GESTAS QUE URGEN RETORNAR…
Los movimientos sociales, en todas sus variantes, a lo largo de la historia han mutado, transformando sus características y particularidades. Esas transformaciones suponían alcanzar estándares cada vez mejores en cuanto a sus labores específicas, como en las condiciones de vida; un plasmar en conquistas y derechos con mayor y mejor implicancia en el desarrollo de libertades y justicia.
Nunca han sido apacibles ni mucho menos fáciles de lograr esas conquistas y derechos, pero la historia ha demostrado que, con la perseverancia que se ha sostenido, ello ha sido posible, además de necesario.
Los tiempos que transcurren en la mitad de la segunda década del presente Siglo XXI, están poniendo a prueba la consistencia y firmeza de aquellas convicciones que movilizaron a grandes masas en procura de sus derechos y libertades.
El cerco que se está erigiendo en derredor de los pueblos, vulnerando sistemática y facciosamente sus conquistas, plantan un desafío que debe ser respondido con la mayor contundencia.
En tiempos en que tanto el legado de aquel 1° de Mayo dónde mártires entregaban a la historia la interpretación y exigencia de derechos inalienables, como la lucha conjunta de estudiantes y trabajadores para ponerle la firma al certificado de defunción de una de las tantas dictaduras en Argentina, como fue la del genocida onganía, nos impelen a asumir aquellas actitudes que desafiaban al poder instalado sólo pretendía el sometimiento de los pueblos.
Los tiempos habrán cambiado en cuanto a los avances científicos, en cuanto a conocimientos adquiridos, pero no han variado en relación a esa terrible puja entre el poder imperial por dominar y los pueblos que persiguen su libertad e independencia.
En Argentina, un 29 de Mayo pero de 1969, tuvo lugar una de las mayores gestas populares que aglutinaron a los sectores estudiantiles y obreros, sumados a gran parte del pueblo de la Provincia de Córdoba, para contestarle de manera inequívoca a la opresión que los sometiera onganía y su obsecuente y genuflexa posición en favor del imperialismo y la degradación de los pueblos.
El Cordobazo fue el principio del fin de la dictadura de onganía, pero también la demostración de poder que puede esgrimir todo un pueblo convencido que es imposible lograr conquistas sin las luchas en las calles.
El Cordobazo se convirtió en ícono de militancia y compromiso, en referente de lucha y recuperación de derechos.
El Cordobazo fue la piedra en el zapato de los traidores de la Patria.
En el 2016 no hay mucha diferencia con aquellos tiempos. Nuestra Nación junto con su identidad, su independencia, están en peligro, pero sí se diferencia en que parece que la dirigencia, tanto política como gremial no lo advierten, o en el mejor (o peor) de los casos y como viles traidores a la Patria, miran hacia otro lado. Desvirtúan reclamos y realidades, se asocian inescrupulosamente al poder y desoyen a las bases trabajadoras, las que quedan. Pero lo peor, lo más grave es que esas bases trabajadoras aguardan a que alguien repentinamente aparezca para advertirles que la lucha los está esperando en las calles.
Hay cuestionados dirigentes sindicales que no tienen reparos en demostrar cómo negocian de manera inescrupulosa con el poder de turno. No negocian salarios, derechos, conquistas, negocian los antes denominados “retornos”, “coimas”, negocian a qué precio le venden al poder la lucha de los trabajadores.
Tienen nombres y apellidos, les conocemos las caras, la mañas y los discursos; pero nada hacemos para impedir continúen entregando a la clase trabajadora.
Hay dirigentes políticos en los que muchas y muchos han depositado sus esperanzas en que salgan a alentar movilizaciones que confluyan en defensa de lo que nos están robando. Esas esperanzas se van diluyendo con el correr de los días y la demostración de inacción dirigencial. Se desarman en palabras, frases, consignas que no son mucho más que eso. Nada de plasmar la representatividad en una acción contundente que enfrente a la dictocracia a la que estamos sometidos.
Un dato que no es menor, aparte, como una “curiosidad” no casual: en la Provincia de Córdoba El Cordobazo no figura en el calendario de efemérides escolares. Ni hablar de que mugrizio, en campaña, aludió a la posible victoria de la caterva pro, como un Cordobazo, con lo cual enmugreció vilmente la gesta histórica.
A propósito, en la provincia que ha sido generadora de eventos que lograron torcer en algo el rumbo impuesto, como lo fue la tan mentada y estudiada Reforma del 18 y El Cordobazo, son muy pocos los acontecimientos recordatorios de estos baluartes de las luchas sociales.
Sólo por la coincidencia de algunos reclamos a nivel salarial con la cercanía de la fecha de El Cordobazo, se logró una manifestación de sólo los cuerpos orgánicos de los sindicatos nucleados en la CGT de Córdoba. Y no fue para el 29 de Mayo, fue realizada el viernes 27 de mayo. Otra coincidencia, el 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores tuvo su “festejo” (nunca se puede festejar cuando las fechas están manchadas con la sangre de trabajadores, militantes, etc.) el viernes 29 de abril. Un 2016 desfasado de las conmemoraciones y homenajes. La conveniencia o justificada estrategia de no salir a manifestar un domingo. No, eso imposible. Las luchas son de lunes a viernes, algún sábado si el asado lo permite se podría hacer algo, pero preferiblemente que sea entre lunes y viernes…
Álvaro García Linera ha hecho en reiteradas oportunidades, referencia a esos oleajes que señalaba Marx en relación a las revoluciones. En Argentina, como tampoco en Brasil y mucho menos en Chile, no ha habido revolución, en el mejor sentido de la palabra. Sí la hubo y hay en Bolivia, Venezuela y Ecuador.
Las oleadas que Marx comentaba en sus trabajos, están muy lejos de las costas Argentinas. No obstante lo experimentado en la última década ha demostrado que, sin ser gobiernos revolucionarios, en mucho se podía avanzar para recuperar y generar más derechos y garantías, como libertades y algo de justicia.
Pero no ha sido suficiente para concientizar en relación al empoderamiento de esas conquistas. La deformación educativa/cultural a la que hemos sido sometidos durante muchas, muchas décadas, han posibilitado que la oligarquía neoliberal, pudiese alzarse con el poder. La anemia informativa y formativa en la sociedad, ha contribuido a que ese pequeño pero poderoso sector se instalara en la administración, fraudulenta, del Estado.
Y hay quienes vienen haciendo referencia a una denominada “grieta”. Esto ha generado muchas discusiones. Nos animamos a considerar que esa grieta existe desde casi la colonización, invasión de nuestras tierras, siglos atrás.
Hoy esa grieta se encuentra manifiesta en varios ejemplos. Las redes sociales son uno de ellos. Más allá de infiltrados, por ejemplo, quienes están de un lado de las ideas promueven consignas de toda índole que son repetidas hasta el cansancio entre quienes más o menos piensa o sienten lo mismo. Al igual sucede con el otro lado de la grieta.
Lo cierto, al menos lo que parece ser cierto, es que, en lugar de generarse un amplio y rico debate de ideas entre quienes piensan y sienten diferente, se traslada el tan estúpido fanatismo inconsistente. Y el tema en lugar de ser una demostración intelectual, se va dirimiendo en, disculpen la grosería, saber quién la tiene más grande.
Hubo quienes han sostenido que la lucha en defensa de nuestros derechos, garantías y libertades era nuestra, que no deberíamos esperar a que apareciese alguien que nos indique la hora precisa de salir a pelearle, cuerpo a cuerpo a la desidia, a la dictocracia que, no casualmente persiste en mantener secuestrada a una dirigente social, por la cual no ha salido todo el pueblo argentino a rescatar de las manos de un dictadorzuelo provincial. Aún somos cómplices por acción u omisión de semejante atropello a la democracia.
No son tiempos para blandos, temerosos, tibios ni mucho menos cagones. Son tiempos en que nos urge rescatar valentía y heroicidad para hacerle frente a este poder que sólo responde a otro poder que no es el del pueblo.
No sirve homenajear a aquellos Mártires del 1° de Mayo, ni a los luchadores que pusieron cuerpo y vida aquel 29 de Mayo de 1969 en el memorable Cordobazo, si no asumimos nuestra responsabilidad con la historia y el presente. Para que la historia, nuestra memoria, se preserve y se dignifique, sobran discursos y proclamas, sobran documentos y palabras. Urgen acciones, concretas y firmes acciones.
Más allá de los oleajes, no podemos aguardar a que pasen, debemos mojarnos los pies y embadurnarnos de Patria en cada una de nuestras células para defender, cueste lo que cueste, nuestra memoria, nuestra identidad y nuestra libertad.
Que así sea.
NORBERTO GANCI –DIRECTOR-El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com –elclubdelapluma@hotmail.com
DOMINGOS DESDE LAS 10 HS.
POR FM 103.9 RADIO INÉDITA
Referencias y Material Consultado
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