RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

lunes, 19 de agosto de 2024

EL CLUB DE LA PLUMA 2004-2024 20 AÑOS

 

EL CLUB DE LA PLUMA

2004-2024

20 AÑOS

 

 

El festejo por los “20 años del Proyecto Comunicacional de Integración EL CLUB DE LA PLUMA” se realizó el 28 de junio 2024 en el Archivo Provincial de la Memoria de Córdoba.

 

En esa oportunidad presentamos el libro de poemas “Excavares” de la Profesora Gabriela Fernández, bajo el seudónimo Maga Fernández Gamez, con ilustraciones de la Artista Plástica Verónica Revol.

 

La presentación estuvo a cargo del Licenciado en Ciencias de la Educación, Prof. Carlos Hurtado.

 

Contamos de amigos que nos regalaron su arte, los músicos, cantantes, compositores e intérpretes Adriana Céliz y Adrián Costa.

 

Hubo entrega de reconocimientos a quienes nos han acompañado y nos acompañan en este camino de la comunicación alternativa, diversa, inclusiva y de resistencia.

 

El evento fue declarado de Interés Cultural por la Comuna de Estancia Vieja, según Resolución N° 43/2024

TECNO FEUDALISMO: UNA LECTURA - PEDRO RODRIGUEZ

 

TECNO FEUDALISMO: UNA LECTURA

 

 

 Hemos venido hablando de la digitalización, de la información, de la educación, de lo que a diario consumimos en los medios y redes, convertidos de inmediato en medios de propaganda. Hoy haremos referencia a lo que se ha llamado TECNO FEUDALISMO, muy asociado a estos problemas.

 

 La noción, la idea que predominó mucho tiempo y  que aún prevalece en muchísimos bienpensantes es que el desarrollo económico y tecnocientífico bastaba para remolcar, como una locomotora, los vagones de todo el tren del desarrollo humano, es decir: libertad, democracia, autonomía, moralidad... esto es, los ideales que se nos implantaron como si fueran un chip.  Pero lo que se ve hoy día es que  ese desarrollo ha traído un gigantesco atraso, un subdesarrollo psíquico y moral, un empobrecimiento material y simbólico pavoroso en grandes masas de población, sin importar cuán "avanzada" sea su educación (no es necesario aclarar que hablando de ese empobrecimiento simbólico nos referimos más a los doctores que a los reguetoneros... pero esto será tema de una futura columna).

 

 En ausencia de un contendiente como la clase obrera organizada, o para no olvidarnos de los que hoy siguen luchando: en la más extendida debilidad de las organizaciones de trabajadores a nivel internacional, el capitalismo entró en una evolución dinámica omnipresente que provocó una transformación en lo que Yanis Varoufakis (ex ministro de Finanzas del gobierno de Syriza, coalición de izquierda griega) llamó "tecnofeudalismo" y «capital-nube» a su nuevo vástago. Esta transformación afecta al capitalismo como sistema.  El capital-nube ha sustituido "los mercados" por una especie de feudo digital en el que no solo los proletarios sino también los burgueses producen ganancias para los capitalistas vasallos. Están produciendo rentas. Están produciendo rentas en la nube, porque el feudo es ahora un feudo en la nube, para los propietarios del capital en la nube. Es un  poder  diferente del poder monopolista: hasta hoy las corporaciones  concentraban el capital, concentraban el poder, compraban gobiernos y  competidores. Los capitalistas de la nube actuales ni siquiera se molestan en producir nada y vender sus cosas. Esto se debe a que han sustituido a los mercados, no sólo los han monopolizado.

Hoy el capitalismo se basa en plataformas digitales más próximas a los feudos tecnológicos o feudos en la nube.

 

 Los siervos de la nube, mientras, producen directamente capital con su trabajo gratuito. Esto no ha ocurrido nunca antes. Los siervos del feudalismo eran fundamentalmente  productores agrícolas. No producían capital: este dependía de los artesanos que producían herramientas, aperos, arados y similares. En cambio, los usuarios modernos contribuyen a la formación de capital simplemente interactuando con las plataformas, ofreciendo mano de obra gratuita para aumentar el capital en nube del capitalista.

 Por supuesto, al igual que el capitalismo necesitaba al feudalismo para asegurarse el suministro de alimentos, el tecnofeudalismo es parasitario y obtiene un apoyo esencial del sector capitalista para mantenerse.

 

 Así pues, los trabajadores continúan produciendo todo el valor. Toda la plusvalía se concentra en corporaciones, pero luego es usurpada. Se la apropia este capital mutante —el capital nube—, reproducido y multiplicado por personas que trabajan sin remuneración en su tiempo libre.

Así que la plusvalía es sustraída del flujo circular de ingresos por los capitalistas de la nube. Hasta acá, muy sintéticamente, el planteo de Varoufakis, que merece su crítica posterior.

 

 Esto hace que el sistema sea aún más inestable, aún más propenso a las crisis, y aún más contradictorio e incluso menos viable de lo que era el capitalismo clásico. Nuestras sociedades son más conflictivas. Se están volviendo más estúpidas, más conflictivas, más envenenadas y menos capaces de dejar espacio en ellas a la socialdemocracia, al individuo liberal, a todos esos valores que con tanto esmero nos inculcaron, para dejarnos hoy... chupando un palo  sentados sobre una calabaza.

 

PEDRO RODRIGUEZ

Desde Rosario- Militante Social

LA ARGENTINA DE HOY EN PERSPECTIVA HISTÓRICA - PROF. LIDIA INÉS RODRIGUEZ OLIVES

 

LA ARGENTINA DE HOY EN PERSPECTIVA HISTÓRICA

 

 

 Soy Lidia Rodríguez Olives y, desde Buenos Aires, saludo a todos los que escuchan El Club de la Pluma

 

 Leer noticias en Argentina es sumergirse en una vorágine que aturde. Cuesta encontrar un hilo conductor entre los diversos campos de la información; una lógica que permita comprender y nos rescate del sinsentido. Será la Historia, hoy más que nunca “maestra de la vida”, la que ordene el caos; la que enmarque los hechos en procesos comprensibles; la que nos demuestre, a través del conocimiento fundado, que todo tiene que ver con todo.

 

 Dejando claro que los represores que visitaron diputados de LLA no son “viejitos” sino asesinos, si yo fuera Astiz, Guglielminetti o Suárez Mason estaría furiosa. No sólo por estar detenida sino porque aquellos que fueron mis cómplices, mis socios y colaboradores; aquellos que me cedieron sus instalaciones para torturar y sus camionetas para secuestrar; aquellos que me pasaron listas para desaparecer trabajadores; los que me usaron para apropiarse de patrimonios y empresas ajenas… están en libertad y no es casualidad.

 

 El 13 de marzo de 2023 moría el empresario Carlos Blaquier. Dueño del Ingenio Ledesma, había sido procesado en noviembre de 2012 junto con su administrador, Alberto Lemos, por privación ilegal de la libertad, que implicó el secuestro de 29 trabajadores y referentes sociales entre marzo y julio de 1976. A pesar de que la causa estaba en condiciones de ser elevada a juicio en 2013, el proceso quedó paralizado en la Sala IV de la Cámara de Casación Penal, a cargo de los jueces Juan Carlos Gemignani, Gustavo Hornos y Eduardo Riggi. También la Corte se tomó su tiempo y estas demoras hicieron posible que, en 2022, fuera apartado del juicio oral por su edad, garantizando lo que algunos llaman la “impunidad biológica”.

 

 Otros muchos procesos iniciados contra empresas y sus representantes por complicidad y colaboración con la Dictadura o financiamiento de la represión terminaron en impunidad. Lo vimos con Papel Prensa, con el juicio contra Mercedes Benz y contra Techint y Acindar. Sólo el 7% de los acusados por delitos de Lesa Humanidad son empresarios. En muchas de esas causas, los jueces no respondieron o negaron el pedido de indagatoria, como hizo Julián Ercolini en beneficio de Magnetto, Mitre y Ernestina de Noble. En otras, los acusados murieron o fueron separados del proceso. Solo las menos se encuentran en pleno trámite. Es que ni la justicia transicional ni la sociedad han sido capaces, en estos más de 40 años, de captar la interrelación e interdependencia tejidas durante la Dictadura entre lo público y lo privado. En consecuencia, el período difícilmente es analizado por estos actores como un conflicto alimentado por problemas y tensiones socioeconómicas. Esto nos impide crear los instrumentos adecuados para responsabilizar a las empresas como cómplices: el Código Penal puede reformarse para bajar la imputabilidad de menores; pero no para incluir a empresas como personas jurídicas alcanzadas por una acusación penal. También nos impide percibir los problemas estructurales de hoy como legado y explicación del período autoritario y, como demuestra la historia pos Dictadura, entender que los mismos antagonismos pueden darse en democracia.

 

 Cuando el sentido común analiza la Dictadura lo hace sobre 2 supuestos. Uno, que el golpe del 76 fue la respuesta ante el accionar violento de agrupaciones armadas; el otro, que los cambios estructurales que se implementaron eran necesarios frente a un modelo de industrialización ya agotado. Sin embargo, abundan las investigaciones que dan cuenta que, ya en 1975, el poder de fuego del ERP y Montoneros había sido diezmado por la Triple A. Los mismos sectores empresarios se expresaron durante ese año en las páginas de La Nación y La Prensa, afirmando que la amenaza no se cifraba en la guerrilla sino en la organización misma de la sociedad establecida a partir del peronismo. Para Alberto Benegas Lynch, Jaime Perriaux y Ricardo Zinn, las causas de los problemas del país había que buscarlas en el Estado y los sindicatos. No es menor esta mirada; tampoco es inocente haberla omitido.  En cuanto al agotamiento del modelo, baste recordar que, entre 1964 y 1974, el PBI creció a un promedio del 5,1% anual acumulativo y las exportaciones de origen industrial, como maquinarias, material eléctrico, productos químicos, petroquímicos o derivados de la metalurgia, al 20%. En el mismo período, las exportaciones del agro registraron un aumento del 7,1% anual. Como consecuencia, también aumentaron las reservas del Banco Central. A esto hay que agregar que la pobreza era del 8%, la desocupación del 2,7%, la informalidad laboral sólo del 10% y la participación de los asalariados en el ingreso nacional del 45%.

Entonces, el sentido común no es Historia.

 

 Sí lo es encuadrar el análisis desde la perspectiva de una resolución violenta de conflictos derivados de la puja distributiva y la paridad de fuerzas originadas en el modelo industrialista. La participación económica y política de los trabajadores sumada a su alto grado de organización, fue percibida como una amenaza por los sectores dominantes, como un impedimento para aumentar sus ganancias. Impedimento al que se sumaba el Estado, fuertemente identificado con el desarrollo industrial y responsable último de las relaciones de fuerza en las que había derivado el modelo. No es casual entonces que el heterogéneo grupo dominante que apoyó la Dictadura, haya dejado de lado sus diferencias a la hora de plantear los objetivos del Proceso. Había que redefinir el rol del Estado en la asignación de recursos (ya no a favor de los trabajadores sino del capital concentrado) y restringir drásticamente el poder de negociación y de oposición de los sindicatos. También, debían alterar violentamente y de manera irreversible la correlación de fuerzas derivada de la presencia de una clase obrera industrial acentuadamente organizada y movilizada en términos políticos e ideológicos.

 

 Resulta ilustrativo recordar que la década del 60 vio nacer el “sindicalismo combativo”, con los programas de La Falda y Huerta Grande, y la creación, en 1968, de la CGT de los Argentinos. Fueron estos sectores los que hicieron fracasar el Plan de Reestructuración Ferroviaria de Frondizi, que se proponía eliminar el 50% de las líneas férreas, despedir 75.000 trabajadores, privatizar la fabricación y reparación de equipos y modificar el régimen laboral. Los beneficiarios serían Fiat, General Motors, General Electric y el Grupo Económico Acindar, cuyo principal accionista, Arturo Acevedo, también era Ministro de Obras Públicas.

 

 También es ilustrativo enterarse que, en 1966, el dictador Onganía instaló una Sección de Gendarmería dentro del Ingenio Ledesma. La repartición no tenía infraestructura ni vehículos. Pero fueron aportados por la empresa a cambio de seguridad, control y represión de los trabajadores, dotando a Ledesma de una fuerza represiva propia del Estado.

 

 La dictadura fue una verdadera “revancha clasista” que, destruyendo una estructura industrial construida en décadas, dividió el campo de ganadores y perdedores que conoceremos hasta 2002. Los trabajadores tendrán la participación del ingreso más baja desde la irrupción del peronismo; perderán derechos laborales mientras aumentan la explotación y el desempleo. Pero un reducido número de Grupos Económicos, Empresas Extranjeras y acreedores externos se apropiarán de una mayor parte de la renta nacional, mientras consolidan su capacidad para subordinar al aparato estatal y dirigir y condicionar la economía nacional. Dueños de grandes conglomerados industriales, controlarán los precios, las cuentas nacionales, la inversión, el diseño fiscal y la dinámica salarial y distributiva.

 

 Pero el peronismo triunfante en 2003 vino a demostrar que el modelo que impusieron no era irreversible. Se reconfiguró el tejido industrial, donde crecieron las PYMES, pero también las empresas tecnológicas; se mejoraron los salarios y la distribución del ingreso; el Estado retomó su rol central tanto en el diseño de políticas públicas como en la reasignación de recursos. Se estatizaron empresas antes privatizadas. El país se desendeudó y arrebató a los grupos dominantes la principal herramienta que tenían para condicionarlo. Crecieron las organizaciones de base y las alianzas de los sectores populares. A partir de entonces, la lucha será cada vez más encarnizada y destruir al peronismo, un objetivo prioritario.

 

 Vivimos hoy una reedición del Proceso iniciado en 1976, donde las noticias cobran sentido si se las enmarca en los mismos antagonismos que lo caracterizaron. Las clases dominantes retoman la revancha clasista, esta vez contra el kirchnerismo y lo que representa en términos de retroceso de sus privilegios, control del Estado, industrialización y mejor distribución. El objetivo de hacerlo desaparecer se expresa a través del gobierno de los Videla del s XXI, Mauricio Macri antes y Javier Milei hoy. Y mientras el hambre y el saqueo se generalizan, se derrumban la producción y el consumo, ellos afirman que “vamos camino al éxito” o que estamos “haciendo progresos sustantivos”. Son los mismos de la Dictadura, de los ´90, de la Alianza y del Macrismo. Pero esta vez van por todo. Van por un modelo definitivamente irreversible. La embestida contra el peronismo no es más que el intento por aniquilar el último bastión de resistencia. “Presa o Muerta” no es solo el título de un libro. Pero si los dirigentes y la sociedad no lo entienden, puede que no tengamos otra oportunidad. Luchemos entonces todos juntos, que en esto nos va la vida.

 

 Desde Buenos Aires, les mando un gran abrazo a todos los que escuchan El Club de la Pluma.   

 


PROF. LIDIA INÉS RODRIGUEZ OLIVES

Profesora de Historia

Posgrado en Ciencias sociales por FLACSO

¿HEGEMONÍA O NADA? VENEZUELA SIEMPRE HABÍA SIDO EL “RANCHO” DE LOS ROCKEFELLER - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

¿HEGEMONÍA O NADA?

VENEZUELA SIEMPRE HABÍA SIDO

EL “RANCHO” DE LOS ROCKEFELLER

 

 

 Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA.

 De nuevo, nos encontramos en este espacio de reflexión compartida, como todos los domingos.

 

 En primer lugar, para la apertura, para el título HEGEMONÍA O NADA, seguiremos las líneas conceptuales del catedrático alemán, el profesor emérito Michael Brenner. En cuanto a la temática sobre VENEZUELA, nos apoyaremos en las declaraciones del doctor Alfredo Halife-Rahme, de la semana pasada.

 

 ¿La de China es una amenaza tangible? Obviamente, no lo es, según el profesor Michael Brenner. La amenaza china es una amenaza puramente existencial. Hablar de “amenaza” es una palabra mal utilizada y sobreutilizada, pero es apropiada en este contexto, porque la amenaza que representa China se basa, simplemente, en su existencia, eso es todo, no tiene nada que ver con lo que China diga o haga.

 

 El hecho de que exista y tenga grandes y crecientes capacidades se vuelve intolerable tanto en el pensamiento estratégico como en términos emocionales y psicológicos para

Estados Unidos que está aterrorizado. ¿Qué es la hegemonía? La hegemonía es la forma extrema de seguridad que Estados Unidos quiere para su país. Cada Estado-nación tiene dos obligaciones primordiales: proporcionar paz y estabilidad y proteger a su país.

 Desestimemos la guerra contra México y las dos guerras contra España que no fueron por una cuestión de seguridad estadounidense.

 

 La Primera Guerra Mundial no era amenazante para Estados Unidos, pero en la Segunda Guerra Mundial, percibió su inseguridad amenazada por las potencias del Eje, por eso, se involucró. La amenaza estaba representada por la Unión Soviética y su bloque. El momento clave fue en 1949 cuando la Unión Soviética explotó su primera bomba atómica. Los aviones podrían llegar a Estados Unidos y lanzar bombas atómicas, lo cual implicaba un gran desafío para la seguridad estadounidense.

 Estados Unidos siempre buscó la seguridad y esto influyó en la política estadounidense, desde entonces, en su postura con el resto del mundo.

 

 Cuando la Unión Soviética colapsó, en 1991, Estados Unidos creyó que había alcanzado casi la seguridad total. En ese momento, ya nadie podía amenazar a Estados Unidos. Pero algo importante para este país, no olvidemos, es que esa seguridad tiene que ser permanente.

 

 Y volvemos a la cuestión de la hegemonía que se puede definir como control. Lo importante es tener el control de todo el planeta, mantener la superioridad militar en todo el mundo. Este es el marco de la política estadounidense de los últimos treinta años. Que no haya ningún país que pueda convertirse en una amenaza. Ahora bien, volviendo a la política exterior del país del norte, dentro del poder en Estados Unidos se está viendo la posibilidad de terminar la guerra en Ucrania, para centrarse en el Pacífico, puntualmente contra China.

 Entretanto, surgió en Estados Unidos lo que vieron los señores de la guerra como la debilidad de Rusia, pero subestimaron su poder. Rusia sería derrotada y su economía colapsaría.

 Eso es lo que esperaban. Y luego irían por la guerra en China. Ciertamente no interpretaron la realidad militar ni económica de Rusia. Una de las reflexiones más atrevidas del profesor es que hay que reconocer que en Estados Unidos hay un pensamiento anormal en su política exterior, porque no podemos comprender lo que está sucediendo sin tenerlo en cuenta.

 

 El juego está en marcha, pero este es uno en el que Occidente no ganará. El ascenso de China es la mayor amenaza existencial para Estados Unidos en su historia, no por peligros de seguridad, económicos o epistémicos, sino puramente porque invalida la autoconcepción de las élites de Washington.

 El mero hecho de que haya un concepto contrario en el escenario global que rivaliza con éxito con Estados Unidos en todas las esferas, invalida su hegemonía y, por lo tanto, el núcleo de autoimagen moderna de Estados Unidos. Resulta que la hegemonía, una vez que la mentalidad ha echado raíces firmemente, socava los mismos cimientos sobre los que se construye. O, dicho de otra manera, el éxito está cegando a Estados Unidos hacia la derrota. Y la pregunta esencial, si no puede conservar la hegemonía, ¿Estados Unidos prefiere que no exista NADA?

 

 Y hablemos sobre Venezuela de la que el doctor Halife-Rahme expresa que está viviendo la “Etapa Guaidó II”. Halife-Rahme no se atreve a decir que Venezuela es para Estados Unidos lo que sería Ucrania para Rusia, pero no está lejos de esa situación. Generalmente, el perdedor dirá que hubo fraude. Imaginen que Venezuela opine sobre los resultados electorales en Estados Unidos.

 Y recordemos que el expresidente estadounidense Jimmy Carter en su momento había dicho que el sistema electoral de Venezuela era el más perfecto del mundo. ¿Por dónde estará hoy Guaidó? La cuestión de nuestro país hermano es el petróleo.

 

 Vienen los tiempos donde la energía verde está cayendo. Ya en Estados Unidos y en Europa la energía verde se hunde. Y Venezuela es clave porque es la primera potencia petrolera del mundo. Recordemos que Venezuela siempre fue el “rancho” de los Rockefeller. Con respecto a las encuestas, Halife-Rahme es lapidario porque dice que las encuestas, los sondeos, se hacen “a la carta”, te dan el resultado que te guste, ya son una industria.

 

 Y si se habla de la superemigración de Venezuela, qué decir de Honduras, Ecuador, Colombia, México mismo; cuarenta millones de mexicanos viven en Estados Unidos. Latinoamérica no está bien y que los estadounidenses no nos vengan a hablar de democracia, por favor, que dan risa. China, Rusia e Irán reconocieron a Maduro como presidente; por el otro lado, el Occidente colectivo y mandatarios serviles, reconocieron al antichavista como ganador de las elecciones.

 

 Y a la riqueza del petróleo de Venezuela hay que sumarle la del oro, las esmeraldas. Un país inmensamente rico en recursos naturales. ¿A quiénes le van a interesar unas elecciones de un pobre Estado que no tiene nada para robar? Y la locura feroz antichavista continúa, financiada, planificada y organizada por el Estado profundo. La oposición venezolana convoca otra concentración “mundial” para reivindicar su triunfo, leemos en EL PAÍS del 13 de agosto.

 

 Y ahora damos por finalizada la conferencia del doctor Halife-Rahme e interpretamos las últimas noticias sobre la cuestión de Venezuela que son que tanto Colombia, como Brasil, México y Chile, con diferentes variantes, no aceptarán el fallo del Tribunal Supremo de Venezuela. Si hablamos sobre Colombia, siempre hubo litigios entre Venezuela y Colombia y no nos olvidemos que desde 2017, Colombia se unió a la OTAN como socio extracontinental. Es fuerte, ¿no? Pero no entremos en detalles de tal o cual país, eso es insustancial, y lo que los une a los países de América latina no es ni el chantaje, ni la extorsión de Estados Unidos, sino el infinito y omnipresente poder del Estado profundo, de ese gobierno en las sombras que tiene más poder que Biden, Trump, Xi Jinping y Putin.

 

 Estoy hablando de la élite satánica liberal bancaria financiera a la que nos hemos referido tantas veces en estas columnas, que tiene más poder que cualquier gobierno sobre el planeta. El gobierno de Estados Unidos también está sometido a la élite que gobierna el mundo, ese es la idea clave que muchos especialistas en geopolítica parecen desconocer.

 Y en el escenario geopolítico los tiempos son tan veloces y los hechos y acontecimientos se suceden de una manera tan vertiginosa que a cada hora nos vemos en la necesidad de actualizarnos.

 

 Y, además, porque algunas situaciones son tan anormales como la presencia de bombarderos nucleares de Rusia y de China acercándose a Alaska, conjuntamente, y ese es un mensaje muy contundente para Estados Unidos. Sumemos los buques rusos que han atracado en Argelia y que llegarán también a Cuba en los próximos días, es decir, armamento nuclear ruso cerca del Estado de Florida.

 

 Son señales inequívocas de la tensión actual. Saben qué pasa, ocurre que Estados Unidos desde la disolución de la Unión Soviética, en 1991, se creyó el dueño del planeta y podía “hacer cosquillas” aquí y allá, pero claro, ahora se siente muy inquieto porque “las cosquillas” se las están haciendo a ellos. El mundo de los 90 no es el de hoy. Antes, Estados Unidos podía ir libremente por el mundo, porque todo el mundo era su casa, pero la realidad geopolítica actual cambió las reglas del juego.

 

 Y, por favor, que nuestros dirigentes de la Unión Europea a los que nadie votó, dejen de hablar de “teorías de la conspiración” porque hoy ya LA CONSPIRACIÓN SE HA HECHO TEORÍA. Y no sé de qué se la dan, si los miembros europeos de la OTAN han sido reducidos al nivel de Estados-clientes. ¡Oh, el suicidio de Europa, qué delirio! Y la OTAN continúa apoyando dictaduras como la de Arabia Saudí y el funcionamiento eterno del campo de tortura de Guantánamo.

 

 Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención, invitándola a otra emisión de EL CLUB DE LA PLUMA, el próximo domingo.

 Y como tema musical, presentaremos “Everybody wants to rule the world”, en español, “todos quieren dominar el mundo”, canción enmarcada en el escenario de la Guerra Fría.

 


PROF. VIVIANA ONOFRI

Profesora en Letras

ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata