RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

viernes, 3 de noviembre de 2023

EPISODIO V: EL IMPERIO CONTRAATACA - LIC. CHRISTIAN CIRILLI

 

EPISODIO V: EL IMPERIO CONTRAATACA

 

 Si algo faltaba para confirmar que el conflicto israelo-palestino es una forma de ratificar un esquema internacional de poder basado en inestabilidad y el escarmiento, es que ha estallado en medio de dos situaciones peculiares a considerar.

 

 Primero, el agotamiento total del esfuerzo de guerra ucraniano, conflicto que ha ingresado en una especie de túnel de silencio en los foros mediáticos, pero que continúa con una tendencia a favor de Rusia, que quedó evidenciada ya en el fracaso de la contraofensiva de verano. Tal es así, que los rusos han tomado la iniciativa en ciertas ofensivas limitadas, tanto en el Donbás, en los frentes de Marinka y Avdeevka, frentes que están casi unificados, así como en Kupiansk, un poco más al norte. Mientras en el frente de Zaporozhie, los paracaidistas rusos asolaron fuertemente las ciudades de Orejovsky y Piatijatki.

 

 Estos ataques concentrados de las fuerzas rusas no tienen por propósito la liberación urgente y definitiva del Donbás, sino básicamente mejorar sus posiciones defensivas en posiciones geográficas más convenientes, a la vez de eliminar las bolsas ucranianas todavía en condiciones de combatir. Estos lentos pero decididos avances rusos marcan el principio del final de la tendencia de la guerra. Los ucranianos ya no atacan, sino que intentan organizar defensas, y sus patrocinadores “huelen” una derrota en el mediano plazo. Quizás es por ello que las luces se enfocan sobre el Cercano Oriente y lo que ocurre en el mar negro se llena de sombras. Ahora pretenden salvar las apariencias en un genocidio de un pueblo indefenso, donde se puede obtener una victoria fácil y estremecedora.

 

 El gobierno aliado de Israel y los straussianos que dominan la política exterior estadounidense se manifiestan consolidados en su posición de aniquilar cualquier atisbo de resistencia palestina, llevándose en ese torrente a toda la población civil, con una clara predisposición a expulsarlos de Gaza hacia el Sinaí, algo que, dicho sea de paso, fue reconocido por muchos dirigentes hebreos. Así las cosas, lo que el imperialismo no pudo lograr en Ucrania por la notable resistencia de la potencia rusa, entonces, lo demuestra cobarde y colateralmente, en las tierras gazatíes y cisjordanas, como una forma de colgarse una medalla recordatoria de su poder.

 

 El segundo hecho es que, mientras las potencias imperiales centrales, me refiero a EEUU, Reino Unido y Francia, vetaban en el Consejo de Seguridad una pausa humanitaria en la desbordada retaliación israelí, sucedía en Beijing el III Foro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, donde se reunieron jefes de gobierno y altos funcionarios de más de 140 países y más de 30 organizaciones internacionales. La dicotomía es tan diáfana como obscena: mientras Occidente Colectivo propone guerras y negocios con la muerte, compartimentación ideológica y relaciones asimétricas, el “Sur Global” confirma un nuevo modelo de relaciones interestatales basados en principios como “apertura”, “beneficio mutuo” e “interconsultas”.

 

 Mientras Occidente propone un juego de suma-cero, donde lo que gana una parte es equivalente a la pérdida de la otra, el Foro OBOR (por One Belt, One Road) proyecta la idea de que el desarrollo de los países, en interdependencia, no es una amenaza ni un riesgo, sino una oportunidad mancomunada de prosperidad. Mientras la “comunidad internacional”, con Estados Unidos a la cabeza, brega por restaurar la hegemonía occidental en el mundo en términos de sujeción y genuflexión, llevándose en ese periplo el colapso del comercio mundial y el riesgo de una gran guerra mundial, las naciones de la Periferia bosquejan una versión alternativa de la globalización, sin uniformidad cultural, sin homogeneización ideológica, sin fusta financiera, sin sanciones y con una idea de equilibrio. No es casual, entonces, que aquello que empezó como un extraño atentado reivindicativo, raudamente se convierta en una guerra de aniquilación, casi, casi, como si hubiera estado planificada.

 Y tampoco es casual que esa guerra, que tiene como epicentro un verdadero Heartland geoestratégico, cercano al pentágono formado por las nuevas 5 naciones incorporadas al BRICS, esto es, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Irán, Egipto y Etiopía, conlleve la extrema peligrosidad de generar una onda expansiva que se trague a todas las naciones cercanas y también lejanas al epicentro. La posición constructiva china, lejos de fraccionar, se articula justamente como una “Iniciativa”, esto es, abierta a quien quiera participar. El BRICS, asimismo, acaba de incorporar 6 naciones, muy disimilares entre ellas y con sus realidades particulares, pero que implica una noción de verdadera diversidad cultural, política y económicas, preservando la noción de soberanía.

 

 Estos conceptos contradicen la conciencia imperial o neocolonialista que Occidente está intentando reincorporar en el esquema de poder internacional… pero se está proyectando una nueva forma de gobernanza global, donde se reduzca la grieta norte-sur, se dé voz a los sin voz y se visibilicen los problemas en vez de barrerlos bajo la alfombra. Por supuesto, para que nazca ese mundo nuevo, debe morir el viejo. Y lo que está ocurriendo parecen ser estertores de un coloso que se resiste a morir, que está enquistado en sus modos de operar y que jugará sus cartas, con métodos destructivos, aun con el peligro de incendiarlo todo.

 

 Mientras las autoridades estadounidenses volaban a Israel, participando incluso del gobierno de excepción, léase, gabinete de guerra, dando su irrestricto e incondicional apoyo al masivo bombardeo sobre instalaciones civiles, Putin y Xi Jinping se reunieron en Beijing para seguir en su senda de asociación estratégica, que es la llave de una nueva fase de relaciones expandida. Con un olivo en la mano, para perseguir el desarrollo, y una espada en la otra, para no doblegarse ante las amenazas. Washington ya está hablando, para contrarrestar esa asociación, en una guerra simultánea en “dos frentes”. No hace falta ser muy perspicaz para saber de qué frentes habla.

 

 Tampoco hace falta ser muy inteligente para saber que el conflicto de Franja de Gaza podría desencadenar un conflicto regional con opción a global. El orden unipolar dominado por Estados Unidos, que está agotado, pero se resiste a fenecer, está siendo desafiado por un naciente, alternativo y mayoritario orden multipolar, que tiene un ritmo imparable en los motores ruso y chino, pero también en el iraní, el indio y el brasileño. La única manera, tosca, predecible, peligrosa de impedir ese nacimiento es atentar contra él. En ese marco emergen tensiones en el Pacífico entre China y Taiwán, en el corazón de Europa entre Rusia y Ucrania y en Oriente Medio, entre Israel y (a través de la atormentada Palestina) Irán.

 

 Les habló Christian Cirilli, les mando un abrazo grande y los espero, la semana que viene en el club de la Pluma, en oportunidad de una nueva columna de política internacional.

 

 


LIC. CHRISTIAN CIRILLI

Analista Internacional

 Licenciado en administración UBA De ciencias económicas

 

 

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