PALABRAS PERDIDAS EN LA MEMORIA ROTA
Hay palabras, términos y
conceptos que, a fuerza de no entenderlos, acabamos perdiéndolos en el camino
o, incluso, prostituyéndolos en favor de conveniencias y coyunturas. A veces
son difíciles de rescatar de su secuestro, aún consultando el diccionario, pues
también estamos sujetos a la voluntad o tendencia de quien lo escribe o lo
compila.
Palabras, términos y conceptos
que un día identificaron nuestras posiciones políticas y ahora parecen haberse
pasado al lado de nuestros contradictores. Otros que simplemente se extraviaron
en el camino y olvidamos cómo o para qué usarlos, quizás porque hay cosas que
cambian a medida que cambian los tiempos.
Vamos a ilustrar el caso con la
palabra que inspiró el tema de hoy. Democracia: originaria de
Grecia antigua, se define como un sistema político en el cual la soberanía es
ejercida por el pueblo, ya sea directamente o a través de representantes, o
como un sistema social que reconoce y respeta como valores esenciales la
libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
¿Qué le sucedió a esta palabra?
En el transcurrir de la historia empezó a perderse por el camino, y acabó
utilizada para definir regímenes muy alejados de la soberanía popular o el
ejercicio de la igualdad. Los Estados Unidos, que se definen a si mismos como
los defensores universales de la “democracia”, tienen un sistema electoral
donde el voto popular es un chiste malo, y los presidentes son elegidos por un
sistema de representación que sólo entienden quienes lo manipulan. Su congreso
hace años dejó de representar al pueblo y legisla según los intereses del
empresariado que patrocina sus elecciones. Aún más grave, si en cualquier país
del mundo un gobierno es elegido democráticamente, pero su orientación
ideológica no es la que a ellos les gusta, hacen hasta lo imposible por
tumbarlo “en nombre de la democracia”, es decir, de su concepto de democracia.
La palabra Democracia, entonces,
está secuestrada y debe ser rescatada, resignificada y respetada, en la medida
en que regrese a su significado objetivo, el que estaba en la mente de los
antiguos griegos.
Pero hay muchas más palabras
perdidas que debemos rescatar de la memoria rota. Veamos un concepto muy
manoseado: Política. Esta es el conjunto de actividades, decisiones y
acciones que se llevan a cabo para dirigir los destinos de una nación.
Conectando este concepto con el de democracia, tales decisiones y acciones
tienen el propósito de garantizar el bienestar y la igualdad de TODOS los
ciudadanos.
Este concepto se nos perdió a
escala global, y nadie sabe donde está. Se ha prostituido de manera alarmante,
al punto que acabamos llamando “Políticos” a las personas que hoy en día
ejercen el poder, y que son lacayos serviles de todos los intereses posibles,
excepto los intereses de los ciudadanos, mucho menos su bienestar y qué decir
de la igualdad. Y lo peor de todo, es que nosotros los ciudadanos los elegimos.
Pero una cosa es la política como
un proyecto de acceso al poder para el logro del beneficio común, y otra es la
“politiquería”, una caricatura armada con discursillos populistas con el
propósito de ganar una contienda electoral y acceder al poder para beneficiar
unos intereses particulares. Gracias a la politiquería electoral existen la
desigualdad y la injusticia social, los grandes privilegios tributarios de los
más poderosos, el capitalismo salvaje y la corrupción. Todo ello, para acabar
de completar la tragedia, se ha hecho con nuestros votos.
¿Es posible rescatar esta palabra
de los oscuros sótanos de la memoria rota? ¡claro que sí! Pero tomará mucho
tiempo, más del que alcanzaremos a ver con nuestros propios ojos, quizás varias
generaciones – si sobrevivimos -. Todos somos individuos políticos. Todos
cargamos con la capacidad de funcionar en comunidad y aportar para el beneficio
de todos. La clave está en la educación, y no en la de las escuelas (otro
asunto secuestrado) sino en las familias y los grupos comunitarios. Allí nos
vamos a encontrar nuevamente con el verdadero significado de la política como
el ejercicio del poder para el beneficio de todos.
Veamos, para no agotarnos, un
último concepto construido con dos palabras también perdidas en la memoria rota:
Responsabilidad Social. Su definición
es extremadamente simple: es la capacidad que deben tener los gobiernos,
empresas, agrupaciones y personas de responder ante la sociedad por sus
acciones. En gobiernos y estados, este concepto puede asociarse al de
responsabilidad política (asumiendo el verdadero significado de la política,
como ya vimos) y está bien. En las empresas, a fuerza de ser incapaces de
responder ante la sociedad por sus acciones, el significado de la
responsabilidad social se perdió en un laberinto de acciones filantrópicas
mediocres, regalitos navideños a las comunidades, o ciclos interminables de
soborno y extorsión que constituyen el círculo vicioso de las relaciones con
sus zonas de interés o influencia, y con las cuales aseguran la viabilidad de
sus operaciones sin importar los efectos de corto, mediano y largo plazo sobre
el medio ambiente y los pueblos que allí viven.
En las personas, aunque su
responsabilidad con la sociedad en conjunto debería ser clara y ser el producto
de una educación integral, el concepto se perdió entre delegaciones: la familia
espera que la escuela se encargue de formar al niño en responsabilidad, y la
escuela espera lo mismo de la familia. Al final nadie asume la formación del
infante, pero todos esperamos que algún día, no se sabe cómo, éste sea
responsable.
¿Se puede rescatar este concepto?
Si, es posible. En primer lugar, como individuos, debemos ser ejemplo de
capacidad de responder ante la sociedad por lo que hacemos. Parece difícil pero
no lo es en una sociedad que se reencuentra con los ideales de la democracia y
la política.
… y como dicen por ahí, soñar no cuesta nada. La diferencia con el pasado es que ahora, con las redes sociales, tenemos la posibilidad de influenciar un poco más allá de nuestro círculo íntimo de confianza. Siempre hay por ahí alguien dispuesto a escuchar lo que sugerimos, y así plantamos la semilla.
MAURICIO
IBÁÑEZ
– Desde Colombia -Biólogo
Especialista
En Estudios Socio-Ambientales
1 comentario:
Mauricio muchas gracias por compartir tus reflexiones en la incansable lucha por hacer de nuestra patria, un lugar mas justo, igualitario, solidario y libre.
Publicar un comentario