«¿HACIA
LA 'COREANIZACIÓN' DEL CONFLICTO UCRANIANO?»
Mientras Rusia se
recupera lo más rápido posible de su episodio surrealista, y con ello me
refiero a la rebelión del Grupo Wagner, la OTAN toma nota del estrepitoso
fracaso de la denominada «contraofensiva ucraniana» y prepara opciones, tanto
para incrementar la potencia de los ataques, como para introducir otras
alternativas a la contienda.
Al menos al momento
de leer estas líneas, no solamente Ucrania no reconquistó ninguno de los territorios
perdidos en manos de los rusos, ya sea en el Donbás como en los antiguos oblast
de Zaporozhie y Jerson, sino que ha encajado terribles pérdidas humanas y
materiales, que van raudamente disminuyendo su ímpetu y consumiendo su
expectativa de éxito, más allá de la maquinaria propagandística.
El 4 de julio, como
si hiciera falta, fue la propia CNN, network televisiva y mediática
extremadamente ligada a los órganos de difusión del Pentágono, quien admitió
que la campaña ucraniana ya es un fiasco. Y a la revelación prodigiosa de CNN,
agrego: las fuerzas ucroatlantistas solamente se enfrentaron a la primera línea
defensiva de las tres instaladas por los rusos.
Téngase en cuenta que
la primera línea está diseñada para desgastar y ralentizar el avance, no para
aguantar. La segunda es para resistir el núcleo duro del avance y la tercera es
para demoler lo que queda.
No es de extrañar,
entonces, el ambiente de jolgorio y éxtasis que se vivió en Kiev y en Bruselas,
cuando las tropas de Wagner ocuparon Rostov-del-Don y anunciaron su marcha
hacia Moscú. El resquebrajamiento en la cohesión y el esfuerzo de guerra ruso,
y la esperanza de un importante enfrentamiento fratricida, hubiera sido una
excelente noticia para Zelenski y Cía. porque podría haber aliviado la línea
del frente, idealmente, quitando tropas para la defensa de Moscú y generando
bajas tremendas entre ellos.
Pero nada de eso ocurrió y la tensión apenas duró 18 horas.
La decidida acción
del presidente Putin, los estamentos de la Justicia y el apoyo irrestricto de
militares, paramilitares, y en general, de la población civil, hicieron
recapacitar a Evgueni Prigozhin y concientizarse de que su «caravana de la
justicia» había sido demasiado temeraria.
Lógicamente, por una
cuestión de impacto, durante esos días 23 y 25 de junio, el foco de las
noticias globales se centraba en las desopilantes declaraciones de Prigozhin,
en las de Kadirov prometiendo vengar su traición y en las de Putin – en cadena
nacional – hablando de una «respuesta adecuada».
Pero el 24 en Londres, justo en el medio de la rebelión, lo
que hizo que muchos pensaran en el involucramiento del MI6 en la revuelta, se
suscitó la «Conferencia de Recuperación de Ucrania» (o Ukraine’s National
Recovery Plan) donde, casi como un anticipo de lo que podría decidirse en la
Cumbre de la OTAN que tendrá lugar el 11 y 12 de julio en Vilna, se pretendió
establecer una nueva fase de la guerra contra Rusia.
Por supuesto, no se
avizora en el corto plazo ninguna señal de disminución de apoyos por parte de
Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea: No sólo siguen armando a las
fuerzas de Kiev sino que ahora están preparándose para convertir Europa en la
primera línea de una confrontación de larga duración con la Federación Rusa.
El tema es cómo lo harán… cuando países como Francia están
envueltos en un colapso social de enormes dimensiones, con crímenes en las
calles, solamente aminorados por la censura comunicacional.
Lo cierto, es que el
apoyo decisivo no vendría de la mano de Francia ni de Alemania, antaño ejes de
la Unión Europea, y que ahora están apartadas del diseño angloestadounidense.
La prueba es que ha dispuesto en su organización un trinomio administrativo –
esto es Borrel, Michel y van der Leyeyn - de cipayos serviles. La
posibilidad que se baraja es la manipulación de Polonia, los
países bálticos y alguno que otro país de Europa Oriental, como Rumania o
Eslovaquia.
Estas naciones no solamente están a las órdenes irrestrictas
de lo que pueda desear Estados Unidos y/o Reino Unido, sino que, además, Polonia
tiene reales aspiraciones sobre las regiones de Lvov, Ternópol, Volinia e
Ivano-Frankovsk, zonas que le fueran arrebatas por la República Socialista de
Ucrania incluso durante la Segunda Guerra Mundial.
Rumania, también
podría intervenir directamente si se le promete el norte de Bucovina, aunque
los apetitos de Bucarest se amplían hasta Cernovstsi y Odesa, así como Izmail.
Ya está haciendo gestiones para incorporar Moldavia a su expansión territorial…
aunque Transnistria es un tema escabroso pues está protegida por una guarnición
de 1400 soldados rusos.
Incluso podría tentárselo a Viktor Orban, el primer ministro
húngaro que se yergue como gobernante más independiente de Europa y que tiene
excelentes vínculos con Rusia, con devolverles Transcarpacia, donde habitan
150.000 magyares que incluso ya tienen pasaporte húngaro. Claro, habría que ver
qué grado de involucramiento beligerante se le pediría sotto voce contra Rusia.
Lo cierto es que esta
avanzadilla «se vendería» como una jugada en solitario de esas naciones, que en
un rapto de una autonomía estratégica que jamás tuvieron, salieron en defensa
de los «valores europeos» que encarna Ucrania. Ese sería entonces el
significado de toda la narrativa instalada por Zelenski en Varsovia cuando
aludía de «dos países sin fronteras».
El ex-secretario
general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen Rasmussen, ya empezó a
preparar a los europeos para una división de Ucrania. Justamente, anunciando la
posibilidad del ingreso de tropas polacas al país, con ciertos contingentes
pequeños de naciones bálticas.
El problema que se
suscita con esto es que todas pertenecen a la OTAN… y los rusos lo
interpretarán de la única manera posible: SE TRATA DE UNA CONTROL TERRITORIAL
DIRECTO DE LA ALIANZA ATLANTICA EN UCRANIA, una «línea roja» del Kremlin que
justamente originó esta guerra, entre otros motivos importantes.
Polonia será la
elegida para «detener a Rusia» cuando la contraofensiva ucraniana se quede sin
hombres ni equipos, absolutamente destruida. Ucrania ni siquiera podrá
protestar contra los polacos, porque ya ha quedado devastada y la intervención
polaca será vista como liberadora, como alguna vez aplaudieron la invasión
nazi.
De hecho, las fuerzas armadas de Polonia ya han puesto en
marcha programas de formación de reservistas y vienen reestructurando su
ejército y fuerza aérea, a la que modernizaron con aparatos estadounidenses,
desde hace al menos 10 años. Incluso se han provisto de artillería, aviación y
tanques surcoreanos, como los cazas KA-50 y los carros Black Panther,
consecuencia directa de la gira de Jens Stoltemberg en enero de este año.
No solamente eso:
Polonia se ha asegurado la provisión de gas desde el Baltic Pipe noruego, justo
el día en que sabotearon los ductos Nord Stream, donde también presuntamente colaboró
con los servicios estadounidenses, noruegos, daneses y suecos.
Recordaremos la felicidad del ex canciller polaco Radoslav
Sikorsky en un tuit agradeciendo a «América» por los bombazos submarinos. Miles
de «voluntarios» polacos – la gran mayoría ex militares dados de baja adrede -
han muerto este año en el frente del Donbás y sur. Incluso, los servicios
médicos a lo largo de todo el país pasaron a una fase de movilización militar.
Incluso, y esto es aún más grave, muchos generales e incluso políticos polacos
han reivindicado el enclave ruso de Kaliningrado como propio.
A esto obedece la
reubicación de armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia, y a esto
obedecería la instalación del Grupo Wagner allí… para aquellos que creen, con
cierta sospecha fundada, de que la rebelión fue una forma de reubicar la PMC.
Lo cierto es que la OTAN ha realizado las maniobras aéreas
más voluminosas jamás realizadas, las «Air Defender 23», que culminaron el 22
de junio, y que coinciden con su doctrina de «Shock & Awe» [«Conmoción y
Pavor»] de incesantes y indiscriminados ataques aéreos.
En Air Defender 23 se
movilizaron 250 aeronaves de 25 países. No solamente fue aviación de combate,
sino también de transporte: se hicieron maniobras de apoyo logístico… para
abastecer a un ejército de tierra que avanza…
En la «Conferencia de Recuperación de Ucrania» efectuada en
Londres, con la presencia del PM Rishi Sunak , se establecieron las bases para:
1]
Invadir la parte oeste de Ucrania e ir hacia una especie de demarcación militar
de manera de establecer un statu quo de fuerza, al estilo de la península
coreana, donde jamás se firmó un acuerdo de paz sino un armisticio, y hace más
de 70 años se mantiene una actividad bélica latente a punto de explotar, con
una franja de territorio desmilitarizada para evitar choques fortuitos.
2]
De esta manera, Ucrania NO ENTRARÍA en la OTAN, sino que LA OTAN ENTRARÍA EN
UCRANIA, bajo la tutela de su «frenemy» polaco y colaboradores menores.
Por supuesto, esto sería también una excelente opción para
Unión Europea, quien pretende con esa ocupación manipular aún más a Ucrania y
reembolsarse el dinero que ya ha gastado, pues en última instancia, es la UE
quien se tiene que hacer cargo de la «Ley de Préstamo y Arriendo para la
Defensa de la Democracia en Ucrania» que permite al complejo militar-industrial
estadounidense
De esta manera, y respetando el documento de la RAND
denominado «Una guerra inganable / Washington necesita que termine la partida
en Ucrania», una victoria total para uno de los bandos es ya imposible. Solo es
posible un armisticio al estilo coreano.
LIC.
CHRISTIAN CIRILLI
Analista Internacional - Licenciado en
administración UBA De ciencias económicas