RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 22 de diciembre de 2024

ESPERANDO A GODOT - PEDRO RODRIGUEZ

 

ESPERANDO A GODOT

 

 

 Esperando a Godot es una obra  escrita a finales de los años '40 por Samuel Beckett. La obra se divide en dos actos, y en ambos aparecen dos vagabundos llamados Vladimir y Estragon que esperan en vano junto a un camino a un tal Godot, con quien (quizás) tienen alguna cita. El público nunca llega a saber quién es Godot, o qué tipo de asunto han de tratar con él. En cada acto, aparecen el cruel Pozzo y su esclavo Lucky, seguidos de un muchacho que hace llegar el mensaje a Vladimir y Estragon de que Godot no vendrá hoy, "pero mañana seguro que sí". Esta trama, que intencionalmente no tiene ningún hecho relevante y es altamente repetitiva,  simboliza el tedio y la carencia de significado de la vida humana, tema recurrente del existencialismo.

 

 Como Vladimir y Estragon, podríamos pensar que la sociedad argentina está en espera de algún hecho o de algún personaje QUE DESCONOCE. Es decir, espera lo que ni siquiera sabe si desea. Simplemente ESPERA. No hay expresión de expectativa alguna en ningún conjunto social, no se formulan proyectos ni se publican planes ni se presentan ni disputan programas, sin importar el realismo o la cantidad de fantasía que contengan. En ciertos ámbitos, pequeños por cierto, hemos detectado alguna "ilusión de 2001", para llamar de alguna manera a esa expectativa de conflicto tan asociado en el imaginario con el helicóptero. Pero paulatinamente esa ilusión ha ido cayendo, al mismo ritmo que  buena parte de la sociedad ha continuado aceptando mansamente las políticas de este maldito gobierno. Si hubo luchas en 2024, que las hubo, fueron parciales y llevadas adelante por los sectores más dinámicos de los trabajadores, y no han conseguido todavía desarrollar la unidad imprescindible para golpear y derrotar el plan de este gobierno.

 

 En nuestra condición de humildes trabajadores no dejamos de estudiar a los que aparecen como "pensadores" de la actualidad. Y debemos decir que nos decepcionan bastante. Leo a continuación un fragmento del italiano Franco "Bifo" Berardi, publicado en septiembre de este año: "Ha llegado el infierno nuclear, ha llegado el infierno climático, ha llegado el infierno esclavista. Mientras tanto existe una generación, que ha sido traída irresponsablemente al mundo. Están perdidos y les falta el sentido de la orientación, se hallan bombardeados por un torrente de estímulos infoneuronales, que les empuja a sacrificarse en el altar del consumo, pero para obtener el dinero con el que comprar las innumerables mierdas de marca tienen que trabajar en condiciones de esclavitud. ¿No sería mejor marcharse? Encontrar una isla o, mejor, crear una isla. Encontrar algunos amigos, algunos amantes, algunas amantes, y escapar con ellos, pequeñas comunidades de desertores, que se refugian en lugares donde nada les protegerá de una erupción volcánica o de una lluvia atómica, pero al menos no habremos participado en esta horrible competición entre asesinos. Ha llegado el infierno nuclear, ha llegado el infierno climático, ha llegado el infierno esclavista. Busquemos una isla en el infierno y desertemos. En pequeños grupos o en solitario." Si Bifo casi nos convence con su mirada catastrófica, nos defrauda con la "solución" que plantea.

 

 Leamos a Judith Butler, pensadora estadounidense, considerada una de las voces más influyentes en la teoría política conTemporánea: “Un mundo habitable para los humanos depende de una Tierra floreciente que no tenga a los humanos en su centro. Nos oponemos a las toxinas ambientales no solo para que podamos vivir y respirar sin miedo a ser envenenados, sino también porque el agua y el aire deben tener vidas que no estén centradas en la nuestra”.

Pero, Judith, ¿no es acaso que el calentamiento global y otras amenazas ecológicas nos exigen intervenciones colectivas en nuestro entorno, intervenciones directas en el frágil equilibrio de las formas de vida? La regeneración de la Tierra obviamente no depende de "nuestro rol más pequeño y consciente". Si el capitalismo nos ha vuelto patrones del planeta, ¿no deberíamos actuar como gerentes de la vida en la Tierra, antes que como una especie más? El progresismo intelectual no tiene límites para divagar (lo que no cuestionamos, es indudable que con su curiosidad aportan a la comprensión), pero sí tiene graves limitaciones para plantear salidas. Podríamos seguir con ejemplos similares, pero preferimos dar nuestra lectura, que se empeña en continuar siendo materialista.

 

 Veamos, por ejemplo, la riqueza de Elon Musk: el dueño de Tesla, Space X y la red social X (Twitter), ha alcanzado la suma impactante de US$442 mil millones, según la última estimación de la revista Forbes. La misma fue aumentada en US$180 mil millones en sólo los últimos dos meses.

 

 Según la misma fuente informativa, otros mil millonarios como Jeff Bezos (Amazon, US$248 mil millones), seguido por Mark Zuckerberg (Meta, US$223 mil millones) y Larry Ellison (Oracle, US$195 mil millones), forman parte de las 10 personas más ricas del mundo, quienes han aumentado su riqueza en US$305 mil millones en sólo cinco semanas, lo que eleva su total combinado a la asombrosa cifra de US$2,1 billones.

 

 Las fortunas personales acumuladas por los individuos más ricos del mundo no tienen precedentes en la historia. Su acumulación está ligada a una voracidad desenfrenada de especulación, basada en la destrucción de los programas sociales, la gratuidad de la educación, las jubilaciones y pensiones y la gratuidad de la medicina. En suma, a la subordinación de todos los aspectos de la vida de los pueblos carentes de capital al impulso del beneficio privado. El ejemplo más notorio es que la riqueza total que poseen estos 10 individuos es más de 40 veces el costo anual -estimado por distintas instituciones- para acabar con el hambre en el mundo. Y esta acumulación sería imposible sin la concurrencia de los Estados que benefician con leyes, con subsidios, con emisión de bonos que endeudan a los pueblos generando deudas gigantescas impagables. Esto no es más que capitalismo en su más concentrada expresión: imperialismo. Dejamos para 2025 la explicItación de nuestra propuesta.

 

PEDRO RODRIGUEZ

 Desde Rosario

 Militante Social

 

 

 

 

 

No hay comentarios: