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domingo, 8 de junio de 2025

YUK HUI: PROVINCIALIZAR EUROPA - PEDRO RODRIGUEZ

 

YUK HUI: PROVINCIALIZAR EUROPA

 

 

Hoy vamos a arrimar el hocico a la obra de YUK HUI, un filósofo nacido en Cina que viene haciendo aportes sobre la tecnología muy interesantes.   La técnica es, en cierto sentido antropológico, universal. En cuanto extensión de los órganos y exteriorización de la memoria, es inseparable de la comprensión del ser humano como especie. Pero la universalidad es solo una de sus dimensiones. La célebre conferencia pronunciada por Heidegger en 1953, “La pregunta por la técnica”, inicia un desplazamiento fundamental: la esencia de la tecnología moderna es, antes que un universal antropológico, una consecuencia de la metafísica OCCIDENTAL. En otras palabras, la reducción del mundo a la condición de recurso para el ser humano es el resultado de la antítesis entre naturaleza y cultura que gobierna Occidente desde el siglo XVIII (disculpen lo asertivo, pero no hay espacio para demostraciones)

 

¿Es posible pensar en múltiples técnicas, que sean diferentes entre sí no solo en términos funcionales y estéticos, sino también ontológicos y cosmológicos? Para el filósofo chino Yuk Hui, la técnica es siempre cosmotécnica, pues deriva de la cosmovisión que le da coherencia y sentido a la comunidad de la cual surgió. YukHui explora la historia del pensamiento chino para intentar encontrar antídotos al programa de modernización tecnológica OCCIDENTAL.

 El caso de China es particularmente significativo por su creciente relevancia geopolítica como una de las grandes potencias mundiales. De modo que reabrir la pregunta por la técnica en China no supone ningún retorno localista al esencialismo cultural ni ninguna clase de etnofuturismo: de lo que se trata para Hui es de elaborar una estrategia cultural para u superar el laberinto de las técnicas globalizadas y reiniciar la modernidad sobre otros fundamentos.

 

Desde los tiempos de Platón y Aristóteles, la filosofía ha reflexionado sobre la técnica (tèchnē), entendida no sólo como un conjunto de herramientas, sino como una forma de conocimiento práctico que organiza la vida humana y su relación con el mundo. Sin embargo, a partir de la modernidad —con la industrialización y luego con la informática— la técnica se transforma en algo más que un medio: pasa a estructurar los modos de pensar, percibir, actuar y vivir.

La filosofía contemporánea ha respondido a este cambio: pensadores como Martin Heidegger, Gilbert Simondon o Bernard Stiegler han considerado que para comprender la existencia actual es indispensable pensar la tecnología como un fenómeno ontológico —es decir, no solo como cosas o instrumentos, sino como formas de ser y de mundo.

Es en esta tradición que se inscribe el filósofo chino-alemán Yuk Hui (n. 1982), quien propone una teoría original sobre la tecnología, combinando historia, filosofía, cibernética y cultura, con un enfoque decididamente planetario y no eurocéntrico.

En un tiempo en que la inteligencia artificial, la robótica y la biotecnología redefinen los límites de lo humano, su pensamiento nos recuerda que la tecnología no es neutral ni inevitable. Es una construcción histórica, situada y transformable. Y por eso, también es una oportunidad para la filosofía.

 

La noción central del pensamiento de Yuk Hui es la de cosmotécnica

Para Hui, toda tecnología no solo obedece a fines prácticos o económicos, sino que está arraigada en una concepción del mundo, es decir, en una cosmología. No existe una única tecnología universal: existen tecnologías pluralizadas, insertas en contextos históricos y culturales específicos.

Por ejemplo, la visión mecanicista del universo que emerge con la modernidad europea (Newton, Descartes) da lugar a una tecnología que separa sujeto y objeto, humano y naturaleza. En cambio, en ciertas tradiciones chinas, donde el cosmos se entiende como un proceso continuo e interrelacionado (según el Taoísmo o el confucianismo), las tecnologías podrían haber seguido otro camino.

La cosmotécnica, entonces, es “la unificación de la cosmología y la técnica”: cada cultura desarrolla técnicas según su comprensión del orden del mundo. Pero la modernidad, al imponer una visión única (la tecnología como racionalización y dominación de la naturaleza), ha interrumpido esta pluralidad.

 

 Hui no rechaza la tecnología, pero critica su uniformidad. Desde la Ilustración hasta la globalización digital, se ha promovido una idea de progreso técnico universal, identificada con el modelo occidental (científico, capitalista, extractivo). Esto ha producido una homogeneización de las formas de vida, una pérdida de diversidad cultural y una aceleración de las crisis ecológicas y sociales.

 

En este marco, la inteligencia artificial, el big data o la automatización no son solo herramientas: son estructuras que configuran la experiencia humana. Si no se las repiensa desde dentro de las culturas, arriesgamos perder toda capacidad de orientación ética y política.

Por eso, Hui propone un pluralismo tecnológico: recuperar múltiples caminos posibles de desarrollo técnico, y propone que lo digital es una estructura recursiva, es decir, una forma de organización basada en procesos que se reenvían a sí mismos (como en la programación o los algoritmos). Esta recursividad estructura no solo los objetos digitales, sino también nuestra forma de relacionarnos con el tiempo, el lenguaje y el conocimiento. La consecuencia es que pensar lo digital requiere nuevas categorías filosóficas, no simplemente aplicar viejas ideas al nuevo mundo. Hui intenta construir esa nueva metafísica, NO pidiendo un retorno romántico al pasado ni  una tecnofobia reaccionaria. Su proyecto es más ambicioso: propone un proceso de reinvención local de la tecnología, en diálogo con las tradiciones filosóficas y espirituales de cada cultura.

 

No se trata de copiar tecnologías “alternativas”, sino de generar nuevas formas de técnica desde otras formas de pensar el mundo.

Esto implica:

- Provincializar Europa: no como desprecio, sino como reconocimiento de que el modelo europeo no es el único ni es necesariamente universal.

- Releer las tradiciones no occidentales: no como folclore, sino como fuentes de pensamiento técnico y crítico.

- Imaginar una nueva relación entre naturaleza, técnica y humanidad: no basada en el dominio, sino en la coevolución.

Nos queda mucho por desarrollar, intentaremos en la próxima hablar sobre la relación de YUk Hui con el socialismo chino. Su trabajo es relevante por varias razones:

Frente a la crisis climática, propone una crítica al modelo técnico-industrial dominante, que ha llevado a la devastación ecológica.

Frente a la hegemonía tecnológica de Silicon Valley, ofrece herramientas filosóficas para imaginar otras formas de computación, inteligencia artificial o urbanismo digital.

Frente al nihilismo contemporáneo, ofrece una visión ética de la técnica como creación de sentido, no sólo como poder.

 

PEDRO RODRIGUEZ

 Desde Rosario- Militante Social

 

 

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