DE MEMORIA SE TRATA…
Sí, de memoria se trata, pero también de actitudes, de recuperar la chispa que permitió alzar voces, puños y encolumnó a miles para romper con tiranías y terrorismo de toda laya.
Sabemos que Mayo carga con la impronta de eventos que marcaron, no sólo trayectos y posicionamientos, sino que, además, plasmaron esa alternativa de la lucha para alcanzar objetivos necesarios. Necesarios para la defensa de los derechos.
Y causalmente en Mayo conmemoramos dos fechas singulares en Argentina, cada una de ellas separadas en el tiempo, pero hermanadas por un inconfundible espíritu de liberación.
En el editorial anterior poníamos en discusión si lo ocurrido en 1810 fue “Golpe o Revolución???...”, ya que las características de los hechos conocidos como “La Semana de Mayo”, distinguían claramente posicionamientos que en lo medular respondían a intereses foráneos: la corona británica.
No obstante ello, el germen de la independencia, de la libertad, de la autodeterminación había comenzado a crecer entre quienes ponían visión y pensamientos más allá de lo coyuntural del momento. Sabían que el futuro debía medirse en relación a esclavitud o independencia.
Los hechos que desembocaron en el 29 de Mayo de 1969, conocido como “El Cordobazo”, tuvo también algo de aquella impronta de los años de la colonia. La opresión contra el pueblo era corriente, expoliación y entrega se daban cita de la mano de trasnochados uniformados.
A diferencia de 1810, y al menos en la provincia de Córdoba, hubo pueblo en las calles. No era la elite comercial dominante que tenía sus ojos puestos más allá del puerto de Buenos Aires. Fueron estudiantes, obreros, gente de a pie, vecinos corrientes los que “tomaron la ciudad” en defensa de sus derechos.
No hacía falta “saber de qué se trata”.
Cuando tomamos el tema de “la memoria”, no sólo lo hacemos para rescatar del olvido o clarificar lo tergiversado, lo hacemos también para reclamar aún más compromiso con nuestra identidad.
Nos impusieron durante muchas décadas una historia manipulada, de eso ya nos vamos dando cuenta, donde hay bronces que se derriten ante las verdades descubiertas, y hay barro que se erige ante la impavidez de los ocultadores seriales.
No obstante, en la provincia de Córdoba, cuna de esa gesta popular, resisten aún quienes pretenden poner en el arcón de los olvidos a “El Cordobazo”.
Sólo como para graficar el nivel de negación que pretenden imponer sobre el hecho histórico, recordemos que ese hito emblemático no figura en las efemérides oficiales, casi no se lo recuerda en establecimientos educativos, salvo por docentes comprometidos con la historia, las luchas y el pueblo.
Negar la memoria, ocultarla, deformarla, manipularla, no sólo ha sido la impronta mitrista, sarmientina, tienen sus correlatos en estos tramos del Siglo XXI.
Y lo más curioso, si es que podemos distinguirlo así, es que hay un importante número de personas que no reclaman, no manifiestan, no rescatan la memoria, los hechos, personajes, etc.
Desde la clase política, nos estamos refiriendo en este caso a la provincia de Córdoba, a los claustros educativos se percibe esa apatía en relación a hecho tan significativo para la lucha de los pueblos, como ha sido y es El Cordobazo.
Sobre ello Héctor Tosco, uno de los hijos del Gringo Agustín Tosco expresó: “…"Noventa mil sindicalistas hicieron cursos en Estados Unidos". Acusando con ello al país del norte de infiltrarse en las organizaciones durante los `60 y `70, ya que habían creado el "Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre" con el objetivo de “educar” dirigentes entre 1962 y 1998.
Podríamos aquí aportar que “…El movimiento sindical norteamericano siempre ha considerado a la América Latina y el Caribe como un campo de interés especial. Después de la revolución cubana y en medio de un antinorteamericanismo creciente a través del continente, la AFLCIO creó en 1962 el Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (AIFLD) como su brazo político principal en América Latina. Desde entonces, este Instituto ha llevado adelante la política de la AFL-CIO de promover en los sindicatos orientaciones procapitalistas. Su énfasis en combatir a aquellos que no favorecen a las corporaciones ni las inversiones norteamericanas, lo ha llevado a apoyar a los regímenes militares de derecha, al margen de sus políticas hacia los sindicatos y la clase obrera. Esto se desprende de las acciones del Instituto en lugares tales como Argentina, Brasil, Chile o la República Dominicana…” 1
No dudamos que aún persisten resabios de ese engendro imperial infiltrado en las estructuras sindicales y políticas de Argentina y otras naciones hermanas.
Esto también tiene que ver con la memoria. Son los “detalles” con los que se van construyendo hechos y consecuencias. Desconocerlos nos imposibilita una mayor comprensión respecto de lo que nos ha atravesado.
Una placa en las redes sociales expresa “…El Cordobazo Tiene Que Ser Fecha Patria”. Tal vez alguno suponga que hay en ese reclamo algo de exageración, desde este lugar dudamos de ello, pero al menos debería figurar en los calendarios escolares, en las currículas docentes, deberían poder generarse amplios y profundos debates sobre el tema.
Se trata de la memoria, claro, de la memoria que aún persisten en negarnos. Se trata de comprometernos a desenmascarar a los ocultadores de nuestra identidad. El Cordobazo es parte de nuestra identidad como pueblo, como masa, como amalgama que da vida y forma a la lucha.
Se trata de la memoria, de no permitir que el olvido y el ninguneo le ganen la partida a los hechos y personajes que rompieron con las imposiciones dominantes.
Rescatar y poner en el lugar que le corresponde a El Cordobazo, es enrostrarle a las clases dominantes que sí el pueblo puede tomar la decisión firme de defender su presente y futuro, como así también la memoria.
Cecilio Manuel Salguero destaca de El Cordobazo que “…Este hecho fundamental en la historia del movimiento obrero argentino, fue protagonizado por la juventud de la década del 60, y tenía una propuesta para sociedad: EL PROGRAMA del 1° de MAYO de 1968, de la CGT de los ARGENTINOS, dirigida por AGUSTIN TOSCO y ATILIO LOPEZ.
Corrían tiempos muy difíciles para la clase trabajadora y el pueblo argentino.
Nos oprimía una dictadura FASCISTA, del militar JUAN CARLOS ONGANIA, surgida del golpe de estado de 1966.
La primera medida que tomó, fue intervenir las Universidades nacionales, reprimiendo al movimiento estudiantil y que el 6 de septiembre de 1966, asesinó al OBRERO-ESTUDIANTE: el compañero SANTIAGO PAMPILLON, frente a Cinerama.
Este héroe popular olvidado, trabajaba en la fábrica de Santa Isabel (IKA-Renault) y estudiaba en la UNC, Ingeniería mecánica. Había nacido en Mendoza y vino a Córdoba a trabajar y estudiar.
ESTE CRIMEN QUEDO IMPUNE.
Las principales demandas del Programa eran: Libertad, Democracia, DDHH, Justicia social.
Velaba por la Democracia sindical y la Unidad del movimiento obrero argentino en un proyecto de Liberación nacional y social.
Las jornadas del 29 y 30 de mayo de 1969, empezaron a demoler el orden fascista de la dictadura de los monopolios y la oligarquía terrateniente.
El buen ejemplo se extendió por todo el país y fue consolidando la UNIDAD del PUEBLO ARGENTINO, que supo recuperar la Democracia y los DDHH en 1973.
Una dictadura que venía a quedarse 20 años (1966-1986) apenas duró 7 años y se tuvo que ir humillado y derrotado…”
Con ese breve relato que realiza Salguero, podemos darnos cuenta del porqué de la negación oficial sobre esa gesta popular cordobesa. Como ésta, muchas luchas triunfantes en lo inmediato o en el largo plazo, son también silenciadas para que los pueblos se sientan huérfanos de historia militante y de resistencia; para que, si se les ocurriera luchar, su acción no sea parte de una tradición, sino que cada vez se deba comenzar de cero.
Por eso es el trabajo de los que luchamos, mantener los recuerdos de luchas como banderas y rescatar del olvido forzado todo aquello que ha configurado nuestro presente: para poder incidir, para poder mejorar, para no volver atrás. Porque cada generación debe saber que ningún opresor jamás ha reconocido derechos y, por lo tanto, cada derecho de que gozamos se ha ganado con la sangre de miles de luchadores, y que, así como se ganaron, pueden perderse si no somos conscientes de la historia.
Nuestro compromiso debe ser con la memoria.
Que así sea.
NORBERTO GANCI –DIRECTOR-El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com –elclubdelapluma@hotmail.com
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POR FM 103.9 RADIO INÉDITA
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