RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 24 de septiembre de 2023

EL CLUB BILDELGERG Parte XVI - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

EL CLUB BILDELGERG: LA ÉLITE QUE DOMINA EL PLANETA

RED TAVISTOCK: LAVADO DE CEREBROS A ESCALA MUNDIAL

El mundo infantil y la siniestra incursión en lo macabro

Parte XVI

 

Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA. Mi columna de hoy será una continuidad de la serie iniciada hacia varias semanas a partir de las conceptualizaciones del Dr. Daniel Estulin en sus libros: LA VERDADERA HISTORIA DEL CLUB BILDELGERG y EL INSTITUTO TAVISTOCK.

 

 De la mano de la RED TAVISTOCK de lavado de cerebros a escala mundial, comenzaremos a reflexionar sobre otra área clave en el mundo: el imperio invisible ideado para manipular a las masas desde la niñez. Antes de que existiera el televisor hubo un fenómeno de comunicación que preparó a la gente joven para la experiencia audiovisual no racional: las películas de dibujos animados de Walt Disney como Blancanieves, La Cenicienta, La Bella Durmiente, Pinocho y, más recientemente, La Sirenita y La Bella y la Bestia.

 Sin saberlo, niños y adultos han estado sometidos a los más de sesenta años de la propaganda más vil y perniciosa que ha habido en la historia moderna. Estas películas de dibujos animados tenían como finalidad convertirse en experiencias universales para varias generaciones de niños y de padres y contenían mensajes morales que permanecerían en el niño durante casi toda su vida de adulto.

 

 Lo que poca gente sabe es que tanto el fundador de Walt Disney como su hermano participaron en la producción de películas propagandísticas durante la Segunda Guerra Mundial, supervisadas por el Comité de Moralidad, controlado por el INSTITUTO TAVISTOCK. Los dibujos animados de Disney no pretendían hacer pensar a la gente, sino hacerla sentir algo que, según Disney, pondría a su público de padres e hijos a un mismo nivel emocional infantil: servirse de los medios de comunicación y del poder de éstos para transmitir imágenes de gran carga emocional que forzaran un retraso mental en los adultos.

 

 Escuchen lo que dice Disney: “Si todo el mundo pensara y actuara como los niños, nunca tendríamos problemas. Lo malo es que hasta los niños tienen que hacerse mayores”.

 

 Sin percibirlo, usted está siendo bombardeado con una dosis extrafuerte del simbolismo de Jung más vil que existe, a través de los medios de entretenimiento de masas, que crean un mundo mitológico de “superbuenos” y “supermalos” al tiempo que introducen personajes que representan arquetipos, como el “Sabio Anciano”, la “doncella”, la “Gran Madre”.

 En los dibujos animados de Walt Disney, sobre todo, están representados claramente los arquetipos de Jung. Son coherentes con los conceptos jungianos, sobre todo, en la consistente representación de las cuestiones morales, en ausencia de las enseñanzas del concepto judeocristiano del Bien.

 

EL BIEN TRIUNFA ÚNICAMENTE POR LA INTERVENCIÓN DE LOS PODERES MÁGICOS DE LAS HADAS, QUE SON MÁS FUERTES QUE EL MAL.

 Esta es la esencia del tipo de espiritualidad del que habla Jung: la lucha simbólica entre las fuerzas de la “oscuridad” y las de la “luz”, que queda fuera del control de la razón humana. Pero todo este circo de Disney tiene una faceta más tenebrosa: su siniestra incursión en lo macabro. A lo largo de estas décadas, uno de los programas infantiles más populares ha sido el Mickey Mouse Club.

 ¿Cuántas personas son conscientes de que ese programa era un siniestro experimento de lavado de cerebros colectivo a través de la televisión? Cada niño, en su casa, era adoctrinado con un ritual de iniciación de la televisión e instado a tararear al mismo tiempo canciones cuya letra iba apareciendo en la pantalla y a entonar textos cuya letra iba indicando el jefe del grupo de la televisión. Todo lo hacía con las “orejas de ratón” puestas, que estaban diseñadas para que se identificara con la figura animal de Mickey Mouse.

 

 Habían creado una identidad entre el hombre y el animal, difuminando la distinción entre lo que es humano y lo que es animal. ¿Recuerdan a la perrita Lassie, el animal como un héroe, que derrotaba sin ayuda de nadie a los “malos”?

 Volviendo a Mickey Mouse Club, ¿cuántas personas son conscientes de que cada vez que hacían el saludo estaban aceptando una nueva religión, semipagana y un nuevo dios, el ratón?

 

 Hemos visto que unos padres se hicieron a un lado y permitieron que un ratón o, más bien el televisor, por medio de un tal Mickey Mouse, administrase valores a una generación de niños que más adelante transmitirían esos mismos valores a otra generación. En otra época y en un país europeo, otra generación de niños recibió una serie de valores de forma organizada de personas que no eran sus padres: la Juventud Hitleriana de la Alemania nazi. Ellos también tenían rituales propios, uniformes, símbolos y canciones. Ellos también tenían líderes que pronunciaban sermones.

 

 A ellos también les decían que hicieran caso a sus padres y que fueron buenos patriotas, que fueran educados y que se portaran bien. El truco radicaba en hacer desaparecer a los nazis, pero no sus ideales.

 El Estado y los valores nazis, pero sin el bagaje nazi. Mickey Mouse y Hitler. ¿Advierten el paralelismo, no?

 

 La manipulación consciente e inteligente de las costumbres organizadas y de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática. Quienes manipulan ese mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder de ese país. Son ellos quienes manejan los hilos que controlan la manera de pensar del público, dirigen nuestra conducta social o nuestro pensamiento ético. ¿Puede alguien negar que en estas dos últimas generaciones ha habido un alucinante cambio de valores morales? ¡Mire a su alrededor! Hay alguien que está haciendo todo esto a escondidas.

 

 Vayamos a otro programa infantil: Barrio Sésamo. En ese programa, se predica su versión particular de la perversión haciendo que unos muñecos caracterizados como animales moralicen acerca de cuestiones ecológicas, competencia social, tolerancia y demás. Otro mensaje oculto es el de que la “única” solución correcta, sea cual sea el problema, es la del compromiso, aprender a ser tolerantes. Y nunca puede haber compromiso alguno con el Mal de quienes tienen la Verdad universal como objetivo supremo en la vida.

 Eso forma parte de la rectitud moral y la personalidad que definieron a todas las grandes naciones y a las personas de ideales. Más adelante, los productores quisieron modificar su estrategia y deseaban favorecer el aprendizaje de los niños. Pero, de hecho, hay estudios que demuestran que eso es mentira. En muchos casos, da la impresión de que inhibe la capacidad de entender ideas más complicadas. Y lo más importante, los estudios indican que los niños parecen volverse “adictos” al programa y dicha “adicción” los vuelve adictos a ver cualquier programa de televisión.

 Barrio Sésamo no estimula a los niños a que les guste la escuela ni nada que tenga que ver con ella. Los estimula a que les guste la televisión.

 

 Barrio Sésamo tiene muchísimo que ver con las clases dirigentes. El dinero procedía de la Fundación Carnegie, controlada por los Rockefeller y, de la Fundación Ford, también controlada por los Rockefeller. Y el dinero de la Fundación Ford procedía de la CIA, que difícilmente puede ser un ejemplo de educación infantil; del dinero de la Comisión Trilateral, controlada por David Rockefeller, del Council on Foreign Relations, del Grupo Carlyle, del que forman parte entre otros George Bush padre, por no mencionar a algunos miembros menos conocidos de la familia de Bin Laden y de la sociedad secreta Skull & Bones de la Universidad de Yale.

 Y esto no lo sabía usted, ¿a que no? La Fundación Carnegie, controlada por David Rockefeller que es uno de los miembros clave del poderoso CLUB BILDELGERG, que actúa diligentemente entre bastidores para degradar la educación en todo el mundo con el fin de degradarnos como seres humanos.

 

 El primer requisito previo para entender cuál es el lugar que nos corresponde por derecho en el Universo es que usted apague el televisor y, lo que es más importante, lo mantenga apagado a la luz de las pruebas aportadas sobre las diabólicas y perversas intenciones de la RED TAVISTOCK a escala planetaria.

 

 Me despido de nuestra querida audiencia agradeciendo su amable atención, no sin antes introducir algo del tema musical que elegí: Cuando yo era joven parecía que la vida era tan maravillosa. Un milagro. Fue hermoso, mágico. Pero luego me enviaron lejos, para enseñarme a ser sensato, lógico, responsable, práctico. Y me mostraron un mundo donde podría ser tan confiable, médico, intelectual, cínico. Hay momentos en que todo el mundo está dormido.

 Las preguntas son demasiado profundas para un hombre tan sencillo. ¿No podría, por favor, decirme lo que hemos aprendido? Sé que suena absurdo, por favor, dime quién soy.

 

VIVIANA ONOFRI

 Desde Islas Canarias

Profesora en Letras

 ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata

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