CUANDO MATAN A LAS PALABRAS…O CUANDO LAS PALABRAS MATAN…
Teníamos pendiente plantear sobre la utilización de las palabras, cómo inciden ellas en decisiones y comportamientos, y relacionarlo con el ejercicio periodístico -en el que se utiliza la palabra- y el aumento de asesinatos de trabajadores de la información.
Utilizamos el término “teníamos” porque los acontecimientos que están embargando a todo el pueblo argentino, más allá que los monopolios de desinformación, como ya es conocida su nefasta práctica de ocultar, distorsionar y negar, nos obligan, al menos, a intentar alguna reflexión, una mirada.
Solemos advertir desde nuestros espacios sobre los peligros a los que estuvimos y estamos expuestos vinculados a las apetencias imperiales. En la actualidad, en este fin de enero del 2016, se va corporizando aquello que denunciábamos: el nazi-sionismo se ha instalado en el gobierno, y se está experimentando esta nueva forma de invasión y golpe, desde lo institucional, con el acompañamiento de los mercenarios monopolios de desinformación, más los gerentes vendepatria de corporaciones foráneas y los siempre listos servicios de las fuerzas de seguridad, nacionales y provinciales, adiestrados para la represión y el impedimento del ejercicio de derechos constitucionales.
Día a día se va incrementando la lista de los nuevos desocupados, empleados de toda índole y pertenencia política, lanzados fuera del sistema laboral, padeciendo los despidos indiscriminados y, fundamentalmente en dependencias y empresas de mayor importancia en cuanto a la relación con la defensa y los recursos del Estado.
El desguace del que estamos siendo testigos, no tiene antecedentes en cuanto a lo acelerado. Como una avalancha arrasan con todo lo construido en un poco más de una década.
Las conquistas sociales, los derechos adquiridos, las posibilidades de viabilizar proyectos, van quedando en este lamentable tramo del camino de la historia actual.
Hay quienes, desde la inconciencia, desde el egoísmo, festejan con huevazos y otros elementos la pérdida de puestos de trabajo. Al menos deberían poder considerar que pronto a ellos también les llegará la picadora de carne laboral. Porque el imperio no reconoce pertenencias, fidelidades, obsecuencias; el imperio masacra hasta lograr su objetivo, sin importar que sean socios suyos, conscientes o imbéciles a su servicio, los que caigan en el camino.
Resulta alarmante cómo, de manera vertiginosa, se lanzaron a destruir todo lo que potenció el sentido de soberanía e independencia. La desafectación y entrega a las corporaciones foráneas de sectores sensibles a nuestro desarrollo, nos retrotraen a tiempos que creímos haber superado. Al menos suponíamos que los habíamos superado.
Experimentamos en carne propia eso de que el imperialismo no perdona nuestro atrevimiento en transitar caminos de autodeterminación. Si bien no hemos sido un modelo en tal sentido, sentamos precedentes, innovamos dentro de nuestras posibilidades e idiosincrasia, dentro de nuestras particularidades. Y nos posicionamos ante el resto del mundo como un país fiable, convincente.
Y cuando hablamos de imperialismo tenemos que recordar, que reconocer que no nos referimos al norte de este continente, nos referimos al nazi-sionismo imperial que hoy tiene sus garras mucho más cerca, acá nomás, en la Casa Rosada.
El poder real no está en estos personajescos que están en danza, valga el término, en la Casa de Gobierno, mugrizio, magneto, y compañía. El poder real no tiene bandera, patria ni ideología, salvo la de ejercer su dominio sobre el planeta.
Los gerentes de segunda línea están ejerciendo su mercenario desempeño en Argentina.
Cuentan además, para llevar adelante todo su derrotero destructor, no sólo con los monopolios de desinformación que se están alzando con todos los medios disponibles para controlar mentes, voluntades y acciones; cuentan además con el actual partido judicial que, lejos, muy lejos de integran un poder democrático en la República, se ha transformado en la gestoría del mal, encabezada por el inescrupuloso lorenzetti.
Asimismo suman a todo el entramado macabro, a las fuerzas de seguridad, privadas como públicas, provinciales como nacionales, agregando a esto la reincorporación de funcionarios y agentes exonerados, separados, sospechados y vinculados a crímenes de toda índole. No hay nada mejor que para fortalecer un gobierno delincuente, que sumar a más delincuentes a sus filas.
La situación dista mucho de ser amable, casi ni siquiera soportable. Están apostando a la desestabilización. Están apostando al estallido social. Están apostando al desmadre para poder avanzar más sobre nuestros derechos y garantías, a la vez de asegurar que nadie impida la entrega total de la Patria.
Pretenden el estallido que les permita acudir a la figura de “Estado De Conmoción Interna” para imponer el “Estado de Sitio”. Entonces será más fácil, probablemente, suspender por tiempo indeterminado la vigencia de la Constitución Nacional e inhabilitar la apertura del Congreso de la Nación.
Sólo les faltan algunos muertos más, algunas revueltas más. Sólo les falta que sea sangriento el enfrentamiento entre movimientos sociales, pueblo y las fuerzas de seguridad. No es un detalle menor.
Las plazas se van llenando cada vez más de gente que pretende se termine lo antes posible esta pesadilla. Algunos dirigentes políticos y sociales acuden a esas plazas para sostener a parte del pueblo y concientizar sobre lo que está ocurriendo.
Pero hay ánimos que no se sostienen, hay situaciones mucho más que preocupantes, porque no se trata solamente de que a esta altura sean muchas más de cincuenta mil las familias que han quedado sin el sustento, sin trabajo; no se trata solamente de cómo se han disparado los precios de los productos básicos en la canasta familiar; el tema es mucho más sensible, más preocupante, más peligroso. Estamos ante un posible estado criminal que, repitiendo y mejorando las nefastas prácticas genocidas de los sesenta, setenta y parte de los ochenta, habrán de imponer la entrega de nuestros bienes y recursos naturales, de nuestras riquezas al nazi-sionismo imperial, al Club Bilderberg.
¿Cómo llegamos a esta situación? No vale en estos momentos tan delicados el pase de facturas o las autocríticas que sólo persiguen desprenderse de responsabilidades compartidas.
Sí vale rescatar que contra el imperialismo no es fácil enfrentarse. Contra el imperialismo hay que tener bien en claro aquella frase del Che: “…ni tantico así…” porque el imperialismo no considera, no reflexiona, no evalúa, sólo persigue, somete, mata y apropia.
Contamos en la actualidad con herramientas que, mientras encontremos las brechas por donde insertarnos, nos permiten llevar la información necesaria para alertar, concientizar. Por supuesto que en el medio hay mucha carne podrida y cortinas de humo para distraer, distorsionar y confundir. Debemos articular mucho mejor el cómo, por dónde, con quiénes, de dónde y hacia dónde viralizamos la información.
El chequeo permanente de todo lo que nos llega es vital para destrabar posibilidades de infectar la información.
Tal vez ésta sea una de las partes en donde el tema de las palabras, retoma aquella necesidad que teníamos de reflexionar sobre cómo inciden ellas en la construcción del mensaje. Y cómo, dependiendo desde dónde proviene ese mensaje, hay responsabilidad de las palabras en la muerte de ese mismo mensaje.
Como así cuando las palabras se utilizan para romper la invisibilidad y la desinformación, éstas se convierten en la causa del silenciamiento de una voz, la eliminación de quién la ha utilizado para develar y esclarecer.
Se hacen necesarias las instancias para poder elaborar estrategias de resistencia y contragolpe, se hacen necesarias las participaciones en asambleas y reuniones de aquellos que poseen mayor conocimiento y/o experiencia sobre el escenario en el que estamos, para orientar en el cómo actuar y responder, cómo defender y contraatacar.
Debemos alertar y concientizar con mayor efectividad, más allá de las diferencias políticas, de cómo están destruyendo Nuestra Patria en tiempo récord y del peligro en el que están Argentina y toda la Patria Grande. Porque si prosigue este destructor derrotero, no se salva nadie.
Y estamos observando y considerando que no podemos permitir continúen ilegítimamente ostentando un poder que no les pertenece, porque por más que esgriman porcentajes electorales, a las claras ha quedado demostrado que no ha sido genuina la victoria en las urnas. No ha sido genuina porque la sospecha de fraude ha quedado sin develar y porque la genuinidad de los votos también está sospechada ya que hubo de voto bronca, voto desinformado, voto fanático, voto asco, etc. No es lógico que por no corregir el rumbo, se haya echado a correr en la dirección contraria.
El presente urge se tomen medidas certeras y efectivas para frenar la destrucción de la Patria, los dirigentes y representantes del pueblo deben actuar en forma inmediata porque lo que está quedando en el camino será difícil que se vuelva a erigir.
La manifestación del pueblo debe hacerse oír –y ya lo hace- en las calles y en las plazas de todo el País, pero con claridad y evitando la confrontación peligrosa y deseada por el enemigo. Pero debe hacerse oír y cada vez con mayor nivel de participación.
En esta historia trágica que estamos transitando, nadie está afuera, nadie se salva si no nos salvamos entre todos.
Después, después vendrá el tiempo de reparaciones, juicios, reconsideraciones y comenzar a avanzar sobre aquellos temas que hemos descuidado o no hemos ido lo suficiente para empoderar más al pueblo respecto de sus derechos, garantías y libertades.
Ahora es el tiempo de actuar, con consciencia y responsabilidad, con inteligencia y estrategia eficaz; ahora es tiempo de defender la Patria. La Patria no puede esperar.
Que así sea.
NORBERTO GANCI –DIRECTOR-El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com –elclubdelapluma@hotmail.com
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