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lunes, 20 de mayo de 2024

EL CLUB BILDELBERG LA RED TAVISTOCK La competencia en el espacio exterior El sistema de moneda digital mundial Parte XLIV - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

EL CLUB BILDELBERG

LA RED TAVISTOCK

La competencia en el espacio exterior

El sistema de moneda digital mundial

Parte XLIV

 

 

 Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA.

 Mi columna de hoy será la continuidad de una serie de reflexiones y problemáticas, iniciadas hace varios meses, de la mano de los libros del Dr. Daniel Estulin: LA VERDADERA HISTORIA DEL CLUB BILDELBERG, EL INSTITUTO TAVISTOCK, METAPOLÍTICA y LA TRASTIENDA DE TRUMP.

 

 La temática de este domingo girará en torno a la competencia en el espacio exterior.

Dejamos momentáneamente el planeta Tierra y miramos qué ocurre en el espacio que nos rodea.

 

 El secretismo con respecto al espacio exterior ha conducido a la necesidad de un control

centralizado y pensemos que los satélites en órbita han sido instrumentos para implementar ese control centralizado. Todas estas actividades han sido financiadas por dólares procedentes de los ciudadanos estadounidenses y los ahorros para la jubilación, así como mediante presupuestos en negro, rescates y crimen organizado.

 Es así que el equipo que está en órbita es actualmente responsable del flujo de información cada vez mayor, incluido GPS, comunicaciones, pagos y transacciones financieras, medios de comunicación, funciones militares y de inteligencia.

 

 La plataforma en órbita es como las rutas marítimas del siglo XXI. ¿Asegurar que los esfuerzos espaciales de Estados Unidos en el espacio se mantuvieran en secreto para asegurar el dominio en solitario del país fue uno de los objetivos del asesinato de Kennedy?

 

 Antes el lanzamiento del Sputnik en 1957, la Armada de Estados Unidos controlaba las rutas marítimas globales como forma de mantener al dólar estadounidense como la reserva de moneda global. Esa fue la columna vertebral del sistema Bretton Woods. Después del Sputnik, la Armada estadounidense se expandió hasta incluir el equivalente al mar, que es el espacio exterior que nos rodea.

 

 Creemos que este es un desarrollo que incluía armamento espacial secreto. Sería probable que un armamento así fuera un factor decisivo en la evolución de monedas digitales globales, al margen de qué centro de poder supranacional acabe ganando la lucha. Esto incluiría el uso de satélites para la vigilancia, la inteligencia, la ciberguerra, la gestión de drones y soldados y la emisión de programas relevantes para la guerra basada en revoluciones “blandas”.

 Esto también incluiría funciones más “duras”, como las relativas a disparos de láser desde el espacio, rayos de energía concentrados, manipulación del clima u otros sucesos disfrazados de desastres naturales.

 

 Hoy en día, a medida que intentamos desentrañar las inexplicables conspiraciones de la geopolítica o los flujos de efectivo encubiertos y los agujeros negros del sistema financiero, todos los cabos terminan por llevarnos de vuelta a los secretos de lo que sucede a nuestro alrededor en el espacio.

 

 El enorme y caro estado de seguridad nacional que fue creado después de la Segunda

Guerra Mundial para ocultar esos secretos está en el centro de la cuestión. Y surgen muchas preguntas: ¿Por qué el Gobierno de Estados Unidos ha perdido 8,5 billones de dólares desde 1995? ¿Por qué Wall Street, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos y el Tesoro de Estados Unidos han emprendido de forma cooperativa un fraude colateral y rescates por valor de 27 billones de dólares? ¿Por qué todas las comunidades de Estados Unidos ha sido asoladas por el tráfico de drogas y las bandas? ¿Por qué las Agencias de Inteligencia estadounidenses y las sociedades secretas financian y gestionan redes de esclavos sexuales y pedofilia? ¿Y por qué no se ha despedido a nadie como consecuencia de décadas de una conducta tan indignante?

 

 En lugar de eso, las burocracias dedicadas a hacer cumplir la ley han expedido, acosado e incluso asesinado a quienes han intentado detener esos sucesos. Cuando investigadores serios siguen esas pistas, lo que nos encontramos es una Seguridad Nacional muy poderosa, obsesionada con el secretismo y el control centralizado.

 

 Desde la Segunda Guerra Mundial, una de las mayores inversiones de los gobiernos del mundo desarrollado ha sido mantener a los ciudadanos ajenos a todo lo relativo al espacio exterior y a lo que los humanos podrían estar haciendo en él. Al mismo tiempo, la cantidad de dinero que desaparece en sistemas ocultos de financiación y presupuestos en negro, presumiblemente relacionados con programas y armas espaciales, indica que en el espacio están pasando muchas cosas.

 

 Durante los últimos cincuenta años hemos lanzado satélites, cables, hemos construido torres de telecomunicaciones y distribuido teléfonos, televisores y ahora contadores de luz inteligente.

 Este sistema se está construyendo globalmente. Combinado con inteligencia artificial y tecnología de bases de datos basadas en la nube, esta distribución está creando una infraestructura de vigilancia que puede monitorizar, exprimir financieramente y manipular mediante control mental de forma individual.

 

 Todas las personas que llevan encima un dispositivo de vigilancia y arrastre en forma de teléfonos inteligentes están actualizando dossieres personales con redes sociales y se está creando un estado totalitario sin límites de “fascismo amable”, como en España, por ejemplo. No olvidemos que el capitalismo ya no necesita una cara democrática, sino un excelente sistema represivo, aquí, en la Unión Europea y en el resto del mundo. Ni hablemos de Argentina.

 

 Estamos asistiendo a la destrucción de la clase media en todo el planeta. La humanidad está viviendo lo que podemos llamar “guerra de supervivencia”.

 Se necesita un control y una vigilancia totalizadora, de ahí la censura en los medios y redes sociales y la cuestión de la conquista del espacio exterior es vital.

 

 Hay varios puntos importantes en ese plan de dominación: La dominación de la élite busca crear una clase superior; paralizar económicamente a la clase media que es la que produce y sobra, de ahí la creciente desindustrialización; hay que ofrecer una dependencia mayor de alivio a la ciudadanía, como subsidios, ayudas; hay que eliminar la libertad a cambio de las promesas del Estado, una dictadura pura y dura; instituir un verdadero Estado policial y gobierno totalitario absoluto; se necesita una población dócil que acepte la eliminación de derechos.

 

 El capitalismo está en su lecho de muerte y no le sobra el tiempo. La élite se está quedando sin tiempo porque se aproxima la quiebra planetaria. Asistimos al principio de su fin en 2008. Y como en una película cómica o de terror, hoy vemos Ministerios de Industria que impulsan la desindustrialización; Secretarías de Empleo que favorecen el paro y el desempleo. Parece que la verdad es la mentira.

 

 Vivimos una creciente falta de dinero circulante y el llamado “Primer Mundo” está tan desesperado como el resto del planeta. Vivimos en un “campo de concentración” sin lágrimas; nos están esclavizando y la mayor parte de la ciudadanía mundial no se da cuenta de ello. Vivimos inmersos en el llamado “cloroformo social” dado por una tecnología que sólo nos hace perder el tiempo.

 

 Entre los objetivos de la “élite financiera” que trabaja de forma constante y continua para cambiar la organización política, económica y social de la comunidad global figura destruir de una vez por todas los Estados-nación de Westfalia en aras de favorecer una dictadura planetaria.

 

 Y si hablamos de lo que ocurre en Argentina en materia satelital, Milei quiere vender ARSAT que sería una forma de canibalizar el acceso a la información.

 Su infraestructura de telecomunicaciones es la mayor obra de integración territorial. Venderla tendría implicancias hasta para la seguridad nacional.

 Clarín y los privados se relamen, obviamente. Argentina ya tenía licencia satelital y la habíamos usado en su momento con el Nahuel Sat. Arsat es una empresa que el sector privado mira con mucho interés, justamente por la cantidad de activos que le darían posiciones oligopólicas en relación con las prestaciones estratégicas que posee.

 

 El valor de Arsat no es posible de calcular. Cualquier cifra es una estafa al Estado porque tiene demasiados activos estratégicos. Regalar soberanía tecnológica sería otro de los tópicos de la libertad que todavía está pendiente de resolución.

 

 Volviendo a las acciones en el espacio exterior, les cuento que, en el año 2012, un grupo de multimillonarios de Silicon Valley anunciaron su inversión en Planetary Resources, con un plan para hacer minas en los asteroides cercanos a la Tierra. De modo que ahora tenemos a los emprendedores de la alta tecnología compitiendo en el terreno del espacio exterior: Jeff Bezos ha fundado Blue Origin; Elon Musk ha fundado Space X.

 

 Los medios económicos nos hablan de oportunidades muy lucrativas relacionadas con el espacio exterior. Hay para varios gustos: inversiones en misiones espaciales, inversiones en tecnología espacial e inversiones en minería espacial. Claro, como el capitalismo necesita una expansión ilimitada y el planeta Tierra tiene límites, entonces necesita expandirse en el espacio.

 

 Asistiremos a una carrera por la colonización espacial, la explotación de recursos espaciales y la comercialización del turismo espacial. ¿También habrá guerras imperialistas en el espacio por su hegemonía?

 

 Las oportunidades financieras creadas por la plataforma orbital es uno de los motivos por los que otros países están haciendo movimientos agresivos para crear sus propios sistemas de navegación global en órbita. No quieren depender de Estados Unidos para los sistemas de navegación, liquidación y pago. Esto significa tener cables oceánicos y sistemas de satélites independientes. Y el proyecto de la élite financiera de implementar el sistema de moneda digital a nivel planetario depende de un sistema redundante y experto de satélites en órbita.

 

 Una moneda global, digital y fiduciaria que esté libre del secreto de depósito soberano es el mecanismo de control definitivo de la ciudadanía mundial. En la Unión Europa es la temática siniestra de moda.

 De modo que siempre que sea digital y controlada a las élites mundiales y el Estado profundo les va a dar igual si el sistema de moneda se llama dólar, peso, franco, oro o plata. Y mientras hay una competencia mundial por la red satelital, en Argentina, ¿se regalará ARSAT?

 

 Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención e invitándolos a una nueva emisión de EL CLUB DE LA PLUMA, el próximo domingo.

 El tema musical que he elegido, “Alane”, es interpretado por el cantante camerunés Wes, cantado en uno de los tantos idiomas de Camerún. Es un canto de amor hacia la naturaleza que nos rodea. Dejamos el espacio por un ratito.

 


PROF. VIVIANA ONOFRI

Profesora en Letras

ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata

 

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