GENOCIDIO EN EL TRIBUNAL DE LA HAYA
Amigos, compañeros y
oyentes del Club de La Pluma muy buenos días. Desde Madrid les habla Eduardo
Bonugli, colaborador en Europa del equipo de Dossier Geopolítico.
En esta oportunidad,
mejor dicho, en esta triste oportunidad, vengo aquí, con rabia e indignación -y
con mucho dolor- a levantar la voz por el espantoso fallo del Tribunal de la
Haya, o como le llaman pomposamente: ¡¡ LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA!!
Que ha logrado que la ciudad de La Haya sea hoy la penosa capital mundial del
genocidio.
Un fallo -digo- del
pasado 26 de Enero, donde con una monumental caradurez e ignominia, con una
desfachatez y con una desvergüenza escandalosa, ésta corte ha sentenciado QUE
NO HAY GENOCIDIO por parte de los judíos contra el pueblo palestino en Gaza. A
pesar de la masacre atroz a sangre fría, perpetrada por el régimen israelí, en
complicidad con EEUU, con Europa y con una serie de gobiernos tan cobardes como
criminales, en los se incluye el del presidente argentino, Javier Milei.
Y -digo- que este
tribunal ha sentenciado QUE NO HAY GENOCIDIO a pesar de que todo el planeta
sufre todos los días, en vivo y en directo, este alevoso crimen de Israel
contra millones de civiles, además de comprobar cómo la fuerza destructora de
su poderío militar dispara contra sus gentes, contra su patria y su tierra,
contra sus propiedades, contra su historia y contra su futuro.
Y para rematar tan
vergonzosa decisión judicial, los 17 miembros del tribunal no han tenido ni
siquiera la decencia, ni el pundonor, ni la vergüenza de exigir un inmediato
alto del fuego, o al menos, una orden simbólica para que paren su tan terrible
maquinaria de matar. ¡¡Pero NO!!
LA SENTENCIA NO MENCIONA UN ALTO DEL FUEGO. A sus señorías,
eso no les ha parecido importante, o quizás han tenido un descuido, o quizás,
hayan recibido alguna “orden secreta” para ignorarlo.
Sea como sea, la
barbarie de Israel ha logrado así un clamoroso respaldo jurídico de nada menos
que de la más alta justicia internacional, que ha vuelto a convalidar la
tradicional costumbre de justificar la matanza de inocentes e indefensos,
cuando la realizan las potencias imperiales. Dicho esto, es justo recordar que
el “tan prestigioso ecuánime y sublime Tribunal de la Haya” nunca juzgó, ni
juzgará, cualquier crimen cometido por EEUU.
Por otra parte, que
la Corte no exija un alto el fuego en Gaza, además de incomprensible y
repugnante, “resulta ser un olvido muy oportuno de los jueces del mundo” para
sentenciar LA INOCENCIA de toda la mal llamada “Comunidad Internacional” que
apoya las matanzas de Israel. Por lo tanto, estamos una vez más ante el
vergonzoso escenario en el que los que matan a civiles y destruyen países, son
los mismos que levantan la bandera de los derechos humanos. Una escandalosa hipocresía que distingue al
llamado mundo libre y democrático.
SI… Así como suena,
queridos amigos.
Estas juezas y estos
jueces del Tribunal de La Haya, intocables y endiosadas por los medios
occidentales, que se sienten dueños de la razón y de la verdad del mundo, han
dictado -para estupor y espanto del mundo- una de las más bochornosas
sentencias de siempre.
Estos personajes con togas, más propios de un cuento de
terror, ocupan tan alto cargo, porque son figuras impuestas por obra y gracia
de EEUU y de Inglaterra -y por supuesto- impuestas también y sobre todo, por el
infinito poder en la sombra… del judaísmo internacional.
Ese judaísmo
internacional que todo lo maneja, que todo lo controla, que todo le sirve y que
todo lo usa para engordar, más y más, su infinita, su poderosa, su obscena riqueza,
que tanto daño hizo, hace, y hará, a las mujeres y a los hombres de este mundo.
Amigos… estamos
viendo la verdadera cara del mayor poder del mundo: LA INTERNACIONAL JUDÁICA,
que está presente en todas las sopas envenenadas del mundo, operando según
conveniencia con sus diferentes versiones oportunistas, ya sea como un estado,
como un pueblo, como una raza, como una religión o como una cultura.
No me quedan dudas de
que los judíos ricos y poderosos de hoy, son los intocables dueños del mundo,
bajo espesa la sombra del capitalismo internacional. Siempre abusando de la
rentable demagogia del holocausto nazi, usando el cinismo y el victimismo, para
cometer los mismos crímenes que sufrieron -a manos de los hoy civilizados
alemanes- aquellos desgraciados judíos, pobres y abandonados, que no pudieron
encontrar cobijo entre sus paisanos ricos y poderosos de entonces. Los mismos
que hoy no dudan en utilizar aquel martirio y su recuerdo, para ser los grandes
genocidas globales del siglo XXI.
Y volviendo al “muy
respetable” Tribunal de La Haya, estas juezas y estos jueces -digo- se están
burlando de la humanidad, cuando piden ridículamente al estado israelí “que
adopte medidas para evitar un genocidio”. Un genocidio que ya han cometido.
Además, le encomienda
a Israel, al mismo Israel que lleva meses bombardeando y matando, le encomienda
que tome medidas inmediatas para que permita la entrada de la ayuda humanitaria
Gaza. Y precisamente se lo pide a los que están negando a esa pobre gente,
hasta un mísero jarro de agua.
Toda una
contradictoria barbaridad, cuando a la vez y en la misma resolución, les da vía
libre para que sigan bombardeando.
Y encima, manda un
mensaje al mundo, diciendo que como TODAVÍA NO HAY GENOCIDIO en Palestina, toma
la cautela de que sea Israel quién la garantice que no comience ese tal
genocidio, que solo ellos no ven.
¡¡¡ Claro !!!
Es imposible comenzar
un genocidio, cuando ya están a punto de terminar de matar y de destruir, A
todos y a todo.
O sea, le ruegan al
zorro, -es decir a Israel- a la misma bestia asesina y carnívora, que se haga
cargo del corral. Que lo proteja y que les de comer a sus miembros. Mientras
ellos, los jueces, seguirán deliberando los próximos años, hasta llegar a una
sentencia definitiva.
Queridos oyentes y lectores,
creo que será muy difícil encontrar en toda la historia una burla más
macabra.
Eso sí!!
El tribunal ordenó
que Hamás libere a los rehenes.
Para eso SÍ que se
atribuyen competencias y SÍ que dan órdenes. Para justificar y tapar el crimen
histórico de las potencias occidentales en el siglo pasado, cuando invadieron y
agredieron entonces a Palestina, sembrando el odio y la guerra -para su
provecho- entre los pueblos del cercano oriente.
Y entre tanto, ahora
mienten y mienten con que todo comenzó el pasado 7 de octubre. Cuando llevan 75
años robando un territorio ajeno y asesinando a sus ocupantes.
Dice en su fallo, el
solemne tribunal, que no tiene pruebas de que exista un plan genocida de Israel
y que no conocen cualquier intención israelí de provocarlo.
O sea, por un lado, no ven pruebas del genocidio y por el
otro, tampoco encuentran intenciones de Israel para hacerlo.
Es que “no hay sordo
más sordo que el que no quiere oír, ni ciego más ciego que el que no quiere
ver”.
Estas ilustrísimas
señorías, con sus fabulosos sueldos y sobradas de impostura y de prepotencia,
por no querer, no quieren reconocer unas pruebas mundialmente monstruosas,
como:
• Los casi
30.000 asesinatos ya declarados.
• La masacre
indiscriminada de niños.
• La crueldad
inhumana de negar ayuda elemental.
• Los
bombardeos a hospitales.
• Los miles de
secuestros y desaparecidos.
• Las
ejecuciones sumarias.
• Y otros
centenares de atrocidades repugnantes.
Sin duda alguna, la
ceguera de los miembros del Tribunal de la Haya es otra de las vergüenzas
inconfesables de las instituciones supra nacionales creadas por este Occidente
Anglosajón, militarizado genocida y destructor.
Y sobre las
intenciones de Israel, parece que tampoco ha podido el Tribunal Internacional
de Justicia, enterarse de que el 96% de los israelíes residentes, aplauden el
genocidio. Ni tampoco de la multitud de declaraciones de las más altas
autoridades hebreas, ya sean del gobierno, o de la política, o de militares, o
religiosos, o culturales o de lo que sea, diciendo barbaridades como éstas:
• “Los
palestinos son animales humanos y por ello los israelíes actuamos en
consecuencia”.
• “Hay que
quemar Gaza y borrarla de la faz de la tierra”
• “No hay
inocentes entre los palestinos”
• “Que no haya
piedad para los que aún quedan allí”
• “Hay que
lanzar una bomba atómica sobre la Franja de Gaza”
• “Se debe
bombardear desde el aire y sin piedad”
• “Que el
ejército se comporte de la manera más vengativa y cruel”
• “Los niños
de Gaza se lo tienen merecido”.
• “Este
exterminio lo pidió nuestro Dios y lo dice nuestra sagrada Biblia”
Y ahora, a
consecuencia del fallo y de inmediato, se produjo la lógica reacción de triunfalismo,
acompañado de más odio y de más ira por parte de Israel, que gracias al gran
alivio que significó este fallo para Netanyahu, -que en realidad lo indulta de
todo- lo ha llevado a festejar a lo grande su flamante impunidad, prometiendo y
cumpliendo su misión divina, con más bombas, con más muertes y con más
destrucción.
Mientras, EEUU
también ha festejado el fallo, insistiendo en que se ha probado lo infundado
que es acusar a Israel de genocidio en Gaza y felicitándose de que la Corte no
pidiera en su fallo, ningún alto el fuego.
Al final -pobrecitos
ellos- se creen ser un tierno grupo de ángeles inocentes, víctimas de los malos
de la tierra y valientes custodios de los derechos humanos del mundo.
Entretanto, y avalado
por el fallo del tribunal de la Haya, Israel ha intensificado los ataques en
Gaza, mientras más de una docena de países -todos serviles a Washington-
suspendieron la ayuda a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos,
tras unas instrucciones del presidente Biden, muy agrandado él por la favorable
sentencia de “SU” Tribunal de Derecho Internacional.
Además de un maravilloso regalo de cara a las próximas
elecciones norteamericanas
A todo esto, la prensa del sistema ha aplaudido a rabiar el fallo de los jueces. Por lo que cae por aquí toda una catarata de elogios para el tribunal, tanto de los oportunistas que critican -por encima- la brutalidad judía, como de los que la apoyan a rabiar. Porque a los medios del sistema les da igual lo que digan unos y otros “con tal que sean de los nuestros”. A lo periodistas del régimen, nunca les faltan excusas, ni ideales que acomodar, ni relatos que esgrimir, con tal de fortalecer las estructuras imperiales.
Por lo tanto, resumiendo y finalizando esta columna, digo que, en estas horas de dolor y luto mundial, EL TRIBUNAL DE LA HAYA HA HECHO SUYO EL GENOCIDIO DE ISRAEL CONTRA EL PUEBLO INOCENTE DE PALESTINA.
A manera de
despedida, les envío un solidario abrazo a toda la gran familia del Club de La
Pluma, y por supuesto a sus oyentes. Y muy especialmente a sus directores, Gabi
Fernández y Norberto Ganci, como también al director de Dossier Geopolítico,
Carlos Pereyra Mele, y a su equipo de analistas geopolíticos.
Todos ellos atrapados ahora en la peligrosa Argentina de Milei, defendiendo los valores de la libertad de expresión y los derechos elementales del hoy agredido pueblo argentino.
Desde Madrid Eduardo Bonugli
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