SOBRE LOS ILUMINADOS
Sucede que muchas veces pecamos, con los créditos que se nos antoje esgrimir, enarbolando sentencias y dictámenes, juicios respecto de variados temas y personajes.
Luego de la última “entrevista” a Cristina Fernández, fueron y son muchos los/las que se expresan al respecto.
Hay como una avalancha desmadrada de especialistas en estas cuestiones, casi como que cada quien haya realizado algún master o carrera que le haya brindado las herramientas que le posibilitasen dejar plasmado su análisis en cuanto medio se pudiese.
En fin, hay de todo.
Pero, dentro de ese todo, hay algunas manifestaciones que obligan, al menos, a convocar a alguna reflexión en relación a ellas.
Leído dentro de un comentario de un compañero, rescato un fragmento que expresa: “…al lado de Macri...es un muy buen cuadro político de la burguesía. Verborrágica, inteligente ante las cámaras y con la construcción de un discurso que para el común de la gente que se llena la boca con el..."te amo Cristina"...las colma…”
Hay en esta frase una categorización de un sector de la sociedad, donde se descalifica la presunta respuesta de tal sector.
Si bien los medios de desinformación monopólicos tuvieron y tienen amplia responsabilidad en la destrucción del tejido social y de la posibilidad de analizar, existen quienes, haciendo gala de una actitud “iluminada”, se abrogan el derecho de descalificar arbitrariamente.
Desde lo que podríamos denominar “nacional y popular” y según estos “iluminados”, surgen las reacciones obsecuentes para con quién representa sus intereses y deseos.
Lo mismo puede ocurrir con ese otro sector que posibilitó que la oligarquía y lo más feroz de la derecha volviesen a ocupar espacios de poder en el País.
¿Son esos sectores de la sociedad imbéciles serviles a intereses que escapan a los de nuestra Nación? ¿Podemos asumir una actitud arrogante respecto de aciertos y/o equivocaciones de gran parte del Pueblo?
Creo que tomar posiciones como esas, la de señalar a otros descalificando, como desde un lugar privilegiado y alejado de cometer errores, no hace otra cosa que hablar de la mezquindad y pobreza de análisis, de una sobredimensión del análisis barato y hasta casi hipócrita.
Nos falta un aprendizaje urgente: el de poder discernir en lo político/social con la suficiente madurez como para no descalificar innecesariamente. De tomar posiciones que posibiliten buscar pensamientos superadores, innovadores, que provoquen una mayor madurez analítica.
Quienes posibilitaron que asumiese el neoliberalismo la presidencia del País el 10 de diciembre del 2015 tuvieron sus responsabilidades, al igual que quienes no lograron “convencer” de lo contrario. Quienes durante más de 12 años sostuvieron convicciones que tenían que ver con una construcción de país inclusivo, con aciertos y errores, también han sido responsables de ese resultado. Pero todo ello no habilita a que quienes no están en una vereda u otra, se manifiesten cuales jueces implacables contra la mayoría de un pueblo que, permanentemente, se debate entre cuales son los mejores caminos para lograr un estado más equilibrado.
Por supuesto que entre todos ellos “hay de todo”, y precisamente es porque formamos parte de ese todo es que nos debemos actitudes mucho más humildes como constructivas.
Están aquellos iluminados como los que describe Luciano Debane cuando se refiere a los que: “…se mueren de ganas de decir negros de mierda.
Saben que todavía no da, pero van hacia ahí, construyendo las condiciones simbólicas, armando el Frankenstein de la discriminación cosiendo pedazos de argumentos de todos los colores: una pata progre, un cacho de feminismo, un poco de discurso punitivo, algo sarmientino, un cachito de caridad cristiana, alguna idea liberal, un poco de enanismo facho. Un poco de cada cosa, para sonar a verdad universal…”
Y está describiendo a un sector social en donde también hay de todos los niveles sociales. No es capital exclusivo de la clase dominante.
Todo esto también tiene que ver con una “ideología”, la del velado desprecio por lo diferente, tal cómo se describiera en esa zoncera de “civilización y barbarie”.
Y al respecto de “ideología”, José Enrique Bollo rescata que: “…Para Gramsci la "ideología", constituida por las instituciones, sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una sociedad, es la base de la hegemonía que ejerce el bloque dominante. En ese espacio, “los medios son uno de los instrumentos, junto al sistema educativo y la religión, con los que las clases dominantes construyen la hegemonía cultural e ideológica sobre las clases subalternas y dominadas…”
Sergio Oreste Guiñanez afirma que: “…Es tan escandalosa la fritura de cerebros realizada por los medios, que hay gente que aplaude el aumento de tarifas, las pérdidas de derechos laborales y hasta el abandono de nuestros jubilados, no se puede creer el grado de estupidez humana, a la que puede llegar una sociedad desquiciada culturalmente envenenada hasta la letanía propia llegan a justificar hasta la autodestrucción individual, estamos muy enfermos y se lo debemos a los medios masivos, a la farándula mal nacida y a la inconmensurable idiotez del tilingo mediotizado…”
Quienes hasta este momento viene leyendo con atención, podrán notar que “iluminados” hay en todos los rincones, por más oscuros que sean éstos.
En las redes sociales y a cuento del conflicto generado por el gobierno de la Ciudad de Córdoba con los trabajadores y trabajadoras del transporte público, decíamos: “…hablamos, escribimos, comentamos en relación a lo que circula en las redes, en los titulares y notas de los medios, los aportes de cumpas, etc.
Pero... ¿qué sabemos en realidad lo que se ha cocinado y lo que se está cocinando?
En el tema transporte utilizaron todo tipo de artillería para desarmar la unidad de los trabajadores y otros sectores que se sumaban a los reclamos.
Una de esas artillerías estaba bien dirigida a enfrentar pueblo contra pueblo, algo que practican desde hace muchísimo tiempo.
Algunos esperaban se repitiese el legendario "Cordobazo", otros esperaban más que una mojada de oreja a la protesta militarizando la provincia, algunos auguraban una toma de conciencia social y de compromiso, exigiendo rendición de cuentas y retiro a los auténticos responsables de los conflictos vigentes...
Por un lado, la lucha de los laburantes del volante...y por otro costado de la docta, la lucha de otro trabajador asumiendo otras luchas incontables de más trabajadores...
Y parecía que se entablaba una competencia: ¿quién hace la mayor fuerza? ¿los del volante o el Pecas Soriano?...
Y todo es parte de una misma lucha, a pesar de que muchos pretendan lo contrario, para no fortalecer al pueblo, porque un pueblo unido, realmente unido...saben cómo termina la frase...
La dignidad social está en juego y los miserables deben sufrir el escarnio, el desprecio y la condena necesaria para que no vuelvan a jodernos. Pero...parece que algunos no se están dando cuenta de ello...
¿habremos de despertar para recuperar la consciencia y defender la dignidad?
No se negocia la dignidad por unas monedas, ni la salud.
No se negocia la dignidad afectada por un cesanteado o por quién es negado en su reclamo por salud en una mesa...al menos por ahora, por más que lo disfracen, las luchas continúan en las calles y esas luchas no se negocian...”
Nos encontramos ante un despliegue fenomenal de iluminados que desparraman por donde les sea posible su odio visceral ante las construcciones que desde lo más remoto del barro se van logrando. Esos iluminados pretenden arrastrar hacia la desesperanza a quienes eligen vislumbrar una llama que los fortalezca y envalentone para alcanzar mejores existencias.
Están aquellos iluminados que manipulan supuestas decisiones soberanas, pretendiendo perpetuar un ignominioso poder que desde décadas somete voluntades y entierra esperanzas. Córdoba, hasta el momento es una clara y concreta muestra de ello.
Nos debemos un replanteo respecto de conducciones y liderazgos. Imposible continuar con las arcaicas prácticas que sólo benefician a un sector de poder, en desmedro de las luchas sociales y colectivas.
Nos debemos una urgente toma de consciencia y la necesaria afirmación de cuál es el camino y con quienes queremos emprenderlo, para alcanzar un desarrollo sostenible y permanente respecto de política y sociedad. Y nos debemos esa construcción histórica de un pueblo verdaderamente libre e independiente, construcción que los iluminados de cualquier sector desprecian porque no conviene a sus mezquinos intereses.
Tenemos el ineludible compromiso de convertir esa construcción en realidad.
Que así sea.
NORBERTO GANCI –DIRECTOR-
El Club de la Pluma
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