RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 1 de junio de 2025

EL POBRE DE DERECHA – TERCERA ENTREGA - MAURICIO IBÁÑEZ

 

EL POBRE DE DERECHA – TERCERA ENTREGA

  

 

Hola, apreciados oyentes, compañeros y amigos del Club de la Pluma. Desde Colombia los saluda Mauricio Ibáñez, con la tercera y última entrega de la columna “El Pobre de Derecha”, basada en el libro del mismo nombre del escritor Brasileño Jessé Souza.

 

La semana pasada abordábamos el concepto de “Falso Moralismo” que el autor utilizó para definir un nuevo tipo de racismo a partir de su lógica simplista que enfrenta lo propio con lo extraño, permitiendo eliminar todas las dudas sobre el funcionamiento social y entregando a aquellos que carecen de un mapa cognitivo claro, una herramienta conceptual que le brinda solución a esta carencia y esa herramienta es la discriminación, que les acerca a una explicación sencilla de cómo funciona la sociedad. Y esta, como las teorías conspirativas, resultan irresistibles para un público sediento de autoestima y distinción social a expensas de quien sea.

 

Los líderes de la extrema derecha destapan la alcantarilla que prohibía formas explícitas de racismo, que ahora se transmutan en una dimensión ética y crean un racismo cultural. Por ejemplo, se construye la idea de un pueblo corrupto, integrado por los más pobres y excluidos, a quienes se les asignan todos los pecados amorales de la pereza y la apatía, vistiendo al racismo con un ropaje cultural pseudocientífico. Este camino de explicación de cómo son las cosas, disfrazada de indignación ante lo corrupto, aglutina a todos los frustrados que culpan a la vida y a los demás de su desgracia, y proporciona emoción, simula participación política y otorga un sentido de orientación para aquellos que habían perdido el tren de la vida. Lo que busca este sentir social es un culpable externo para la sensación de fracaso de aquellos que no poseen capital económico ni cultural. Este sujeto necesita encontrar un culpable para una gran herida narcisista, que es vivida como una incapacidad personal y no como una consecuencia social.

 

Se libera entonces una cruzada moral del bien contra el mal, lo que le da al racista una falsa justificación moral para comportarse como tal. En ese objetivo, el racismo recubierto de un atavío cultural le brinda a buena parte de la población una herramienta simple para alcanzar esa comprensión y posicionarse en un lugar moralmente superior, el de los buenos. El odio popular no se dirige contra los sectores de poder que reproducen la pobreza de la mayoría de la población. Esa es una de las funciones de los medios de comunicación, blindar cualquier referencia a los ricos y poderosos como la verdadera causa de la pobreza. Cuando se culpa a la víctima, el poder se vuelve invisible. Y no hay nada mejor para la reproducción de cualquier privilegio que volverse invisible. Y cuando el camino de la indignación contra la injusticia está cerrado, el camino que queda es dirigir la ira hacia los más débiles, hacia los únicos incapaces de defenderse. De ahí que se direccione el odio hacia los más pobres, los inmigrantes, las mujeres, los negros, los indígenas o la comunidad LGBT. Una canalización de la ira que garantiza dos cosas: la comprensión del mundo social de una manera sencilla y conveniente, y la certeza de su superioridad moral sobre los demás.

 

El mecanismo del falso moralismo que sustituyó al racismo racial por el racismo cultural es una estrategia también aplicada a la propia dominación mundial del norte contra el sur global. La oposición cuerpo-espíritu que ha gobernado a occidente desde sus inicios, se construye como una oposición entre la mente y el cuerpo. La inteligencia y el conocimiento reflejando la moralidad y la estética en oposición al cuerpo que es percibido como el reino de la animalidad, el de los impulsos sexuales y agresivos. Dentro de esa oposición, quien domina tiene que estar relacionado con el espíritu, la mente, la inteligencia y quien es dominado se asocia con el cuerpo, lo humano primitivo y lo salvaje. La vieja dicotomía retorna: civilización o barbarie. Ya sea para oponerse a sociedades, clases sociales, razas o género, siempre se utiliza la misma dicotomía moral. Y con base en esta oposición se ha impuesto la idea de que las sociedades del sur global, como las latinoamericanas, africanas o asiáticas, son endémicamente corruptas. A diferencia del norte global en el que la corrupción se percibe como un mero problema individual, jamás sistémico. Así se ha justificado históricamente el saqueo de los países del sur global, incluidos los golpes de estado, con la idea de que se trata de sociedades poco confiables que merecen ser controladas y dominadas.

 

Esta idea circuló por todo el mundo, surgiendo de las universidades y de los medios de comunicación, y ahora circula en las redes sociales y en los contenidos culturales, lo cual explica por qué la muerte de palestinos o inmigrantes africanos no causa mayor conmoción en los países occidentales, y mucho menos en los del norte global. Así las sociedades supuestamente más impersonales del espíritu y el intelecto serían más democráticas y moralmente superiores a las culturas corruptas del personalismo y el afecto. La supuesta mayor honestidad y moralidad atribuida a los dominadores y la ausencia de estas virtudes en los dominados asegura la reproducción de todos los privilegios injustos. Como ya hemos dicho, un mecanismo perfecto para perpetuar un estado de dominación a lo largo del tiempo es convencer al oprimido de que en realidad es inferior. Cuando se alcanza ese estado de conciencia en “los de abajo”, el esquema de explotación y humillación se institucionaliza y se estabiliza. Cada vez que el pueblo elige a alguien vinculado a las agendas populares, la elite toca el bombo del falso moralismo de la corrupción y lo hace porque necesita del poder del estado para perpetuar sus beneficios. La elite debe fingir que su conmoción moral es real, pero necesita del apoyo popular a su postura, y ese rol lo ocupa la clase media, que entra en este juego moral por su fantasía de creer que forma parte de la elite, del grupo de los que dominan. En verdad, ni la elite ni la clase media tienen ningún problema con la corrupción, siempre y cuando sea cometida por los ricos del mercado. No les preocupa la corrupción, sino cualquier forma de inclusión popular que pueda perjudicar su reproducción como clase. Pero como la combinación elite-clase media es minoritaria en Latinoamérica, no gana elecciones. Para lograrlo necesitan ir más abajo en la escala social y convocar a amplios sectores populares para que adhieran a estas ideologías construidas para hacerlos actuar en contra de sus intereses.

 

Pero el moralismo de la clase media es diferente al moralismo de los pobres más acomodados, como los trabajadores precarizados. El falso moralismo de la corrupción selectiva no impacta con fuerza en el sector de pobres insertados en el sistema. En ellos aparece otra forma de moralismo, la diferencia entre pobres honestos y pobres delincuentes. Y allí radica la verdadera función de los que ocupan el último escalón de la jerarquía social, los excluidos, los marginados, la función de ser humillados y despreciados por todos los que están encima de ellos. Existir para ser odiados. Y el dispositivo por el cual se dispara este odio es a través de su deshumanización. Se trata otra vez de una nueva forma de simplificación con el objetivo de entender cómo funciona este mundo social, confuso y complejo, asegurando un esquema de comprensión de la vida que ayude a darle sentido al mundo, la oposición entre ellos y nosotros. Porque tener un sentido es una necesidad ineludible para todos los seres humanos, no importa la época. Ya lo decía Max Weber, la búsqueda de un sentido a la vida es tan necesaria que en su ausencia cualquier cosa, incluso la idea más insólita, puede ser aceptada y llegar a ser verdad. Y la segunda década del siglo 21 le está dando la razón. Hasta la próxima compañeros.

 

MAURICIO IBÁÑEZ – Desde Colombia -Biólogo

Especialista En Estudios Socio-Ambientales

 

Para saber más:

 

·      El Pobre de Derecha - Cooltivarte

 https://cooltivarte.com/portal/el-pobre-de-derecha-jesse-souza/

 

·      O Pobre de Direita - Scribd

     https://es.scribd.com/document/777648489/O-POBRE-DE-DIREITA

 

·      Sociología Latinoamericana - SSOAR

https://www.ssoar.info/ssoar/bitstream/handle/document/57071/ssoar-idealogando-2017-1-silva_et_al-Sociologia_Latinoamericana_apuntes_sobre_un.pdf?sequence=1&isAllowed=y

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente Mauricio... Lo estaré siguiendo.... Un abrazo.