RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

lunes, 16 de diciembre de 2024

PALABRAS PERDIDAS EN LA MEMORIA ROTA - MAURICIO IBÁÑEZ

 

PALABRAS PERDIDAS EN LA MEMORIA ROTA

 


 Hay palabras, términos y conceptos que, a fuerza de no entenderlos, acabamos perdiéndolos en el camino o, incluso, prostituyéndolos en favor de conveniencias y coyunturas. A veces son difíciles de rescatar de su secuestro, aún consultando el diccionario, pues también estamos sujetos a la voluntad o tendencia de quien lo escribe o lo compila.

 

 Palabras, términos y conceptos que un día identificaron nuestras posiciones políticas y ahora parecen haberse pasado al lado de nuestros contradictores. Otros que simplemente se extraviaron en el camino y olvidamos cómo o para qué usarlos, quizás porque hay cosas que cambian a medida que cambian los tiempos.

 

 Vamos a ilustrar el caso con la palabra que inspiró el tema de hoy. Democracia: originaria de Grecia antigua, se define como un sistema político en el cual la soberanía es ejercida por el pueblo, ya sea directamente o a través de representantes, o como un sistema social que reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.

 

 ¿Qué le sucedió a esta palabra? En el transcurrir de la historia empezó a perderse por el camino, y acabó utilizada para definir regímenes muy alejados de la soberanía popular o el ejercicio de la igualdad. Los Estados Unidos, que se definen a si mismos como los defensores universales de la “democracia”, tienen un sistema electoral donde el voto popular es un chiste malo, y los presidentes son elegidos por un sistema de representación que sólo entienden quienes lo manipulan. Su congreso hace años dejó de representar al pueblo y legisla según los intereses del empresariado que patrocina sus elecciones. Aún más grave, si en cualquier país del mundo un gobierno es elegido democráticamente, pero su orientación ideológica no es la que a ellos les gusta, hacen hasta lo imposible por tumbarlo “en nombre de la democracia”, es decir, de su concepto de democracia.

 

 La palabra Democracia, entonces, está secuestrada y debe ser rescatada, resignificada y respetada, en la medida en que regrese a su significado objetivo, el que estaba en la mente de los antiguos griegos.

 

 Pero hay muchas más palabras perdidas que debemos rescatar de la memoria rota. Veamos un concepto muy manoseado: Política. Esta es el conjunto de actividades, decisiones y acciones que se llevan a cabo para dirigir los destinos de una nación. Conectando este concepto con el de democracia, tales decisiones y acciones tienen el propósito de garantizar el bienestar y la igualdad de TODOS los ciudadanos.

 

 Este concepto se nos perdió a escala global, y nadie sabe donde está. Se ha prostituido de manera alarmante, al punto que acabamos llamando “Políticos” a las personas que hoy en día ejercen el poder, y que son lacayos serviles de todos los intereses posibles, excepto los intereses de los ciudadanos, mucho menos su bienestar y qué decir de la igualdad. Y lo peor de todo, es que nosotros los ciudadanos los elegimos.

 

 Pero una cosa es la política como un proyecto de acceso al poder para el logro del beneficio común, y otra es la “politiquería”, una caricatura armada con discursillos populistas con el propósito de ganar una contienda electoral y acceder al poder para beneficiar unos intereses particulares. Gracias a la politiquería electoral existen la desigualdad y la injusticia social, los grandes privilegios tributarios de los más poderosos, el capitalismo salvaje y la corrupción. Todo ello, para acabar de completar la tragedia, se ha hecho con nuestros votos.

 

 ¿Es posible rescatar esta palabra de los oscuros sótanos de la memoria rota? ¡claro que sí! Pero tomará mucho tiempo, más del que alcanzaremos a ver con nuestros propios ojos, quizás varias generaciones – si sobrevivimos -. Todos somos individuos políticos. Todos cargamos con la capacidad de funcionar en comunidad y aportar para el beneficio de todos. La clave está en la educación, y no en la de las escuelas (otro asunto secuestrado) sino en las familias y los grupos comunitarios. Allí nos vamos a encontrar nuevamente con el verdadero significado de la política como el ejercicio del poder para el beneficio de todos.

 

 Veamos, para no agotarnos, un último concepto construido con dos palabras también perdidas en la memoria rota: Responsabilidad Social. Su definición es extremadamente simple: es la capacidad que deben tener los gobiernos, empresas, agrupaciones y personas de responder ante la sociedad por sus acciones. En gobiernos y estados, este concepto puede asociarse al de responsabilidad política (asumiendo el verdadero significado de la política, como ya vimos) y está bien. En las empresas, a fuerza de ser incapaces de responder ante la sociedad por sus acciones, el significado de la responsabilidad social se perdió en un laberinto de acciones filantrópicas mediocres, regalitos navideños a las comunidades, o ciclos interminables de soborno y extorsión que constituyen el círculo vicioso de las relaciones con sus zonas de interés o influencia, y con las cuales aseguran la viabilidad de sus operaciones sin importar los efectos de corto, mediano y largo plazo sobre el medio ambiente y los pueblos que allí viven.

 

 En las personas, aunque su responsabilidad con la sociedad en conjunto debería ser clara y ser el producto de una educación integral, el concepto se perdió entre delegaciones: la familia espera que la escuela se encargue de formar al niño en responsabilidad, y la escuela espera lo mismo de la familia. Al final nadie asume la formación del infante, pero todos esperamos que algún día, no se sabe cómo, éste sea responsable.

 

 ¿Se puede rescatar este concepto? Si, es posible. En primer lugar, como individuos, debemos ser ejemplo de capacidad de responder ante la sociedad por lo que hacemos. Parece difícil pero no lo es en una sociedad que se reencuentra con los ideales de la democracia y la política.

 

 … y como dicen por ahí, soñar no cuesta nada. La diferencia con el pasado es que ahora, con las redes sociales, tenemos la posibilidad de influenciar un poco más allá de nuestro círculo íntimo de confianza. Siempre hay por ahí alguien dispuesto a escuchar lo que sugerimos, y así plantamos la semilla.     

 

MAURICIO IBÁÑEZ – Desde Colombia -Biólogo

Especialista En Estudios Socio-Ambientales

 

 

      

  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mauricio muchas gracias por compartir tus reflexiones en la incansable lucha por hacer de nuestra patria, un lugar mas justo, igualitario, solidario y libre.