RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

lunes, 7 de octubre de 2024

LAS OLIGARQUÍAS PLUTOCRÁTICAS GOBIERNAN OCCIDENTE - FILOSOFÍA DE LA ESPERANZA - VOCES DESDE IRÁN - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

LAS OLIGARQUÍAS PLUTOCRÁTICAS GOBIERNAN OCCIDENTE

FILOSOFÍA DE LA ESPERANZA

VOCES DESDE IRÁN

 


 Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA. Otro día más nos encontramos aquí en este espacio de reflexión compartida con múltiples temáticas y aproximaciones a reflexiones filosóficas.

 

 Decir que tanto Estados Unidos como la Unión Europea son democracias haría reír hasta las mascotas si comprendiesen lo que estamos diciendo, porque ambas estructuras son gobernadas por “oligarquías plutocráticas”. Hace más de dos siglos, Thomas Jefferson rechazó la democracia porque el Estado quedaría en manos de la plebe y Estados Unidos adoptó la forma republicana: sin rey. Estados Unidos es lo que podríamos llamar “una democracia censitaria” porque gobiernan los ricos, es decir, en rigor, es una plutocracia, un gobierno de los ricos y, en las democracias censitarias el sufragio universal es “controlado”.

 

 ¿Por qué hablamos de “sufragio controlado”? Porque a través de la manipulación de los medios y de la industria cultural, los pobres terminan pensando lo que los ricos quieren. Ese axioma es la base de lo que ocurre en Estados Unidos y en la Unión Europea que la élite corporativa planetaria está destruyendo, la Unión más aniquilada aún que Estados Unidos, porque la Unión Europea tiene una doble dependencia: de la élite corporativa y de Estados Unidos y así han tomado el control de las democracias europeas.

 

 Vamos, esto ocurre también en América Latina y Caribeña. ¡A ver en Argentina, si despiertan un poco! Los pobres votan lo que los ricos desean. ¿De qué libertad están hablando? Recordemos que “democracia” significa, etimológicamente, “gobierno del pueblo” y lo que surge de un análisis racional es que ni Estados Unidos ni la Unión Europea gobiernan para sus pueblos. La Unión Europea fue un invento de Estados Unidos, es otro “patio trasero”. Recordemos la columna de mayo cuando fueron las elecciones de los eurodiputados y del presidente de la Comisión Europea, y votamos, pero lo importante ya se había conversado en otra parte.

 

 El montaje está concebido para hacer creer que el guion de la farsa, ya escrito de antemano surge, inesperadamente, de la voluntad popular. Siendo puristas, no existe en el planeta ningún país que sea una democracia porque todos están supeditados a las decisiones de las grandes corporaciones de forma más que evidente.

 Por más que haya elecciones, el sistema está manipulado de tal manera que la opinión pública está controlada por las grandes corporaciones, financian a los grupos de políticos, controlan a los gobiernos, es decir, en la práctica, no hay democracias, o sea, gobiernos que tiendan a trabajar por el interés general de sus pueblos y defendiendo esos intereses generales.

 

 Obviamente, para llegar a esa conclusión, hay que conocer la verdad, necesitamos un análisis racional que es lo que permite analizar precisamente cuál es la realidad, poner la verdad sobre la mesa, pero lo que ocurre es que los intereses particulares de la élite corporativa que domina el mundo necesita deformar esa realidad para que los ciudadanos no perciban la mentira, darse cuenta de que las cosas no son como nos dicen los medios de comunicación y cuando percibimos las cosas como en verdad son, hay que actuar en consecuencia lo cual nos llevaría a denunciar y destruir esos intereses particulares corporativos.

 Estas reflexiones tan fuertes, al inicio de la columna, no tiene que llevarnos al pesimismo porque existe un espacio-tiempo precioso que es el de la esperanza.

 

 Y ahora seguiremos las líneas conceptuales del filósofo coreano-germano Byung-Chul Han sobre la cuestión de la esperanza.

 La esperanza tiene mucho que ver con la trascendencia, la fe y el amor, pero hoy trabajamos, producimos, consumimos y vivimos un tiempo sin trascendencia, sin fiesta, sin esperanza. Vivimos un tiempo desprovisto de fiesta y un tiempo desprovisto de fiesta es un tiempo sin esperanza.

 

 ¿Estamos hoy en condiciones de alegrarnos en nuestra sociedad del rendimiento? ¿Somos capaces de alegrarnos, de festejar, de celebrar? El tiempo de la fiesta ha desaparecido por completo y se disuelve en el tiempo del trabajo, pero la esperanza se orienta hacia lo que-no-es.

 La esperanza se abre a lo venidero, hacia lo posible. La esperanza es dar crédito a la realidad como portadora de futuro.

 La esperanza nos convierte en creyentes en el futuro.

 

 La esperanza es un estado del espíritu, una dimensión trascendente, una dimensión del corazón que trasciende, no es un pronóstico, se encuentra en algún lugar de lo trascendente, trasciende el mundo de la experiencia, algo muy diferente a estar satisfecho porque van bien las cosas, hunde sus raíces en la capacidad de trabajar por algo que es bueno, por eso, la esperanza no es lo mismo que el optimismo. La esperanza es la certeza de que algo tiene sentido, independientemente del éxito, algo tiene sentido más allá del resultado.

 

 La esperanza es lo que nos da fuerza para vivir y para intentar algo una y otra vez,

aunque las condiciones de la experiencia no son las esperadas. Quien tiene esperanza no vive de forma pasiva. ¿Es deseable una vida carente de sentido? La vida sin sentido, se resume en una pura supervivencia, a la pura inmanencia del consumo. Solamente deseos de satisfacer, puro presente, sin futuro.

 

 El capitalismo se ocupa de maximizar las necesidades y los deseos y es por eso que la esperanza no forma parte del capitalismo, porque quien espera no consume. Por eso el capitalismo aniquila la esperanza y nos convierte en un rebaño de consumidores. La esperanza tiene un núcleo activo que da alas a nuestra acción. No es una espera pasiva, es actuar para lo nuevo, es estar alerta para lo que todavía no nace.

 La esperanza es visionaria y profética, agudiza nuestros sentidos. El avenir se refiere a los acontecimientos inesperados, permite que aparezcan otros mundos en el horizonte. El avenir es la llegada de lo otro, incuba la posibilidad.

 

 Es un error pensar que el optimismo es lo opuesto al pesimismo, porque no se diferencian esencialmente. El optimista vive convencido de que las cosas de alguna manera irán a mejor. El tiempo está cerrado porque contempla un futuro como asunto zanjado. También para el pesimista: es igual. Están atrapados en el tiempo. Ambos están ciegos ante lo posible. El optimista y el pesimista están quietos; la esperanza se mueve, avanza hacia lo desconocido, hacia lo abierto. La esperanza no es algo natural,

debe ser invocada porque supone un compromiso activo.

 

 Optimismo y pesimismo carecen de la pasión por lo posible, sólo la esperanza nos permite escapar del tiempo. La esperanza cuenta con lo inesperado e incalculable. El optimista carece de capacidad para la crítica, sólo quien espera tiene esa capacidad. El optimista se somete al sistema sin esperanza. No cuestiona las estructuras sociales que determinan el futuro. Sólo quien espera tiene capacidad crítica. La esperanza se mueve para buscar y avanza hacia lo desconocido e intenta encontrar una dirección, yendo más allá, hacia lo que aún no ha nacido. Sin esperanza no hay revolución ni futuro.

 

 Para finalizar, como un gesto de hermandad entre los Estados del mundo, escucharemos desde la República Islámica de Irán parte del discurso y la respuesta del pueblo iraní invocando al líder ya mártir de Hezbolá, Hassan Nasrallah, asesinado por el régimen de Israel en uno de los ataques aéreos sobre Beirut, capital del Líbano. No comprendemos ni una palabra de lo que dicen, están hablando en persa, pero podemos imaginar perfectamente las emociones que se despiertan entre la multitud.

 

 Israel confirmó que uno de sus enemigos más poderosos, temidos y conocidos de las últimas décadas no pudo sobrevivir a las 83 bombas de una tonelada cada una que destrozaron su cuartel general situado, según Israel, en varios edificios residenciales. Los peregrinos congregados en el mausoleo del Iman Reza, corean lemas antiEstados Unidos e Israel en condena del atentado terrorista lanzado el viernes 28 de septiembre por el ejército israelí, apoyado directamente por Estados Unidos, en el que cayó mártir el secretario general del Movimiento de Hezbolá libanés.

 ¡El Líbano, presente!

 

 Las élites corporativas que dominan los medios hegemónicos de comunicación de todo el planeta y la industria cultural quieren aniquilar la historia de los pueblos quienes tienen sus héroes y sus mártires y es nuestra obligación que permanezcan presentes en

nuestra memoria. ¡Siempre la memoria!

 

 Y como última reflexión quizás no han percibido la crucial importancia de este momento histórico: estamos asistiendo a una crisis civilizatoria de Occidente, el hecho más significativo desde la irrupción del capitalismo hace unos cuantos siglos. Lo estamos viviendo y padeciendo en cada Estado del planeta.

 

 Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención e invitándola a una nueva emisión de EL CLUB DE LA PLUMA, el próximo domingo.

 

 El tema musical que escucharán a continuación requiere una explicación. Se llama “DANCING IN THE DARK”, bailar en la oscuridad. Cuando la oscuridad nos acecha, cuando las fuerzas el Mal nos hunden cotidianamente con una realidad que nos avasalla y nos despedaza debemos buscar dentro de nosotros mismos ese espacio-tiempo de la esperanza, bailando hasta agotar nuestras fuerzas.

 ¡Hasta la victoria, siempre, compañeros!

  

 

PROF. VIVIANA ONOFRI

Profesora en Letras

ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata

 

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