RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 11 de junio de 2023

ESTA SEMANA SE PERFILA COMO UNA DE LAS MÁS CRÍTICAS DE LA GUERRA RUSO-UCRANIANA - LIC. CHRISTIAN CIRILLI

 ESTA SEMANA SE PERFILA COMO UNA DE LAS MÁS CRÍTICAS DE LA GUERRA RUSO-UCRANIANA



La contraofensiva muchas veces anunciada y demorada, ahora denominada “ofensiva de verano”, por fin se empezó a desarrollar sobre las posiciones rusas. Llega, quizás, un poco tarde, porque sobreviene después de que los rusos reconquistaran la ciudad de Bajmut /Artemovsk tras 5 meses de encarnizados combates, en lo que será considerado en los libros de historia como una de las más espantosas carnicerías de lo que va del siglo, a la par de la Batalla de Alepo, sucedida en Siria unos años antes. Retrasada por problemas organizativos, logísticos, de reclutamiento forzoso y una insuficiente cobertura aérea, la necesidad urgente de demostrar algún resultado militar positivo para seguir mamando de la generosa teta occidental finalmente sacó a los ucranianos al ruedo.

Sin embargo, por lo datos que aun podemos obtener, la ofensiva, que tuvo un vector de gran empuje sobre la misma Bajmut, Soledar y Ugledar, no solamente no pudieron quebrar las líneas defensivas rusas, sino que encajaron bajas atroces.

Quizás el ejército ucraniano confió en su suerte y sacó equivocadas lecciones de la ofensiva de agosto de 2022, cuando en un reguero de victorias recuperó todo Járkov e ingresó en las ciudades antes nombradas, con una resistencia endeble de los rusos, que tuvieron que replegarse para no quedar embolsados. Lo mismo ocurrió, ya para el 11 de noviembre, con la ciudad de Jerson, evacuada por orden del general Serguei Surovikin, cuando analizando su situación sobre el terreno concluyó que era peligroso enquistarse en la ciudad. Lo hizo aún cuando Putin había declarado el 5 octubre, tras los plebiscitos, que las 4 regiones ex ucranianas habían sido anexionadas a la Federación “para siempre”.

Pero esta vez todo es diferente. De aquel periodo agosto-noviembre a esta realidad sobre el territorio hubo una gran introspección en la organización, preparación, medios, recursos humanos y consciencia operativa en el ejército ruso. No solamente se ordenó el despliegue de 300.000 reservistas, sino que se dio mayor involucramiento al PMC Wagner, y se activó como nunca el complejo militar-industrial. Con la ofensiva de agosto, Rusia se dio cuenta que estaba en guerra, no antes, cuando insistía en que desarrollaba una especie de expedición civilizatoria.

Por ese motivo, a grandes rasgos, la ofensiva ucraniana se está encontrando con una pared, bien organizada, con los medios defensivos adecuados y con los apoyos navales y aéreos pertinentes. Y algo más: ahora los rusos saben por qué pelean en esta guerra. Los sabotajes sobre Nord Stream, el puente de Kerch, los drones volando por Moscú y sobre el Kremlin, el asesinato inhumano de Daria Dúguina o el blogger Vladlen Tatarsky por medio de una bomba en San Petersburgo, más las recientes incursiones en Bélgorod, hicieron entender a los soldados de la Federación que su misión es contra un engendro terrorista que pretende eliminarlos.

Irónicamente, fue la impericia ucroatlantista la que fortaleció el espíritu ruso en esta contienda, y no tanto la propaganda emanada de Moscú. Al principio de la Gran Guerra Patria de 1941-1945, Stalin arengaba a la ciudadanía para que lucharan por la Revolución y el Partido, pero eso no influyó demasiado en los sacrificios que se demandaban. Cuando por el contrario, cambió el discurso y pidió defender la Madre Patria, a las familias, a los valores religiosos – sacando a la Iglesia Ortodoxa de debajo de la alfombra – y a la tradición milenaria de los pueblos eslavos, entonces la moral subió súbitamente.

Cuando la ciudadanía entendió finalmente que Occidente quería destruir, partir, expoliar y ocupar a Rusia, cuando lo notó palpablemente con los atentados sobre su propio patio principal (y no el trasero), entonces la moral subió y hoy los rusos saben que luchen en Ucrania por su patria, contra un régimen integrista que los odia y contra unas élites que los incentivan y estimulan en ese odio.

En ese marco de atrocidades inesperadas, de sesgo terrorista, y también en ese mismo contexto de fracasos militares, de golpearse la cabeza una y otra vez contra una pared de concreto, ocurrió el aparente sabotaje sobre la represa de Nova Kajovska, ubicada a 60 km de la ciudad de Jerson.

Para algunos este atentado es simplemente “uno más”, como los sabotajes sobre los ductos submarinos de Nord Stream o el bombazo al puente de Kerch. Pero no es así. Primero, porque las represas están protegidas por las leyes de la guerra y la convención de Ginebra. Según el artículo 56 del Protocolo Adicional I de 1977: “Las obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, a saber, presas, diques y centrales nucleares eléctricas, no serán objeto de ataque, aun cuando estos objetos sean objetivos militares, si tal ataque puede causar la liberación de fuerzas peligrosas y las consiguientes pérdidas graves entre la población civil.”

Estamos, entonces, frente a un flagrante crimen de guerra, y es por ello que los ucranianos insisten en apuntar a Rusia como el causante, quizás con la esperanza de involucrar directamente a la OTAN y así cambiar definitivamente el curso de la guerra. Sin embargo, más allá del “nado sincronizado” de la massmedia occidental y las declaraciones altisonantes acusando a Rusia, la OTAN parece cómoda montando su guerra-proxy y esperando sacarle jugo (o sangre) al último ucraniano.

Lo cierto es que la destrucción de la represa marca un verdadero cambio cualitativo en el curso de la guerra, y es de tal gravedad que Rusia solicitó una urgente reunión en el Consejo de Seguridad, por el problema que lleva la consignación de la autoría.

Llevando las cosas a lo fáctico, el tema es así: que Rusia se sindicada como la perpetradora del ataque podría dar un argumento legal para la intervención de Occidente. Si por el contrario se admitiera que fue Ucrania – cosa que jamás se admitirá – entonces se utilizarían gran cantidad de atenuantes justificativos. De hecho, no es la primera vez que

se ataca una represa: Estados Unidos atacó represa siria Tabca, sobre el rio Éufrates, en 2017 con total impunidad, para socavar al gobierno alauita.

El tema entonces – más allá de la ilegalidad y del carácter terrorista – tiene que ver con la enorme incidencia que el hecho tiene sobre la población civil. El sabotaje al gasoducto tuvo un efecto ecológico y económico. El sabotaje contra el puente de Kerch, más allá de algunas pocas víctimas, tuvo un efecto infraestructural. Pero este ataque anega vastas zonas, que afectan la vida de al menos 25.000 habitantes, que deben ser evacuados y relocalizados. Pero además está la pérdida de cultivos, de los que sobreviven muchos civiles implicados. Y por supuesto, el daño ecológico.

Dicho esto, la intencionalidad es un tema importante a dilucidar y la mejor forma de entender los motivos de la destrucción de la represa es responder quién se beneficia de ello.

Vamos entonces a analizar algunos aspectos que podrían darnos una respuesta:

La anegación de las zonas circundantes a Jerson es más acentuada en el margen izquierdo que en el derecho, o sea, en la orilla dominada por los rusos que la dominada por los ucranianos, por la sencilla razón que del lado opuesto a la ciudad se encuentran las tierras más bajas. Por consiguiente, el daño más profundo fue hecho sobre la región prorrusa, que encima, estaba diseñada para resistir a un asalto a través del río, con campos minados, casamatas y puestos de control y logísticos. Esas fortificaciones y campos fueron barridos por las aguas.

Por otro lado, la ruptura de la represa está provocando el drenaje de las reservas de agua de Krajovka, que son esenciales para alimentar el canal de agua hacia Crimea. Es importante aclarar aquí que ya los ucranianos, cuando dominaban esa zona, habían bloqueado el canal de agua a Crimea, apenas la península decidió incorporarse a la Federación Rusa en 2014. Fueron constantes las denuncias rusas sobre el crimen que consistía privar de agua a Crimea, pero fueron ignorados por Occidente. Incluso el actual presidente Zelenski, cuando era actor cómico, solía hacer sketches de dudosa gracia sobre la sedienta población Crimea.

Además, la amenaza de un bombardeo a la represa ya había sido anoticiada por el mismísimo general Surovikin cuando decidió replegarse a la orilla occidental de Jerson, básicamente por temor a que Ucrania la volara y creara una inundación que atrapara a las tropas rusas. Esa decisión hoy parece realmente profética.

Y es más, Vasili Nebenzia, el embajador de Rusia en la ONU, envió una carta el 21 de octubre de 2022 al secretario general Antonio Gutérrez denunciando planes de ucrania al respecto. Nebenzia no se basó solamente en informes de inteligencia… ¡los mismos

ucranianos confesaron sus intenciones en un artículo del Washington Post del 29 de diciembre 2022!

En el artículo, el Mayor General Andri Kovalchuk, comandante inicial de la contraofensiva ucraniana en la región de Jerson, confesó que atacaron con sistemas HIMARS una de las compuertas de la represa Nova Kakhovka, para probar la resistencia de la estructura y generar una “inundación controlada”.

Desde el punto de vista militar, la destrucción de la represa le quitó el control a Rusia sobre las compuertas y esto hace que una operación anfibia ucraniana de cruce del río sea más previsible. El atractivo del control de la presa para Rusia era justamente manipular el caudal del río y con ello, utilizar la naturaleza como un impedimento para complejizar un eventual cruce. Ahora ya no podrá hacerlo.

Y finalmente, está el tema de la central nuclear de Zaporozhie, un objetivo largamente deseado por Ucrania. La bajada de aguas en las cercanías de la central, podrían traer problemas de enfriamiento a los reactores, afectado su operatividad. Esto sería una nueva excusa de una campaña internacional ucraniana – luego de su tanda de bombardeos en agosto-octubre 2022 – para exigir una zona liberada internacional, ósea, un artilugio para expulsar a los rusos.




LIC. CHRISTIAN CIRILLI– Analista Internacional - Licenciado en administración UBA De ciencias económicas


No hay comentarios: