1492 INVASIÓN Y DESPUÉS…
Desde aquél fatídico 12 de octubre de 1492, nuestro continente padeció y padece la avaricia asesina por parte de quienes se atribuyeron y aún se atribuyen el derecho de decidir sobre nuestras existencias.
No solamente saquearon y saquean nuestras tierras: nuestras costumbres y saberes fueron -y también avasallados.
Y nos inocularon la falacia de que fue un “encuentro de civilizaciones”, cuando en los encuentros hay intercambio. Aquí no hubo encuentro, tampoco hubo un choque. Aquí hubo un genocidio.
Asumir, entender que ese nefasto desembarco tuvo por finalidad apoderarse, robar nuestras riquezas y bienes, sometiendo a la servidumbre, en el mejor de los casos, a quienes poblaban estas tierras; entender que no solamente fueron asesinados pueblos enteros, sino que, además asesinaron creencias, conocimientos, costumbres, legados. Entender todo ello puede permitirnos acercar nuestro sentir a lo que hoy sienten los herederos de la tierra.
Claro que no hay nada que festejar, conmemorar. Hay que recordar quienes son los enemigos de nuestros pueblos.
Los mismos que bajaron de los barcos aquél 1492, son los mismos que hoy, con el consentimiento de funcionarios y autoridades les abrieron y les abren las puertas a monsanto, chevron, barrick gold, syngenta, etc.
Fue la barbarie la que desembarcó, destruyendo la civilización consolidada en nuestra región.
Se calcula que hasta el siglo XIX fueron cien millones los asesinados por los invasores. Es el genocidio del que aún falta, al menos, una disculpa y la devolución de, también algo, de todo lo que saquearon. Al menos para ir ajustando algunas cuentas…
Y hay más genocidios perpetrados en estas tierras de los que aún faltan las reparaciones necesarias.
Muchos murieron por las armas, otros por las enfermedades que los invasores transmitían, otros por la bestial explotación en las excavaciones mineras. Ouro Preto y Potosí son ejemplo de ello.
Pero la invasión no sólo fue por las armas. Con la introducción de otro idioma y otra cosmogonía, la imposición de otras creencias fueron también armas que provocaron el asesinato de pueblos enteros. Confundiendo y “desautorizando” sus saberes y creencias ancestrales, pretendieron matar la identidad que construyeron desde tiempos remotos.
La inquisición de manos de la santa iglesia católica, tuvo su participación, imponiendo una justicia que se decía divina, para quemar en las hogueras a quienes se revelaban ante la barbarie colonialista.
No solamente fueron españoles quienes cometieron semejantes barbaridades, también lo fueron franceses, ingleses, holandeses…
En diversas partes de nuestro continente, a partir de 1492, la invasión se vistió de genocidio. En diferentes épocas pero por los mismos motivos fueron eliminados los originarios de Las Caucherias en Colombia, nativos en Brasil; Mapuches en Chile y Argentina, los masacrados en Rincón Bomba, en Napalpí, etc.
Hoy lo son los originarios que padecen las persecuciones y asesinatos al pretender defender la poca tierra que les queda y la ambición narcosojera rasguña.
Muy a pesar de las diferentes opiniones, que hubo genocidio es innegable. “…Un arqueólogo peruano encontró cerca de Lima los restos de un poblador originario muerto por un disparo de bala en la cabeza. Es la primera prueba material de la violencia utilizada por la cruz y la corona para arrasar con el imperio Inca (…) Se trata de un hallazgo inédito: serían los primeros restos de un nativo que permitirían recrear de manera fiel el genocidio que sufrieron los pueblos originarios a manos de la corona de España. Se trata del primer caso conocido de una persona muerta por arma de fuego sobre este continente…” 1
1492 perpetúa su legado en las nuevas caras de la invasión, de la conquista. 1492 se refleja en cada pedazo de tierra robada a los originarios, campesinos. Se multiplica en cada avance narcosojero, en cada planta de monsanto instalada, en cada fractura hidráulica, en cada explotación minera que seca nuestros ríos, contamina nuestra tierra, la desertifica provocando éxodo poblacional. 1492 aún no ha terminado…
En este siglo XXI 1492 cuenta con la complicidad mediática del poder mundial que pretende deslegitimar la lucha popular y originaria.
No obstante, los pueblos se levantan, desde comuneros, nativos, militantes convencidos del recuperar nuestras herencias e identidades robadas. No obstante la resistencia persiste en nuestra Abya Ayala desde aquel grito de Atahualpa, de Tupac Amaru, Tupac Katari, de Bartolina Sisa.
Hoy esos gritos están en otras voces con las que romper los silencios, derribando las barreras mediáticas, dando lugar a las palabras y las acciones...es parte de nuestra lucha... persistencia, insistencia, desde todos los ángulos posibles, desde todas las concepciones, arremetiendo contra el poder mundial que no deja de intentar someter a nuestros pueblos...como en 1492 cuando descendieron de los barcos
Todo lo expuesto no es nada nuevo, ni para ustedes ni para nosotros. De esto se ha hablado y se hace referencia en discursos y manifestaciones.
Pero ¿estamos realmente convencidos del genocidio que hemos padecido y padecemos, sin reparar, sin justicia?
¿Podemos entender las ramificaciones que el colonialismo ha diseminado, influenciando, interfiriendo, desnaturalizando?
¿Cómo entender la defensa de los derechos humanos si no se exige la necesaria justicia para recuperar aquello que nos han saqueado y la condena histórica sobre quienes nos masacraron?
¿Cómo interpretar diversidad cultural cuando las culturas ancestrales continúan siendo objeto de discriminación, persecución, hostigamiento y asesinato?
¿Cómo revertir la insistencia con que se pretende deformar las mentes de nuestros jóvenes con el argumento de un descubrimiento, cuando ha sido y es un encubrimiento?
La resistencia indígena, como la resistencia de los pueblos que defienden su derecho a la vida, es la que persiste a pesar del tiempo y de las intenciones por desdibujar la realidad de las masacres cometidas contra nuestros pueblos.
Es la resistencia de los pueblos que se enfrenta a la continua invasión imperial que ejecutan quienes representan hoy al poder mundial.
La resistencia indígena, la resistencia del pueblo, o parte de él, es la que hoy le dice no a chevron, a la barrick a monsanto. Es la que clama justicia por Chocobar, Roberto y Mario Flores y tantos otros en Formosa, Chaco, Santiago del Estero, etc.
La resistencia es la construcción del poder…
1492 se ha extendido desde aquel fatídico 12 de octubre hasta el presente, no obstante y a pesar de tanta sangre derramada, martirizada, están resurgiendo los pueblos desde lo más profundo de la tierra, desde lo alto de la puna, desde cada canto milenario, para gritar somos los millones que hemos regresado para imponer justicia, nuestra justicia, la de nuestros dioses, aquellos que nos enseñaron que somos y pertenecemos al barro…
1492 invasión y después, la resistencia desde la digna rabia a la victoria de los pueblos, de la tierra, del Abya Ayala.
Que así sea.
NORBERTO GANCI –DIRECTOR-El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com –elclubdelapluma@hotmail.com
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