RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

viernes, 15 de agosto de 2025

DISCURSOS TECNOLÓGICOS FALACES - PEDRO RODRIGUEZ

 

DISCURSOS TECNOLÓGICOS  FALACES


Hablamos ya hace un par de meses de la filosofía del chino Yuk Hui y de su lectura de “La pregunta por la técnica”, célebre conferencia de Heidegger, que inicia un desplazamiento fundamental: la esencia de la tecnología moderna es, antes que un universal antropológico, una consecuencia de la metafísica OCCIDENTAL. En otras palabras, la reducción del mundo a la condición de recurso para el ser humano es el resultado de la antítesis entre naturaleza y cultura que gobierna Occidente desde el siglo XVIII .El filósofo Yuk Hui tuvo su formación primera como ingeniero informático, pero cuando se dedicó a estudiar la inteligencia artificial advirtió, según él mismo cuenta,  que las preguntas que suscita la IA son de índole filosófica, y comenzó una segunda formación en este campo con la tutoría de Bernard Stiegler.

 

Se  sabe que antes del siglo XVI la tecnología y la ciencia estaban mucho más desarrolladas en China e India que en Europa. Pero en el siglo XVI algo cambió radicalmente. Eso significa que, probablemente, existieron hasta ese siglo diferentes pensamientos tecnológicos. Había conceptos o concepciones diferentes de la tecnología que permitieron que, en China, en India o en Japón se desarrollaran  otras formas de actuar con su entorno.


Basándose cada cual en sus propias creencias y culturas, esto es, basándose en la cosmología propia. Las cosmologías también sirven de regulación. Todo ello se basa en diferentes asunciones cosmológicas, epistemológicas y ontológicas. Ante peguntas como ¿qué es una cosa? ¿qué es un animal? ¿qué es un árbol? ¿qué es la vida?, las respuestas variarán según el lugar desde donde sean formuladas. Y estas constelaciones de pensamiento permitirán el desarrollo de una determinada tecnología. Al mismo tiempo, se limitarán determinados desarrollos tecnológicos.Sabrás que, según tu cosmología, algunas cosas no deberían desarrollarse.

La tecnología siempre presupone  ciertas concepciones cosmológicas, epistemológicas y ontológicas según el lugar del mundo en el que se desarrolle. No existen lógicas puramente racionales y universales puras, siempre están localizadas en un lugar determinado, con ciertas creencias que las posibilitan y las limitan al mismo tiempo. Es posible analizar todo esto sistemáticamente.

 

Así quizá entenderíamos mejor qué podemos hacer con la tecnología hoy en día, porque ahora nos guía un solo discurso de la tecnología, el discurso del determinismo tecnológico. Todo lo determina la tecnología. En las librerías de los aeropuertos por ejemplo, todos los libros son sobre «Cómo va a transformar la IA» no sé qué negocio o «Cómo va a transformar el arte ChatGPT», etc. Pero no creo que esto sea muy útil para entender nuestras propias posibilidades. NOS GUÍA EL DISCURSO DE SILLICON VALLEY. Ellos despliegan fantasías, mentiras, rumores y profecías con las que hay que tener cuidado.

Ante esto, Yuk Hui propone el concepto de tecnodiversidad. Interesa la diversidad tecnológica, claro, pero no sólo  eso. Yuk Hui  propone  construir una matriz que asocie la propia tecnodiversidad, la noodiversidad (es decir, la diversidad del pensamiento) y la biodiversidad. Tres ítems para pensar nuestra situación actual.

 

¿Y cómo se articula esa matriz? Cuando hablamos de biodiversidad, debemos entender que la actividad humana ha contribuido a reducir la biodiversidad mediante el uso de la tecnología o los pesticidas. Muchas especies han sido destruidas. En otras épocas, y dependiendo de cada lugar, la gente se enfrentaba de una manera u otra a los problemas, había muchos tipos de conocimiento. En lugar de utilizar pesticidas, buscaban otras soluciones. Con este  ejemplo vemos cómo el pesticida se considera como única solución sin tener  en cuenta cómo afectará al medio. Es lo que ha ocurrido en el siglo XX. Si había un problema, se le echaba pesticida. Luego llegó el desastre y ahora no sabemos qué hacer. No se puede hablar de biodiversidad sin hablar de tecnodiversidad. No podemos decir que hay que «proteger los pájaros» y punto. También tenemos que  pensar qué tipo de tecnología utilizamos, en qué tipo de actividad y qué relación tendrá con el entorno.

Además, con  esta matriz de la tecnodiversidad, la diversidad de pensamiento y la biodiversidad también podemos plantearnos otras cuestiones. Por ejemplo: ¿es que hay diversidad de inteligencias artificiales?

 

No hay diversidad en la inteligencia artificial y, por otra parte, en la IA tampoco se entiende lo que es la inteligencia. Al principio se imponía una visión cartesiana y racionalista sobre la inteligencia. Se pretendía desarrollar una representación racional del mundo mediante símbolos. Se podían hacer inferencias lógicas de los símbolos y desarrollar la inteligencia en consecuencia, porque que se pensaba que la mente funcionaba así. Pero después  esa visión fracasó. Aparecieron las redes neuronales, apareció el aprendizaje automático. Todo ello proviene del conexionismo. En el conexionismo, la mente no está formada de representaciones simbólicas, sino de una red que se actualiza dinámicamente. Y ese es el aprendizaje automático que tenemos en la actualidad. Dentro de la inteligencia artificial también se han producido cambios en la forma de pensar la inteligencia, pero sigue constituyendo una visión muy limitada de hacerlo.

 

¿Por qué? Porque se basa en el empirismo: cuantos más datos, mejores resultados. Creen que solucionarán el problema con más datos. Por ejemplo: el reconocimiento facial tiene problemas para identificar los rostros de las personas negras. Eso ha generado mucha violencia. La única respuesta ha sido tomar imágenes de más rostros negros e introducir más inputs de datos. ¿Pero realmente conseguiremos un mundo más justo recabando más datos? No lo creo. Esta comprensión de la mente es muy limitada. Según el empirismo —y vivimos el triunfo de dicha corriente— el mundo está formado por hechos, y la inteligencia radicaría en  la capacidad de analizarlos. Pero la inteligencia no es algo tan simple. Debemos diversificarla. También empleamos nuestra inteligencia en el cotidiano y en contacto con nuestras comunidades.

Estas preguntas no se ponen sobre la mesa. Solo se habla de cómo va a cambiar el arte el ChatGPT, cómo va a cambiar esto o aquello, cómo esto nos va a llevar a una situación de desempleo masivo, etc.

 

Hoy nos guía un solo discurso de la tecnología, el discurso de Silicon Valley, que despliega fantasías, mentiras y profecías con las que hay que tener cuidado.

Los discursos tecnológicos estrechos hacen muy difícil que podamos pensar sobre futuros posibles. Debemos imaginar el futuro desde la diversidad. . Porque, hoy en día, cuando hablamos de futuro hablamos más o menos de apocalipsis. Se suelen proponer principalmente dos soluciones: una, huir, por ejemplo a Marte, para establecer allí las mismas lógicas que están destruyendo la Tierra. O, si no, abandonar del todo la tecnología y volver a las formas del pasado, algo que también es imposible. Pero existen alternativas concretas. Hay proyectos y esfuerzos para explorar las posibilidades de la tecnodiversidad, pero lo primero que hay que hacer es destruir esas narraciones tecnológicas tan estrechas. En el vasto mundo de las tecnologías (y aludimos acá a nuestra anterior columna sobre la mentira eficaz) también se tejen falsedades y se obtura la creatividad y el pensamiento crítico.


PEDRO RODRIGUEZ

 Desde Rosario- Militante Social

 

 

 

 

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