RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

lunes, 28 de junio de 2010

El voto regionalizado y la pelea por enmiendas presupuestarias

Análisis Político y Social Nacional e Internacional de Venezuela y el Resto del Mundo
Director: Diego Olivera. Jefe De Redacción: Miguel Guaglianone

Brasil
El voto regionalizado y la pelea por enmiendas presupuestarias

Bruno Lima Rocha [1] y Rafael Cavalcanti [2]

El mayor motivo para producir artículos de análisis institucional con la intención aparente de mejorar la democracia representativa, no es apoyar un mecanismo que consideramos injusto. Como defensores y teóricos de la democracia directa y participativa, nosotros, junto a algunos compañeros del ala contrahegemónica de la politología brasilera, somos acusados de defender la democracia del pueblo, simplemente porque no montamos esquemas del tipo de ingeniería política, el mismo que se da en las campañas electorales. Sí, sabemos fabricar salchichas y racionalizar su producción, pero no queremos hacerlo. Este artículo y los anteriores muestran la justeza de estas afirmaciones.

En las vísperas de una nueva elección parlamentaria y del poder Ejecutivo del gobierno federal (así como en los 26 estados y el distrito federal), es común que el debate político en torno a la democracia representativa se resuma al pragmatismo inmediato, a anuncios públicos de “pre-candidaturas” y a la defensa de la importancia del voto en la urna burguesa, a través de los medios comerciales. En este artículo, vamos a hacerlo diferente. Trabajaremos elementos de análisis político poco o nada recordados en el actual proceso democrático brasileño, tales como distribución de recursos oriundos del fisco y el voto distrital (y distrital mixto).

Es preciso distribuir

Entendemos que el interés pragmático es una forma de supervivencia de los políticos profesionales o de los aspirantes a tales. La noción de tribuno del pueblo se confunde con la del captador de recursos, por dentro y con rúbrica. Esto ocurre así porque la retribución de la confianza -en un país donde el debate estructural es tan familiar en el Brasil como el fútbol australiano- viene en forma de prebendas (relación de clientela entre electores y electo).

La moneda de cambio del voto lícita y dentro de la ley, es la saña por las enmiendas, beneficios y obras, reiterando un mecanismo injusto. Esa práctica existe sólo porque los niveles de gobierno subnacionales (26 estados, 5.565 municipios y un distrito federal), no están dotados de recursos relevantes para cumplir con la función social del Estado como promotor y garante de derechos sociales garantizados en la Constitución Federal de 1988. Es una consecuencia obvia. La ausencia de un federalismo fiscal refuerza el papel del intermediario con mandato parlamentario.


Como la Unión concentra más del 60% del total de los recursos recaudados en tributación y su cajero equivale a casi la mitad del Producto Bruto Interno (PIB) del Brasil, o se peregrina rumbo a Brasilia (capital del país) con plato en la mano y sonrisa estampada en la faz, o se vive de limosnas. En el caso de los municipios, idas y venidas a las respectivas capitales de los estados también implica pelear por transferencias.
En las comitivas de alcaldes, gobernadores y secretarios de todo orden, se encuentran diputados defendiendo su región, o sea, su base electoral. Cabe una digresión. Dependiendo de la relación y del control de los mapas de votación, aún cabe el término “corral electoral”. La expresión se hizo común en algunas regiones brasileñas, como el Nordeste, donde por mucho tiempo existió el llamado coronelismo, que correspondía a una práctica arcaica de la política, basada en el personalismo y en la violencia del líder político regional conocido por “coronel”.

Aunque el término “corral electoral” aún sea válido como concepto, ya no es generalizable. La relación de clientela de tan fuerte se hizo institucional. Convocan a votar a quien hizo o puede hacer por sus munícipes o coterráneos. Esto no es obra del azar. Si los recursos estuvieran más próximos a los electores, la capacidad de presión de la sociedad organizada estaría en menor desventaja.

En la práctica, cualquier estructura federalista aumentaría el poder del pueblo ante los adversarios, hasta porque el blanco de la disputa se hace visible. Tal vez por eso nunca va a ocurrir.

La regla distrital para disminuir el vale-todo

Es un hecho que el papel de los dirigentes políticos en año electoral es aplicar el calendario de resultados. Ya el papel de la ciencia política (o politología) es debatir estructura, forma y contenido de la organización del poder, yendo además muy a la carrera de obstáculos o a los hechos consumados.

Partiendo de la perspectiva estructuralista de matriz libertaria, es la vez de analizar el problema de las candidaturas parlamentarias que atraviesan cualquier delimitación de territorio y espacialidad.

Traduciendo. El límite entre el bajo y el alto clero en las casas parlamentarias, con la distinción de pertenecer al colegio de líderes, de integrar comisiones estratégicas (cómo las de Constitución y Justicia y Presupuesto) o sólo hacer del gabinete una oficina de reclamaciones y pedidos tiene su génesis en la base electoral y en la forma como se organizan las campañas.

Comprendemos que la división de peso y jerarquía entre diputados (tanto estaduales como federales) surge de la división de tareas y “nichos” electorales. Mientras unos son reconocidos por estar en muchos locales simultáneamente y hasta recibir una sobrecarga mediática; otros (la mayoría) son poco o nada mediatizados, y trabajan la identificación regional, fortaleciéndose en el arraigo, en las relaciones de tipo familiar y societarias y en el trueque de tipo clientelar.

Este verdadero modus vivendi de la política localista ultrapasa las responsabilidades de los políticos parroquianos haciéndose verdadero mecanismo de supervivencia en lo interno de los partidos. Toda regla de competencia de la democracia representativa tiene fallos. Las reglas electorales, por ejemplo, son escogidas no por ser las mejores, pero sí las que menos perjudican.

Tampoco concordamos con científicos políticos y militantes sociales que intercambian la participación por el “formulismo”, creyendo más en la ingeniería procedimental que en la política como organización social. Considerada esa ponderación, afirmamos que el sistema distrital mixto, con un porcentaje de candidatos concursando por lo proporcional (regla universal vigente) y dos tercios de las listas vinculadas a los distritos electorales, sería perfectamente viable.

Por esa forma de elección, los candidatos distritales sólo pueden pelear por los votos del colegio electoral compuesto por sus distritos. Estos podrían ser compuestos de una a dos micro-regiones, buscando cierto equilibrio entre el número de votantes, la matriz productiva y la identidad socio-histórica

Y los proporcionales, a pesar de mantenerse como caciques de las direcciones ejecutivas partidarias, casi siempre vinculadas a los consorcios económico-electorales, no se atravesarían en las campañas de los propios correligionarios, evitando el hueco hoy existente.

Esta regla, la del distrital mixto, sumada a la financiación pública de campañas, puede venir al encuentro de la necesaria redistribución de recursos impositivos y la consecuente aproximación de la ciudadanía para con los representantes. Cualquier norma que aproxime el ciudadano al representante profesional aumenta el poder de presión de quien elige y condiciona un poco más ael electo.

Cabe observar que este artículo, aunque sea crítico de la democracia representativa existente en el Brasil, también se aplica en parte o en el todo, a la gran mayoría de los regímenes democráticos latinoamericanos. Adoraríamos estar equivocados, pero infelizmente, las evidencias nos muestran que no. Ese es uno de los motivos de por que defendemos de forma ardorosa, tanto el federalismo de tradición artiguista, como la democracia directa con base en los mecanismos de los pueblos originarios.

[1] politólogo (phd), docente universitario y periodista profesional; milita en el frente de medios del Elaopa.org
Email: blimarocha@gmail.com / www.estrategiaeanalise.com.br / http://twitter.com/estanalise / skype: bruno.lima.rocha / msn: blimarocha@hotmail.com

[2] Estudiante de Periodismo e investigador de la comunicación popular, también es parte del frente de medios del Elaopa.org
Email: butigahn@gmail.com


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Cómo visitar un país socialista (I parte)

Por Richard Levins
Richard Levins es un subversivo de tercera generación, antiguo granjero, ecologista y veterano de varios movimientos: el independentista puertorriqueño, Science for the People, contra la guerra, por la educación marxista y otras buenas causas. Es profesor de Ecología Humana en la Harvard School of Public Health e investigador extranjero adjunto del Instituto de Ecología y Sistemática de Cuba.  Es coautor, junto a Richard Lewontin, de Biology Under the Influence (Monthly Review Press, 2007).
Quienes viajan de los Estados Unidos a Cuba atraviesan más de noventa millas de mar: recorren décadas de historia. Puede que se tengan que atener a la restricción de llevar consigo una sola maleta, pero cargan baúles llenos de equipaje ideológico, que incluye prejuicios sobre Cuba, creencias acerca de los comunistas, compromisos contraídos a partir de lo que creen que es una sociedad justa y un conjunto de fórmulas convencionales extraídas de la ciencia política acerca del poder, el gobierno y la conducta humana.
Un comentarista cubano señala:
turistas-argentinas.JPGAl llegar procedente de Norteamérica o Europa a un típico barrio cubano, la primera impresión del visitante puede ser de pobreza: edificios a punto de derrumbarse o faltos de mantenimiento, calles llenas de baches, autos antiquísimos, hogares donde hay pocos extras, etc. Por otro lado, si el viajero procede de la América Latina o de otro país en vías de desarrollo, es posible que llamen su atención otros aspectos de la vida cubana: la ausencia de niños de la calle, de rostros desnutridos y de mendigos; o la casi total carencia de temor de las personas que caminan por las calles de noche. [1]
O puede que al ser fácilmente identificados como extranjeros, los visitantes se vean acosados por anunciantes de pequeñísimos restaurantes privados, ofertas de recorridos turísticos guiados o jineteras (eufemismo cubano para referirse a las prostitutas, por lo general no profesionales).
Los miembros de delegaciones suelen tener itinerarios planificados que incluyen visitas a diversas instituciones y eventos culturales. Reciben información sobre la salud pública, la educación, las instalaciones culturales y deportivas, el compromiso con una vía ecológica al desarrollo, la agricultura urbana, la distribución equitativa mediante el sistema de racionamiento, el pleno empleo, aspectos formales de los sistemas político y judicial, los logros en el terreno de la igualdad de género y raza. Todo ello es real, y es una muestra de cuánto puede lograr un país pobre con muy pocos recursos. Pero es obvio que no se trata de toda la historia. No hay nada siniestro en ello. Son las cosas en las que Cuba ha sido pionera y de las que Cuba se siente más orgullosa y deseosa de mostrar ante el mundo.
Una vez que se conoce mejor a la gente, las descripciones se hacen más matizadas. Dada la plataforma de logros existente, las dificultades e insatisfacciones son las que ocupan su atención en el día a día. La igualdad básica ha sido erosionada, no por el socialismo, sino por las concesiones realizadas al capitalismo. No hay personas sin hogar, pero alrededor de un 16% de las viviendas está clasificada como en mal estado. No hay desempleo, pero sí empleos innecesarios, como los de parqueadores, que sólo han aparecido debido a las desigualdades. Se ha producido una incorporación masiva de maestros para reducir el número de alumnos por aula, pero la enseñanza no es sólo un empleo, sino que constituye una vocación. Hay quienes ingresan a ella llevados por el entusiasmo y después advierten que no les gusta, y ello lleva a que haya una gran movilidad en el magisterio. Y hay quienes se las ingenian para vivir sin trabajar. Hay pocos delitos, comparado con la situación en los Estados Unidos, pero hay que pasarle llave al auto.
Según mi experiencia personal, son los revolucionarios comprometidos los que hacen las críticas más serias, complejas y profundas, mientras que los contrarrevolucionarios por lo general se quejan de dificultades específicas o incidentes desagradables.
Los turistas que andan por su cuenta están menos expuestos a los logros que se muestran con orgullo y más a las insatisfacciones. Los cubanos son un pueblo dado a quejarse. Un viejo chiste habanero decía que, en Cuba, “todos los planes económicos se sobrecumplen. Todos los planes se cumplen, pero las tiendas están vacías. Las tiendas están vacías, pero todos tienen lo que necesitan. Todos tienen lo que necesitan, pero todos se quejan. Todos se quejan, pero son fidelistas”.
Quienes simpatizan con el proceso cubano, así como algunos anticomunistas de izquierda, en ocasiones portan una tablilla y un formulario para evaluar a Cuba en los terrenos de la salud pública, el sexismo, el racismo, la contaminación, la homofobia, las elecciones, el número de partidos políticos, la libertad de prensa, las huelgas o cualquier otra cosa que se les ocurra. Al final, en dependencia de la calificación promedio acumulada, deciden si Cuba "es" o "no es" socialista (o si el socialismo es o no algo bueno). Después, al volver a casa, escriben sus elogios o sus denuncias. Los temas que aparecen en el formulario pueden ser liberales, una relación de derechos por los que luchamos en el capitalismo y después convertimos en principios universales. O pueden provenir de esquemas apriorísticos acerca de lo que es el socialismo, principios como "de abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo" o "consejos obreros al frente de las fábricas".
En Cuba viven también algunos expatriados que encuentran que la tranquilidad y el sentimiento de colectividad y de propósito compartido bien valen las dificultades de la vida cotidiana. Otros están allí porque se han casado con cubanos, y unos pocos son refugiados políticos. Son especialmente capaces de explicarles Cuba a los norteamericanos y de poner a disposición de los cubanos las observaciones amistosas de los extranjeros. Y los norteamericanos que dividen su tiempo entre los dos países pueden ofrecer una visión singular “desde adentro” y “desde afuera” de ambos.
El abordaje del formulario está sujeto a muchos errores. Quienes evalúan no hablan con una muestra representativa de los cubanos. Sus descripciones están influidas por lo que piensan que sus lectores ya saben o por lo que creen importante que conozcan, lo que les preocupa más en ese momento, las cosas sobre las que quieren convencer a su público. Imagine que lo aborda un marciano en Harvard Square y le hace la siguiente pregunta: "¿Cómo andan las cosas por acá
por la Tierra?" Recuerdo que en un ómnibus habanero me abordó una mujer bien vestida que me dijo en inglés y en voz muy alta: "¡Aquí no se puede decir nada!" Su afirmación desató un bullicioso seminario sobre política, Miami y cualquier otro tema en el que participaron todos los viajeros.
Las cosas que ven o sobre las que oyen hablar los visitantes no están ubicadas en un contexto. Una vez asistí a una reunión internacional en la que una delegada estadounidense se paró para preguntar por qué el gobierno cubano no les permitía a los extranjeros ver los mismos canales de televisión que veían los cubanos. Había ido a la habitación de su hotel, sintonizado el canal 6 (Cubavisión), y la pantalla había permanecido en blanco. No podía acceder a la programación nacional cubana, sólo a CNN y el canal turístico. A partir de sus imágenes previas del totalitarismo, asumió que se trataba de un acto de censura. Pero en esa época del Período Especial, debido a la severa escasez de combustible, la televisión cubana sólo transmitía unas pocas horas al día en las mañanas y en las noches, y durante el resto del día la pantalla en blanco era el canal nacional que compartía todo el pueblo cubano. Mi crítica no es que esa delegada estuviera equivocada -es fácil cometer errores en un medio que no nos resulta familiar-, sino que cometiera un tipo específico de error: llenar las lagunas de su información con prejuicios traídos de su propia sociedad.
Otra equivocación proviene de aplicar juicios acertados a la sociedad equivocada. Por ejemplo, los visitantes se enteran por la prensa cubana de que muchos militares ocupan puestos en el gobierno, y de que algunos son delegados a la Asamblea Nacional. En Cuba, eso no significa que “los militares” hayan asumido el poder. En la isla no existen “los militares” como una casta separada, como sí sucede, por ejemplo, en Pakistán. Lo que vemos en realidad es a comunistas designados por la sociedad para asumir la tarea de la defensa. Con los problemas económicos que Cuba enfrenta no tiene sentido tener unas grandes fuerzas armadas dedicadas únicamente a esperar una invasión, aunque el país tiene que estar preparado para esa eventualidad. Parte de la solución ha consistido en emplear a las fuerzas armadas en la actividad económica, en empresas que suelen estar mejor administradas que las demás y que cuentan con oficiales experimentados en temas económicos. Son esos juicios fuera de contexto, derivados de otras situaciones, los que confunden a muchos de los que quisieran ser aliados de la Revolución cubana.
Pero más allá de estos errores simples, el concepto general de calificar la revolución mediante un formulario previamente elaborado es equivocado.
El socialismo no es una cosa, sino un proceso: aquel mediante el cual las clases trabajadoras de la ciudad y el campo, junto a sus aliados, toman en sus manos las riendas de la sociedad para satisfacer sus necesidades compartidas. Con el uso de un telescopio podemos vislumbrar la importancia histórica mundial de los primeros esfuerzos por reemplazar no sólo al capitalismo, sino a toda sociedad de clases, por un modo de vida más generoso, justo y sostenible. En otras palabras, intentamos superar un desvío de diez mil años de duración durante los cuales nuestra especie adoptó la agricultura; deforestó buena parte del planeta; creció en número y aumentó su esperanza de vida, sus conocimientos y su capacidad de destrucción; se dividió en clases de modo que dejamos de ser un “nosotros”; y expandió su capacidad productiva hasta el punto de que pudiéramos librarnos de las clases y volver a ser ese “nosotros”.   
Al examinar el primer siglo de innovación socialista lo anterior es más importante que evaluar el éxito de los revolucionarios, las decisiones específicas y los cambios inesperados que ocurren sorpresivamente, e incluso las enormes dificultades y experiencias de esos empeños. Pero al mirar a través del microscopio de la vida cotidiana, todos esos detalles cobran una enorme importancia, y la historia mundial no compensa la falta de proteínas en la dieta. Necesitamos tanto el telescopio como el microscopio.
El socialismo es una senda compleja, zigzagueante y contradictoria, porque quienes participan en él tienen intereses diferentes, responden de maneras diversas a los acontecimientos que se producen a lo largo del camino, difieren en cuanto a conocimientos y objetivos, sentido de la urgencia y perspectivas a largo plazo. Las mismas experiencias pueden producir transformaciones muy diversas de sus aspiraciones, a veces en sentido convergente, y en otras ocasiones divergente.
La expresión “junto a sus aliados” tiene una enorme importancia, porque la lucha por el socialismo es muy heterogénea. Esa heterogeneidad le impone muchas de sus características a la trayectoria. Los individuos se suman a la lucha por el socialismo por muchas razones, pero, por lo general, comienzan porque aborrecen las injusticias más sentidas que perciben en sus sociedades. Esas injusticias son diferentes para los diferentes grupos que componen el bloque revolucionario. Algunos de sus miembros son conservadores que luchan para defender sus derechos consuetudinarios cuando la clase dominante intenta negárselos. En la América Latina, las comunidades indígenas se levantan para defender su derecho a la tierra contra la explotación de las empresas transnacionales y la degradación ambiental. En países cuyas culturas han permanecido más intactas, como Bolivia, Ecuador, Venezuela y el estado mexicano de Chiapas, tradiciones como la toma de decisiones comunitaria, la colectividad, y los esfuerzos para encontrar consensos se trasladan a las formas políticas del socialismo que allí evoluciona. En ocasiones, sectores de las clases medias se suman a la lucha por la independencia nacional.
En China, incluso muchos de los terratenientes se aliaron a los comunistas, porque estos eran los defensores más militantes y coherentes de la independencia china contra la invasión japonesa. Por otro lado, los empresarios chinos deseaban eliminar las restricciones feudales a su libertad para ejercer la explotación. Más tarde se convirtieron en una fuerza que contribuyó a minar los objetivos socialistas a favor del capitalismo. Algunos intelectuales aspiraban al establecimiento de una meritocracia libre de corrupción, pero los campesinos les resultaban indiferentes. Todos contribuyeron a hacer la revolución y presionaron sobre la dirección que esta tomaría.
En el seno del Movimiento 26 de Julio había profesionales indignados por el régimen corrupto y represivo del presidente Batista. Sólo algunos de ellos se oponían a la subordinación del gobierno cubano al imperialismo estadounidense. Entre quienes sí lo hacían, sólo algunos deseaban una mayor justicia social. La clase trabajadora compartía esos objetivos con sus aliados de la clase media, pero también aspiraba a la justicia social. Esa justicia social significaba, en primer lugar, empleos con un salario decoroso, atención médica adecuada, agua potable y educación. Para algunos, la justicia social incluía también la igualdad de géneros, la abolición del racismo e incluso de la homofobia. Unos pocos soñaban con revertir la deforestación y la erosión de Cuba.
Los socialdemócratas suelen favorecer una redistribución del consumo, como se aprecia en las sociedades escandinavas y en Brasil, con un diferencial salarial estrecho y un amplio consumo social, pero sin una redistribución de la propiedad y el poder estatal, aunque sí con una participación de los trabajadores en el gobierno. Los aliados pequeñoburgueses de las clases trabajadoras por lo general son más educados, tienen mayor confianza en sí mismos, formulan mejor sus ideas, hablan y escriben con más soltura, han tenido más experiencias de liderazgo y dirección. Por tanto, a menudo están sobrerrepresentados en los rangos de la dirigencia durante las primeras etapas de los movimientos revolucionarios. A partir de los primeros años del proceso, los componentes del bloque revolucionario se influyen mutuamente. Los individuos, con independencia de su origen de clase, contemplan cómo se despliegan ante su vista las perspectivas de transformación, ven retados sus prejuicios, cambian sus conceptos acerca de cómo debe ser la vida.
En los años sesenta viajé en un avión que iba de La Habana a España con varias mujeres de la alta clase media. Eran desafectas a la revolución, porque para ellas esta significaba sobre todo dificultades y temían por la educación religiosa de sus hijos, mientras que sus esposos veían en la construcción de una nueva sociedad la compensación por las privaciones materiales. En la elaboración de un programa revolucionario pueden converger corrientes políticas muy diversas, y sus orígenes pueden ser visibles en las demandas tempranas de la revolución. Cuando las cosas no resultan como deseaban, los individuos pueden volverse contra el proceso en su conjunto.
Pero las ambiciones y el individualismo de la sociedad capitalista son capaces de adaptarse a nuevas circunstancias. Se puede aspirar a un puesto en busca de influencias, y expresar los prejuicios en nuevas condiciones. Quienes han sufrido privaciones pueden entender la liberación como el acceso a los privilegios de quienes mandaban antes. Quienes trabajaban en exceso pueden imaginar que el socialismo es una liberación del trabajo. Las necesidades urgentes pueden imponerse a los objetivos a largo plazo, y las improvisaciones que resultan útiles en un momento pueden ser desastrosas a la larga. Rosa Luxemburgo advertía que tratamos de construir el futuro con los materiales del pasado, incluidos nosotros mismos. El heroísmo y el sacrificio pueden coexistir en un mismo individuo con la avaricia y la ambición, la solidaridad con el sexismo. (Las mujeres cubanas solían decir en los setenta que sus esposos eran “revolucionarios en la calle y reaccionarios en la casa”. La tasa de divorcios en Cuba es alta. La Federación de Mujeres Cubanas plantea que los hombres sueñan con mujeres que ya no existen, mientras que las mujeres sueñan con hombres que todavía no existen.)
Hay incluso quienes ven los privilegios como la recompensa por años de riesgos y sacrificios, como sucedió en Nicaragua durante la famosa piñata. Un trepador social sudafricano dijo con toda franqueza que no había arriesgado su vida en la clandestinidad para ser pobre. Un dirigente de la juventud comunista en los Estados Unidos me confesó unos años después, cuando ya se había transformado en un liberal en vías de convertirse en un economista conservador, que durante los años de su militancia, cuando la persecución contra los izquierdistas comenzaba a arreciar, esperaba que la revolución triunfara no sólo en el curso de su vida, sino durante su juventud, y que ocuparía en ella un lugar prominente.
Las revoluciones pueden ser derrotadas en el curso de la lucha con sus enemigos de clase externos e internos, y hundirse de nuevo en el capitalismo, de la misma forma que los primeros pasos hacia el desarrollo capitalista se vieron frustrados en la China de la dinastía Sung, las ciudades estados del Renacimiento italiano, Bohemia durante la Reforma y Egipto bajo la conducción de Mohammed Ali en el siglo XIX. El feudalismo polaco experimentó una especie de reavivamiento en fecha tan tardía como el siglo XVI, como consecuencia del capitalismo mercantil de Europa Occidental, sobre todo de la demanda de granos. Las concesiones al capitalismo pueden no ser meramente medidas de emergencia para garantizar la sobrevivencia, sino que también pueden minar la moral y el compromiso.
Debido a los conflictos entre los sectores revolucionario y contrarrevolucionario, debido a los enemigos externos, debido a la heterogeneidad del movimiento, debido a la inexperiencia y debido a los enormes problemas que supone encontrar el camino correcto para superar el atraso, no todo lo que sucede durante un proceso revolucionario es resultado de los deseos de un grupo específico o de los dirigentes. Y no todo cambio de política es resultado de una lucha en el seno del liderazgo, o de una tendencia “reformista”, o del auge o la caída de los dirigentes “de línea dura”.
El léxico de la ciencia política suele apelar con regularidad a falsas dicotomías para explicar los cambios que se observan en las políticas o las prácticas. Entre ellas, algunas de las más frecuentemente invocadas son las dicotomías entre “reformistas” versus “dirigentes de línea dura”, y “pragmáticos” versus “ideólogos”. Se supone que a los pragmáticos no les importan los principios, sino que sólo quieren que “las cosas se hagan”. Por supuesto, esto omite la pregunta: “¿Qué cosas?” Si las “cosas” son indicadores de crecimiento económico, algunas políticas tienen sentido; pero si el objetivo es satisfacer las necesidades de la población o reforzar su capacidad de resistencia, son otras las medidas que resultan prácticas.
De manera similar, el compromiso con la satisfacción de las necesidades del pueblo puede calificarse de “ideológico” por contraste con el compromiso liberal con el mercado, que se califica de “no ideológico”. Si las creencias de alguien son similares a las nuestras, las consideramos apegadas a los principios; si son contrarias, podemos tildarlas de “ideológicas”. Y las medidas que aprobamos son “pragmáticas”, mientras que si no nos gustan, son “oportunistas”.
Otra explicación favorita para los cambios de política, tomada del léxico de la ciencia política burguesa, es la famosa cita de Lord Acton: “El poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente”. Su corolario también es muy popular: El objetivo fundamental de quienes detentan el poder es permanecer en el poder. Eso casi nunca es verdad. Ni siquiera el presidente Bush promovería la salud pública universal y gratuita, subsidiaría a Venezuela o renunciaría a Cristo sólo para conservar el poder. Los gobernantes del pasado erigieron monumentos sólo para conmemorar su poder y su éxito militar, y los tributos obtenidos sobre la base del pillaje; pero hoy en día, detrás de cada fachada de ansias de poder se esconde un individuo con principios, incluso si se trata de principios malsanos.
Si Lord Acton hubiera vivido en un país del Tercer Mundo con una clase dominante y un gobierno supeditados a la embajada de los Estados Unidos, quizás habría añadido: “La impotencia corrompe; la impotencia absoluta corrompe absolutamente.” Esa es la tragedia del gobierno puertorriqueño en la actualidad. Tal vez entonces Acton habría entendido mejor la corrupción de las capas gobernantes de una parte tan sustancial de la periferia global, a la que se culpa de la pobreza supuestamente causada por su “falta de responsabilidad”.
Las políticas cambian porque las circunstancias cambian o porque los individuos aprenden. El racionamiento en Cuba ha sido, en los períodos más duros, la garantía de una igualdad al menos mínima en el acceso a los alimentos. En otros momentos, cuando se dispone de una mayor variedad de bienes, puede convertirse en un obstáculo para la distribución y crear un espacio para los “intermediarios”. Los mercados campesinos ofrecen más productos del agro, pero también permiten el enriquecimiento ilícito de algunos. El turismo puede proporcionar la entrada de divisas, pero también convertirse en un foco de corrupción y socavar la igualdad. Las políticas cambian para reconciliar demandas opuestas en un sistema que trabaja bajo una severa presión. Internet puede estar limitada fundamentalmente a los usuarios institucionales cuando el costo en dólares del acceso al satélite es demasiado grande, o puede resultar más accesible cuando se dispone de recursos: ello es expresión de un orden de prioridades y no de una “reforma”.
La política cubana de limitar el acceso a los hoteles fundamentalmente a los extranjeros era muy injusta, pero resultaba necesaria para captar las divisas que se requerían con urgencia. Para contrapesar esa política, se reserva cierto número de habitaciones para cubanos que las ocupan según prioridades socialmente determinadas. Por ejemplo, los recién casados son la primera prioridad (esto ha cambiado en los últimos tiempos a favor de salarios más altos), y también acceden a ellas personas a quienes se premia por un trabajo destacado. Como el trabajo destacado suele significar una combinación de trabajo productivo y contribución social, esta política tiene sentido para los cubanos, pero sería considerada una forma de discriminación política por los críticos de la isla. Un hermoso atlas de Cuba cuesta alrededor de $100 en las tiendas para turistas, lo que obviamente está fuera del alcance de los cubanos. Pero mis amigos cubanos lo compraron por $10, lo que todavía no es barato, pero sí un precio manejable. Ha menudo ha sucedido que medidas muy comentadas que socavan los valores socialistas son contrarrestadas parcialmente por otras medidas menos conocidas cuyo objetivo es mitigar el daño.
Cualquier estudio del socialismo debe examinar esos procesos históricos reales y no comenzar con una serie de imperativos abstractos para evaluar el socialismo de determinado país. En los acápites que siguen me basaré sobre todo en mi experiencia de participante/observador del proceso cubano, pero haré referencia a otros movimientos revolucionarios y quizás le daré un peso excesivo a los temas de la democracia, porque suelen ser los más polémicos.
(Continuará)
Texto íntegro en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=106870

Imagen agregada RCBáez_Turistas en La Habana

El Pensamiento Nacional; ¿una epistemología de la periferia?

Transcripción textual de la conferencia dictada por Francisco José Pestanha en el 3º Congreso Nacional del Pensamiento Argentino organizado por la Asociación Mutual de Trabajadores del Arte, la Cultura y actividades afines (AMTAC) el 10 y 11 de junio de 2010, en la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (Escuela Normal), Paraná, Entre Ríos.

El Pensamiento Nacional; ¿Una Epistemología de la Periferia?
Por Francisco José Pestanha
fpestanha@hotmail.com
Antes de emprender esta conferencia, quiero expresar un caluroso reconocimiento a la labor de la Asociación Mutual de Trabajadores del Arte, la Cultura y Afines (A.M.T.A.C), al amigo Néstor Forero, y muy especialmente, a Eduardo “Lobo” Espiro, mentor y hacedor de este proyecto.
Probablemente – aunque observo que la mayoría de este masivo auditorio está compuesto por jóvenes – alguno de ustedes haya escuchado cierta referencia a una corriente de pensamiento argentino que se autodenomina como corriente “de” o “del pensamiento nacional”, y cuyos referentes mas reconocidos son – entre otros - Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui, Raúl Scalabrini Ortiz, Homero Manzi y por supuesto vuestros co- provincianos Julio y Rodolfo Irazusta y Fermín Chávez.
Esta corriente que no ha sido ni receptada, ni estudiada, ni mucho menos difundida en nuestros ámbitos académicos – paradójicamente - es la que ha producido la doctrina y en cierto sentido la cosmovisión que nutrió a los dos grandes movimientos políticos acontecidos durante el siglo pasado: me refiero al Yrigoyenismo y al Peronismo. He aquí una primer paradoja que quiero dejar expresamente planteada: los dos movimientos políticos y por que no culturales (en el amplio sentido de la palabra) que acontecieron en nuestro país durante el siglo pasado han sido nutridos por una modalidad epistemológica que es sistemáticamente ignorada en los ámbitos escolarizados y ni siquiera constituye objeto estudio en la mayoría de nuestras universidades, salvo honrosas excepciones.
Nos interrogamos en primera instancia respecto cuales son las razones de esta paradoja, pero además, sobre los fundamentos por las cuales esta corriente de pensamiento se autodefine como “nacional”, cuando todos sabemos que el pensamiento en si mismo, es un fenómeno de carácter universal.
Voy a intentar a partir de breves cavilaciones transmitirles a ustedes ciertos elementos conceptuales que los ayuden a develar estos interrogantes, y también, algunos de de los fundamentos que sustentaron y aún sustentan la existencia de ésta epistemología, con las lógicas limitaciones que me impone el tiempo asignado.
A tal fine procederé citar textualmente tres reflexiones pertenecientes a pensadores argentinos - lamentablemente no muy difundidos - pero nítidamente integrados a una corriente que, por sus lógicos matices y por razones históricas, nunca se constituyó orgánicamente como tal;
“para estudiar el ser colectivo que constituye una sociedad, sea que se considere o no a ésta como un organismo, es evidentemente indispensable conocer todos los elementos que la forman y sus modos de funcionar, con resultados varios en su vida anterior y su vida presente”
Wenceslao Escalante (filosofo)
“pensar desde sí, para ser uno mismo, es liberarse, es despojarse de lo ajeno, deseducarse. el pensamiento ajeno, cuando uno no es libre, no ayuda, ocupa desalojando nuestra posibilidad de pensar lo nuestro desde nosotros mismos”.
Gustavo F. J. Cirigliano (filósofo y pedagogo)
“Las crisis argentinas son primero ontológicas, después éticas, políticas, epistemológicas, y recién por último, económicas"
Fermín Chávez (pensador y epistemólogo)
El pensamiento nacional como hemos señalado en numerosas oportunidades constituye nada mas ni nada menos que una verdadera “epistemología de la preriferia”, definición que no me corresponde, sino que ha sido acuñada definitivamente por nuestro maestro Fermín Chávez, aunque utilizada anteriormente, entre otros, por Arturo Jauretche.
Como ustedes saben los griegos diferenciaban la doxa de la epistéme. En términos simplificados mientras la doxa presuponía un conocimiento diríamos fragmentario, superficial y en tanto “aparente” de la realidad, la epistéme, era un conocimiento o saber profundo ya que “penetraba” en las causas y fundamentos de “lo conocido” en forma metódica, sistemática y en cierto sentido rigurosa. La epistemología por su parte no es solo aquella doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico - y en tanto- el estudio de su producción y validación, sino también la disciplina que aborda entre otras cuestiones los factores y las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento.
Todas estas cuestiones nos llevan entonces a interrogarnos respecto al conocimiento, y en cierto sentido, creo que nos han mal enseñado al respecto, ya que suele asociarse el “conocer” al simple hecho de “percibir”. Pero el hecho de la percepción es solo uno de los componentes del conocimiento. Conocer como nos enseña Fermín Chávez no es solo percibir, es también a-percibir.
La a-percepción nos vincula al campo de la conciencia. La a- percepción presupone en cierto sentido que el sujeto cognoscente, para conocer efectivamente, “es” o “debe ser” plenamente consciente de su situación al momento de percibir, ya que si uno percibe sin una conciencia real de situación que ocupa como sujeto, el conocimiento que obtiene es parcial, es, diríamos, incompleto. En ese orden de ideas la simple absorción acrítica de ideas o doctrinas sin conciencia de los factores económicos, filosóficos, políticos, etc. que determinaron su creación, como asé también falta de conciencia de aquellos factores que nos determinan al momento de conocerlas nos puede conducir hacia lo que Ernesto Goldar – entre otros autores - denominan alineación. Esa conciencia que presupone el a -percibir es esencialmente histórica.
Tomemos un ejemplo. Si yo intento conocer una determinada doctrina política (por ejemplo el liberalismo) sin tener plena conciencia de las razones históricas, Políticas y Económicas que le dieron origen y por las se expandió por su región originaria - y además - de las razones y fundamentos por las cuales se difundió en otras regiones como la nuestra, y la considero simplemente como el producto de la “iluminación” o de la “razón pura” de uno o mas filósofos, o lo que es peor aún, como una cosmovisión que proviene de la misma “naturaleza humana” mi conocimiento respecto a ella no es completo. Fernández Baraibar suele recurrir para explicar esto a la película Matrix, un film donde la realidad esta compuesta por maquinas que se alimentan de los seres humanos, y otra realidad, la virtual – la de la Matrix - a la que están conectados todos los seres humanos mientras son consumidos – Los seres conectados creen que perciben la realidad pero esa es falsa es una realidad virtual creada para que los seres humanos no tomen conciencia de que están siendo consumidos.
Ahondemos un poquito en esta cuestión tomando como punto de Partida la dicotomía Civilización – Barbarie, que aunque nos resulte incomprensible, aún obnubila las conciencias de muchos compatriotas, e inclusive, de muchos “intelectuales y “comunicadores. La dicotomía Civilización y/o Barbarie esgrimida sobre todo después de la batalla de Caseros, constituyó una falsa antítesis (zoncera madre que las parió a todas según Jauretche) que sostenía que lo bárbaro era sinónimo de lo propio, de lo local, de lo telúrico, de lo vernáculo, de lo nativo, de la herencia indo –hispano – criolla, y lo civilizado, sinónimo lo ajeno, de lo Europeo, de lo clásico. Esa dicotomía para nuestros maestros resultaba alienante ya que partía de un prejuicio preexistente y a - histórico, ya que como todos sabemos, por un lado presuponía la exaltación acrítica de lo “otro” en función de la denigración de lo propio. Lo bárbaro, para los iluministas locales, no era solo el presente, lo era también un pasado indo - hispánico que había que suprimir, que había que olvidar.
Pero como enseña Jorge Bolívar, ni los civilizados eran tan civilizados, ni los bárbaros eran tan bárbaros y contra este y otros tantos prejuicios “fundantes” va a ir desarrollándose una epistemología que aspirará al conocimiento de la realidad no solo como percepción sino como apercepción - y en ese sentido – partiendo del hecho real de nuestra situación periférica y de la conciencia de que en el marco de las luchas de poder que se operan en la realidad se encuentra la cuestión conceptual e ideológica, intentará un abordaje de la realidad “sin anteojeras” es decir sin prejuicios acríticos.
Partiendo entonces del reconocimiento de las existencia de fuerzas exógenas que operan sobre las naciones en situación colonial o semi colonial, el pensamiento nacional se propondrá librar una batalla cultural que presupuso - entre otras acciones - el contribuir a despejar de las mentes de nuestros paisanos ciertos prejuicios iluministas o preconceptos como el mencionado precedentemente que Manuel Ortíz Pereyra en la década del `20 definirá como aforismos sin sentido, y que su discípulo, Arturo Jauretche difundirá luego bajo el mote de zonceras.
Respecto Ortíz Pereyra, dos son los libros que recomiendo para la comprensión del fenómeno descrito precedentemente: la “Tercera Emancipación” publicado en 1926; y “Por nuestra redención cultural y económica” publicado en 1928 (donde define y explicita los aforismos sin sentido, padres de las zonceras criollas de Jauretche).
El fenómeno de la a-percepción que – como señalamos – se encuentra en el campo del sujeto está presente en las definiciones de Ortíz Pereyra que leo textualmente:
“El hombre, frente a un objeto, ve, observa, analiza, interpreta y conoce hasta donde se lo permite su preparación y hasta lo conciente la cosa cuyo conocimiento procura”… y ….. “No basta que el sujeto sea uno. No basta que el objeto sea el mismo para que el juicio resulte siempre idéntico. Es necesario tener en cuanta la situación del observador. Cuanto mayor sea el número de sus puntos de vista mas se aproximara a la verdad”.
Desde una posición que presupone la relatividad de todo conocimiento ya que según él “no existe sujeto infinitamente dotado de inteligencia con infinitos puntos de vista”, y ni tampoco, un “objeto susceptible de presentarse a la observación en su infinitas posiciones de tiempo y lugar”, el mentor de Jauretche consideraba que en nuestro país mientras se estimulaba la inmigración de las personas se organizaba la “emigración de nuestras ideas”. No nos conformamos decía con empapar nuestros espíritus “en la fuentes de los pensadores y de los profetas de allende de océano y nos decidimos traerlos en persona para que acabaran de enseñarnos las ciencias de ellos, justo cuando mas necesitábamos estudiar y aprender las ciencias nuestras”. De esta forma para Ortíz Pereyra hubo sobresaturación de europeismo que impidió conducirnos hacia la satisfacción de nuestras necesidades que son locales, únicas y exclusivas. Nos formamos sostenía “Una verdadera cultura del recelo hacia lo nuestro y de fe en lo extranjero”.
Para esta autor y verdadero patriota era necesario recuperar la fe en el nosotros, y en ese sentido, concentrarnos definitivamente en la especulación sobre aquellos elementos que componen la realidad argentina, abordando detenidamente aquellas cuestiones que nos vinculan a nuestro propio ser colectivo - es decir - a aquellos aspectos geográficos, históricos, culturales, antropológicos, míticos y religiosos que componen nuestro propio ser, es decir, nuestra identidad colectiva.
Esa concentración en el propio ser debía orientarse a neutralizar una superestructura escolar, académica y cultural basada en prejuicios a- históricos y en el desconocimiento de lo propio, y tal sentido denunciaba que:
"el pueblo que ha concurrido a la escuela argentina ha aprendido una cantidad respetabilísima de conocimientos de historia, geografía, gramática y otras materias, pero ignora de un modo absoluto su situación real y actual de pueblo encadenado a una dictadura económica que lo hunde silenciosa e implacable en la miseria el hambre, la corrupción y el crimen”.

Estas y otras reflexiones presuponen que, para el autor, nuestra educación estaba sustentaba en un enciclopedismo universalista con escasísimo sustento en la realidad, hecho que condenaba al pueblo a la ignorancia respecto a las fuerzas reales que operaban silenciosamente en el país. Nótese que Scalabrini Ortiz en el Prólogo a Política Británica en el Río de la Plata, propone en plena sintonía el “volver a la realidad como imperativo inexcusable” para salir de ese idealismo alienante. El volver a la realidad no significaba de modo alguno someterse a un realismo pragmático, sino por el contrario, tomar conciencia de nuestra situación real para alejarnos de la alienación, y en consecuencia, comenzar a proyectar desde nosotros mismos.
Aunque parezca también paradójico, aún en la actualidad nuestra enseñanza continúa plagada de una orientación que, sido impulsada por cierto iluminismo filosófico presente en la generación del 80, aspiraba a crear un tipo específico de ciudadanía de tipo universal a partir de una educación que relegaba lo local y lo particular, y que se concentraba fundamentalmente el lo general e universal, a partir, entre otros fundamentos, de la adaptación en forma acrítica doctrinas y filosofías. Una educación concentrada en formar “ciudadanos del mundo”.
A pesar de ingentes esfuerzos individuales aún hoy no se promueve - como debería hacerse - el conocimiento de lo propio como principio rector. Quiero aclarar que cuando me refiero a lo local incluyo también a lo Suramericano. En muchos ámbitos educativos desgraciadamente instrucción, y la formación siguen siendo sinónimos de conocimiento (admirado y acrítico) de lo universal – de lo clásico- en detrimento del saber de lo particular de lo local.
Este tipo de método ha generado un profundo déficit en nuestro autoconocimiento y constituye el principal “defecto” de nuestro sistema educativo. Causa verdadera pena que cada tanto se realizan congresos “pedagógicos” que se en vez de concentrarse en las cuestiones de fondo se preocupan por las formas. La educación de un país es demasiado importante para dejarla exclusivamente en manos de los pedagogos ya que lo importante son los contenidos. Los contenidos definen el proyecto de ciudadano y de país al que se aspira.
Nuestra corriente sostiene que debe partirse del conocimiento ex – ante del propio ser, para fortalecer el campo de la a-percepción - y por ello, nuestro proceso de formación debe ir de lo particular a lo general. La referencia anterior no presupone en modo alguno menoscabar el conocimiento de lo otro, ni mucho menos despreciarlo, significa, prepararse para asimilarlo, y en ese sentido promovemos el establecimiento de un nuevo orden de prioridades diferente al que opera actualmente .

Como primera conclusión entiendo, deberíamos impulsar modificación del método de enseñanza: reitero debemos comenzar de lo local y lo regional y para luego abordar lo universal ya que lo que no se conoce no se aprecia, no se valora y en tanto no se asume. No se trata entonces de incluir en la normativa educativa cambios en las estructuras formales, sino un cambio radical el en método de abordaje de la realidad. En esta labor es vital la actitud de los docentes quienes deberán cobrar mayor autonomía respecto de las “líneas” que suelen “bajar” ministerios y academias.
El revisionismo histórico en plena sintonía con el pensamiento nacional, se constituyó en una corriente historiográfica que no surgió en función de aspiraciones narciscísticas de sus exponentes, sino, muy por el contrario, para suplir ese déficit en el autoconocimiento al que me referí precedentemente, ya que la historiografía oficial de cuño mitrista en función del modelo de ciudadanía que promovía, había omitido ex profeso incluir en el relato histórico destinado a la formación de las futuras generaciones de argentinos, hechos sustanciales y fundantes de nuestro devenir histórico. Hoy un nuevo revisionismo aspira que este relato se extienda hacia los remotos principios de la existencia humana en nuestra región, ya que como enseña Cirigliano “toda la historia es nuestra historia” y en esa línea hace poco tiempo hemos publicado una verdadera “provocación” que se denomina “Proyecto Umbral”, editado por la Editorial Ciccus.
La dicotomía Civilización Barbarie quiero resaltar, no solamente afecto el proceso de autoconocimiento, sino además, afectó los mecanismos de autoestima colectiva. Plenamente concientes de ello, tanto Manuel Ortiz Pereyra como Jauretche, se concentraron en la incidencia autodenigratoria de los aforismos sin sentido, luego, Zonceras. El manual de las Zonceras Argentinas, texto señero como pocos, constituye una denuncia sobre la existencia de verdaderos dispositivos autodenigratorios de incidencia colectiva Mas que de sociología criolla, el manual de zonceras argentinas es un texto de psicología social, o si se, quiere colectiva.
La revolución educativa y cultural que proponemos y que debe operarse en el campo del autoconocimiento, debe estar acompañada por la puesta en funcionamiento de mecanismos autoestima colectiva que en modo alguno pueden ser a- críticos, pero que deben orientarse hacia el establecimiento de una relación afectiva entre el sujeto cognoscente y lo conocido, es decir su propio país, su propia comunidad, su propia nación. Si en términos individuales consideramos el amor propio (autoestima) es un ejercicio de virtudes reconocidas, en términos colectivos lo es el amor por lo propio. El Pensamiento Nacional es una corriente impulsada a por un profundo sentimiento de amor hacia lo propio tal cual es y tal cual manifiesta en la realidad.
Para ir concluyendo me interrogo y dejo expresamente planteado este interrogante; ¿Cómo pretender encarar el estudio de la historia argentina del siglo pasado sin un profundo y desprejuiciado abordaje respecto a modalidad epistemológica extraacadémica que nutrió e influyó sobre los dos movimientos políticos más importantes de la argentina durante el siglo pasado? Y otro; ¿Como lograr esa conciencia nacional o autoconciencia (apercepción) de la que hablaban Hernández Arregui y Fermín Chávez sin el conocimiento cabal de la realidad, de lo que “realmente fuimos y pensamos” y de lo que “realmente somos” para entonces, como comunidad, evaluar en forma equilibrada y desprejuiciada nuestras potencias y fortalezas, y nuestras debilidades - y desde allí - determinar nuestros intereses y establecer nuestros objetivos y metas.
Finalmente y a fin de responder una de las preguntas quiero manifestarles que “la cultura popular” es el espacio, quizás el único ámbito que se ha preservado históricamente de la alienación. Si ustedes observan con atención la historia de nuestro país, podrán concluir que es a través del arte y la cultura popular, entendiendo por arte y cultura popular, todo producto de la expresión y creación no institucionalizada, que el espíritu nacional fue preservado por este medio. Fermín Chávez ha estudiado esta cuestión con profundidad y ha acreditado como, a través de la poesía gauchesca sobrevivió el espíritu facúndico. Les recomiendo un texto de este autor que se encuentra en Internet, que demuestra como lo gauchesco se reencarnó primero en el tango orillero, y posteriormente, en ciertos exponentes del rock Nacional. Les recomiendo además que observen detenidamente como la revolución cultural operada entre los años 1920-1940, influyó sobre la revolución política económica, política y social operada entre 1945 y 1955. Miren además las expresiones de cultura popular durante la dictadura, además, observen detenidamente lo que esta pasando en la actualidad con las nuevas generaciones. En los países sujetos a la acción colonial o semi - colonial el verdadero espacio de resistencia es definitivamente la cultura popular.
Quiero despedirme haciendo entrega a las autoridades de la AMTAC tres libros de Fermín Chávez que gentilmente ha obsequiado su hijo Simón, y que constituyen a mí entender la matriz del pensamiento de nuestro maestro: Historicismo e Iluminismo en la Cultura Argentina Editorial País, Bs. As, 1977; Porque Esto Tiene Otra Llave. De Wittgenstein a Vico. De Editorial Pueblo Entero, Bs. As, 1994; La Conciencia Nacional: Historia de su Eclipse y Recuperación de la Editorial Pueblo Entero, Bs. As., 1996;
Muchísimas gracias a todos.
* Se permite la reproducción citando fuente.

Saber la verdad a tiempo

Saber la verdad a tiempo

27 Junio 2010  
Cuando escribía cada una de mis Reflexiones anteriores, a medida que una catástrofe para la humanidad se aproximaba aceleradamente, mi mayor preocupación era cumplir el deber elemental de informar a nuestro pueblo.
Hoy estoy más tranquilo que hace 26 días. Como siguen ocurriendo cosas en la corta espera, puedo reiterar y enriquecer la información a la opinión pública nacional e internacional.
Obama se comprometió en asistir el dos de julio al partido de cuartos de final, si su país obtenía la victoria en los octavos de final. Él debiera saber más que nadie, que esos cuartos de final no podrían realizarse ya que antes ocurrirán gravísimos acontecimientos, o al menos debiera saberlo.
El pasado viernes  25 de junio, una agencia internacional de noticias de conocida minuciosidad en los detalles de las informaciones que elabora, publicó las declaraciones del “…comandante de la Armada del cuerpo élite de los Guardianes de la Revolución Islámica, general Ali Fadavi…” -advirtiendo­- “…que si Estados Unidos y sus aliados inspeccionan a los barcos iraníes en aguas internacionales ‘recibirán una respuesta en el Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz’”.
La información fue tomada de la agencia local de  noticias Mehr, de Irán.
Dicha agencia, según el despacho, comunicó: “Fadavi añadió que ‘la Armada de los Guardianes de la Revolución cuenta actualmente con centenares de embarcaciones dotadas con lanzaderas de misiles’.”
La información elaborada casi a la misma hora de lo publicado en Granma, o tal vez antes, parecía en algunos puntos una copia al carbón de los párrafos de la Reflexión elaborada el jueves 24 de junio y publicada en ese periódico el viernes 25.
La coincidencia se explica por el uso elemental que siempre aplico del razonamiento lógico. Yo no conocía una palabra de lo que publicó la agencia local iraní.
No albergo la menor duda de que tan pronto las naves de guerra de Estados Unidos e Israel ocupen sus puestos ­-junto al resto de las embarcaciones militares norteamericanas ubicadas en las proximidades de las costas iraníes­- e intenten inspeccionar el primer buque mercante de ese país, se desatará una lluvia de proyectiles en una y otra dirección. Será el momento exacto en que se iniciará la terrible guerra. No es posible prever cuántas naves se hundirán ni de qué bandera.
Saber la verdad a tiempo es para nuestro pueblo lo más importante.
No importa que casi todos por natural instinto, podría decirse que el 99,9 por ciento o más de mis compatriotas, conserven la esperanza y coincidan conmigo en el deseo sincero de estar equivocado. He conversado con personas de los círculos más cercanos y a la vez recibido noticias de tantos ciudadanos nobles, abnegados y cumplidores de su deber, que al leer mis Reflexiones no impugnan en lo más mínimo sus consideraciones, asimilan, creen y tragan en seco los razonamientos que expongo, sin embargo, dedican de inmediato su tiempo a cumplir con el trabajo, al que consagran sus energías.
Eso es precisamente lo que deseamos de nuestros compatriotas. Lo peor es que repentinamente se conozcan las noticias de gravísimos acontecimientos, sin haber escuchado antes noticia alguna sobre tales posibilidades, entonces cundirá el desconcierto y el pánico, que sería indigno de un pueblo heroico como el cubano, que estuvo a punto de ser objetivo de un ataque nuclear masivo en octubre de 1962, y no vaciló un instante en cumplir el deber.
En el desempeño de heroicas misiones internacionalistas, combatientes y jefes valientes de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias estuvieron a punto de ser víctimas de ataques nucleares contra las tropas cubanas que se aproximaban a la frontera sur de Angola, donde las fuerzas racistas sudafricanas habían sido desalojadas tras la batalla de Cuito Cuanavale y se atrincheraban en la frontera con Namibia.
El Pentágono, con el conocimiento del Presidente de Estados Unidos, suministró a los racistas sudafricanos alrededor de 14 armas nucleares a través de Israel, más poderosas que las que fueron lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, como hemos explicado en otras reflexiones.
No soy profeta ni adivino. Nadie me informó una palabra de lo que iba a ocurrir; todo ha sido fruto de lo que hoy califico como el razonamiento lógico.
No somos novatos ni entrometidos en este complicado tema.
En la poscrisis nuclear, se puede augurar lo que ocurrirá en el resto de América de lengua iberoamericana.
En tales circunstancias, no se podrá hablar de capitalismo o socialismo. Sólo se abrirá una etapa de administración de los bienes y servicios disponibles en esta parte del continente. Inevitablemente seguirán gobernando cada país los que hoy están al frente del gobierno, varios muy cercanos al socialismo y otros llenos de euforia por la apertura de un mercado mundial que hoy se abre para los combustibles, el uranio, el cobre, el litio, el aluminio, el hierro, y otros metales que hoy se envían a los países desarrollados y ricos que desaparecerá repentinamente.
Abundantes alimentos que hoy se exportan a ese mercado mundial también desaparecerán de forma abrupta.
En semejantes circunstancias, los productos más elementales que se requieren para vivir: los alimentos, el agua, los combustibles y los recursos del hemisferio al sur de Estados Unidos, abundan para mantener un poco de civilización, cuyos avances descontrolados han dirigido la humanidad a semejante desastre.
Hay, sin embargo, cosas muy inciertas todavía, ¿podrán abstenerse las dos más poderosas potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia, de emplear una contra la otra sus armas nucleares?
Lo que no cabe la menor duda es que desde Europa, las armas nucleares de Gran Bretaña y Francia, aliadas a Estados Unidos e Israel -que impusieron con entusiasmo la resolución que inevitablemente desatará la guerra, y ésta, por las razones explicadas, de inmediato se volverá nuclear-, amenazan el territorio ruso, aunque el país al igual que China ha tratado de evitar en la medida de las fuerzas y las posibilidades de cada una de ellas.
La economía de la superpotencia se derrumbará como castillo de naipes. La sociedad norteamericana es la menos preparada para soportar una catástrofe como la que el imperio ha creado en el propio territorio de donde partió.
Ignoramos cuáles serán los efectos ambientales de las armas nucleares, que inevitablemente estallarán en varias partes de nuestro planeta, y que en la variante menos grave, se van a producir en abundancia.
Aventurar hipótesis sería pura ciencia ficción de mi parte.

Fidel Castro Ruz
Junio 27 de 2010
2 y 15 p.m.