EL CLUB
BILDELBERG - RED TAVISTOCK
Goldman
Sachs, Estados Unidos no es soberano - el 11S y los billones que faltan
Parte
XXXVII
Un cálido abrazo a
toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA.
Mi columna de este
domingo será la continuación de una serie de reflexiones ya iniciada hace
varios meses, de la mano de los libros LA VERDADERA HISTORIA DEL CLUB
BILDELBERG, EL INSTITUTO TAVISTOCK y LA TRASTIENDA DE TRUMP.
Hoy me centraré en
Goldman Sachs, la nula soberanía de los Estados Unidos y hechos oscuros y
turbios tras el 11 de septiembre.
Otro de los agentes
claves en la estructura del poder del Estado profundo es Goldman Sachs, una
empresa que, presuntamente, habría estado asociada con grandes
responsabilidades en la CIA y en la comunidad de la INTELIGENCIA, tanto en el
sistema financiero oculto como en el presunto presupuesto de la CIA y del
Tesoro de los Estados Unidos.
Lo que vimos durante
la presidencia de Trump es a Goldman Sachs alineándose con él. En rigor, en las
elecciones de noviembre próximo, no podemos estar plenamente del lado del grupo
de Trump (él sólo es la cara visible), ni tampoco de la facción representada
por Obama, Hillary Clinton y Biden, aunque sería más esperanzadora la
postura de Trump, para quien la guerra proxy en Ucrania, si
fuera por él, se terminaría en 24 horas y mandaría la OTAN a la basura.
Cuando la mayoría de
las personas observan el Gobierno de los Estados Unidos, lo que ven son sólo 21
agencias gubernamentales. Sin embargo, Estados Unidos no es un gobierno
soberano.
No tiene soberanía
informativa, no tiene soberanía financiera. Recordemos de mi columna sobre la Reserva
Federal, que es una entidad privada, una de las extensiones de la “nobleza
negra veneciana” en territorio americano. Lo que tiene Estados Unidos es a
cinco contratistas de Defensa que controlan todas las bases de datos.
Si estudias todas las
cuentas bancarias del Gobierno de los Estados Unidos, ves que están controladas
en depósitos por la Reserva Federal, lo que significa que las controlan bancos
agentes, como, por ejemplo, Goldman Sachs.
En el mundo de la
política profunda y la geopolítica, cuando llegas a este punto, cuando te enfrentas
a operaciones encubiertas y públicas, necesitas a personas que sepan dónde
están escondidos los cadáveres. La clave del rendimiento de Goldman Sachs es el
fervor con el que usó el llamado “apalancamiento”, el efecto multiplicador del
apalancamiento se ha comparado a hacer sonar un látigo, con cierta cantidad de
fuerza a la hora de hacer girar la muñeca que tiene como resultado una gran
multiplicación de dicha fuerza en el extremo del látigo.
Para conseguir el apalancamiento,
Goldman Sachs utilizó los fondos de inversión. Estas son empresas que no hacen nada
productivo, sino que obtienen su valor comprando acciones de otras compañías y conservándolas.
No es en vano señalar que una cosa es la economía productiva, la que crea materiales
y servicios y, otra muy diferente, la economía especulativa que no son más que
papelitos de colores que generan solamente especulación, ganancias
hipermillonarias para los Amos del Mundo.
Actualmente, en los
estertores del modelo de crecimiento basado en la deuda, Goldman Sachs y los
chicos de Davos y el Fondo Económico Mundial están intentando reorientar el
modelo hacia los flujos de efectivo para ver si pueden encontrar un filón para
mantener el sistema de funcionamiento.
En parte, el fin del
modelo de crecimiento basado en la deuda se debe a que cuando se emiten
acciones y deuda, en lugar de crear fondos en todo el mundo, lo único que haces
es devaluar la moneda, lo que incrementa la inflación.
Cuando nos referimos
a la crisis de 2007-2008 y hablamos sobre la quiebra de Lehman
Brothers, o de la burbuja inmobiliaria o subprime, o
“hipoteca basura”, no fue tan así, sino fue la crisis del modelo
económico-financiero actual, pero el problema es que no existe un lenguaje para
el modelo económico mundial que vendrá. Esa fecha fue el principio del fin del
modelo.
Las potencias tendrán
que sentarse para conversar sobre cuál será el modelo que le seguirá al actual.
Cuando cayó la Unión
Soviética, el modelo se pudo expandir en un 40%, pero hoy ese modelo de expansión
infinita no puede materializarse en un planeta con recursos finitos. Si Davos,
entre otros, pretende mantener su esquema principal de “imprimir dinero y
enriquecerse” va a necesitar más control sobre la economía. Esto nos lleva al
presupuesto de los Estados Unidos, porque el principal reto consiste en que
existe un flujo secreto de dinero en efectivo.
Hablamos de gastos generales, el presupuesto en negro, el
sistema financiero oculto, los dividendos secretos; la parte encubierta afecta
a la economía pública, pero no está permitido que nadie lo sepa, nadie puede
hablar de ello.
¿Cómo reestructurarlo
todo para ser más eficiente, pero sin dejar de financiar esa enorme cantidad de
operaciones encubiertas? Y aquí es donde entra en juego Goldman Sachs, por lo
que parece, Goldman Sachs está en lo más algo, con un poder político y
financiero incomparable. Goldman Sachs fue creado en el siglo XIX y se hizo
bien conocido por su venta privada de acciones.
El banco tuvo un
papel clave en la creación de la política de dólar fuerte, así como en la
creación de burbujas financieras. Goldman Sachs ha tenido un papel clave en la
historia del mundo.
En los Estados Unidos
existe un sistema financiero oculto que es un sistema completamente aparte de
los libros de contabilidad que se ha usado como fondos con fines ilegales para
operaciones encubiertas, la guerra económica y, en última instancia, dada la
gran cantidad de dinero que implica, para la financiación encubierta de
proyectos de investigación ocultos y ciencia límite exótica.
Consideremos el
presupuesto en negro más el sistema financiero oculto, más las manipulaciones
del mercado y las operaciones encubiertas, como abrir los Estados Unidos a las
drogas. Todos esos importes, llamados “importes en negro”, esa financiación ha
ido creciendo, creciendo y creciendo, especialmente, a medida que el fraude
financiero se hizo más efectivo y sofisticado. Pero a medida que ha ido
creciendo esa cantidad de dinero a empezar a bastar para financiar la
infraestructura de la seguridad nacional, que es, principalmente, un mundo
paralelo que la mayoría de nosotros no ve.
El dinero no pasa por
los presupuestos oficiales de Estados Unidos. El Gobierno de los Estados Unidos
tiene un presupuesto paralelo que es invisible y la CIA se ha convertido,
literalmente, en el banquero más grande del mundo, completamente, fuera de
control.
El fraude financiero
ya era importante en la década de 1980, pero en la de 1990 se hizo global. La
globalización proporcionó la actividad y el flujo de capital necesarios para
crear una gran burbuja en los mercados inmobiliarios, especialmente, en los
Estados Unidos y de ahí, en todo el mundo desarrollado y fue entonces cuando
tuvo lugar el golpe de Estado financiero. De modo que el objetivo de crear una
burbuja inmobiliaria era generar ingresos para ellos.
Y ahora cambiamos de
tema. En el ejercicio fiscal de 1998 se empezaron a echar en falta grandes
cantidades de dinero. Alguien estaba desplazando el 100% o más de los ahorros
para la jubilación en los Estados Unidos. Básicamente, los estaba robando. Si
examinamos el 11 de septiembre, se destruyó gran cantidad de datos sobre el
fraude con bonos del Gobierno y, así, variedad de investigaciones.
Ese fue uno de los
muchos rastros que cubrió el 11 de septiembre.
También sabemos que
la oficina de Inteligencia naval que estaba investigando en busca del dinero que
faltaba, saltó por los aires. A partir del 11 de septiembre, hemos visto una
inmensa cantidad de dinero gastada en guerras extranjeras. Así, el 11 de
septiembre fue la fiesta de salida del armario del Estado de la seguridad
nacional. Esto es algo que se había desarrollado de forma bastante oficial desde
la Segunda Guerra Mundial. Truman y Eisenhower hablaron sobre ello.
Con el 11 de septiembre,
se ajustaron las leyes y, esencialmente, se concedió al Gobierno una versión
formal de neofascismo a cara descubierta. Cayó la máscara y la nueva realidad
oficial, una dictadura de mano dura bajo el eslogan de la “guerra contra el
Terror” se convirtió en la principal fuente de atención del mundo. Con eso, con
la nueva estructura legal y con la Patriot Act de Estados Unidos y todo lo que
vino después, las guerras en el extranjero, con los 6,5 billones de dólares que
ha gastado oficialmente el Gobierno de los Estados Unidos en las guerras de
Afganistán e Irak, se crearon mayores posibilidades para robar y para desviar
dinero de las arcas públicas hacia esos programas opacos y el dinero encubierto
no para de crecer.
Me despido de nuestra
querida audiencia, agradeciendo su amable atención, pero antes, a continuación,
escucharán en la versión de Sting: Money for nothing, y los invito a una nueva emisión
más de EL CLUB DE LA PLUMA el próximo domingo.
PROF. VIVIANA ONOFRI
Profesora en Letras
ex catedrática de la Universidad Nacional de
Mar del Plata
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