LA
PENÚLTIMA VERSIÓN DE LA REALIDAD
"LA PENÚLTIMA VERSIÓN DE LA
REALIDAD", título de la columna, podría entenderse que se trata de un
homenaje que hacemos al que ha sido llamado irónicamente "el mejor
escritor argentino del siglo XIX". Pero iremos más allá del mero homenaje,
intentaremos mostrar cómo Borges se cuela, sin que siquiera pueda sospecharlo,
en fenómenos de plena actualidad. En primer lugar, por supuesto, invitamos a
quien lo desee a buscar este relato breve y leerlo (está en el libro "Discusión",
pero también se lo encuentra para leer online gratis). Allí se habla de un
conde KORZYBSKI, homónimo de quien
inventó la Semántica General, atribuyéndole un texto falso en el que, para ser
breve, propone que "Tres dimensiones tiene la
vida: Largo, ancho y profundidad. La primera dimensión corresponde a la vida
vegetal. La segunda dimensión pertenece a la vida animal. La tercera dimensión
equivale a la vida humana. La vida de los vegetales es una vida en longitud. La
vida de los animales es una vida en latitud. La vida de los hombres es una vida
en profundidad". A continuación hace Borges una crítica muy
divertida de tal idea, para terminar postulando que deberíamos eliminar el
espacio de nuestras vidas.
¿Y por qué viene a cuento ese
texto? Confesamos que se trata de una mera asociación con lo que puede verse
hace mucho en el campo de la militancia que por comodidad llamamos "de
izquierda" (entrecomillado, por supuesto). Para algunos de nosotros, que
vivimos en ese espacio desde nuestros primeros años, desde el genocidio (para
situar una fecha significativa, no como explicación absoluta) no hacemos más
que ver cada vez más CONDES KORZYBSKI: sujetos que por haber obtenido alguna formación
en el campo del marxismo se lanzan a crear sus propias consideraciones,
conjeturas y teorías sobre lo que entienden es la política actual.
Ese micro cosmos que constituyen las redes
sociales ha fomentado y reproducido en gran número a estos opinadores. ¿Es que
se trata de algo distintivo de quienes se identifican con el marxismo? No, por
supuesto. Cada ex militante produce su teoría, más o menos fundada, más o menos
intensa o con potencial para versionar una porción de la realidad. Lo que en
cualquier caso puede diferenciarnos respecto al público general es el hecho
indudable de la EXIGENCIA marxista de la praxis organizada (aunque sea algo
redundante la expresión), lo que la
dispersión en miríadas de orgas y el individualismo que invade todos los
lugares e identidades parece dejar de lado (cualquiera entre nosotros sabe que
no puede hacerse política seriamente sin estar integrado a un colectivo).
Deberíamos adjuntar aquí un par de adversativos, de peros: el primero: si
consideramos porcentualmente la incidencia de la identificación con el marxismo
en la población argentina, notamos que no ha decaído ni crecido a lo largo de
las décadas: el lugar que ocupaba el P. C. hasta los '70, ese 3 % fatídico, lo
ocupa hoy el FIT, sin que parezca modificarse esa tendencia. Otro Pero merece
el reconocimiento de una izquierda revolucionaria que rompió el molde en los
años '60 y '70, quedando este fenómeno
para otra línea de análisis "sociológico" y político.
Hoy, por las condiciones en que
se desarrolla nuestro trabajo para la columna, no podemos más que anotar la
observación e invitar a que se lea el relato de don Jorge Luis, colándose
inevitablemente un modo de mirar y opinar que ganará sus enemigos sin
dificultades. Nuestra brevedad indica lo apurados que estamos pero también
nuestra dificultad para hablar de lo que todo el mundo cree entender y nadie se
interesa en explicar. Nos queda pendiente el desarrollo de las conjeturas que
explicarían el fenómeno descripto. No tenemos por el momento la intención de
abandonar a nuestros compañeros en su lucha por sostener la propia doxa.
PEDRO RODRIGUEZ
Desde Rosario- Militante Social
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