LA LUCHA CONTINÚA
(SEGUNDA PARTE)
Vamos a continuar distinguiéndonos de otras
propuestas, buscando en el mismo momento lo que nos iguala. No somos exitistas,
y hasta podemos afirmarnos en la lucha aún a sabiendas de que es muy probable
que se pierda transitoriamente. Pero no está en juego hoy, y quizás nunca lo
estuvo, la idea del triunfo. Galeano lo explica muy bien con la metáfora del
horizonte, al cual caminamos sin llegar nunca (hay que decir que esta metáfora
ya tiene décadas de haber sido formulada). Lo que cuenta de verdad es la
propuesta de una sociedad mejor, la que impulsa a las personas a avanzar,
incluso cuando el objetivo parece perpetuamente lejano.
RECHAZAMOS tajantemente que se trate de alguna forma de idealismo: NO es un
ideal: es una proposición concreta, y se traduce en proposiciones particulares
siempre concretas, como lo son también
las que no comulgan con nuestra posición.
La lucha política contra la clase dominante
conlleva dos aspectos fundamentales. La lucha por los derechos políticos y
económicos permanentes dentro de una resistencia en crecimiento debe ser
simultánea a la lucha política e
ideológica hacia la disPUta del poder por los trabajadores y el pueblo.
Este camino no solo se ha comenzado a
transitar, sino que embrionariamente disputa su posicionamiento contra la
ideología burguesa representada en el reformismo y populismo. Corrientes
políticas que sostienen el sistema de explotación y permanentemente disputan
sus posicionamientos, utilizando a las fuerzas de explotados y oprimidos para
que las mismas no salgan del redil de las instituciones que el sistema controla
bajo el mando de las transnacionales instaladas en las mismas.
En la diversidad de puestos de
trabajo reina una bronca contenida, la reforma laboral
apunta a un drástico ajuste contra el proletariado, a sabiendas que existen
hechos actuales que la misma ya se viene intentando aplicar de las diversas
maneras.
En esa diversidad de trabajos están apareciendo nuevas avanzadas que se expresan enfrentando los
planes de la burguesía, aparece una resistencia con núcleos que deciden
adoptar una independencia de las instituciones, fundamentalmente de los
sindicatos empresariales, y se están organizando muchas veces como pueden. Con
sindicatos empresariales nos referimos a los sindicatos dirigidos por
burócratas empresarios, claro, lo que no debe confundir con lo que se plantea
desde el gobierno con la presencia de sindicalización por empresa y no por rama
de producción, lo que podría significar un
golpe de nock out al movimiento obrero.
Esos núcleos que están actuando en la
resistencia adoptan diversidad de formas y organizaciones para frenar los
planes de la burguesía. Esos núcleos de resistencia que se van ampliando aún no
están debatiendo suficientemente los planes políticos del por qué y para qué
resistimos. Hay bronca, hay ganas de pelear, pero el techo
político existe. El mismo no permite el salto a una nueva calidad
de enfrentamiento. El proletariado en su conjunto la está pasando muy mal, pero
a pesar de estar cansado de tanto oportunismo electoral, aún no es consciente
de la fuerza que cuenta entre sus manos.
Se hace necesario que fundamentalmente estos
nuevos núcleos de avanzadas que existen en los puestos de trabajo formulen y
compartan sus planes y los que están en marcha
Esos núcleos que se
cuentan en centenares están ávidos por conocer hacia donde vamos. Se trata de
que esos mismos núcleos a los que hacemos referencia avancen decididamente
hacia las más amplias masas, a los numerosos movimientos que hoy salen a la calle,
haciendo conocer que toda lucha concreta por una reivindicación política o
económica es parte de un todo más amplio que es la lucha por el poder.
Se trata de acumular fuerzas en la misma dirección y es desde allí cuando
asimilamos que victorias o derrotas se transforman en «pasajeras» cuando las
mismas ya permitieron avanzar un escalón en la consciencia de clase y en
organización.
Desde esta perspectiva de la lucha política
del proletariado entendemos que se hacen muchos esfuerzos por saltar esta valla
ideológica pero aún es el punto débil de la actual
resistencia.
Esos núcleos deben saber que sus esfuerzos no
caen en el vacío o que ya no son fuerzas pasajeras. Por el contrario, esos
grupos de avanzadas ya establecidos pueden y deben profundizar su independencia política de
todas las “propuestas y salidas” políticas que propone el poder.
En la medida que se avance en la profundidad y
amplitud de los planes en cada lugar y llevados a cabo por esas avanzadas, el
peso de la unidad que se vaya logrando bajo esta perspectiva será determinante
para cada escalón que se despliegue de resistencia.
Lo más básico de esos planes políticos es que
esas avanzadas tomen en sus manos el debate político del por qué de cada
enfrentamiento, lo que conlleva elevar el carácter de clase y de establecer en
cada lugar los caminos de unidad por abajo de la clase.
Si hay tres o cuatro establecimientos en conflicto en una zona concreta, como suele suceder últimamente en distintas ciudades, esas son las fuerzas que bien pegadas a las más amplias masas pueden y deben ampliar la fuerza para enfrentar las medidas que impulsa la clase dominante como la reforma laboral, la jubilatoria o educativa.
Desde Rosario
Militante Social

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