RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 13 de abril de 2025

EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI (SEGUNDA PARTE) - PEDRO RODRIGUEZ

 

EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI (SEGUNDA PARTE)

 


 Hoy continuamos pensando el capital en este siglo.

 

 Lo que nosotros vemos es un nivel de declinación general en la existencia de los sectores populares, pero vemos que esa declinación no es igual  en Berlín o en Río de Janeiro o  en Buenos Aires; al mismo tiempo esa declinación, hay que decirlo,  también se ve, con sus particularidades,  en Washington, Nueva York y Tennessee, con variaciones temporarias según el gobierno en curso, pero tendiendo siempre a la baja. Es decir, nosotros estamos viendo la imposibilidad de los sectores populares de vivir decorosamente, una declinación paralela a la del  debate político, porque conviene recordar que la calidad del debate político depende de la educación pública y si uno mira la calidad del debate político en los Estados Unidos, por ejemplo,  ve que la educación pública norteamericana es paupérrima. Y para poder ingresar a las famosas Universidades no alcanza simplemente con tener el dinero para poder pagarlas. Se requiere además capital simbólico. Para poder ingresar allí de ninguna manera se obtiene capital simbólico en la mayor parte de la estructura de estatal, por el cual se termina la secundaria.La educación está segmentada no sólo  económicamente, sino culturalmente: dos terceras partes de la norteamericanos carecen de capital simbólico para poder acceder a cualquiera de las universidades que plantean cierto nivel de exigencias. Un curso de nivelación como el CBC que conocen en la UBA o en similares, no existe,  sino que lo que existe es un curso de desnivelación que garantiza que los perdedores no salgan nunca de su situación.

 

 Hay, entonces, una precarización general de la vida de los trabajadores, debida a dos elementos principales: el desarrollo del capital tecnológico, la productividad social del trabajo alcanza niveles insospechados, rangos jamás imaginados, lo que promete fabulosas crisis de sobre producción y salarios miserables. Ahí podemos ver la segunda razón de esta precarización:  La disolución de la URSS también permitió que al no haber antagonismo entre sistemas, al no existir contra quién competir en la oferta de condiciones materiales de vida, las condiciones puedan ser rebajadas.. Cuando el antagonista desaparece, esas condiciones, que son las del  estado de bienestar, no son una necesidad política. La nueva lógica distributiva del ingreso, que incluía en otros momentos algunos derechos garantizados como trabajo y educación, permitía cierta dinámica donde el ascenso era una posibilidad cierta, hoy son borrados e incluso cuestionados. El nuevo orden político transforma en disvalores los valores anteriores, o viceversa.

 

 No es que la economía política del capital tiene una dirección determinada. La economía política del capital tiene una dirección determinada cuando la capacidad de resistencia de las clases antagónicas tiende a  desaparecer, sumado ello a una incapacidad ideológica para construir oposición verdadera y organización...  lo que provoca estos resultados brutales a la vista de todos. Lo que nosotros estamos viendo no es un enfrentamiento entre la derecha y la izquierda. No es que China expresa a la izquierda y Donald Trump expresa a la derecha: es más simple: China expresa el nuevo orden del mercado mundial.  Conviene entender que China no expresa ninguna variante de resistencia. Fundamentalmente con la revolución tecnológica,  China alcanzó un final relativamente feliz y esto le permite ser la locomotora del mercado mundial y disputar a corto plazo la hegemonía con los Estados Unidos, a imponer otros términos en el intercambio internacional. Esto no supone como algunos creen un multilateralismo. Este multilateralismo solo existe imaginariamente. Nosotros vemos  un conflicto en la lucha por el poder global y en el que ese conflicto en determinadas circunstancias favorece a determinado estado. Le puede convenir una cosa o la otra.

 

 Lo que Horowicz llamó "la democracia de la derrota" no se agota en  la crisis del peronismo, sino que abarca todo el orden político nacional. No es otra cosa que la democracia de la derrota jugada en sus términos más crueles que alguien esté gobernando, alguien cuya existencia política era por así decirlo errática: no solo estamos frente a un panelista de televisión, sino que en el 2017 2018 todavía podía movilizarse junto a la CGT. Es decir, estamos hablando de alguien cuyo nivel de oscilación e inestabilidad política es para decirlo muy amablemente, espantoso.  Alguien que reúne tan peculiares características se impone a  todas las fuerzas políticas que gobernaron Argentina. Nos hace saber  del tamaño, la intensidad y la calidad de la crisis. Milei no es el que provoca la crisis . Milei es el nombre de una crisis en expansión y esta es la primera situación que tenemos que entender.

 

 Nos hace saber que estamos en presencia de la descomposición del orden político, hoy completamente desordenado o  desarmado.

 Necesitamos pensar nuestra realidad. Y en nuestra realidad nacional, la gestión de lo dado tal cual está dado arroja como resultados a milei  y arroja como resultado la descomposicion y la degradación actuales,en vias de profundizacion.

 

PEDRO RODRIGUEZ

 Desde Rosario- Militante Social

 

 

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