UN DOLOR ENORME…
Parece que nunca acaba, que no se detiene, que
sigue arrasando todo sin reparar absolutamente en nada.
El imperialismo en todas sus formas y con
todas sus caras y con todas las metodologías posibles, avanza sobre los
pueblos, sus historias y sus futuros.
Y de vez en cuanto
aparece una porción de esperanza que dura sólo un suspiro; de inmediato se renueva
la avanzada imperial contra nuestros destinos.
Por ahí es utópico decir “nuestros destinos”,
ya que el imperialismo se encarga de decirnos, de recordarnos permanentemente
que nada podemos proyectar, ya que son los dueños de la vida y la muerte, como
así del presente y del futuro.
Por supuesto que los pueblos en momentos se
levantan reaccionando ante la barbarie institucionalizada a nivel global, pero
inmediatamente somos abducidos por la telaraña mediática, discursiva, con
endebles líderes que terminan transando y acomodando sus intereses.
Los pueblos siguen padeciendo, sin descanso y
sangrando, la avaricia, el despojo, la explotación, el desarraigo, la
exclusión, el hambre, la persecución, la desaparición, el asesinato.
Imposible no sentir tanto dolor ante tanta
crueldad diseminada por el planeta. En realidad enormes sectores sociales
permanecen anestesiados mirando como si fuese una película las realidades
atroces que padece la humanidad.
No importa quién tira la primera piedra, no
importa qué mejilla se abofetea, no importa quién ofendió a quién; lo que en
realidad debería importar es todo el desastre que ocurre después.
La perversidad
del sistema te hace creer que, ante la aparición de un héroe, una heroína que
grita y manifiesta la rebeldía contra ese mismo sistema, podés tener la
posibilidad de la transformación. Pero sólo permite que lo creas, por un
momento, después te recuerda quién manda en realidad y de la forma más atroz.
¿Que es un mensaje desesperanzador? Tal vez.
Pero es sólo una parte de la realidad, sólo una parte.
¿Que es quebrarse? No, absolutamente no. Es
intentar describir una parte de la realidad que el enemigo pretende que ignores.
Sólo imagina el resto para dimensionar el poder que tiene, cómo lo utiliza y
cuáles son sus objetivos.
La humanidad ha estado cíclicamente en el
peligro de su extinción y el carrusel de la depredación comenzó a girar
nuevamente en cada ocasión, dejando la muestra que recuerde a cada quién de qué
es capaz.
Cuando aparecen voces que se alzan enarbolando
las banderas de “el despertar de los pueblos”, el sistema sin mucho esfuerzo
narcotiza las mentes, nuevamente, para que retomen el camino de la explotación.
¿Entonces, qué hacemos?
Insistir, insistir, insistir recurrentemente
para dar vuelta la tortilla. N nos queda otra que persistir en nuestros sueños
de libertad, independencia, igualdad y autodeterminación.
Nos debemos el tremendo desafío de la
construcción social desde el abajo para que tiemble y caiga el arriba.
Nos debemos la posibilidad de desafiar al
imperialismo en todas las trincheras posibles, a pesar de soledades.
Nos debemos la urgente demostración de unidad
popular, humana, para enfrentar la avara ignominia globalizada.
De seguro un tremendo dolor nos atraviesa en
cada oportunidad en que el sistema nos vuelve a torturar con sus nefastas
prácticas, pero es imperioso que retomemos nuestra fuerza y el ferviente deseo
de desafiarlo, a como dé lugar.
Procurar preservar la vida sin reaccionar ante
la crueldad del sistema, claudicando en los ideales y deseos, es lo que el
mismo sistema pretende lograr; tendremos que redoblar las estrategias para que
su meta no sea alcanzada, al menos en su totalidad.
De nada nos sirve el lamentarnos por el dolor
enorme que sentimos si no actuamos en consecuencia, porque el imperialismo se
aprovechará siempre de ese costado de debilidad humana y así proseguirá
dominando con su extrema crueldad.
Ante el sentimiento de dolor, antepongamos la
firme decisión de defender nuestro derecho a la existencia.
Exijamos lo imposible alguna vez expresó el
Che.
De nosotres depende concebir otra historia,
otra realidad, concretar nuestros anhelos y convicciones para que el mundo sea
digno de ser vivido.
NORBERTO GANCI –DIRECTOR-
El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com
https://elclubdelaplumaradio.blogspot.com
Ilustración obra de Piero Ojeda