, de tal manera que todos los hechos concretos sobre los que se miente en un contexto coherente sustituyen el mundo real por otro ficticio». -ideología dominante, si lo llamamos por su nombre auténtico- Hitler no era, según Arendt, un mentiroso corriente. Era capaz de esas mentiras que, en su enormidad y totalidad, producen una nueva realidad. Quien inventa una nueva realidad no miente en el sentido ordinario, se los llama usualmente mitómanos... conocemos varios en el país.

 

 Sin embargo, la relación entre ideología y verdad es mucho más compleja de lo que piensa Arendt. La ideología se viste de verdad. Así, Hitler también reivindicaba decididamente la verdad. No se abandona la verdad como instancia. Hitler difundía su ideología racista precisamente en nombre de la verdad. Siempre hacía que su propaganda apareciese bajo la luz de la verdad.

 

 El tema excede el espacio de que disponemos, pero continuaremos desarrollándolo en lo sucesivo. Sabemos que hay preguntas incómodas, como ¿qué tan apegados a la verdad estamos los trabajadores? o ¿de qué herramientas disponemos para acercarnos a ella, cuando todos los grandes medios se ocupan  de reproducir sin pausa pseudoinformación?

 Lo seguiremos en la próxima.

  

 

 

PEDRO RODRIGUEZ

Militante Social

 

 

EL ANTIPERONISMO DE SIEMPRE - PROF. LIDIA INÉS RODRIGUEZ OLIVES

 

EL ANTIPERONISMO DE SIEMPRE

 

 

 Desde Buenos Aires, saludo a todos los que escuchan de El Club de la Pluma. Soy Lidia Rodríguez Olives

 

 Hace unos días, Roberto Bacman exponía los resultados de la última encuesta realizada por su consultora, el Centro de Estudios de Opinión Pública, cuyos ejes fueron el impacto del ajuste, los límites de la tolerancia y el rol de la oposición. Si bien los números reflejan una disminución lenta pero sostenida del apoyo que tiene el gobierno, este se ubica alrededor del 40% y constituye, según Bacman, un “núcleo duro” difícil de perforar. Y esto es así porque, básicamente, está formado por “antiperonistas”. Así la cosa, parece interesante indagar en este fenómeno, en su origen y en las causas de su permanencia en nuestra sociedad.

 

 A pesar de sus esfuerzos por presentarse como respuesta al peronismo y su forma de ejercer el poder, la investigación histórica muestra que no sólo lo precedió, sino que el antiperonismo fue una de las principales causas de su surgimiento. Según Alejandro Grimson, “el peronismo nació y se configuró como un espejo invertido del antiperonismo”. A la vez, los enfrentamientos que caracterizaron a la Argentina a partir de la década del 40 no pueden comprenderse si no se enmarcan en la matriz clasista y racista con la que carga nuestra historia política.

 

 La industrialización de la década del 30 había cambiado profundamente la estructura socioeconómica de nuestro país. Desde 1935, el valor de la producción industrial sube más rápido que el de la producción agrícola. Y en 1943, la industria supera a los sectores tradicionales en la contribución al PBI. Pero los salarios se han estancado desde 1939, mientras los precios suben por la escasez de insumos que trae la Guerra y por la especulación sobre productos de primera necesidad. La tensión social aumenta y se suceden las huelgas.

 Los despidos de 1942 duplican los de 1930 y las jornadas perdidas por paros las triplican. En este contexto, Perón sostenía que la única forma de evitar estallidos como los ocurridos en 1918 y 1919 era a través de una alianza entre los sectores productivos, con un Estado mediador en los conflictos distributivos. Pero la negativa tanto de la patronal como de los principales partidos políticos, obligó al gobierno a abandonar esta estrategia y volcarse hacia los sectores sindicales.

  En junio de 1945 se publica el “Manifiesto del Comercio y la Industria”, en el que importantes entidades patronales atacaban la política social. Denunciaban el clima de “agitación” que malograba la “disciplina y el esfuerzo productivo”. También los recelos, la hostilidad, la provocación, la rebeldía y el espíritu reivindicativo de los trabajadores. El Manifiesto obró como aglutinante y terminó de dar el tono específico a la oposición. Pero también fue decisivo para que los sindicatos abandonaran su actitud de recelo y desconfianza, profundizando su acercamiento al gobierno.

 Publicado el Manifiesto, Perón respondería: “Se dice que mi prédica va dirigida siempre hacia los salarios y las condiciones de trabajo, en vez de orientarse hacia los valores morales de la población. Me explico por qué esas fuerzas prefieren los valores morales: es que a los otros hay que pagarlos”.

 

 Luego de la Marcha de la Constitución y la Libertad, Perón debió renunciar y fue preso a Martín García. El “hombre fuerte” que se construyó a partir del golpe del 43 parecía acabado y enviados de la Corte Suprema acordaban con los partidos opositores la conformación del nuevo gobierno. Pero fue el revanchismo y el resentimiento de los sectores patronales lo que alteró el curso de los hechos. Descontaron el feriado del 12 de octubre y respondieron a los reclamos: “Se lo cobran a Perón”. Quedaba claro cómo era el país que proponían y, sin pensarlo siquiera, hicieron un aporte invalorable a la construcción del peronismo.

 

 La matriz constitutiva del antiperonismo reposa en el clasismo y la exclusión, en el racismo y el ideal de una sociedad jerarquizada. Según Sigal, el 17 de octubre “Buenos Aires cambió de dueño”. La ciudad cosmopolita, europea y orgullosa de ser blanca se expresó con estupor, vergüenza, desprecio, temor e indignación frente a lo que parecía “una invasión de otro país”. Palabras como hordas, negros, chusma, malevaje y malón se estampaban en los principales diarios.

 El estallido de viejas categorías sociales, del orden jerarquizado y de clasificación hizo aflorar lo que de racista había en la sociedad, en una reedición violenta de la “civilización o barbarie” de Sarmiento. Esta clasificación calaría hondamente en la clase media que, a pesar de los beneficios que el peronismo significó para algunos de sus estratos, sentían profunda repulsión por el acortamiento de las distancias entre clases, por los “nuevos” que aparecías en balnearios, en escuelas y hasta en universidades; por los que osaban ir al cine y al teatro.

 Américo Ghioldi, líder de un socialismo con anclaje en sectores medios e intelectuales, expresaba: “Ahora, avergonzados y entristecidos, hemos descubierto que había un fondo de primitivismo y miseria, listo para ser utilizado por caudillos militares”.

 El peronismo es, entonces, el resultado de la barbarie y la falta de educación. Se compone de una masa informe capaz de brindar apoyo sólo para obtener beneficios personales. Aferrados a esta mirada, constatarán su propio fracaso con el triunfo peronista de 1973, que no pudieron evitar ni con 18 años de educación antiperonista. Fracaso que se mide también en términos económicos, porque si el peronismo es mera racionalidad instrumental de las masas, significa que, en 18 años, fueron incapaces de implementar un solo plan económico que no implicara efectos regresivos sobre la distribución del ingreso. Jamás entendieron la potencia simbólica del peronismo que, junto con el acceso efectivo a derechos, también fue dignidad y pertenencia. Y es esta incapacidad para comprender que los volverá cada vez más violentos.

 

 Desde sus orígenes, apelarán en forma permanente a la idea de enemigo. Serán una oposición “desleal” según Linz, porque cuestionarán la autoridad del Estado y tratarán de alcanzarlo con procedimientos conspirativos y no democráticos. Bombardearán entonces la Plaza de Mayo, fusilarán peronistas, proscribirán, apoyarán golpes de Estado, militarizarán las fábricas, perseguirán estudiantes y sindicalistas, y desaparecerán a 30 mil con la misma lógica con que Sarmiento aplaudió el degüello de Peñaloza: al enemigo se lo extermina porque se lo merece. Desde el gobierno, como ocurre hoy, utilizarán todos los resortes del Estado para silenciar la oposición. Así como en 1955 soñaron con una Argentina sin peronistas, hoy lo hacen con otra sin kirchneristas, sin por ello abandonar su discurso a favor de la democracia y el pluralismo. Incapaces de ver en esto una contradicción lógica, avanzarán en la construcción de una sociedad donde la oposición ha desaparecido.

 

 También se caracteriza el antiperonismo por su mirada sesgada y su doble estándar. Perón era autoritario, corrupto, violento y la síntesis de todo aquello que destruye la democracia y atenta contra el Estado de derecho.  Parecen olvidar que, en 1921 y bajo el gobierno del “democrático” Yrigoyen, 1500 trabajadores fueron fusilados en la Patagonia; más de 300 murieron en la represión a las huelgas de la Semana Trágica, mientras grupos de civiles armados, de los que participaban militantes radicales, incendiaban locales de la oposición y atacaban barrios judíos. El escándalo montado ante la intervención federal de la Provincia de Corrientes en 1947 contrasta notablemente con el silencio guardado ante las 33 intervenciones de los radicales y las 40 de los conservadores. Parecen olvidar también la Década Infame, de la que fueron cómplices conservadores, radicales y socialistas. Perón firma un acuerdo con la Standard Oil y eso es corrupción.

 Pero no lo es el Pacto Roca Runciman, ni siquiera cuando termina con el asesinato de un Senador en pleno Congreso. López es corrupto por los bolsos, pero no lo son los empresarios que pagaron esas coimas. Macri aparece en los Panama Papers y viola la ley de blanqueo a favor de sus familiares.

 No es corrupto. Sí lo es, en cambio, Cristina Kirchner, a la que persiguen hace más de 10 años sin poderle encontrar una puta cuenta en el exterior. La ley de medios sancionada por el Congreso es incostitucional. No lo es derogarla por Decreto.

 Es que el antiperonismo carece de los principios que declama. La libertad y los derechos son para todos, mientras no sean sindicalistas, desocupados, planeros, feministas, pueblos originarios, manifestantes, migrantes limítrofes, miembros del LGTB u organismos de Derechos Humanos; docentes al estilo Baradel o judíos comunistas como Kicillof.  

 

 En boca de un antiperonista siempre está la acusación de fascista. Desde Perón hasta los Kirchner se carga con esto. Pero sólo la ignorancia sostiene esa acusación. Porque si en algo coinciden los analistas es en afirmar que el fascismo representó los intereses del capital más concentrado. Fue su respuesta ante la amenaza revolucionaria y su “realización de la victoria” sobre los sectores populares. La violencia y la persecución lo entronizan como régimen de partido único.

 El peronismo tendió siempre a la ampliación del horizonte de derechos. Ganó limpiamente elecciones y respetó el pluralismo político. Es el antiperonismo, en cambio, el que recorre un camino cada vez más cercano a esos modelos. Por su recurrencia a los golpes de Estado; por la persecución permanente de los sectores populares; por la represión indiscriminada; por su violencia contra la oposición; por sus prácticas de espionaje y delación; por la estigmatización y descalificación del adversario.

 Y, especialmente, por la instigación a la microviolencia, que le permite desviar hacia los más débiles el odio y la frustración que sus políticas de pauperización generan.

 

 Hace mucho leí un posteo en las redes que decía: “Aunque no soy peronista, cuando escucho a un gorila me dan ganas de cantar la marcha con los dedos en V”. A todo ese universo de ignorantes y racistas les dedico el tema musical de esta columna. Y espero lo disfruten…

 Un gran abrazo a los oyentes de El Club de la Pluma

 


PROF. LIDIA INÉS RODRIGUEZ OLIVES

Profesora de Historia

Posgrado en Ciencias sociales por FLACSO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TODO ES GEOPOLÍTICA - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

TODO ES GEOPOLÍTICA

 

 

 Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA.

 Una vez más nos encontramos en este espacio compartido de reflexión, intentando una mirada conceptual sobre nuestro planeta e involucrando a muchos Estados-nación íntimamente relacionados.

 

 Este domingo nos centraremos en hechos muy calientes a nivel geopolítico en América del Sur, Europa y Oriente Medio, percibiendo un estado de caos y peligro progresivos a nivel planetario.

 Comenzaremos con las elecciones del 28 de julio en Venezuela más allá de la disputa electoral sobre el resultado definitivo. Los medios hegemónicos de comunicación en manos de la élite que domina el planeta, el Estado profundo, jamás mostrarán una contextualización de los hechos que nos daría una postura clara sobre lo ocurrido el pasado domingo. Además, por favor, dejemos por un rato la polarización entre izquierda y derecha en Venezuela y centrémonos en los cerca de treinta actos electorales durante el chavismo, en el país sudamericano, que fueron todos de una transparencia inobjetable.

 

 En Venezuela, no se está jugando solamente quién tendrá el poder durante los próximos años, si la derecha o la izquierda, sino la disputa geopolítica entre Estados Unidos y la Unión Europea, es decir Occidente y, por el otro, los BRICS con eje en China y Rusia.

 Lo de Venezuela es más de lo mismo, siempre igual, todos los procesos electorales fueron cuestionados por el Occidente colectivo. Ya aburren. Esas encuestas fabricadas que daban ganador al opositor del chavismo no son tampoco nada nuevo. Venezuela desde el momento en que se nacionalizaron los hidrocarburos fue un enemigo a combatir y abatir a toda costa, sobre todo, por parte de Estados Unidos.

 Occidente está obligado a reaccionar ante el triunfo del chavismo.

 

 La creciente influencia de los BRICS y de China y Rusia y la respuesta de Maduro hacia los BRICS hace que ya todas esas presiones internacionales y ese constante acoso tengan los días contados.

 Y, como siempre, en la Unión Europea, Polonia volvió a dar la nota, expresando por qué Hungría no se separa de la Unión Europea y de la OTAN, si no está conforme, y forma una alianza con la Federación Rusa. Claro, Orban, el primer ministro húngaro hizo un llamamiento a la paz en sus misiones de hace unos días, pero los polacos que son fervientes defensores de una guerra nuclear, continúan insistiendo y echando leña al fuego.

 

 No sería una mala idea que dentro de la Unión Europea se formará una alianza contra la rusofobia más feroz que controla la mente de los ciudadanos europeos. ¿Así que lo de Rusia fue un ataque a Polonia, a la Unión Europea y a la OTAN? ¡Qué interesante! La Federación Rusa lo que está protegiendo es su unidad territorial y a sus ciudadanos: la guerra proxy en Ucrania fue la excusa de Occidente para obligar a los rusos a involucrarse en una contienda.

 El deseo de la balcanización de Rusia es el sueño húmedo de Occidente desde hace décadas y décadas. Y desde Polonia, qué raro, los polacos le dijeron a Orban, por qué Hungría no se une a los Estados autoritarios de Rusia y China, los llama “autoritarios”, como si en la Unión Europea no estamos viviendo y padeciendo una ola creciente de censura y persecución a quienes pensamos distinto, una dictadura en toda regla.

 

 Y, casualmente, escuché a uno de los intelectuales y, a la vez, periodista más importante de Alemania, Patrick Baab, quien denuncia que está viendo cómo en Alemania su último libro no es vendido en muchísimas librerías porque afirma en él que las élites europeas están llevando nuestro continente al matadero, élites europeas atlánticamente corrompidas y expresa que lo que está ocurriendo tiene mucho que ver con la segunda guerra de Irak, en 2003, en la cual Alemania, Francia y Rusia se negaron a participar en esa agresión ilegal de los Estados Unidos con cientos y cientos de miles de muertos.

 

 Como en Washington querían lealtad, vieron que eso no podía repetirse y reemplazaron a los dirigentes europeos escogiendo a aquellos que habían hecho sus carreras en organizaciones transatlánticas.

 Y, por si fuera poco, el caos, Netanyahu expresó que responderá a Hezbolá de la agresión de la semana pasada y Hezbolá negó que hubieran sido ellos, pero Israel expresó que habrá una respuesta contundente y, Erdogan, el Primer Ministro de Turquía, también tuvo una respuesta muy contundente porque ha propuesto llevar a cabo una acción militar contra Israel para invadirla.

 

 “Haremos con ella lo mismo que hicimos cuando entramos en Karabaj y Libia” realizando un paralelismo entre la acción turca en el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia y en Libia. Erdogan expresó que no hay nada más que hacer, que hay que ser fuertes y hará lo mismo. Recordemos que Israel tiene abiertos siete frentes de combate que no son pocos.”Sólo tenemos que ser fuertes para poder participar en estas etapas” fue el mensaje de Erdogan.

 

 A las declaraciones de Erdogan no habría que darle demasiada importancia porque podría tratarse de un juego de imagen, pero como estamos en una situación límite, no podemos descartar nada. La de Turquía podría ser la respuesta a la visita de Netanyahu a Estados Unidos de la cual no sabemos si fue para impedir o comprometer

el visto bueno de Estados Unidos a la operación en el Líbano y que podría ser también una agresión contra Siria. Es que, en estos momentos puntuales del inicio de la campaña electoral en Estados Unidos, Israel le está pidiendo el OK para comprometer tanto a demócratas como a republicanos.

 Es realmente una actitud de verdadera sumisión a Israel y necesita ese apoyo. Y en ese multifrente en el que está inmerso Israel no le está yendo muy bien y está intentando, evidentemente, una escalada y el punto más contundente fue en octubre del año pasado, con el bombardeo del Consulado iraní en Siria.

 

 Israel estaba intentando provocar a Irán en una escalada y no lo consiguió. El único objetivo de esa escalada es arrastrar a Estados Unidos y ha conseguido aparentemente, en estos meses, que Estados Unidos mire para otro lado. Una situación muy peligrosa.

 Y sumemos en todo este delirio a Putin y su respuesta al despliegue de los misiles de largo alcance a Alemania por parte de la OTAN. No está de más recordar que la Federación Rusa y la República Islámica de Irán son los únicos países que poseen misiles hipersónicos y que Estados Unidos intentó fabricarlos, pero falló en sus intentos. Lo que desconocemos es si China y Corea del Norte ya han podido desarrollarlos.

 

 Algunos proyectiles como decimos capaces de alcanzar velocidades hipersónicas, podrían borrar del mapa ciudades enteras, una capacidad destructiva que supera por cientos de veces a las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki. Además, Rusia ha desarrollado torpedos submarinos como el Poseidón, capaces de generar tsunamis radiactivos y armas espaciales que podrían desestabilizar las comunicaciones planetarias. Vladimir Putin advirtió a los Estados Unidos que si despliegan misiles de largo alcance ATACMS en Alemania, Rusia lanzará sus misiles de largo alcance a distancia en Occidente.

 

 Y, por último, las declaraciones de Trump: “Rusia es una máquina de guerra”. Como ya he anticipado, el expresidente y, seguramente, futuro presidente de Estados Unidos, si no lo asesinan antes, ya expresó que la guerra en Ucrania la resolvería en veinticuatro horas, pero no nos callemos con respecto a su postura sobre Israel, ahí la guerra continuará.

 

 Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención e invitándola a una nueva emisión de EL CLUB DE LA PLUMA, el próximo domingo.  Con un mensaje de Luz, presento el tema musical que escucharán a continuación: “Mi dulce Señor”. Mi Señor, mi dulce Señor, realmente quiero conocerte, quiero verte, pero falta mucho tiempo, quiero estar contigo, mi dulce Señor, déjame aprender de ti.”

 

 

PROF. VIVIANA ONOFRI

Profesora en Letras

ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata