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domingo, 15 de octubre de 2023

PREGUNTAS ABIERTAS SOBRE EL ÚLTIMO EPISODIO PALESTINO-ISRAELÍ - LIC. CHRISTIAN CIRILLI

PREGUNTAS ABIERTAS SOBRE EL ÚLTIMO EPISODIO PALESTINO-ISRAELÍ

 

 Lejos de aseverar o de intentar descifrar todo esto que está ocurriendo en los márgenes interiores del Estado de Israel, los territorios palestinos ocupados y los territorios palestinos autoadministrados, esta columna será inusualmente atípica, y solamente estará compuesta de interrogantes.

 

 Pero a la vez, lejos de ser una forma de evitar la responsabilidad de la hora, o de esquivar el bulto a temas que conllevan una formidable carga de emotividad y de disparidad intelectual, estas preguntas seguramente dispararán en cada uno de ustedes la movilización del razonamiento, la investigación y la búsqueda del acercamiento a la verdad, de manera mucho más honesta, probablemente, que si vertiera aquí sentencias o leyes.

 

 Antes cada pregunta que se me ha ocurrido, y que me encargaré de exponer, muy posiblemente haya más de una respuesta, de acuerdo a la visión parcializada de los acontecimientos o de los argumentos ontogenéticos, y en otras, probablemente, tengan una cercera y unívoca contestación, donde no haya lugar a dudas.

 

 Probablemente también haya preguntas que nunca tengan réplica, y sean contrarrestadas por el silencio, el recogimiento y la repregunta, y otras, que exijan un tiempo de maduración para ser alguna vez contestadas en el futuro.

 

 Lo que sí aventuro a declarar, casi con seguridad, es que cuando uno se hace preguntas, de alguna manera desestructura las defensas, tumba preconceptos, despabila el razonamiento y comprende más cabalmente las problemáticas, lo cual, en definitiva, es lo que nos convoca aquí, cada domingo.

 

 Vamos a los hechos incuestionables: El sábado 7 de octubre de 2023, a las 6 de la mañana, en oportunidad al 50° aniversario de la Guerra del Yom Kippur de 1973 – esa guerra en la que Israel estuvo con serios problemas militares y se afectó todo el mercado petrolero con escaseces y trepada de precios – el grupo palestino HAMAS montó una operación de ataque al territorio israelí consistente en saturar las defensas con un diluvio de cohetes y penetrar en 22 puntos de la frontera. Esas acciones tuvieron como objetivo táctico la captura de rehenes para obtener a cambio la liberación de los 1.256 prisiones palestinos que se hallan en cárceles israelíes de alta seguridad.

 

  La primera pregunta que se ciernes es factual.

¿Cómo es posible que una organización islámica sindicada por Israel como una amenaza a su seguridad nacional que está confinada a un territorio de apenas 360 km² con restricción total de movimientos de bienes y personas, y con vigilancia extrema desde aire, mar y tierra, que además está infiltrada por los servicios secretos hebreos, pueda organizar tamaña operación paramilitar de manera totalmente inadvertida?

 

 ¿Cómo pudieron las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, o sea, el brazo armado de Hamás, que usualmente golpean desde el otro lado de la frontera a través de ataques con cohetes o realizan pequeñas incursiones y hasta atentados suicidas, tener tal grado de atrevimiento y seguridad como para traspasar el límite israelí en 22 sitios?

 

 ¿Cómo la estricta vigilancia israelí sobre apenas 51 km de extensión pudo ser tan porosa y ser sorprendida de manera fatal?

 

 ¿Cómo nadie en las fuerzas de defensa y de seguridad de Israel advirtió que el 7 de octubre se cumplían 50 años de la Guerra del Yom Kippur y que era un momento propicio para realizar – al menos – algún atentado reivindicativo?

 

 Y ¿Cómo es posible que la comunidad de inteligencia estadounidense, tan activa en esa zona, o el mismo CENTCOM, que colabora intensamente con los israelíes, no haya podido detectar absolutamente nada cuando se nos dice constantemente que, luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que supuestamente provinieron del terrorismo islámico, están en pleno estado de alerta constante?

 

 Por supuesto, estas preguntas desatan al menos dos aristas, una que tiene que ver con la dirección de la representatividad palestina, y otra, con la conflictividad social inherente al pueblo de Israel, que está en pleno debate entre ir hacia un giro dictatorial y la preservación de condiciones democráticas.

 

 Se sabe que Palestina no solamente está dividida territorialmente, entre los asentamientos de Cisjordania y la Franja de Gaza, sino que también está dividida políticamente. Existen dos movimientos convocantes, que tienen visiones diferenciadas sobre la administración local y su posicionamiento frente a la “potencia ocupante”, Israel. Ellas son Hamás y Fattah, que están enemistados desde las elecciones de 2006, donde Hamás obtuvo una victoria aplastante y logró la mayoría en el Parlamento Palestino, logrando 74 escaños sobre 132. Hamás, que fue apoyada en sus inicios por Israel para quebrar la UNIFICACIÓN DEL PUEBLO PALESTINO BAJO LA OLP, rechazaba los Acuerdos de Oslo de 1993 y reivindicaba tanto la lucha armada como el no-reconocimiento del Estado Israelí.

 

 Las desavenencias entre Fattah y Hamás terminaría finalmente en una lucha armada, donde Hamás obtuvo su territorialidad en la Franja de Gaza, y Fattah conservaría la Ribera Occidental (Cisjordania) monopolizando las instituciones del gobierno palestino. Este cisma ocurrió en 2007. El Parlamento dejó de sesionar desde ese entonces y las elecciones se suspendieron indefinidamente.

 

 Así las cosas, Hamás bloquea las decisiones de Fattah por no ser representativas del TODO el pueblo palestino, y Fattah, enquistada en la Autoridad Nacional Palestina, hace uso y abuso del poder institucional para marginar a Hamás.

 

 Por otro lado, está la representatividad de la sociedad israelí: en diciembre de 2022, en un Knesset renovado por una proliferación de partidos extremistas judíos, volvió al poder como primer ministro Benjamin Netanyahu. Con él, llegó un proyecto de Reforma Judicial que – a falta de constitución – compromete el equilibrio de poderes israelí. Esto ha generado una verdadera “grieta” política entre los sectores ultra sionistas y religiosos, y los secularistas o abiertamente laicos. Los primeros, de más está decir, son adeptos a un Israel potente e inclemente con los palestinos, abogando por la conquista total de Gaza y Cisjordania. Los segundos, claman algún tipo de convivencia civilizada.

 

 Y aquí vuelven las preguntas:

 ¿Es este ataque del Hamás una forma de sumarse adeptos, en momentos donde la causa palestina está como nunca invisibilizada y acallada, para argüirse la representatividad total del pueblo palestino y evidenciar la falta de dinámica de Fattah y la ANP?

 

 ¿O es, por el contrario, o quizás simultáneamente, una “invitación al ataque” propuesta por la derecha israelí para reivindicar su papel de «salvadora de la Patria», sumando rédito para unificar Israel bajo su signo?

 

 ¿Existe aquí una “mano negra” que ha buscado un evento lo sumamente traumático como para impulsar un 11-S israelí, un acontecimiento lo suficientemente perturbador como para que la población hebrea se vuelque hacia posiciones extremistas?

 ¿Hay en cartera una USA Patriot Act a la israelí para acallar cualquier posicionamiento en contra de un giro dictatorial de Israel?

 

 Y por último…

 Nadie ignora que lo que pasa en Medio Oriente, cualquiera sea el país que sea, pero muy especialmente en Israel en relación a sus vecinos, tiene una connotación regional y hasta global.

 

 El gobierno israelí, y su aliado incondicional, los Estados Unidos de América, han venido implementando acuerdos de convivencia con los países árabes, algunos de hecho y otros de derecho. Tras la guerra del Yom Kippur, Israel logró un acuerdo de convivencia con Egipto, en 1978, cuando Sadat y Begin, bajo los auspicios de Carter, firmaron los Acuerdos de Camp David. Luego, en 1994, lo logró definitivamente con el Reino de Jordania, cuando se firmó el Tratado de Wadi Araba entre el rey Hussein I e Isaac Rabin. Pero todos los demás países del espectro árabe seguían en solidaridad con la causa palestina.

 

 Fue justamente Donald Trump, bajo los auspicios de su yerno Jared Kushner, consejero superior de la presidencia, y Benjamín Netanyahu quienes impulsaron los llamados ACUERDOS DE ABRAHAM, donde Israel alcanzó al menos 4 éxitos significativos al establecer relaciones diplomáticas plenas con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos, todas en el año 2020.

 

 Estos acuerdos debilitaban la posición palestina porque representaban un abandono de la posición asumida por la LIGA ÁRABE en la Conferencia de Jartum de 1967, que se basaba en el “no” a la paz, “no” a la negociación y “no” al reconocimiento de Israel.

En estos momentos, Israel estaba negociando ampliar los Acuerdos de Abraham a Arabia Saudita… para hacer explícito un vínculo que ya es un secreto a voces.

 

 Y aquí entonces vuelan las últimas preguntas.

 ¿Es el ataque de Hamás a Israel una forma de evitar que la Corte de Riad llegue a un acuerdo con Israel? ¿Es la posición saudí de visibilizar sus relaciones con Israel una forma de legitimar su pretensión de liderazgo en el mundo árabe?

 

 ¿Eso cae bien a turcos y egipcios, que tienen la misma pretensión y gran influencia – Hermandad Musulmana mediante – de liderazgo en el Mundo Árabe?

 

 ¿Y qué rol juega Irán?

 

 ¿Es verdad que Irán pretende boicotear los Acuerdos de Abraham porque implicaría la ruina de los conceptos pilares de la Revolución Islámica y con ello dejaría de tener influencia en el Levante?

 

 ¿O acusar a Irán de estar detrás de este ataque es un gambito israelí que intenta volcar a todo Occidente a una guerra contra la potencia del Golfo, ahora que ha relanzado su potencial diplomático y económico al ingresar al BRICS y a la Organización de Cooperación de Shanghái?

 

 ¿Es, quizás, una vendetta preparada por su implicación en la guerra de Ucrania al apoyar materialmente a Rusia?

 

 ¿O es la forma que tiene Occidente, a través de su alfil israelí, de destruir el Corredor Logístico Norte Sur que sortea los estrechos marítimos dominados por la Anglósfera?

 

 Les habló Christian Cirilli, espero hayan disfrutado de esta columna. Les mando un cordial saludo y los espero la próxima semana por El CLUB de LA PLUMA.

 


LIC. CHRISTIAN CIRILLI

Analista Internacional

 Licenciado en administración UBA De ciencias económicas

 


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