IMPLICACIONES LEGALES
Y POLÍTICAS DE UNA CONDENA
HISTÓRICA
Apreciados compañeros, amigos y escuchas de El Club de La Pluma, desde
Colombia los saluda Mauricio Ibáñez, con nuestro acostumbrado abrazo por la
unidad latinoamericana.
En el programa de la semana pasada les presenté un contexto histórico
del fallo judicial proferido en contra del ex presidente de Colombia Álvaro
Uribe Vélez, por los delitos de fraude procesal y soborno a testigos. El caso
se inició en el año 2012, cuando Uribe era senador de la república y debió
enfrentar un debate citado por el Senador Iván Cepeda por conformación de
grupos paramilitares.
Ante la contundencia de las pruebas presentadas en el debate, el Senador
Uribe se retiró del recinto del congreso y se dirigió a la Corte Suprema de
Justicia para denunciar a su adversario por presunta fabricación de testigos
falsos para sustentar su acusación. La Corte Suprema aceptó la demanda de Uribe
y se dedicó a estudiar el asunto.
En el año 2018, la Corte Suprema de Justicia, encargada de investigar a
los senadores en ejercicio, determinó que el caso era, al contrario, es decir,
que era el senador Uribe, y no el Sr. Cepeda, quien había incurrido en
falsificación de pruebas y soborno a testigos, por lo que lo acusó formalmente
y ordenó su detención domiciliaria.
Con el fin de evitar su detención, Álvaro Uribe tomó la decisión de
renunciar a su curul en el congreso y someterse a la justicia ordinaria, así
que la Corte Suprema tomó su expediente y lo envió a la Fiscalía General de la
Nación, en ese momento bajo la dirección del Fiscal Francisco Barbosa, uno de
los mejores amigos del entonces presidente de la república Iván Duque, amigo y
copartidario de Uribe.
Como era de esperarse, no bien el Fiscal General tomó el caso, nombró a
uno de sus fiscales de reparto, su amigo Gabriel Jaimes, para que se hiciera
cargo de establecer el documento de acusación contra el ahora exsenador Uribe.
El fiscal Jaimes, siguiendo las instrucciones de su jefe, optó por desestimar
todas las pruebas en su contra y solicitar formalmente la “preclusión del
proceso”, algo así como una suspensión temprana del caso contra el exsenador expresidente.
El juez a cargo del caso no aceptó la preclusión, que fue solicitada
insistentemente, y el fiscal Jaimes fue retirado del caso. Otro fiscal lo
asumió y nuevamente la solicitó, también desestimando las pruebas que habían
sido aportadas por la Corte Suprema en el expediente. El juez nuevamente
rechazó la solicitud, configurando un estruendoso fracaso jurídico y político
para el Fiscal General Barbosa y el presidente Iván Duque, en su intento por
dejar en la impunidad los delitos cometidos por Uribe.
Con el nombramiento de la Fiscal Luz Adriana Camargo, valiente jurista
independiente con formación legal y hoja de vida intachables, las víctimas de
los delitos de Uribe, el Senador Iván Cepeda y otros, solicitaron reactivar el
proceso, y esta vez se nombró una fiscal que estudió cuidadosamente las pruebas
reunidas por la Corte Suprema y redactó el escrito de acusación contra el exsenador.
El caso fue presentado ante una juez del circuito de Bogotá, quien dedicó toda
su atención al proceso y acusó formalmente a Uribe por tres delitos: Fraude
Procesal, Soborno a Testigos y Falsos Testigos.
La defensa de Uribe hizo toda clase de jugadas y maniobras para
ralentizar el proceso, pues en Colombia los delincuentes pueden salir libres
por vencimiento de los términos legales, es decir, si el proceso tarda más de
lo previamente establecido según el tipo de delito. Con esta medida, cientos de
criminales han evitado su condena en Colombia, y los abogados de Uribe son
expertos en ese tipo de jugadas. La defensa llamó a más de cien testigos para
que hablaran en favor del exsenador. Curiosamente, la mayoría de estos testigos
eran paramilitares o personas acusadas de delitos de narcotráfico.
La estrategia de demorar el juicio no funcionó. La juez encargada del
caso mantuvo la dinámica del proceso hasta que, finalmente, el 28 de Julio
pasado publicó lo que en Colombia llamamos “El Sentido del Fallo” en el cual
explica los antecedentes, el contexto y las pruebas que se usaron para declarar
al acusado inocente del delito de falsos testigos, y culpable de soborno a
testigos y fraude procesal. Pocos días después publicó su sentencia: 12 años de
prisión domiciliaria, 8 años de inhabilidad para ejercer cargos públicos
después del cumplimiento de su pena, y una multa de 800 mil dólares para
resarcir a sus víctimas.
Las implicaciones de esta sentencia son enormes y agregan un interesante
capítulo a la historia de Colombia: en nuestro país nunca se había procesado a
un expresidente por sus delitos, a pesar de que ha sido evidente que los han
cometido: los nexos de López y Turbay con el narcotráfico, la negligencia de Betancur
en el ataque al Palacio de Justicia en 1985, los dineros de la mafia en la
campaña de Samper, el fracaso del Pastrana con las FARC y la corrupción de su
gobierno, los delitos de Uribe como gobernador y presidente, y los robos
descarados cometidos contra el erario público por Duque y su equipo de
gobierno. Todos estos casos han quedado suspendidos en medio de una especie de
pacto silencioso de que “a un expresidente no se le toca”.
Con este fallo histórico, la historia del país cambia por completo. Ya
un expresidente no es intocable.
Para el pueblo colombiano, esta es una reivindicación de la justicia:
los poderosos pueden ser acusados, procesados y condenados. Uribe todavía puede
apelar el fallo y, por supuesto, adelantó trámites legales para evitar su
encarcelamiento (así fuese en una de sus fincas), sin éxito. Pero lo cierto es
que, aún si gana la apelación, ya está condenado ante la opinión pública, y eso
de por si representa una victoria moral para la nación.
Las implicaciones políticas son complejas y abundantes: lo primero que
hizo el condenado fua apelar a los medios y las redes para desacreditar a sus
acusadores y amenazar a la juez, posar de víctima de persecución y convocar a
una marcha de sus partidarios que, cuando se emita este programa, ya habrá
pasado. La mayoría de las instituciones de control ha reclamado respeto por la
justicia, la juez y su fallo, tratando de separarlo del escenario político.
Como era de esperarse, algunos de los dirigentes políticos amigos de
Uribe ya acudieron a senadores republicanos de los Estados Unidos reclamando
sanciones para Colombia por este asunto, lo cual constituye, en las leyes
colombianas, traición a la patria. Una jugada típica de la oposición de
derecha.
Bueno compañeros, los dejo por ahora y veremos qué pasa. Hasta la
próxima semana.
Desde Colombia -Biólogo
Especialista
En Estudios Socio-Ambientales
PARA SABER MAS
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Explicación
del Sentido del Fallo Contra Uribe: Miguel Ángel del Río
https://www.youtube.com/watch?v=t3VdfaTkLk0&feature=youtu.be
-
Análisis del
fallo contra Uribe: BBC
https://www.youtube.com/watch?v=Ns6pcmZi1Sw&feature=youtu.be
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Implicaciones
Políticas de la Condena contra Uribe: Razón Pública
-
Álvaro Uribe
acusado en Argentina: Leds y Sonido
https://www.youtube.com/watch?v=XuBPi2OhQxM&feature=youtu.be
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