APUNTEN A LA POLÍTICA (I)
Constatamos un desquicio generalizado, notorio
cuando se expresa en el rechazo a la política y en las acciones
autodestructivas. Intentamos pensar cómo es que llegamos a esta situación. Los
problemas que ya vemos en lo cotidiano con lo que llaman big data e
inteligencia artificial son más graves que lo aparente (en el campo de la
comunicación y de la educación). La
comunicación interpersonal en la vida cotidiana se ha paralizado tanto que los
postulados de filósofos como Arendt y Habermas se ven
amenazados y difícilmente pueden tener validez en la realidad, dice Byung Chul
Han.
En la sociedad actual, los ciudadanos ya no
son capaces de creer en un fondo común de discusión que permita iniciar una
discusión. Ya no pueden siquiera suponer que están participando en esa
discusión como miembros de la misma comunidad. La esfera pública que Arendt y
Habermas presentan como ideal ni siquiera existe.
Ante la
erosión de la acción comunicativa, Habermas (aún vivo, tiene 95 años) ha
expresado abiertamente su perplejidad: «Simplemente no sé qué podría ser en el
mundo digital un equivalente funcional de la estructura comunicativa de las
vastas esferas públicas políticas formadas desde el siglo XVIII y que ahora
está a punto de desmoronarse. […] ¿Cómo mantener una esfera pública en el mundo
virtual de la red descentralizada […], una esfera pública con circuitos de
comunicación que incluyan a la población?»
Los dataístas, los que defienden y promocionan
el big data y la inteligencia artificial, los postulan como un equivalente
funcional de la esfera pública discursiva hoy a punto de desmoronarse, pero que
deja obsoleta la teoría de la acción comunicativa de Habermas. El discurso se sustituye por los datos. A la forma de racionalidad que prescinde de la
comunicación, del discurso, podemos llamarla racionalidad digital. Se opone a
la racionalidad comunicativa, que conduce el discurso. Lo que constituye la racionalidad
comunicativa es, además de la capacidad de razonar, la disposición a aprender. Así lo expresa Habermas: «Los enunciados racionales, por ser
criticables, son también susceptibles de mejora: podemos corregir los intentos
fallidos si logramos identificar los errores que cometemos. El concepto de
razonamiento se entrelaza con el de aprendizaje. La argumentación también
desempeña un papel importante en los procesos de aprendizaje. Pero la inteligencia artificial no razona, sino que computa. Los
algoritmos sustituyen a los argumentos."
O como señala Byung Chul Han: El dataísmo es
una forma pornográfica de conocimiento que anula el pensamiento. No existe un
pensamiento basado en los datos. Lo único que se basa en los datos es el
cálculo:"
Desde la perspectiva dataísta, el discurso no
es más que una forma lenta e ineficiente de procesar la información. Las
pretensiones de validez de los participantes en el discurso se basan igualmente
en un procesamiento insuficiente de la información. La acción comunicativa,
afirmarían los dataístas, solo es posible en el marco de una cantidad abarcable
de información, porque el entendimiento humano finito no está en condiciones de
procesar una gran cantidad de información, y la digitalización conduce a una
proliferación informativa que desborda cualquier marco discursivo. Los dataístas oponen a la teoría de la acción comunicativa de
Habermas una teoría behaviorista
-conductista- de la información
que prescinde del discurso.
La visión dataísta del mundo no incluye al
individuo que actúa racionalmente, que pretende hacer una afirmación válida y
la defiende con argumentos. La minería de datos entre el big data y la inteligencia artificial encuentra soluciones óptimas a los problemas y conflictos de
una sociedad concebida como un sistema social predecible, que deparan ventajas
para todos los participantes, pero a las que ellos solos no habrían llegado
debido a su limitada capacidad para procesar la información. Así, el big data y la inteligencia artificial toman decisiones más inteligentes, incluso más racionales,
que los individuos humanos, cuya capacidad para procesar grandes cantidades de
información es limitada. Desde el punto de vista dataísta, la racionalidad
digital es muy superior a la comunicativa. Los dataístas están
convencidos de que, por primera vez en la historia, la humanidad dispone de los
datos que le permitirán un conocimiento total de la sociedad.
Nos prometen un mundo sin guerras ni crisis
financieras, en el que incluso
enfermedades infecciosas podrán detectarse y detenerse rápidamente hasta
diseñar ciudades y comunidades de forma que se reduzcan sus índices de
criminalidad al tiempo que aumentan la productividad y la creatividad» EN
DEFINITIVA, los dataístas
imaginan una sociedad que puede prescindir por completo de la política. Si un sistema social, argumentarían, tiene suficiente
estabilidad, es decir, si existe una amplia conformidad con el sistema en todos
los niveles de la sociedad, no es necesaria la acción política, la cual tendría
que crear una nueva situación social. Cuando los conflictos de clase y de
intereses disminuyen, los partidos políticos pierden su importancia. Cada vez
se parecen más.
Los partidos y las ideologías, seguirían
argumentando los dataístas, solo tienen sentido en una sociedad en la que
prevalecen las desigualdades sistémicas, como una política distributiva demasiado
injusta o diferencias de clase. Desde la perspectiva dataísta, la democracia de
partidos dejará de existir en un futuro próximo. Dará paso a la infocracia como posdemocracia digital. Los políticos serán entonces sustituidos por expertos e
informáticos que administrarán la sociedad más allá de los principios
ideológicos e independientemente de los intereses del poder. La política será
sustituida por la gestión de sistemas basada en datos. Las decisiones
socialmente relevantes se tomarán utilizando el big data y la inteligencia
artificial. Seguirá habiendo discursos políticos, pero serán algo
secundario. No más
discurso y más comunicación, sino más datos y más algoritmos inteligentes, es lo que promete la optimización del sistema social, y hasta la
felicidad de todos.
En fin, el tema merece un tratamiento más extenso, intentaremos continuarlo la semana siguiente.
Desde Rosario
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