SOBRE EL MIEDO COMO ARMA…
Esta semana alguien
compartió en las redes sociales un artículo-entrevista al doctor Gernot Ernst
titulado “¿Por qué
diablos la gente apoya a la derecha?”. Título sugestivo si los
hay, en particular en los tiempos que transita Nuestramérica.
Ernst responde de manera bastante directa: “Los
medios de información han cambiado, particularmente internet. Pero también la
forma de educación, de movimiento, esto provoca que nuestra mente cambie, que
tengamos dificultades de concentrarnos y de aceptar o entender argumentos. Esto
es explotado por la derecha porque se especializa por utilizar el miedo. Saben
lo que están haciendo. Están utilizando el miedo social.” Es una respuesta que proviene
de la neurociencia.
La persona en
cuestión es un neurobiólogo y científico social de gran trayectoria.
En realidad, no es nuevo. El sistema se ha valido
históricamente del miedo para dominar y controlar. Pero ese miedo no va solo,
no se vale por sí mismo, necesita para ser efectivo de algo sumamente
importante para lograr los objetivos propuestos por el sistema: la ignorancia.
Mirando
retrospectivamente la historia de la humanidad, podemos comprobar cómo la
ignorancia y el miedo han sido fundamentales para controlar y dominar. Por la
fuerza se lograba imponer temor y sumisión, haciendo que se ignorasen las
posibilidades de “la organización” para asumir una fuerza capaz de anteponerse
a la brutal autoridad.
Hambre y epidemias han sido históricamente sus argumentos
para imponer miedo; suponer que ambos flagelos eran castigos divinos,
profundizaban el estadio de ignorancia de pueblos enteros.
Lo que sí ha cambiado
es la escala, y el manejo estratégico: la exposición a las redes y otras
estrategias tales como grandes superficies comerciales, diseñadas
laberínticamente que conducen a la confusión, a lo que agregamos la reiterada y
permanente práctica modificatoria, cambios en la disposición y distribución de
artículos ofrecidos, lo que lleva a una mayor confusión, desasosiego y miedo al
no hallar lo que se busca.
Un reflejo instintivo, una sensación primaria, el reflejo
atávico del miedo a la extinción: no
encuentro lo que necesito, no voy a poder sobrevivir. Esto nos sucede porque
ignoramos que el sistema comercial usa esta ingeniería para controlar,
direccionar, condicionar y dominar voluntad y acción; estímulo y respuesta. Aún
más: aunque no lo ignoremos, si no lo suprimimos de nuestros hábitos, es muy
difícil que nos sustraigamos a su efecto, pues es biológico y no ideológico.
“La derecha” que
manipula ese miedo social, no está reflejada sólo en las estructuras
partidarias, también en sindicatos y gremios que supuestamente representan a
las masas trabajadoras; éstas últimas sujetas a la obediencia de un discurso impositivo,
suponen estar organizadas cuando en realidad están sometidas al temor, el miedo
a la soledad y el desamparo si desapareciese aquél que supuestamente lo está
representando. La ausencia paternal generadora de miedo.
¿Y entonces? La
estrategia equilibradora que, según el artículo, puede contrarrestar ese poder
es la argumentación y refiere
a una argumentación en base a experiencias del común de la gente, de aquello
con lo que cada quien puede verse identificado desde el llano, diferenciándose
de las argumentaciones academicistas.
Analizar, estudiar las experiencias cotidianas del común
social y ponerlas en discusión en ese mismo común social, posibilita
desmantelar el andamiaje, las estructuras que conducen al miedo, la frustración
y la ignorancia. Pero hay que hacerlo ahí, con inserción en el cotidiano
social, cara a cara, organizando.
Decimos esto, porque la influencia y el uso de las redes
sociales es innegable y harto descripta, y hasta hemos dicho entre nosotros que
las mismas redes que nos distraen, también han servido para organizar una
movilización o agitar una lucha. Pero Internet ha modificado e innovado
escenarios y actores, estímulos y respuestas; y se ha valido y se vale de la
también ficticia suposición de integración y participación… Nos mantienen
alejados de los que creemos están en la otra vereda y en realidad son también
víctimas: no estamos contrarrestando el miedo atávico.
Por su parte los
medios de comunicación bajan línea, imponen un mensaje, una supuesta certeza y
la instalan como indiscutible, incuestionable, lo que genera en sus
consumidores, una ficticia sensación de seguridad, seguridad por creer saber
que “eso es así”. No hay argumentación. Hay certeza: el diferente, el otro es
el enemigo, el que nos genera miedo, inseguridad, impidiéndonos comprender que,
de un lado y del otro, somos presas del sistema que se vale de miedo para
controlar nuestras emociones, nuestras carencias y necesidades, nuestras
repuestas. Así que la única manera es estar ahí, preguntando y repreguntando
hasta que el miedo se desactive.
Nuestro desafío
sería, y reiteramos las expresiones del Sub Marcos: “…la única salida es luchar
y juntarse con otros…”; para derribar el miedo, fortaleciéndonos en un “nosotros”
que incluya todas las luchas y reclamos de la vida real, de la vida sin miedo,
de la vida.
Nuestro desafío es la
unidad, la destrucción del temor y el fortalecimiento de nuestros argumentos
desde el discurso y práctica del cotidiano, del común de la sociedad, para
reconocernos, visibilizarnos y entre todos asumirnos en constructores de una
sociedad mejor, inclusiva, vencedora del miedo.
Que así sea.
NORBERTO
GANCI –DIRECTOR-
El Club de la Pluma
https://elclubdelaplumaradio.blogspot.com/
Notas
y Referencias
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