RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 10 de diciembre de 2023

EL CLUB BILDELBERG - RED TAVISTOCK - Técnicas para destruir los movimientos obreros - Parte XXVII - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

EL CLUB BILDELBERG

LA ÉLITE QUE DOMINA EL PLANETA

RED TAVISTOCK

LAVADO DE CEREBROS A ESCALA MUNDIAL

Técnicas de operaciones internacionales para destruir los movimientos obreros, desde inicios del siglo XX

Parte XXVII

 

 Un cálido abrazo a la distancia a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA.

 Mi columna de hoy será la continuidad de una serie de reflexiones, iniciada hace unos cuantos meses, siguiendo los lineamientos conceptuales del Dr. Daniel Estulin, en sus libros: LA VERDADERA HISTORIA DEL CLUB BILDELBERG, EL INSTITUTO TAVISTOCK y METAPOLÍTICA.

 

 Este domingo me centraré en las técnicas de operaciones para destruir los movimientos obreros en todo el planeta.

 Ya los planes salvajes para domesticar a la clase trabajadora, comenzaron en el año 1916, de la mano de las propuestas de la campaña de Rockefeller para promover planes “democráticos”. Pero el punto de inflexión, fue en los años 40, antes de la finalizada la Segunda Guerra Mundial, cuando la estrategia de Rockefeller fue la modificación de la conducta-lavado de cerebros, determinación conjunta, coparticipación y corporativismo para apoderarse de los Estados Unidos y del movimiento de trabajadores de todo el mundo. Fue algo que se hizo simultáneamente en distintos niveles.

 En 1946, Rees-InstitutoTavistock-Rockefeller formalizaron el Memorándum Rockefeller, en el cual, el general de brigada John Rawling Rees expuso los detalles del pensamiento de su camarilla.

 

 La Fundación Rockefeller, que había dado grandes cantidades de dinero al Instituto

Tavistock y a sus miembros desde 1934, aceptó de inmediato y la Clínica Tavistock se transformó en el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas.

 En primer lugar, Rockefeller contrató a muchos de los sociólogos que habían participado en los bestiales y fascistas servicios de inteligencia de guerra y los colocó en los campus de los Institutos de Trabajo financiados por la Fundación Rockefeller, el Instituto de Salud Mental, el Ejército, la Marina, y grandes empresas capitalistas para desarrollar proyectos y dar orientación.

 Estos Institutos de Trabajo se crearon al mismo tiempo que la CIA, la Junta de Jefes de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional, como parte de la misma red que estaba construyendo Rockefeller para dirigir el mundo entero una vez que los Estados Unidos hubiera ocupado el lugar de Gran Bretaña, después de la Segunda Guerra Mundial, como primera potencia mundial.

 

 La mayor aportación que hizo Rockefeller a la “causa del trabajador” fue la total destrucción del movimiento obrero, la perversión y su control, mediante las operaciones orquestadas por él y Tavistock. Desde el Cuerpo Civil de Conservación, hasta la Works Progress Administration, desde la Federación Nacional de Ciudadanos hasta la Federación Americana del Trabajo, el control del movimiento obrero de los Estados Unidos estaba siempre sometido al control ejercido por los intereses económicos de Rockefeller.

 Se creía en la supremacía de los empleadores y en la benevolencia del capitalismo y ayudaba a desbaratar huelgas, reclutar vigilantes y dirigir ataques contra la clase obrera.

 

 Los tres institutos de trabajo formados, financiados y dirigidos por Rockefeller, Tavistock y otras instituciones, son solamente tres de los más de doscientos o trescientos que crearon los Rockefeller por todo el mundo tras la Segunda Guerra Mundial: el Industrial Research Institute de Bonn y el Departament of Social Relations Institute, ambos en Alemania; la Sociedad Argentina de Investigación Operativa; la International Jewish Research Foundation on Human Relations, en Israel; el Psychological Institute en Japón, por nombrar algunos.

 

 La lista de institutos es larguísima y su influencia, enorme, pero el prolongado control que venía ejerciendo la familia Rockefeller sobre la Asociación Americana de Médicos y la Asociación Americana de Psiquiatras y los miembros de la CIA, colocados en puestos de diferentes niveles del Gobierno y los fondos gubernamentales para promover el desarrollo de programas de cerebros y colocar a protegidos de Rockefeller y Tavistock en puestos e instituciones claves, fue decisivo. De hecho, las técnicas que se emplean en las negociaciones laborales de España, Francia, Alemania, Estados Unidos y en la mayoría de los países occidentales están sacadas directamente del manual de

juegos de rol de Tavistock. Inclusive, antes de una huelga, se analiza a fondo el sindicato.

 

 Se recopila información y se evalúa tanto al sindicato como a sus subsecciones para ver cómo reaccionan en situaciones de crisis. El Instituto de Trabajo Rockefeller realiza nada menos que cien o doscientos estudios de cada sindicato. Los métodos que emplean están sacados directamente de la Teoría conductual de las negociaciones laborales. Primer paso. Se provoca al sindicato ofreciéndoles un contrato particularmente insultante.

 

 El sindicato, enfurecido, sale en masa a las líneas de piquetes. Puños cerrados y caras serias y de pocos amigos por todas partes. Rockefeller deja pasar los primeros días. Al tercer día, por la tarde, el líder el sindicato ya está pasando la mayor parte del tiempo en la sede, charlando con amigos. Para el cuarto día, los gritos ya no son ni la mitad de enérgicos y quedan pocas caras que aún mantengan el gesto serio y de pocos amigos del primer día. Entra en escena Tavistock. La huelga va a ser desbaratada por fases.

 

 Los líderes sindicales son llamados a negociar. Ya se ha hecho un completo perfil de ellos, de la estructura de su personalidad, etc. En reuniones estructuradas como sesiones de terapia de grupo, al árbitro modificador de la conducta lleva a cabo, sin que lo sepan los líderes sindicales, ciertos sondeos psicológicos contra ellos. La mayoría de los líderes sindicales son fáciles de manipular.

 

 Los negociadores y los capitalistas saben que la presión que representan los ataques de los medios de comunicación, las tensiones de la huelga, la presión de sus iguales y la merma de los fondos para la huelga mella en ellos y que se están desmoronando por dentro. A continuación, se lleva aparte al líder para proseguir la negociación. A estas alturas, este ya está muy cerca de suplicar lo que sea, con tal de poder regresar con los suyos llevando algo en las manos. Pero en lugar de ofrecer a los líderes sindicales mejores condiciones para los trabajadores, se les enseñan las técnicas que han de emplear para venderles la moto a los miembros del sindicato, para que éstos no piensen que los han estafado.

 ¿Cómo se hace esto? Se imparte un curso sobre negociación para los líderes y delegados

sindicales en el Instituto de Trabajo más cercano. En ese instituto, se llevan a cabo programas de modificación de la conducta.

 

 ¿Adivine quién dirige los seminarios? Exacto, lo ha adivinado: los leales psicólogos de Rockefeller. Pero no termina ahí la invasión y posterior conquista de los sindicatos. Cuando llega la siguiente sesión negociadora, los líderes sindicales ya son fáciles de moldear y, con frecuencia, aceptan las condiciones que se les ofrecen en las sesiones de

negociación. Las técnicas de guerra psicológica como los “períodos de reflexión” entre una reunión y la otra, las campañas de desprestigio en los medios de comunicación, las ofertas de reconciliación, se utilizan y son armas objetivas que Rockefeller tiene a su disposición para quebrantar la voluntad que todavía pueda quedarles a los huelguistas y así lograr aplastarlos.

 

 Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención, no sin antes invitarlos a la próxima emisión de EL CLUB DE LA PLUMA. 

  


VIVIANA ONOFRI

Profesora en Letras,

ex catedrática de la Universidad

No hay comentarios: