EL
CAPITAL EN EL SIGLO XXI
En nuestro trabajo comunicacional sostenemos
siempre la necesidad de reconocer en primer lugar la contradicción fundamental
del sistema en que vivimos, esto es, la contradicción entre capital y trabajo.
Esta definición, elaborada por Marx y Engels en el siglo XIX, continúa, a pesar
de los inmensos cambios constatables en la producción y en la sociedad, hasta
nuestros días, por permanecer el sistema que define. Y las consecuencias
continúan verificándose en todo el planeta ("Con el capital el mundo se
hizo redondo", dijo genialmente Marx).
Ustedes saben, nos hemos ocupado de
cuestionar las distintas elaboraciones teóricas que niegan esta realidad,
algunas al menos, porque son muchísimas, la inmensa mayoría de ellas
paupérrimas en sus propuestas, y hoy diremos algo acerca de Piketty. Con más de 2.5 millones de copias vendidas, El capital en el siglo XXI (2013) de Thomas Piketty
provocó un escándalo en el debate económico global. Basado en 15 años de
investigación con datos de 20 países, el economista francés demostró que la
desigualdad no es un accidente del capitalismo, sino su consecuencia
estructural. Su análisis de registros fiscales desde el siglo XVIII reveló que
el 1% más rico captura el 20% del ingreso en economías avanzadas (datos de
World Inequality Database - deytche beys, 2023).
Piketty plantea que cuando el rendimiento del capital supera
al crecimiento económico (r>g), la desigualdad se dispara. "Entre 1980-2020, r (rendimiento) fue del 4.3% anual vs. un g
(crecimiento) del 1.6%. Esto explica por qué el 0.1% más rico quintuplicó su
patrimonio", declaró en The New York Times (2022). Sus datos
muestran que en EE.UU., la participación del 1% de la población en el ingreso
nacional pasó del 11% en 1980 al 20% en 2021 (Saez & Zucman, 2022).
El libro destruye, además, el mito meritocrático: "El 60% de la riqueza en Francia hoy viene de herencias, no
de trabajo. Volvemos a la sociedad rentista del siglo XIX",
advierte Piketty. Un estudio posterior del Banco de Francia (2023) confirmó que
el 10% de familias controlan el 61% del patrimonio nacional, replicando
patrones previos a la Primera Guerra Mundial.
La obra compara épocas: "En 1910, Europa tenía desigualdades similares a las
actuales. Las guerras mundiales y políticas progresistas las redujeron, pero
desde 1980 el reloj gira hacia atrás", explica el economista
Emmanuel Saez en el documental Capital en siglo xxi (2017).
No podemos abundar en las pruebas que
certifican lo expuesto, vamos directamente a lo que propone el autor.
Piketty propone un impuesto global progresivo
al patrimonio (hasta el 90% para fortunas >$1 millón) y a las herencias. "Sin
redistribución radical, llegaremos a niveles de desigualdad que destruirán la
democracia", argumenta. Cuando España implementó un impuesto al
patrimonio en 2022, la recaudación superó expectativas, pero generó fuga de
capitales (diario El País, 2023).
Sus críticos, como el Nobel Angus Deaton,
replican: "Los impuestos confiscatorios ahogan la
innovación. El problema no es la riqueza, sino la pobreza".
El libro inspiró movimientos como Occupy Wall
Street y también programas
políticos. "Sin Piketty, no habríamos puesto la
desigualdad en el centro del debate", reconoció la directora
gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en 2021.
Una década después, sus pronósticos se
cumplen: el 1% más rico de la población acaparó el 63% de la nueva riqueza
global desde 2020 (informe de Oxfam, confederación
internacional formada por 19 organizaciones no gubernamentales, en 2024.
. ¿Estamos condenados a repetir los errores de la Belle Époque?,
pregunta un articulista.
Y bien, respondemos con nuestras preguntas a
lo dicho hasta aquí:
-¿quién impondría
ese impuesto progresivo? ¿Algún candidato electoral planteó jamás algo de ese
tenor? ¿Por qué no se constatan movimientos a favor de esa loable iniciativa?
-"llegaremos a
un nivel de desigualdad que destruirá la democracia"... ah, pensábamos que
ya estaba destruida esa ilusión de democracia -para usar las mismas palabras
que cantábamos contra la dictadura: no hubo errores, no hubo excesos, el
capital trae en su propia estructura la desigualdad, la explotación y la
destrucción de la naturaleza.
Les habló Pedro Rodriguez. Confiamos en
continuar transmitiendo nuestros trabajos para un amplio debate y participación.
Un saludo afectuso a los oyentes y a los columnistas del Club de la PLuma.
hasta la próxima.
Desde Rosario- Militante Social
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