RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

lunes, 28 de octubre de 2024

LA CRISIS HOY - PEDRO RODRIGUEZ

 

LA CRISIS HOY

 

 

 Nos agobia una realidad que parece salida de un delirio, de una pesadilla, de un mal guion de película de clase B. No se trata sólo de las declaraciones y las decisiones y las políticas del elegido presidente, ni de sus funcionarios. Tampoco se agota en la crisis política de los partidos que tradicionalmente dominaron la política argentina, ni de la burocratización empresarial de los más importantes sindicatos, de larga data.  Todos padecemos la estupidez en nuestro barrio, entre los habitantes, en los distintos espacios sociales.

 

 Ya hemos hablado en ocasiones del notorio empobrecimiento material y simbólico en grandes masas de población, y de la orfandad política y del incipiente grado de organización en las luchas. Y por estas razones, nos vemos compelidos, empujados a elaborar, a analizar, a pensar formas de entender esta crisis. Siendo trabajadores, tenemos la ventaja de no apelar a saberes institucionalizados, a “experticias profesionales”, a enfoques viciados de dogmatismos o de clichés. La desventaja es igualmente importante: un análisis que no se inscriba en una teoría de moda sonará indefectiblemente poco creíble.

 

 Pero apostamos con lo que tenemos, y con las herramientas que conseguimos recolectar, situándonos, como lo expresamos cada vez, en nuestra condición de trabajadores. Intentamos, en primer lugar, ubicarnos en la situación internacional y en lo que puede estar determinando nuestra realidad actual. Hablamos, por supuesto del capitalismo, del sistema bajo el cual transcurre nuestra vida. La crisis estructural de un sistema que, por su propio carácter retrógrado y explotador, agudiza hasta límites intolerables la apropiación del trabajo ajeno y de la riqueza social producida, conjugándose con la crisis cíclica de súper producción que no encuentra fondo.

 

 La anarquía del capital, otra característica intrínseca del sistema, junto a la concentración y centralización del mismo, produce contradicciones cada vez más agudas e insalvables entre las facciones de la oligarquía financiera mundial.

Resulta así una retroalimentación de la crisis económica y política; el pantano económico del sistema termina en un pantano político. Ninguna facción puede disciplinar al resto de la clase dominante y, al mismo tiempo, la lucha de clases determina que esa falta de centralización se agudice sensiblemente.

 

 En esta compleja realidad, facciones del capital impulsan la salida clásica: la guerra imperialista llevada desde el plano económico al plano militar abierto. La guerra en Ucrania, el conflicto en Medio Oriente que ha recrudecido, las guerras llamadas “tribales” en el continente africano, expresan esa puja que excede ampliamente a los actores de cada país. Son guerras en las que se entremezclan intereses del capital monopolista de todas las regiones del mundo, con alianzas que van y vienen, se arman y se desarman. Con negocios en los que se entrelazan capitales y corporaciones en una compleja red que hasta hace un tiempo era imposible de imaginar.

 

 Si se analizan estos fenómenos desde la antigua visión de los países y Estados capitalistas nos quedamos sin entender esa complejidad. El entrecruzamiento de capitales que se da a nivel planetario borra cada vez más las fronteras e intereses de las naciones para convertirse en fronteras e intereses de facciones capitalistas, convirtiendo el tablero mundial en un rompecabezas que sólo puede entenderse asumiendo que la etapa imperialista del capitalismo se ha desarrollada a niveles nunca conocidos. Por lo tanto, la guerra imperialista como opción de salida a la crisis es una ventana que se abre cada vez más con la amenaza de una conflagración mundial más aguda y profunda que la actual.

 

 Los intentos de “nacionalizar” al imperialismo, o el de emprender “luchas de liberación nacional” por fuera de los intereses de las clases antagónicas, además de un engaño, son propuestas destinadas al fracaso más absoluto.

 

 A diferencia de otras etapas, la clase dominante no logra imponer ni convencer a los pueblos de la guerra como salida. Por el contrario, los pueblos suman y suman conflictos de toda índole en todas las regiones del planeta, para resistir el ataque a las condiciones de vida que provoca la crisis del capital.

 

 Pero conocemos nuestros límites y el alcance de lo que proponemos. No tenemos intervención directa en los grandes conflictos, y aunque, por supuesto, tengamos simpatías o elijamos ponernos en algún lado en el conflicto mundial, sabemos que necesitamos actuar en los lugares en donde vivimos y trabajamos, en concordancia con lo que consideramos nuestros intereses concretos.

 

 La resistencia sostenida de los sectores del trabajo en nuestro país, a la cual se está sumando el estudiantado y parte de la comunidad educativa, acorta los plazos de durabilidad del engaño y es el camino que, sin dudas, nos llevará a poner freno y orientar nuestro barco hacia el quiebre del plan del gobierno actual.

 

 Por eso, incrementar los niveles, la extensión y la generalización nacional de esa resistencia, es el único camino que tenemos como pueblo para avanzar, para imponer nuevas condiciones en el enfrentamiento que tenemos entre el gran capital y sus empleados, por un lado, y los trabajadores y el pueblo por el otro.

 

PEDRO RODRIGUEZ

 Desde Rosario

Militante Social

 

LOS RUSOS SON MUY MALOS Y WALL STREET QUIERE GUERRA CONTRA QUIEN SEA - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

LOS RUSOS SON MUY MALOS

Y WALL STREET QUIERE GUERRA CONTRA QUIEN SEA

“ALGO HUELE A PODRIDO” EN GEORGIA

MILEI SE UNIRÁ A LA OTAN: QUIERE GUERRA

  

 

 Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA. Un día más, nos encontramos en este espacio de reflexión compartida con múltiples temáticas que involucran a toda la Humanidad.

 Hoy, en particular, nuestra mirada abarca decenas de cuestiones inquietantes, interesantes y, algunas insólitas, pero no menos preocupantes.

 

 Casi la totalidad del planeta está en guerra y caos absolutos y todavía no comenzó otra guerra más en algún otro Estado del mundo, pero los conflictos son tan brutales que asfixian de solo entenderlos.

 

 Las tensiones planetarias no aumentan por día, sino por horas. Por los medios, nos enteramos de la guerra en Ucrania y la que se está desarrollando entre Israel contra la Franja de Gaza y parte de esa región desde hace más de un año, aunque más que llamarla “guerra” la denominamos “genocidio”. Dejaremos para otra columna la DOCTRINA DAHIYA.

 Pero, además de esos conflictos, hay unas treinta guerras más y tensiones crecientes de las que no se habla.

 

 Podríamos mencionar entre otras guerras en África, las que se están desarrollando en el Cuerno de África, región que está integrada por Somalia, Yibuti, Eritrea, Kenia, Etiopía, Sudán del Sur, Sudán y Uganda. En los últimos tres años, el Cuerno de África y la región en su conjunto han experimentado un estallido de turbulencias más matizado, complejo y distinto que los anteriores.

 

 Este es uno de los períodos más peligrosos con conflictos armados interestatales e intraestatales.

 Sudán está inmerso en una devastadora guerra civil. Las tensiones entre Etiopía y Somalia en torno al Memorandum de Entendimiento entre Etiopía y Somalilandia añaden otra capa de complejidad y amenazan la seguridad regional. Además, las tensiones históricas entre Etiopía y Eritrea.

 

 Y cruzamos el Golfo de Adén, dejamos África y ya estamos en Asia, en Yemen, donde continúan los ataques armados entre los milicianos hutíes de Yemen en el estrecho de Mandeb contra embarcaciones de diversos países en una de las rutas más concurridas del comercio internacional.

 

 Volviendo a la cuestión israelí, esta no se limita a Gaza, sino también a Cisjordania, el sur del Líbano, Irán, Irak, Yemen y Siria; mencionamos como una cuestión significativa que ni la Federación Rusa ni China, dejarán sola a la República Islámica de Irán contra Israel.

 

 Y ahora saltamos a Europa y sumamos la decisión de Serbia, en la Europa de los Balcanes, que quiere unirse a los BRICS, una situación extremadamente delicada por la cual su presidente Aleksandar Vucic, le preguntó en forma retórica a la OTAN si le van a hacer otra guerra más en Kosovo y le dijo a la OTAN que lo dejen tranquilo, además recordemos que cada seis u ocho meses, siempre hay un ataque de la OTAN contra Serbia y siempre tengamos presente que fue Biden el máximo responsable del ataque sobre Belgrado y no olvidemos lo más importante que tanto en Europa como en Oriente Medio lo significativo es la cuestión nuclear, porque cuando las guerras de despliegan entre potencias nucleares, siempre está ese abismo que se puede abrir, sin mencionar el delirio en Europa, con una Gran Bretaña con un nivel de vida tercermundista y con tensiones y estallidos crecientes entre sus ciudadanos; Finlandia que está arrepentida de haberse unido a la OTAN, porque se está hundiendo económicamente por las sanciones a Rusia, como el resto de los países de la Unión Europea con Alemania liderando el equipo; Polonia que es un Estado para el manicomio desde el siglo XIX al que Rusia le recuerda que podría volver a ser rusa; Hungría, Eslovaquia y Serbia que se niegan a colaborar con ayudas para la guerra de Ucrania y Alemania solamente podría enviar quizás unas salchichas. Zelensky sigue necesitando el gas ruso, pero ahora su hipocresía lo lleva a que sea Azeibaiyán el país intermediario para que le entre el gas desde Rusia.

 

 ¡Oh!, el delirio de Kaja Kallas, exPrimera Ministra de Estonia que ahora es Jefa de la Política Exterior de la Unión Europea, rusófoba, representando a un país báltico que se especializa en el lavado de dinero y que Rusia podría barrer de un soplido y siempre escuchando una y otra vez, desde los burócratas europeos que Rusia es muy, muy mala. ¡Ah!, y encima, Kallas, la estonia, expresa que hay que reforzar la relación con Marruecos, claro, a los europeos que nos “coman las ratas” porque ahora a Marruecos hay que “comerle la oreja” porque es el bastión de Estados Unidos e Israel en África para frenar el empuje de China y Rusia en ese continente y, cruzamos el Mar Mediterráneo, y la situación de España ya no suscita indignación, sino cada día más asombro y hasta risas, de los nervios, porque a los dirigentes es evidente que los ciudadanos les “importamos un pimiento”.

 

 Pedro Sánchez está contento con Ursula von der Leyen, se lleva bien con los poderes fácticos financieros, almuerza con George Soros, con Larry Flynt de BlackRock, se “traga” la historia de Ucrania y ahora le dio la Agenda 2030 a Pablo Iglesias, el vicepresidente. Continuamos con Kim Jong-Un, el líder supremo de la República Popular de Corea del Norte, que parece que ha enviado 1500 efectivos militares para apoyar a la Federación Rusa en la guerra contra la OTAN. Y continúa la escalada de agresiones entre Corea del Norte y Corea del Sur; ¿será otra guerra más?

 

 Y para otros delirios europeos, Occidente está empujando a la guerra a Georgia, un pequeño país en la Europa del Cáucaso, que sería el segundo frente contra la Federación Rusa, según declaraciones de su Primer Ministro Irakli Kobajidse. Una postura opuesta a la del Primer Ministro es la de su Presidenta Salomé Zurabishvili, proatlantista, proeuropeísta para quien la Ley de agentes extranjeros va en contra de los derechos humanos. Obviamente, esa ley es la excusa para manipular a la población totalmente polarizada, pero la presidenta dice que esa legislación va en contra de los derechos humanos.

 ¡Sí, porque Occidente es un ejemplo excelso de derechos humanos!

 

 Está ocurriendo en Georgia la “misma movida” que la de Ucrania en el Maidán de 2014. Salomé Zurabishvili expresa que esa ley pretende la completa subversión de los valores democráticos en Georgia apuntando a Rusia. ¡Unos valores democráticos extraordinarios en Occidente!

 Ayer hubo elecciones parlamentarias en Georgia: veremos qué ocurrió. Y retomando contenidos de otras columnas, es evidente que las categorías políticas del siglo XX ya no sirven en la Unión Europea, porque los partidos políticos, digamos, “progres” son guerreristas, otanistas, atlantistas, globalistas, quieren guerra y la llamada “ultraderecha” es pacifista, antiglobalista. ¡Qué contradicción!

 

 Y por si fuera poco todo lo que estamos compartiendo, la República Islámica de Irán no pasa por su mejor momento político: hay tensiones y disputas en la cúpula dirigente, como también hay tensiones entre Rusia y China, por más que se apoyen estratégicamente y la cuestión pasa por la cuestión del gas porque el Kremlin quiere que China pague algo más caro el gas ruso que compran los chinos.

 

 Están proyectados dos gasoductos llamados Power Siberiano I y II de una extensión de más de 4000 kilómetros que pasarían por la capital de Mongolia, Ulán Bator, operado por Gazprom, la principal gasista del mundo y, entre tanto, el gas ruso sigue fluyendo a Ucrania y, el petróleo, a toda la Unión Europea, en uno de los tantos actos hipócritas de nuestros dirigentes que lo compran a través de terceros países, pero pagando cuatro veces más y así nos va aquí y ahora viene el invierno.

 

 Y la India está muy disputada tanto por Occidente como por los países emergentes y parece que tanto India como Turquía “siguen jugando a dos bandas”, porque Turquía pertenece a la OTAN, pero mostró interés en unirse a los BRICS. Y Japón que se está “armando hasta los dientes”, forma parte de Occidente, vamos, de occidental no tiene un pelo, pero también está siendo seducida por China y Rusia.

 

 Y siguen las tensiones entre Taiwán y la República Popular China con maniobras militares de parte del gigante asiático y la mirada siempre atenta de Estados Unidos, ¡ah! y nos olvidábamos, que Biden le dijo a Netanyahu, el primer ministro de Israel, que le enviará armas, pero que serán utilizadas por los militares estadounidenses, no por su propio ejército, vamos, que la cuestión para Wall Street, la City de Londres y la OTAN es que haya guerra, contra quien sea, pero que la guerra no falte.

 

 Y hablando de guerras, conflictos y traiciones, ahora continuaremos con Argentina, porque parece que Milei quiere una guerra; no creemos que los argentinos deseen lo mismo, pero él representa a nuestro país y habla por todos. Lo que dice Milei, lo dice Argentina.

 

 Cuando la tensión mundial se ha elevado a límites nunca antes visto en la Historia de la Humanidad, al borde de una guerra nuclear, al payaso libertario no se le ocurre otra idea mejor que sumarse a conflictos como el de Ucrania y el de Medio Oriente de una forma alocada, con señales inequívocas de su complicidad con Israel y con muestras de regocijo en apoyar a Zelensky. Compra unos aviones F16 que los rusos usarían para tirar al blanco, desea unirse al grupo de países extracontinentales de la OTAN, ¡esto es alucinante!, aumentará el gasto militar de una manera irracional cuando las prioridades del pueblo argentino pasan por otro lado. Una visión racional de los hechos nos impulsa a reflexionar que Argentina tendría que permanecer al margen de tensiones nucleares, pero también suscita nuestro asombro, cuando los medios de comunicación no hablan sobre esta cuestión tan delicada y que puede acarrear algunas sorpresas desagradables.

 

 Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención, e invitándola a una nueva emisión de EL CLUB DE LA PLUMA, el próximo domingo. ¡Hasta la victoria siempre, compañeros!

 

PROF. VIVIANA ONOFRI

Profesora en Letras

ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata