ANOREXIA
INTELECTUAL…
Para comenzar este
editorial, en primer lugar debemos revisar algunos conceptos y/o definiciones.
Sobre Anorexia, el
Ministerio de Salud de la Nación Argentina, dice que: “…Es un
trastorno alimenticio que altera la relación de la persona con la comida.
Se caracteriza por la
obsesión de perder peso. La persona limita exageradamente la ingesta de alimentos
al punto de poner en riesgo su vida. Se sufre además una distorsión de la
percepción: la persona con anorexia se ve con sobrepeso, a pesar de estar muy
por debajo de los parámetros saludables. (…) Los síntomas más notorios son el
rechazo a la comida y la insatisfacción con el propio cuerpo. Hacen una dieta
muy estricta y están obsesionados por su apariencia. (…)Esta enfermedad puede
aparecer acompañada por otros desórdenes, como ansiedad, depresión y otras
adicciones…” 1
Los trastornos alimenticios que se padecen por esta
enfermedad, llevan a perder en la mayoría de los casos, el sentido de la
realidad –sería para otro editorial barajar especulaciones respecto de lo que
podríamos considerar como realidad-. Esa distorsión no sólo afecta a quien la
padece, sino que también a quienes tienen relación o vínculos con la persona
afectada. Esa distorsión, además, presume una alteración continua del
ánimo. Las dificultades para
relacionarse afectivamente con otros son tales que hay quienes no perciben la
enfermedad y pueden asociar el comportamiento a otras razones.
La detección temprana de la afección, puede lograr que la
misma no avance hasta un estado de peligrosidad para quien la padece.
Tomando en cuenta esta breve descripción que, no
caprichosamente asociamos a una nota que circula por las redes sociales
titulada “La
anorexia sexual, un mal en aumento”, donde se explica que “…Al
igual que el anoréxico tradicional deja de ingerir alimentos y huye de la
comida como de la peste, el sexual empieza a rechazar todo lo relacionado con
el sexo hasta convertirlo en una obsesión que domina su vida por completo (…)
se trata de un mecanismo mental autodestructivo de lo más preocupante, y suelen
tener orígenes comunes: sentimiento de soledad, excesivo nivel de exigencia,
percepción distorsionada del propio cuerpo, inseguridad, autodesprecio,
complejo de inferioridad…” 2 Decíamos, tomando en cuenta todo
ello, se nos presentó la posibilidad de vincular la anorexia con lo
intelectual.
Podríamos hacer referencia a la pereza intelectual, tal vez,
para hablar o comentar sobre diversas actitudes por parte de algunas gentes. La
práctica de la lectura consciente, crítica, de análisis sobre lo que se lee y
se percibe, muchas veces es una ausencia en la misma acción.
Los medios de “comunicación”, en la gran mayoría de los
casos, haciendo un abuso discrecional sobre la manipulación tanto de
encabezados como de contenidos, direccionan mensajes a sabiendas de la posible precariedad
intelectual, a la hora de su lectura.
Esa precariedad muestra por lo general, a una actitud casi
despreocupada por la veracidad de contenidos y sus titulares. La presunción de
que “si la prensa lo dice debe ser así”, condiciona de antemano la información
que se recibe y descarta una posible opinión posterior.
Asimismo y en la misma línea, el comportamiento que se asume
en relación a la información que circula por redes sociales, decanta en una
inexistente verificación de la misma para comprobar su veracidad. Salvo quienes
dedican su actividad a la comunicación, el resto presupone que lo que se
“informa” es así. No hay una lectura crítica, de análisis y profundización del
contenido. Es mucho más sencillo, “más descansado” tomar la información tal
como viene. Y no lo consideramos pereza intelectual, lo consideramos “anorexia
intelectual” porque la misma atenta con la formación del intelecto de cada
individuo que decide no asumir una actitud responsable sobre lo que le ingresa
a nivel mental. Ello no sólo es perjudicial para ese individuo, sino también
para el conjunto.
En educación se han valido de la “anorexia intelectual” para
profundizar una colonización mental alienante, “bajando línea” sobre
determinados conceptos, fudamentalmente en lo que respecta a historia, hechos y
actores, formateando pseudos conocimientos que posibilitasen no sólo la
manipulación del conjunto, sino que además imprimían el pre concepto de no
discutir ni indagar para desentrañar la verdad, porque ella era dada por el
poder instituido.
Comunicación y educación, herramientas fundamentales para el
control o liberación poblacional, han sido las que posibilitaron la
proliferación de un importante caudal de seres anoréxicos intelectuales. Se
consume escasamente lo que se brinda, sin alimentar de manera sana y efectiva a
la mente, rechazando toda posibilidad de incorporar aquellos conocimientos que
coadyuven al fortalecimiento del intelecto, del pensamiento crítico, la
investigación consciente y el análisis de lo que se recibe, lográndose una
percepción distorsionada.
En oportunidades esta “anorexia intelectual” se combina con
una importante cuota de “bulimia intelectual”: se ingiere la deformada
información y se la vomita al resto para descargar la mente de un supuesto
saber, que poco interesa, afectando y contagiando la deformación informativa.
En ambos casos hay una oculta insatisfacción; insatisfacción
que pareciera resolverse en un círculo casi interminable de recibir, disimular
comprender, expulsar y vaciar.
Cuando ponemos en consideración información relacionada, por
ejemplo, a las estrategias de dominación del poder mundial, que son variadas y
muy efectivas, pocas veces se ingiere dicha información y mucho menos se
profundiza en su investigación, y en casos se “vomita” una respuesta del tipo:
“éstos loquitos con la fábula de las teorías conspirativas”.
El poder mundial se vale de diversas estrategias, pero
también se vale de la precariedad intelectual de muchos seres para alcanzar sus
objetivos. Esa precariedad, más allá de algunas excepciones, es voluntaria.
Está la decisión de no asumirse responsable para cultivar el intelecto,
mejorarlo, fortalecerlo y despreciar cualquier intento o posibilidad que nos
conduzca a un cambio de actitud.
Trataremos de dar con algún ejemplo que pueda servirnos para
clarificar mejor lo que pretendemos transmitir. Cuando el Secretario General de
Naciones Unidas Sr. Ban Ki Moon en la 69º reunión de esa institución hacía
referencia a: “…conflictos en países como Siria, Irak,
Ucrania y varias naciones africanas…”, para agregar luego y sobre lo
mismo: “…"Estos
grupos extremistas son una clara amenaza a la paz y la seguridad
internacionales que requiere una respuesta con varias facetas. Necesitamos una
acción decisiva para parar las atrocidades…” 3
Asimismo denunció también que: “…los
derechos humanos son "atacados" en todo el mundo…”
Tomando así como vienen sus expresiones, pareciera que hay
dos o más películas diferentes, dos o más platos diferentes delante nuestro. No
es posible hablar de “conflictos en países como Siria, Irak, Ucrania y varias
naciones africanas”, porque lo que hay es una “invasión”.
Sobre los denominados grupos extremistas, en sus expresiones
está “reclamando” y “justificando” la intervención, el injerencismo invasor del
poder mundial para “…una acción decisiva para
parar las atrocidades…” que no es otra cosa que la utilización de la
fuerza imperial con la no pocas veces recurrida y falsa excusa de pretender lograr
la paz.
Los derechos humanos “no son atacados” en todo el mundo, hay
“violación a los derechos humanos”.
Las posibilidades de analizar, discutir y cuestionar
expresiones como las expuestas existen, no obstante hay quienes “eligen”
tomarlas tal como se difunden y no interpretar el trasfondo que hay en ellas.
Se valen de la “anorexia intelectual” de gran parte de la
sociedad para continuar sin variantes sus propósitos por dominar y someter
pueblos, explotar sus recursos y bienes y controlarlos para su provecho. El
objetivo en este caso: reducir la población mundial a la mitad para el año
2025, tal lo pergeñado por el nefasto Club Bilderberg en el año 2005.
Y ese objetivo será alcanzado mediante aquello que proponía
Robert Malthus: enfermedades, muertes, guerras, hambrunas, miserias, etc.
Expuesto todo esto, deberíamos plantearnos qué hacer para
revertir la “anorexia intelectual”; cómo contribuir para alimentar el intelecto.
Podríamos considerar la acción militante desde cada una de nuestras posiciones
para lograr concientizar a quienes nos rodean, sobre cuáles son los peligros a
los que estamos expuestos, y que son fortalecidos para la escases de interés en
la información.
Decía Krishnamurti respecto de que nos creemos que somos
intelectuales, derribando tal vez algunas de nuestras certezas: “…Casi
todos hemos desarrollado capacidades intelectuales ‑las llamadas capacidades intelectuales,
que en realidad no son en absoluto capacidades intelectuales-, leemos
muchísimos libros, nos hemos llenado con lo que han dicho
otras personas con sus numerosas teorías e ideas. Creemos que somos muy
intelectuales si podemos citar innumerables obras de innumerables autores, si
hemos leído muchas variedades diferentes de libros y tenemos la capacidad de
correlacionarlos y explicarlos. Pero ninguno de nosotros, o muy pocos, tenemos
una concepción intelectual que sea original. Habiendo cultivado el así llamado
intelecto, toda otra capacidad, todo otro sentimiento se han perdido, y tenemos
el problema de cómo originar un equilibrio en nuestras vidas, a fin de tener no
sólo la más alta capacidad intelectual y ser capaces de razonar objetivamente,
de ver las cosas exactamente como son, de no estar ofreciendo interminablemente
opiniones acerca de teorías y códigos, sino de pensar por nosotros mismos, de
ver muy fielmente, por nosotros mismos, lo falso y lo verdadero. Y ésta es, a
mi entender, una de nuestras dificultades: la incapacidad de ver, no sólo las
cosas externas, sino también la clase de vida interna que uno tiene, si es que
tiene siquiera alguna…” 4
Creemos que Krishnamurti no derriba certezas, sino más bien
profundiza lo que hemos pretendido plantear, trayéndonos también eso de “…ver,
no sólo las cosas externas, sino también la clase de vida interna que uno tiene…”para
ampliar eso que hemos denominado intelecto y que sólo, en algunos casos, se ha
alimentado por la desaforada ingesta de información externa, sin reparar en
nuestras esencias.
Debemos reflexionar profundamente sobre esto para
re-considerar nuestra posición y actitud, respecto de nuestra responsabilidad
como integrantes de un gran cuerpo social, y buscar aquellas alternativas que
nos permitan, desde la mirada interior hacia la exterior, reconvertirnos en
seres realmente intelectuales.
Que así sea.
NORBERTO
GANCI –DIRECTOR-El
Club de la Pluma
DOMINGOS DESDE LAS 10 HS.
POR
NUESTRA RADIO WEB
https://plandos.com/elclubdelapluma/
Notas,
referencias y material consultado
1 http://www.msal.gov.ar/index.php/home/certificaciones/207-anorexia
2 http://blogs.20minutos.es/el-blog-de-lilih-blue/2014/09/22/anorexia-sexual-un-mal-en-aumento/
4 http://www.jiddu-krishnamurti.net/es/el-libro-de-la-vida/krishnamurti-el-libro-de-la-vida-09
http://04malthusianismo.blogspot.com.ar/2009_04_01_archive.html