¿POLÍTICA PALIATIVA O TRANSFORMADORA?
Hoy
vamos a discutir con Byung Chul Han. Este surcoreano dice que cada vez se deja
menos margen a los conflictos y las controversias que podrían provocar
dolorosas confrontaciones. Aumenta la presión para acatar acuerdos y para
establecer consensos. La política se acomoda en una zona paliativa y pierde
toda vitalidad. La «falta de alternativa» es un analgésico político. El difuso
«centro» resulta paliativo. En lugar de discutir y luchar por alcanzar
argumentos mejores uno cede a la presión del sistema. Se está propagando y
asentando una posdemocracia, que es una democracia PALIATIVA. Por eso Chantal
Mouffe exige una «política agónica» que no rehúya las confrontaciones
dolorosas. La política paliativa no es capaz de tener visiones ni de llevar a
cabo reformas profundas que pudieran ser dolorosas. Prefiere echar mano de
analgésicos, que surten efectos provisionales y que no hacen más que tapar las
disfunciones y los desajustes sistemáticos. La política
paliativa no tiene el valor de enfrentarse al dolor. De esta manera
todo es una mera continuación de lo mismo.
Y bien, es difícil estar en
desacuerdo con estos dichos de Han. Pero no aparece el conflicto más
importante, que puede señalarse fácilmente: la sociedad está dirigida por una
clase dominante que toma decisiones en su propio favor. Mientras, la verborragia
cotidiana cansa hasta el hartazgo. Hablan permanentemente y no dicen más de lo
que sus intereses de clase le están exigiendo.
Redes, editoriales de medios amarillos, estadísticas,
discursos, “ventas” de votos que tratan por todos los medios de silenciar el
dolor de cada hogar de trabajadores y trabajadoras.
Frente a esta permanente usina de palabras huecas, el
silencio de la clase explotada y de los oprimidos conlleva hoy bronca y odio de
clase. Entonces, ese silencio adquiere formas de rebeldía, una rebeldía que se
va amasando, que se va contagiando y va tomando forma en un “silencio” que ya
no es tal desde el interés de clase que el proletario defiende.
Por arriba se habla y mucho. No pueden respetar el silencio
de los sufrientes, aturden, pero el abajo se mueve y ese movimiento va
adquiriendo el sello de la rebeldía que se está expresando de muchas maneras.
Las actuales avanzadas de esa rebeldía la está dando la clase
obrera y en ella se van concentrando las experiencias que hacen a varios
aspectos de la lucha de clases.
Hablamos no sólo de métodos y formas organizativas de nuevo
cuño democrático, sino -sobre todo- de cómo la clase va asumiendo su independencia política, aunque la misma se
encuentre en un peldaño muy inferior a las necesidades del momento.
Esta inquietud y este incipiente accionar político
independiente de la clase se transforma de hecho en un tema central para esas
avanzadas de rebeldía. Existen serios síntomas de lo que
estamos planteando.
Lo dominante del momento actual es que la clase obrera ha comenzado a actuar como clase y
ello se está manifestando cuando aparece la solidaridad de clase dentro de los
establecimientos, solidaridad que va rompiendo muros en la propia clase.
En ciertas luchas hemos resaltado cuando los obreros y
obreras de una fábrica en conflicto reciben el apoyo de otros obreros en
circunstancias similares.
Mucho debate, mucho de lo nuevo recorre los puestos de
trabajo, es un “silencio” distinto que camina y que ubica en el centro del
problema el dolor de la familia proletaria. El tema salarial es el central y
las condiciones de vida que empeoran agravan la problemática actual.
La búsqueda de respuestas políticas hoy es -en sí misma- una
inquietud que está ayudando a fortalecer la rebeldía. Pero no es suficiente y
es allí en donde las avanzadas deben prestar especial atención.
Estos “silencios” presagian tormentas y es allí en donde esas
masas sufrientes están jugando su papel, aunque “no se las vea ni se las
escuche”.
Queremos
decirlo con todas las letras: Todo cuanto aparece descripto por los pensadores
actuales no es falso: las políticas paliativas y la ausencia de pensamiento
crítico son indudables. Pero las CAUSAS de ese fenómeno no vienen del aire, son
POLÍTICAS del ENEMIGO. La lucha política que interesa oponerle no es
esencialmente la lucha electoral. Lucha política es la que se sostiene en cada
conflicto donde el objetivo es la derrota del plan de gobierno.
Desde Rosario- Militante Social

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