RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

lunes, 7 de octubre de 2024

LA GUERRA MEDIÁTICA - PEDRO RODRIGUEZ

 

LA GUERRA MEDIÁTICA

 

 

 En un par de ocasiones hemos aludido a las “usinas de sentido” del sistema. Esta expresión no es algo que pueda darse por sobreentendido, cuando se olvida tan rápidamente la relación del lenguaje con el poder (y en nuestro caso hablamos del poder real, que es el poder de los monopolios y la oligarquía financiera). Para poner un ejemplo sencillo a la mano: escuchen a Ratazzi defendiendo a Milei. Y hay expresiones cabales de esta verdad, como la célebre sentencia de Ludwig Wittgenstein: "los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo". Puede confundir, claro el “mi” de mi lenguaje y mi mundo.

 

 En realidad, debería decir, o proponemos que diga: nuestro lenguaje y nuestro mundo (a propósito de ese mundo nuestro: en el horizonte clasemediero aparece la casita, el autito y el viajecito, en el mejor de los casos, ignorando ABSOLUTAMENTE lo que suceda más allá de ese horizonte: vayan a ver cuánto paga un burgués por un almuerzo, o cuánto junta un pobre para poder comer).

 

 La lucha de clases no es una metáfora. Insistiremos hasta el hartazgo, y más allá. Como ha señalado el filósofo mexicano Fernando Buen Abad, el enemigo dispone de un «arsenal» mediático monopólico que se organiza y se despliega en todos los frentes: camuflado como entretenimiento, noticieros, iglesias mediáticas y programas de concursos, no importa el género o la excusa. Hasta en la publicidad de un jabón o de un banco está presente. Y las mesas de redacción y las direcciones editoriales están infestadas por servicios de inteligencia y espionaje.

 

 ¿Por qué olvidamos o simulamos que no nos importa que los servicios trabajen a destajo desde SIEMPRE, con altísimos presupuestos, desde el gobierno mismo? Sólo el escándalo del decreto que aumentaba en 100.000 millones de pesos el dinero destinado a la Side, tumbado en Diputados (lo que no obstaculizó que gran parte de ese dinero llegara de todos modos a destino), hizo que se hablara de manera efímera del tema.

 

 Mientras, están desplegadas todas las armas ideológicas, financieras y militares del capitalismo. Algunos no se percatan de que hablamos los lenguajes colonizantes que nos imponen; que compramos compulsivamente sus tecnologías; que relatamos la historia con las premisas lógicas de ellos; que financiamos sus monopolios mediáticos; que regimos nuestras vidas con valores y cultura que nos infiltran. Y si esto se denuncia, se pasa a ser un loco conspiranoico o un nostálgico de una ideología “pasada de moda”. ¡Hay que INNOVAR!

 

 Las ofensivas de las clases dominantes avanzan hacia un neonazifascismo porque atraviesan una crisis de vacío intelectual que coagula en un proceso de condensación de odios y miedos. El obligatorio aumento de sus ganancias ya no está acompañado de elaboración de promesas creíbles. Ven que ese espíritu que recorre el mundo gana adeptos. Supuran lawfare, persecuciones mediáticas, fake news, espionaje, represión y palizas inflacionarias. Pergeñan “reformas” laborales, tributarias y previsionales SIEMPRE CONTRA la clase trabajadora. Mientras, los gobiernos siguen transfiriendo enormes sumas de dinero a los monopolios que los atacan o los chantajean.

 

 Está bajo amenaza la cordura social. Todo está barnizado con canalladas y calumnias contra la voluntad organizativa de los pueblos en lucha y contra sus líderes. De mil maneras infiltran la antipolítica y están reclutando jóvenes, académicamente anestesiados, con ilusiones de dinero o con ideología chatarra de orientación supremacista o nazi.

 

 Está en la tele, las redes o los periódicos que despliegan los ataques diseñados por la manipulación simbólica. Para colmo, la impotencia nos gana encerrados en un festín de sorderas disfrazadas de diálogo. Y empeora en periodos electorales. Hay gobiernos de ricos encumbrados con los votos de los pobres; hay consumismo desaforado de mercancías encarecidas. Se generan ganancias siderales con los salarios raquíticos del pueblo trabajador. Una apabullante minoría hambrea a la inmensa mayoría. Con unas cuantas armas se reprime a masas de trabajadores.

 

 La memoria también es un campo de batalla semiótica. Quieren resetearlo todo, el olvido es su gran negocio. Su teoría del Estado se aferra a una concepción medieval de la comunicación que se dedica a fabricar predicadores armados con histrionismo mussoliniano. Se multiplican como hongos. Así avanza la guerra mediática convertida en comunidad de sentido opresor financiado por el real poder rumbo al dogmatismo férreo de la aniquilación del otro. Nazifascismo que soñó y vio crecer Hitler. En eso trabajan los centros de operación responsables de la guerra simbólica, repleta de vacuidad y banalidad. El objetivo es sembrar odio contra todo lo que se organiza en clave de rebeldía. Inyectar miedo contra cualquier intento de modificación del statu quo. A estas horas la catarata de falsa conciencia, vehiculizada por los mass media, descarga emboscadas comandadas por las jaurías judiciales y sus aparatos policiales y militares, de represión objetiva y subjetiva. Lawfare le llaman a esa guerra judicial.

 

 En el corazón de la guerra mediática habita la aberración supremacista recargada, empeñada en convencernos de que ellos siempre tienen la razón, que debemos agradecer que nos saqueen y exploten. Agradecidos por este mundo, al borde del desastre ecológico y ahogado en el fracaso civilizatorio del capitalismo. Agradecidos por un planeta intoxicado con hambre, miseria, pobreza, insalubridad, ignorancia y humillaciones. Quieren que agradezcamos esto como la mejor herencia para nuestra prole… y encima que estemos orgullosos de eso.

 

 Paradójicamente la guerra mediática tiene frentes internos. Guerra entre nosotros mismos donde la tarea de la unidad, que es la más importante, la primera tarea hacia una comunidad de sentido emancipador, se empantana entre refriegas de celos, sectarismos y burocratismos que hacen gran favor al poder fáctico hegemónico porque, entre otras cosas, no somos capaces de comunicar una salida humanista superadora de nuevo género y les ahorramos el trabajo de dividirnos porque nos dividimos solos. Nos urge organizarnos. Urge enfrentar ordenadamente a los que ya tomaron todo, a los que aun así seguirán destruyendo lo poco que queda en pie de lo que hemos conquistado.

 

PEDRO RODRIGUEZ

 Desde Rosario

 Militante Social

 

 

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