LAS
ACCIONES DAN SENTIDO
"Usted puede saber lo que
dijo, pero nunca lo que el otro
escuchó." señaló Lacan, indicando con ello que, además
de los significados comunes, los seres humanos guardamos cada palabra, gesto o
tono con un significado particular, más bien afectivo, de acuerdo a la
experiencia de cada uno.
Puede atenderse a esta afirmación incluso fuera del campo de experiencia del
psicoanálisis, para ubicarlo en nuestra
experiencia cotidiana. Y bien, hoy esa condición se ha extendido y profundizado
al punto que pareciera que cada quien porta su diccionario, sus acepciones, sus
sentidos singularísimos. Una experiencia cualquiera entre vecinos lo confirma:
palabras como solidaridad, comunidad o derechos aplican, en el
caso que integren el propio vocabulario, con significado propio. Es decir, nos
han atomizado hasta la significación al mentir a cada segundo por todos los
medios, hegemónicos o no. Una "sencilla" reunión de consorcio se
convierte fácilmente en Babel. Y donde ya se torna indistinguible si significo
lo escuchado como puedo o significo lo que se me antoja.
El Instituto de Estadísticas y
Tendencias Sociales y Económicas (Ietse) registró que 9 de cada 10 hogares se
encuentra endeudado. El 56% de las familias destina la mitad de sus ingresos mensuales
al pago de deudas. Los argentinos están endeudados con la tarjeta, servicios
privados o créditos. Siete de cada 10 endeudados tienen dos o tres deudas.
Además de la angustia por la deuda, está la tortura que se ejerce contra los
deudores.
Levantarse todos los días y
sentir ese dolor en el pecho no es justo. Se trabaja cada vez más, nos exigen
“productividad”, los ritmos y las condiciones de trabajo empeoran cada día. No
hay aumentos de sueldos que recuperen la capacidad de compra perdida, no existen
paritarias, hay despido, hay chantaje, alquileres indexados, el costo de
alimentos no se detiene y la presión social que comprende el TODO, se
transforma en una tortura en vida. Los métodos utilizados por las corporaciones
privadas y “públicas” implican mecanismos perversos. Con la Constitución en la
mano aplican el terror del Estado con sendos ejércitos de cobradores a la caza
del trabajador acosado por la vida.
No es solamente levantarse cada
mañana con sufrimiento estructural, es pasar noches en vela, no conciliar el
sueño y saber que la próxima jornada será igual o peor.
No está bien “vivir” así, de
qué me sirve la Constitución Nacional si con ella los dueños del poder se
aprovechan de mi fuerza de trabajo y a la vez debo premiarlos con mi voto y con
intereses leoninos de mis “deudas”. La ley suprema, la ley que habilita todo el
conjunto de leyes de este país, es letra muerta para los trabajadores. Esta es
la democracia de los ricos, es la que nos carcome por dentro. Son gobiernos
como éste y otros que ya tuvimos que cumplen con los mandatos del poder de las
corporaciones.
Hay mucho dolor por estas
“deudas impagables” y otras tantas injusticias, pero hay mucha bronca, se está
amasando la rebelión. Cuando los docentes catamarqueños explotaron las calles
por sus reclamos, cuando en Tierra del Fuego el frío del clima se transformó en
el calor que da la lucha masiva, la
mecha de la rebeldía se ha encendido contra todo lo instituido. Son miles y
miles de almas que no están resignadas a la “tortura” de la vida indigna que
nos proponen los poderosos.
Estamos comprendiendo como
clase obrera, como pueblo que la lucha, que el enfrentamiento a este sistema de
cosas es lo que nos dignifica como seres humanos.
Mucho se está haciendo para que
la rebeldía esté a la orden del día allí en donde existe injusticia. Pero esa
rebeldía debe estar acompañada y dirigida a sostener las “nuevas” autoridades
que surgen de cada enfrentamiento (¡qué mal suena ese término, “autoridad”, y sin embargo cuánto lo
necesitamos!). Hacer consciente que esas nuevas autoridades ya no son
individuos aislados por fuera de la masa pasibles de flaquezas que promueve el
propio poder. Las nuevas autoridades devienen de las luchas que rompen con las
estructuras políticas y sindicales y despliegan la autoconvocatoria en donde la
asamblea en todas sus formas decida cada política a seguir.
Asambleas de base, delegados de
base entendiendo por ellos a los verdaderos exponentes de nuestro intereses,
tengan o no tengan la “legalidad” impuesta por el sindicalismo empresario. Desplegar
este enfrentamiento con estas metodologías implica que el proletariado y todo
el pueblo sufriente cuenta con otra Democracia, la Directa que nada tiene que
ver con la democracia “representativa” que nos proponen las corporaciones. Democracia
Directa implica masividad en las acciones a tomar aunque las mismas muchas
veces han comenzado con un pequeño grupo de “rebeldes”. Esas autoridades
políticas que se van gestando y se multiplican son parte de la autoconvocatoria
que va ganando la mente y los corazones de la población. Nuestro pueblo ha dado
muestras en su historia que la bronca acumulada se transforma en rebeldía y
este momento histórico no será la excepción.
“Los deudores” somos los que generamos las riquezas.
Por eso afirmamos que a este gobierno lo paramos
enfrentándolo y profundizando las acciones que hoy nuestro pueblo está
desplegando a pesar del silencio que recorre la prensa de todo color. Los
deudores son ellos y así debemos perseguirlos.
Son ellos los “elegidos
representantes” en esta democracia burguesa, representativa, ellos son los
ilegítimos. Una parte importante de nuestro pueblo les dio la espalda en las
últimas elecciones y nos deben la dignidad que ya estamos recuperando poco a
poco con las expresiones masivas de Democracia Directa como las mencionadas y
otras como la de los chóferes que vienen ganando batallas y se sostienen en el
tiempo.
“Usted puede saber lo que dijo,
pero nunca lo que el otro
escuchó.” Es cierto, es verificable. Pero cuando se devuelven los
golpes las cosas comienzan a quedar más claras y su significado se vuelve menos
equívoco. Las acciones de nuestro pueblo son las que restituirán el significado
de las palabras. Es por lo que apostamos siempre.
PEDRO RODRIGUEZ
Desde Rosario- Militante Social
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