ENTRE LA HIPOCRESÍA Y LA ESTUPIDEZ
Puede que lo que a continuación expresemos, genere malestar, descontento, algún que otro insulto, desaprobación, etc.
No obstante no podemos mirar hacia otro lado, o solamente acompañar festejos y algarabía por sucesos recientes…
Repetir o imitar lo que un grueso de la sociedad manifiesta, sin considerar algunas cuestiones, nos ubicaría en un lugar cómodo e in-aportante, irreflexivo.?
Luego de más de una década en donde aprendimos a participar y discutir política, como nunca antes desde el ’83, nos encontramos en una situación más que preocupante, frágil, peligrosa.
Antes de finalizar la gestión de la última administración, en el kirchnerismo hubo un debate en las redes sociales en que se defendía o denostaba la posibilidad de participar en las denominadas PASO.
Las inclinaciones y apoyos a determinados y posibles candidatos, generaban diversas expresiones que oscilaban entre las chicanas y los análisis serios. Con todo, no hubo posibilidad de participar en esa otra instancia democrática. Con todas las argumentaciones posibles se impidió que ello ocurriese.
Y podríamos considerar que desde ese momento comenzó a germinar algo o bastante de descontento en una porción importante de la sociedad. Por lo bajo hay quienes atribuyen a esa imposibilidad de participación democrática, los resultados posteriores.
Lo cierto es que luego de la panacea que duró más de una década donde pudimos acceder a mejores estándares de vida, diversas interpretaciones respecto de los vaivenes de la política lograron que en tiempo récord se retrocediera a épocas que supusimos superadas.
El retorno al endeudamiento, a la dependencia, la nueva inclinación ante los mandamases foráneos; la orgiástica multiplicación de despidos y cierres de empresas, la destrucción del poder adquisitivo y la conculcación de derechos vienen desfilando como los nuevos, sabemos que no los son, actores de la anti-política.
Hasta el increíble posicionamiento a nivel internacional que se había logrado, acaparando respeto y admiración, como así también situarnos como ejemplo en relación a políticas vinculadas a soberanía y autodeterminación, se deslizó por el barranco de la estupidez institucionalizada, se precipitó a los pies de los siempre mundiales especuladores seriales.
Lo anterior podría considerarse un grosero y muy somero repaso de lo que antecedió y la lamentable realidad que padecemos. Lo expresamos en plural porque más allá de la estupidez fanática de no r asumir el error cometido por los votantes que posibilitaron el acceso al poder estos impresentables traidores a la patria, el retroceso negativo que sufrimos no reconoce pertenencia a espacio político o fidelidades. El mazo cae sobre todos nosotros…
Ahora bien, apenas conocidos los resultados electorales que llevaron a la primera magistratura a un personajesco lamentable e impresentable, se acordaba en los círculos o redes sociales que eran necesarios los análisis que convergiesen en sinceras autocríticas, en revisiones maduras de las propias estrategias, en asunción de las responsabilidades propias ante los resultados adversos. Bien, hasta el momento mucho de ello no ha ocurrido. Si estamos equivocados en nuestra apreciación, rogamos nos lo indiquen para corregir.
Hubo en el aire algunas frases que marcaban una conducta, una actitud; tomemos por ejemplo las expresadas por Cristina Fernández de Kirchner el 25 de Mayo del 2015 ante una multitud que acudió a esa fiesta de la Patria: “…Muchos me miran con miedo y me dicen: ‘¿Qué va a pasar?’. Va a pasar lo que ustedes quieran que pase. Ustedes son los dueños de su destino…” Y ésta otra a modo de sentencia: “…Espero que a partir del 10 de diciembre los mismos dirigentes sindicales pongan toda la fuerza para conseguir todos los aumentos que consiguieron en estos años. Si no lo hacen, yo les voy a decir a los trabajadores que cambien de dirigentes sindicales, para que sigan teniendo los mismos derechos…” (1)
En relación a la primera frase citada surgen muchas dudas, preguntas en relación a las respuestas que se vieron reflejadas en las últimas elecciones. ¿Quiso una parte del kirchnerismo perder ante un personajesco como el que ganó? –Les recordamos las primeras expresiones nuestras, les rogamos dejen los insultos o las desaprobaciones por un instante, por favor- ¿Quiso esa multitudinaria concurrencia perder los derechos que se adquirieron en más de una década? ¿Qué es lo que quiso el pueblo que acompañó a la gestión de los Kirchner para una nueva etapa democrática? Tenemos serias dudas de que las situaciones actuales se hayan manifestado en sus deseos; como también creemos que se subestimó lo que podría acontecer.
Y en relación a la segunda frase rescatada, Cristina ya expresó que los trabajadores cambien a sus dirigentes. Dadas las situaciones acuciantes actuales, ello es otra deuda que no se salda. La vieja y oligarca dirigencia continúa usurpando espacios que no les pertenecen, ya que dudamos mucho que en realidad representen a trabajador alguno, cuando éstos están perdiendo sus fuentes laborales, están perdiendo el poder adquisitivo y mermando sobremanera su logrado estándar de vida.
Decimos que además de las preguntas que nos hacemos en relación a frases y hechos, hay deudas que el pueblo debe procurar saldar; y no se trata de las deudas a las que nos someten los testaferros imperiales, nos referimos a las deudas sociales. Debemos hacer que el escarmiento les llegue a todos y cada uno de los dirigentes que ignoran a quienes, supuestamente, representan y lograr que ocupen esos espacios reales y reconocidos trabajadores que se dediquen fervientemente a defender los derechos adquiridos y recuperar los avasallados.
Cuando nos propusimos el título de este editorial, sabíamos que muy probablemente recogeríamos una variedad de desaprobaciones importante. Nos mueve esa insistencia de pretender que las variables de la razón se den cita para barajar otras respuestas, otras posturas, otros análisis. Hay en el ejercicio de la política cierto condimento de hipocresía acompañado de obsecuencia, fanatismos y falta de raciocinio, como así también algo de estupidez que, en muchos casos, puede ser peligroso, alarmante. Una dirigente indiscutida es aplaudida y vivada como una oradora brillante, pero las acciones propuestas por ella no son ejecutadas ni asumidas por sus seguidores. Nos conformamos con las denuncias, con las lamentaciones, con los diagnósticos y con extrañarla para que venga ella a poner en marcha, en el término de diez días, lo que en 120 días no se hizo, lo que nos encargó hacer antes de dejar la presidencia. Es verdad que el pueblo quedó más empoderado. Pero los que estaban más empoderados que el pueblo llano, el resto de la dirigencia, quedó desempoderado y en el lamentable brete entre figurar en la lista de los fieles o en la lista de los traidores.
Las plazas del pueblo sirvieron para mantener movilizado y orientado el pensamiento popular con análisis atinados y eslóganes de efecto, pero no alcanzaron a pasar a la acción. No hay dirigentes gremiales cuyo poder esté en riesgo, no hay articulación en la acción legal contra despidos, tarifazos, dirigentes corruptos, vaciamientos de servicios y pérdida de derechos. Somos capaces de tener razón. Pero no capaces de asumir nuestra fuerza.
Y si la utilización de este medio sirve para reconsiderar posturas, asumiendo un rol maduro de reflexión, nos conforma lograr ese cometido.
De lo contrario, si sólo es motivo para la crítica desde lo obtuso, mayor será nuestra preocupación en relación al nivel de diálogo constructivo al que apelamos. Comprenderíamos que algo o mucho de lo que pretendemos se pierde es esa orfandad de pensamientos propios, para dar lugar a la reiteración de slogans y frase hechas.
Por lo expuesto, proponemos hacer un repaso, al menos, de los últimos meses del 2015 y estos primeros del 2016, para estudiar manifestaciones, hechos, resultados y consecuencias, y así arribar a la tan necesaria como adeudada autocrítica y la reelaboración de estrategias que nos permitan revertir la lamentable y peligrosa situación que atravesamos. La capacidad de reacción popular debe crecer. No puede estar atada exclusivamente a la reaparición de un líder, en ese personalismo histórico que tanto ha caracterizado nuestra historia y que pone en riesgo los avances una y otra vez. ¿Qué habría pasado con nuestro proceso nacional y popular si Néstor hubiera muerto sin tener quien lo sustituya tan brillantemente en su liderazgo? ¿Qué pasará con el pueblo sin el indiscutible poder aglutinador de Cristina?
Si no tomamos en nuestras manos el destino de nuestra Patria, si no asumimos que el presente y futuro lo debemos forjar nosotros, si desconocemos nuestras responsabilidades ante los momentos históricos que nos están convocando, habremos de fallar como individuos y colectivo de una Nación que nos urge a militar en su defensa.
Seamos capaces de superar esas instancias que nos debatían entre la hipocresía y la estupidez, y recuperemos para nosotros el control de nuestro destino; la Patria Somos Nosotros y como expresara alguna vez el Gran General “Seamos Libres, lo Demás no Importa Nada”. Recuperemos la dignidad que nos vienen robando y la libertad que están entregando al poder imperial.
Que así sea.
NORBERTO GANCI –DIRECTOR-El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com –elclubdelapluma@hotmail.com
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POR FM 103.9 RADIO INÉDITA
Referencias y Material Consultado
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