YUK HUI:
PROVINCIALIZAR EUROPA
Hoy vamos a arrimar el hocico a
la obra de YUK HUI, un filósofo nacido en Cina que viene haciendo aportes sobre
la tecnología muy interesantes. La
técnica es, en cierto sentido antropológico, universal. En cuanto extensión de
los órganos y exteriorización de la memoria, es inseparable de la comprensión
del ser humano como especie. Pero la universalidad es solo una de sus
dimensiones. La célebre conferencia pronunciada por Heidegger en 1953, “La
pregunta por la técnica”, inicia un desplazamiento fundamental: la esencia de
la tecnología moderna es, antes que un universal antropológico, una
consecuencia de la metafísica OCCIDENTAL. En otras palabras, la reducción del
mundo a la condición de recurso para el ser humano es el resultado de la
antítesis entre naturaleza y cultura que gobierna Occidente desde el siglo
XVIII (disculpen lo asertivo, pero no hay espacio para demostraciones)
¿Es posible pensar en múltiples
técnicas, que sean diferentes entre sí no solo en términos funcionales y
estéticos, sino también ontológicos y cosmológicos? Para el filósofo chino Yuk
Hui, la técnica es siempre cosmotécnica, pues deriva de la cosmovisión que le
da coherencia y sentido a la comunidad de la cual surgió. YukHui explora la
historia del pensamiento chino para intentar encontrar antídotos al programa de
modernización tecnológica OCCIDENTAL.
El caso de China es particularmente
significativo por su creciente relevancia geopolítica como una de las grandes
potencias mundiales. De modo que reabrir la pregunta por la técnica en China no
supone ningún retorno localista al esencialismo cultural ni ninguna clase de
etnofuturismo: de lo que se trata para Hui es de elaborar una estrategia
cultural para u superar el laberinto de las técnicas globalizadas y reiniciar
la modernidad sobre otros fundamentos.
Desde los tiempos de Platón y
Aristóteles, la filosofía ha reflexionado sobre la técnica (tèchnē),
entendida no sólo
como un conjunto de herramientas, sino como una forma de conocimiento práctico
que organiza la vida humana y su relación con el mundo. Sin embargo, a partir
de la modernidad —con la industrialización y luego con la informática— la
técnica se transforma en algo más que un medio: pasa a estructurar los modos de
pensar, percibir, actuar y vivir.
La filosofía contemporánea ha
respondido a este cambio: pensadores como Martin Heidegger, Gilbert Simondon o
Bernard Stiegler han considerado que para comprender la existencia actual es
indispensable pensar la tecnología como un fenómeno ontológico —es decir, no
solo como cosas o instrumentos, sino como formas de ser y de mundo.
Es en esta tradición que se
inscribe el filósofo chino-alemán Yuk Hui (n. 1982), quien propone una teoría
original sobre la tecnología, combinando historia, filosofía, cibernética y
cultura, con un enfoque decididamente planetario y no eurocéntrico.
En un tiempo en que la
inteligencia artificial, la robótica y la biotecnología redefinen los límites
de lo humano, su pensamiento nos recuerda que la tecnología no es neutral ni
inevitable. Es una construcción histórica, situada y transformable. Y por eso,
también es una oportunidad para la filosofía.
La noción central del
pensamiento de Yuk Hui es la de cosmotécnica
Para Hui, toda tecnología no
solo obedece a fines prácticos o económicos, sino que está arraigada en una
concepción del mundo, es decir, en una cosmología. No existe una única
tecnología universal: existen tecnologías pluralizadas, insertas en contextos
históricos y culturales específicos.
Por ejemplo, la visión
mecanicista del universo que emerge con la modernidad europea (Newton,
Descartes) da lugar a una tecnología que separa sujeto y objeto, humano y
naturaleza. En cambio, en ciertas tradiciones chinas, donde el cosmos se
entiende como un proceso continuo e interrelacionado (según el Taoísmo o el
confucianismo), las tecnologías podrían haber seguido otro camino.
La cosmotécnica, entonces, es
“la unificación de la cosmología y la técnica”: cada cultura desarrolla
técnicas según su comprensión del orden del mundo. Pero la modernidad, al
imponer una visión única (la tecnología como racionalización y dominación de la
naturaleza), ha interrumpido esta pluralidad.
Hui no rechaza la tecnología, pero critica su
uniformidad. Desde la Ilustración hasta la globalización digital, se ha
promovido una idea de progreso técnico universal, identificada con el modelo
occidental (científico, capitalista, extractivo). Esto ha producido una
homogeneización de las formas de vida, una pérdida de diversidad cultural y una
aceleración de las crisis ecológicas y sociales.
En este marco, la inteligencia
artificial, el big data o la automatización no son solo herramientas: son
estructuras que configuran la experiencia humana. Si no se las repiensa desde
dentro de las culturas, arriesgamos perder toda capacidad de orientación ética
y política.
Por eso, Hui propone un
pluralismo tecnológico: recuperar múltiples caminos posibles de desarrollo
técnico, y propone que lo digital es una estructura recursiva, es decir, una
forma de organización basada en procesos que se reenvían a sí mismos (como en
la programación o los algoritmos). Esta recursividad estructura no solo los
objetos digitales, sino también nuestra forma de relacionarnos con el tiempo,
el lenguaje y el conocimiento. La consecuencia es que pensar lo digital
requiere nuevas categorías filosóficas, no simplemente aplicar viejas ideas al
nuevo mundo. Hui intenta construir esa nueva metafísica, NO pidiendo un retorno
romántico al pasado ni una tecnofobia
reaccionaria. Su proyecto es más ambicioso: propone un proceso de reinvención
local de la tecnología, en diálogo con las tradiciones filosóficas y
espirituales de cada cultura.
No se trata de copiar
tecnologías “alternativas”, sino de generar nuevas formas de técnica desde
otras formas de pensar el mundo.
Esto implica:
-
Provincializar Europa: no como desprecio, sino como
reconocimiento de que el modelo europeo no es el único ni es necesariamente
universal.
- Releer las tradiciones no
occidentales: no como folclore, sino como fuentes de pensamiento técnico y
crítico.
- Imaginar una nueva relación
entre naturaleza, técnica y humanidad: no basada en el dominio, sino en la
coevolución.
Nos queda mucho por
desarrollar, intentaremos en la próxima hablar sobre la relación de YUk Hui con
el socialismo chino. Su trabajo es relevante por varias razones:
Frente a la crisis climática,
propone una crítica al modelo técnico-industrial dominante, que ha llevado a la
devastación ecológica.
Frente a la hegemonía
tecnológica de Silicon Valley, ofrece herramientas filosóficas para imaginar
otras formas de computación, inteligencia artificial o urbanismo digital.
Frente al nihilismo contemporáneo, ofrece una visión ética de la técnica como creación de sentido, no sólo como poder.
Desde Rosario- Militante Social
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