EL OTOÑO DEL PATRIARCA (EL MALO)
Queridos
compañeros, amigos y oyentes de El Club de La Pluma. Desde Colombia los saluda Mauricio
Ibáñez, con nuestro acostumbrado abrazo por la unidad de la patria grande.
Cada
cierto tiempo es inevitable revisitar a uno de los personajes más influyentes y
a la vez siniestros de la historia de Colombia, un personaje que, por estar
vivo aún, cada semana es fuente de noticias dentro y fuera de Colombia, ya sea
por sus actividades, declaraciones o escándalos, o por las de su círculo
cercano de familiares, copartidarios, aliados, empresarios o periodistas: el
señor Álvaro Uribe Vélez.
Álvaro
Uribe Vélez nació en Medellín, el 4 de julio de 1952. Su padre era el ganadero,
hacendado y criador de caballos Alberto Uribe Sierra, copropietario de la
Hacienda La Carolina, localizada en el Departamento de Antioquia, muy amigo de
personajes como Carlos Ledher, el Clan de Los Ochoa y Gonzalo Rodríguez Gacha,
con quienes compartía su gusto por la crianza de caballos de paso y otros
negocios.
Álvaro
era uno de cinco hermanos: Jaime, María Teresa, Santiago, María Isabel y
Camilo. Desde muy joven demostró ser un buen estudiante y en la Universidad de
Antioquia terminó la carrera de Derecho y Ciencias Políticas, carrera que
complementó con cursos de administración y negociación en Harvard. A la vez, cultivó una fuerte amistad con los
amigos de su padre gracias a su afinidad por la cría de caballos, desarrollando
una relación con el entonces empresario y aspirante al senado, Pablo Escobar
Gaviria.
En
1980, el entonces director de la Aeronáutica Civil, Fernando Uribe Senior, fue
asesinado por sicarios del Cartel de Medellín al negarse a otorgar licencias a
aeronaves y pistas dedicadas al narcotráfico. Rápidamente, el Presidente de la
República Julio Cesar Turbay Ayala nombró a Álvaro Uribe, con 28 años de edad,
como nuevo director de Aerocivil y éste se dedicó a otorgar todas las licencias
necesarias para la aprobación de la construcción de pistas y la operación de aeronaves
que terminaron usándose en actividades de narcotráfico. En esta dirección
permaneció hasta 1982, cuando empezaron a aparecer algunos escándalos de
corrupción en su contra.
En 1982
fue nombrado Alcalde de la Ciudad de Medellín, pero sólo duró cuatro meses en
este cargo. En este mismo año, su padre Alberto Uribe Sierra fue asesinado en
otra de sus fincas, llamada Guacharacas, por hombres armados. Existen dos
versiones sobre este asesinato: Una, que una cuadrilla de la guerrilla de las
FARC había llegado a secuestrarlo y él intentó oponer resistencia, y dos, que
uno de sus socios en presuntas actividades de narcotráfico, Gonzalo Rodríguez
Gacha, lo mandó matar en un ajuste de cuentas por un cargamento de cocaína
robado. Hasta el día de hoy no se sabe a ciencia cierta cual de estas versiones
es la verdadera. Lo cierto es que Uribe fue a recoger el cadáver de su padre en
un helicóptero que le prestó su amigo Pablo Escobar.
Álvaro
Uribe fue Senador de la República entre 1986 y 1994, en los Gobiernos de
Virgilio Barco y César Gaviria, y en medio del auge del narcotráfico que
destrozó la reputación de nuestro país. En 1991, un informe del Departamento de
Estado de los Estados Unidos lo señaló como “estrecho amigo de Pablo Escobar”,
cuestionó su papel como director de la Aeronáutica Civil y lo clasificó como
“el Narcotraficante Número 82”. Además
de su mala reputación como cómplice de Pablo Escobar y fuertemente relacionado
con el clan Ochoa y otros narcotraficantes, su actividad política en el Senado
consistió en trabajar por los intereses de los empresarios, con iniciativas
legislativas que beneficiaban fuertemente al sector privado, con lo que se ganó
el corazón del empresariado y la prensa corporativa, la cual fue creando una
imagen positiva de político neo-liberal.
Construida
esta imagen y protegida su reputación, fue elegido Gobernador del Departamento
de Antioquia. Allí también se dedicó a la protección y defensa de los
intereses, tanto de empresarios como de hacendados cuyas fincas se encontraban
bajo el flagelo de la guerrilla de las FARC, que luchaban contra los abusos
cometidos por empresarios y terratenientes de la zona. Durante su gobierno,
entre 1995 y 1997, impulsó la creación de las Cooperativas de Seguridad
Convivir, unos grupos de apoyo para la fuerza pública en las zonas rurales.
Estas
llamadas Convivir terminaron siendo la génesis del paramilitarismo en Colombia,
usando su fachada legal y la coordinación con las fuerzas militares para
cometer masacres horrorosas en contra de poblaciones indefensas. En el gobierno
de Uribe en Antioquia se expandió un fuerte grupo paramilitar conocido como las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) cuyo origen fueron las famosas Convivir.
Después
del fracaso del proceso de paz con las FARC impulsado por el entonces
presidente Andrés Pastrana, y ante el cansancio de la clase media colombiana
por el asedio de una guerrilla que había perdido su norte revolucionario y se
había convertido en una banda criminal dedicada al narcotráfico, la extorsión, el
secuestro y el reclutamiento de niños, el pueblo de Colombia vio en Álvaro
Uribe la figura autoritaria que prometía “derrotarlos en año y medio” y la
posibilidad de terminar de una vez por todas con este grupo armado. El pueblo
de Colombia votó masivamente por él, y fue presidente de la república en el período
2002-2010.
Uribe
no fue capaz de derrotar a la guerrilla de las FARC en año y medio, como
prometió, pero sí organizó un sistema de mentiras y apariencias para dar la
impresión de que los estaba haciendo retroceder: puso al ejército a cuidar las
principales vías y escoltar los camiones de carga para dar la impresión de que éstas
estaban seguras, ordenó a los comandantes regionales y locales mantener
silencio sobre las actividades guerrilleras para que diera la impresión de que
todo estaba en calma, expulsando generales cuando salía a flote alguna noticia
sobre alguna toma guerrillera, y ofreciendo sencillas recompensas a los
soldados por “guerrillero muerto”, lo que desencadenó el asesinato de miles de
jóvenes inocentes que fueron presentados como guerrilleros muertos en combate.
Los llamados “falsos positivos”. En su gobierno, se cree que los paramilitares
asesinaron a por lo menos 40.000 personas y desplazaron de sus territorios a
más de un millón y medio. Bajo su gobierno nos convertimos en el país más
violento y asesino de la historia de América Latina.
La
Constitución Política de Colombia de 1991 prohíbe la reelección presidencial:
Álvaro Uribe movió todas sus fichas en el congreso de la república y los
organismos de control del Estado para hacer aprobar una reforma constitucional
que permitiera su reelección: para ello utilizó todas las artimañas de la
corrupción política y, efectivamente, fue reelegido para el período 2006-2010.
La economía parecía mostrar signos de crecimiento, pero estaba anclada a los
abusos empresariales, el narcotráfico y el crimen organizado, de manera que,
aunque daba la impresión de que la macroeconomía estaba bien, los niveles de
desigualdad social habían aumentado de forma alarmante.
Paralelamente
a su actividad como presidente, quiso aspirar a una nueva reelección pero ya el
país no lo acompañó en su iniciativa y no logró conseguir su tercer mandato.
Había creado un nuevo partido político, el “Partido de la U” (por Uribe) pero
el liderazgo de este movimiento fue arrebatado por su ex ministro de defensa
Juan Manuel Santos, experimentado político que aprovecho la popularidad de su
ex jefe y la capitalizó para convertirse en el presidente de Colombia entre
2010 y 2018, es decir, también fue reelegido.
Uribe
se convirtió en uno de los principales opositores del presidente Santos, y
fundó un movimiento político que cambió varias veces de nombre: Primero se
llamó “Uribe Centro Democrático”, después “Puro Centro Democrático” y
finalmente “Centro Democrático”. Bajo
esta bandera fue incluido en las listas para el senado en 2014, y fue senador
hasta su renuncia durante la presidencia de Iván Duque, cuando fue acusado por
soborno y fraude procesal en relación con sus nexos con el paramilitarismo, y
recibió casa por cárcel en 2020.
Aunque,
al renunciar a su fuero de senador, Uribe consiguió la libertad, y durante la
presidencia de Duque la fiscalía intentó desmontar los procesos en su contra,
en 2025 fue nuevamente condenado por fraude procesal (intento de engañar a las
cortes) y soborno a testigos. Posteriormente fue absuelto en segunda instancia
por un magistrado muy cuestionado y actualmente se está presentando un último
recurso ante la Corte Suprema de Justicia para ratificar su condena.
Ahora
bien, el fraude procesal y el soborno a testigos tienen un contexto, y tiene
que ver con sus relaciones con los crímenes del paramilitarismo. Justamente, en
Octubre de este año, su hermano Santiago Uribe fue condenado en segunda
instancia por asesinato y creación de grupos paramilitares, y el entorno más
cercano de Álvaro Uribe tiene condenas por corrupción, asesinato, narcotráfico
y toda clase de delitos.
Pero el
ocaso más llamativo, y quizá el más eficaz, es su ocaso político. Sus pre-candidatos
de cara a las próximas elecciones legislativas en marzo y presidenciales en
mayo apenas asoman en las encuestas, aún aquellas que son afectas a la
ultraderecha, donde el candidato del progresismo, Iván Cepeda, encabeza la
intención de los votantes, seguido por un personaje de ultraderecha sin
experiencia política, fabricado a punta de redes sociales y estrategias
publicitarias, pero muy cuestionado por sus relaciones con narcotraficantes,
mafiosos y paramilitares.
Uribe
ya no pesa en la arena política, aunque quisiéramos creer que todavía tiene
algo de influencia. Está perdiéndose en el olvido y muchos estamos celebrando.
Hasta la próxima semana compañeros, un abrazo.
MAURICIO
IBÁÑEZ – Desde Colombia -Biólogo
Especialista
En Estudios Socio-Ambientales
PARA
SABER MÁS
Álvaro
Uribe (Enlace)
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/u/uribe_alvaro.htm
El
Señor de las Sombras (Enlace)
https://www.archivochile.com/carril_c/cc2012/cc2012-033.pdf
Nexos
Uribe – Escobar (Enlace)
Serie
El Matarife (Enlace)
https://www.youtube.com/c/MatarifeOficial

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