RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

lunes, 19 de agosto de 2024

¿HEGEMONÍA O NADA? VENEZUELA SIEMPRE HABÍA SIDO EL “RANCHO” DE LOS ROCKEFELLER - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

¿HEGEMONÍA O NADA?

VENEZUELA SIEMPRE HABÍA SIDO

EL “RANCHO” DE LOS ROCKEFELLER

 

 

 Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA.

 De nuevo, nos encontramos en este espacio de reflexión compartida, como todos los domingos.

 

 En primer lugar, para la apertura, para el título HEGEMONÍA O NADA, seguiremos las líneas conceptuales del catedrático alemán, el profesor emérito Michael Brenner. En cuanto a la temática sobre VENEZUELA, nos apoyaremos en las declaraciones del doctor Alfredo Halife-Rahme, de la semana pasada.

 

 ¿La de China es una amenaza tangible? Obviamente, no lo es, según el profesor Michael Brenner. La amenaza china es una amenaza puramente existencial. Hablar de “amenaza” es una palabra mal utilizada y sobreutilizada, pero es apropiada en este contexto, porque la amenaza que representa China se basa, simplemente, en su existencia, eso es todo, no tiene nada que ver con lo que China diga o haga.

 

 El hecho de que exista y tenga grandes y crecientes capacidades se vuelve intolerable tanto en el pensamiento estratégico como en términos emocionales y psicológicos para

Estados Unidos que está aterrorizado. ¿Qué es la hegemonía? La hegemonía es la forma extrema de seguridad que Estados Unidos quiere para su país. Cada Estado-nación tiene dos obligaciones primordiales: proporcionar paz y estabilidad y proteger a su país.

 Desestimemos la guerra contra México y las dos guerras contra España que no fueron por una cuestión de seguridad estadounidense.

 

 La Primera Guerra Mundial no era amenazante para Estados Unidos, pero en la Segunda Guerra Mundial, percibió su inseguridad amenazada por las potencias del Eje, por eso, se involucró. La amenaza estaba representada por la Unión Soviética y su bloque. El momento clave fue en 1949 cuando la Unión Soviética explotó su primera bomba atómica. Los aviones podrían llegar a Estados Unidos y lanzar bombas atómicas, lo cual implicaba un gran desafío para la seguridad estadounidense.

 Estados Unidos siempre buscó la seguridad y esto influyó en la política estadounidense, desde entonces, en su postura con el resto del mundo.

 

 Cuando la Unión Soviética colapsó, en 1991, Estados Unidos creyó que había alcanzado casi la seguridad total. En ese momento, ya nadie podía amenazar a Estados Unidos. Pero algo importante para este país, no olvidemos, es que esa seguridad tiene que ser permanente.

 

 Y volvemos a la cuestión de la hegemonía que se puede definir como control. Lo importante es tener el control de todo el planeta, mantener la superioridad militar en todo el mundo. Este es el marco de la política estadounidense de los últimos treinta años. Que no haya ningún país que pueda convertirse en una amenaza. Ahora bien, volviendo a la política exterior del país del norte, dentro del poder en Estados Unidos se está viendo la posibilidad de terminar la guerra en Ucrania, para centrarse en el Pacífico, puntualmente contra China.

 Entretanto, surgió en Estados Unidos lo que vieron los señores de la guerra como la debilidad de Rusia, pero subestimaron su poder. Rusia sería derrotada y su economía colapsaría.

 Eso es lo que esperaban. Y luego irían por la guerra en China. Ciertamente no interpretaron la realidad militar ni económica de Rusia. Una de las reflexiones más atrevidas del profesor es que hay que reconocer que en Estados Unidos hay un pensamiento anormal en su política exterior, porque no podemos comprender lo que está sucediendo sin tenerlo en cuenta.

 

 El juego está en marcha, pero este es uno en el que Occidente no ganará. El ascenso de China es la mayor amenaza existencial para Estados Unidos en su historia, no por peligros de seguridad, económicos o epistémicos, sino puramente porque invalida la autoconcepción de las élites de Washington.

 El mero hecho de que haya un concepto contrario en el escenario global que rivaliza con éxito con Estados Unidos en todas las esferas, invalida su hegemonía y, por lo tanto, el núcleo de autoimagen moderna de Estados Unidos. Resulta que la hegemonía, una vez que la mentalidad ha echado raíces firmemente, socava los mismos cimientos sobre los que se construye. O, dicho de otra manera, el éxito está cegando a Estados Unidos hacia la derrota. Y la pregunta esencial, si no puede conservar la hegemonía, ¿Estados Unidos prefiere que no exista NADA?

 

 Y hablemos sobre Venezuela de la que el doctor Halife-Rahme expresa que está viviendo la “Etapa Guaidó II”. Halife-Rahme no se atreve a decir que Venezuela es para Estados Unidos lo que sería Ucrania para Rusia, pero no está lejos de esa situación. Generalmente, el perdedor dirá que hubo fraude. Imaginen que Venezuela opine sobre los resultados electorales en Estados Unidos.

 Y recordemos que el expresidente estadounidense Jimmy Carter en su momento había dicho que el sistema electoral de Venezuela era el más perfecto del mundo. ¿Por dónde estará hoy Guaidó? La cuestión de nuestro país hermano es el petróleo.

 

 Vienen los tiempos donde la energía verde está cayendo. Ya en Estados Unidos y en Europa la energía verde se hunde. Y Venezuela es clave porque es la primera potencia petrolera del mundo. Recordemos que Venezuela siempre fue el “rancho” de los Rockefeller. Con respecto a las encuestas, Halife-Rahme es lapidario porque dice que las encuestas, los sondeos, se hacen “a la carta”, te dan el resultado que te guste, ya son una industria.

 

 Y si se habla de la superemigración de Venezuela, qué decir de Honduras, Ecuador, Colombia, México mismo; cuarenta millones de mexicanos viven en Estados Unidos. Latinoamérica no está bien y que los estadounidenses no nos vengan a hablar de democracia, por favor, que dan risa. China, Rusia e Irán reconocieron a Maduro como presidente; por el otro lado, el Occidente colectivo y mandatarios serviles, reconocieron al antichavista como ganador de las elecciones.

 

 Y a la riqueza del petróleo de Venezuela hay que sumarle la del oro, las esmeraldas. Un país inmensamente rico en recursos naturales. ¿A quiénes le van a interesar unas elecciones de un pobre Estado que no tiene nada para robar? Y la locura feroz antichavista continúa, financiada, planificada y organizada por el Estado profundo. La oposición venezolana convoca otra concentración “mundial” para reivindicar su triunfo, leemos en EL PAÍS del 13 de agosto.

 

 Y ahora damos por finalizada la conferencia del doctor Halife-Rahme e interpretamos las últimas noticias sobre la cuestión de Venezuela que son que tanto Colombia, como Brasil, México y Chile, con diferentes variantes, no aceptarán el fallo del Tribunal Supremo de Venezuela. Si hablamos sobre Colombia, siempre hubo litigios entre Venezuela y Colombia y no nos olvidemos que desde 2017, Colombia se unió a la OTAN como socio extracontinental. Es fuerte, ¿no? Pero no entremos en detalles de tal o cual país, eso es insustancial, y lo que los une a los países de América latina no es ni el chantaje, ni la extorsión de Estados Unidos, sino el infinito y omnipresente poder del Estado profundo, de ese gobierno en las sombras que tiene más poder que Biden, Trump, Xi Jinping y Putin.

 

 Estoy hablando de la élite satánica liberal bancaria financiera a la que nos hemos referido tantas veces en estas columnas, que tiene más poder que cualquier gobierno sobre el planeta. El gobierno de Estados Unidos también está sometido a la élite que gobierna el mundo, ese es la idea clave que muchos especialistas en geopolítica parecen desconocer.

 Y en el escenario geopolítico los tiempos son tan veloces y los hechos y acontecimientos se suceden de una manera tan vertiginosa que a cada hora nos vemos en la necesidad de actualizarnos.

 

 Y, además, porque algunas situaciones son tan anormales como la presencia de bombarderos nucleares de Rusia y de China acercándose a Alaska, conjuntamente, y ese es un mensaje muy contundente para Estados Unidos. Sumemos los buques rusos que han atracado en Argelia y que llegarán también a Cuba en los próximos días, es decir, armamento nuclear ruso cerca del Estado de Florida.

 

 Son señales inequívocas de la tensión actual. Saben qué pasa, ocurre que Estados Unidos desde la disolución de la Unión Soviética, en 1991, se creyó el dueño del planeta y podía “hacer cosquillas” aquí y allá, pero claro, ahora se siente muy inquieto porque “las cosquillas” se las están haciendo a ellos. El mundo de los 90 no es el de hoy. Antes, Estados Unidos podía ir libremente por el mundo, porque todo el mundo era su casa, pero la realidad geopolítica actual cambió las reglas del juego.

 

 Y, por favor, que nuestros dirigentes de la Unión Europea a los que nadie votó, dejen de hablar de “teorías de la conspiración” porque hoy ya LA CONSPIRACIÓN SE HA HECHO TEORÍA. Y no sé de qué se la dan, si los miembros europeos de la OTAN han sido reducidos al nivel de Estados-clientes. ¡Oh, el suicidio de Europa, qué delirio! Y la OTAN continúa apoyando dictaduras como la de Arabia Saudí y el funcionamiento eterno del campo de tortura de Guantánamo.

 

 Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención, invitándola a otra emisión de EL CLUB DE LA PLUMA, el próximo domingo.

 Y como tema musical, presentaremos “Everybody wants to rule the world”, en español, “todos quieren dominar el mundo”, canción enmarcada en el escenario de la Guerra Fría.

 


PROF. VIVIANA ONOFRI

Profesora en Letras

ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata

 

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