¿COLABORACIÓN
ISRAELO-ESTADOUNIDENSE
PARA
QUEBRAR BRICS?
Estamos probablemente
en los prolegómenos de una invasión israelí sobre la Franja de Gaza, luego de
dos semanas de intensísimos bombardeos aéreos, que han provocado más de 7000
muertos, la gran mayoría de mujeres y niños.
La incursión del
Hamás está siendo retaliada con un excesivo uso de la fuerza.
Este tipo de respuesta abusiva puede acarrear peligrosas
consecuencias, dado que está a punto de desatarse un conflicto generalizado en
Medio Oriente, donde inevitablemente se involucrarían las potencias occidentales,
léase, la tríada Estados Unidos, Reino Unido y Francia, y probablemente, Rusia,
país que tiene dos bases militares en Siria.
El bombardeo sobre el
hospital Al Ahdi, poco tiempo después de que Israel conminara a evacuarlo, es
un acto criminal y no cabe otra definición. Luego, ante el generalizado rechazo
internacional, sus autoridades dijeron que se trató de un ataque yihadista.
Pero todos los indicios recaen sobre una bomba JDAM, de esas que usa
impunemente la fuerza aérea israelí sobre los cielos gazatíes.
Si bien iraníes,
libaneses y palestinos ya habían hecho interconsultas sobre una posibilidad de
intervención para frenar la carnicería, este hecho trágico y la disposición de
columnas blindadas prestas a invadir, ha activado al denominado Eje de la
Resistencia.
Para evitar este
choque, que de cierta manera ya está desatado en dosis, hubo dos intentos de la
comunidad internacional.
El primero, provino
de la Federación Rusa, quien propuso en el Consejo de Seguridad de la ONU una
resolución consensuada por el alto al fuego humanitario inmediato.
Sin embargo, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, la
citada tríada, vetaron la propuesta, que también fue denegada por Japón, otro
miembro del clan occidental. El argumento fue que la propuesta resolutiva no acusaba
a Hamás como generador del conflicto, aun cuando, en cuestiones humanitarias,
tradicionalmente se omite tomar partido.
En Reino Unido y
Francia, así como en Alemania y Países Bajos, toda movilización en favor de
palestina está siendo duramente reprimida por las policías locales, asimilables
a “promover el terrorismo”. Sin embargo, arrojar bombas incendiarias sobre
civiles no es «generar terror» para los estándares europeos.
En el colmo de la
victimización, el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, mostró
literalmente un ladrillo como muestra de la hostilidad palestina contra las
tropas israelíes. Lejos de toda vergüenza, hizo hincapié en ese hecho habitual,
omitiendo las también habituales reprimendas con armas de fuego y altos
explosivos. Ese mismo señor desplegó en una Asamblea, en octubre de 2022, un
cartel que decía «𝐼𝑟𝑎𝑛𝑖𝑎𝑛
𝑊𝑜𝑚𝑒𝑛
𝐷𝑒𝑠𝑒𝑟𝑣𝑒
𝐹𝑟𝑒𝑒𝑑𝑜𝑚
𝑁𝑜𝑤!»
mientras hablaba el presidente iraní Ebrahim Raisi para acusar a los persas de
la muerte de la joven Mahsa Amini. En aquella oportunidad era políticamente
correcto acusar el machismo-asesino de los iraníes y de paso, fomentar la
«revolución de color» de inspiración occidental que se había desatado.
Ahora, no porta
carteles de ningún tipo por las mujeres y niñas palestinas asesinadas bajo las
bombas arrojadas por su país.
Es que hay verdades (a resaltar) y verdades (a disimular).
El otro intento, un
poco naif desde mi punto de vista, fue el organizado por el presidente Abdel
Fatah Al-Sissi, denominado 𝐶𝑎𝑖𝑟𝑜
𝑆𝑢𝑚𝑚𝑖𝑡
𝑓𝑜𝑟
𝑃𝑒𝑎𝑐𝑒,
donde se congregaron altos funcionarios de varios países árabes y occidentales
para hallar consensuadamente una solución al conflicto.
Acudieron a la
capital egipcia el secretario general de la ONU, Antonio Gutérres; el
presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; el Alto Representante de la
Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, el “jardinero”
Josep Borrell; el rey de Jordania, Abdalah II, el (muy deslegitimado)
presidente de la Autoridad Nacional palestina, Mahmud Abbas; el rey de Bahréin,
el príncipe heredero de Kuwait, el primer ministro de Irak, el presidente
chipriota; la primera ministro de Italia, Giorgia Meloni; el presidente de
gobierno de España, Pedro Sánchez; el primer ministro británico, Rishi Sunak, y
el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis… pero no hubo representantes
de Estados Unidos ni de Israel, dos de los países más comprometidos en la
represión brutal y (factiblemente) coordinados en sostener el conflicto.
Por supuesto, con la
asistencia de europeos abiertamente proestadounidenses y proisraelíes, no fue
posible una declaración final consensuada. El motivo, una vez más, fue el
desencuentro sobre si condenar o no a Hamás como el germen del asunto o
retrotraerlo a las condiciones históricas y los abusos sistemáticos.
Es que muchos en el
mundo árabe o circundante no ven a Hamás como una «organización terrorista»
sino como una expresión vívida de la resistencia palestina. En ese tenor ha
declarado el presidente turco Recep Tayip Erdoğan,
quien ha suspendido su viaje a Israel, criticando fuertemente el veto
anglo-franco-estadounidense y ofreciendo a Turquía para celebrar una
conferencia internacional para abordar la solución del conflicto.
Mientras sucede la
matanza, Estados Unidos despliega dos grupos de portaaviones (USS Gerald Ford y
USS Enterprise con sus respectivas escoltas) en el Mediterráneo Oriental, como
forma de apoyar el esfuerzo de guerra israelí.
Bueno... eso es lo que dicen... la verdad detrás es que lo
hacen en forma amenazante contra Irán y quizás también, Rusia. Hoy día, con las
posibilidades de extender los alcances de las aeronaves y los misiles
stand-off, ubicarse en el Mediterráneo Oriental implica la posibilidad de
lanzar ataques aeronavales contra el Mar Negro y el Golfo Pérsico.
De hecho, el propio
Biden, se encargó de amenazar a los ayatolás de que cualquier intervención
iraní en auxilio de los palestinos implicará un ataque estadounidense contra su
territorio, todo lo cual nos anima a pensar si el ataque de Hamás y otras
facciones palestinas no fue una “invitación premeditada” por parte del binomio
israelo-estadounidense.
Es muy curioso que
Biden, al visitar Israel, fuera invitado al “consejo de guerra”, donde
actualmente prevalecen las posiciones genocidas de Yoav Galant, el ministro de
Defensa célebre por catalogar como “animales humanos” a los palestinos y exigir
que “coman cemento”, y del ultrasionista colono Bazalel Smotrich, ministro de
transporte y fundador del Partido Sionista Religioso, que tiene en su bolsillo
a varios de los miembros del Consejo.
Estados Unidos no
vació en ningún momento – y tras ellos todos los vasallos europeos – en brindar
un apoyo irrestricto e incondicional a Israel, para lo cual montó súbitamente
un puente logístico de armamento.
En uno de sus lapsus liguae, Biden dijo que “la ayuda a
Ucrania e Israel es una inversión inteligente que reportará dividendos a EEUU”
ante lo cual la vocera de exteriores rusa, María Zajárova, replicó diciendo
“antes lo llamaban lucha por la libertad y la democracia”.
La evidencia de
intereses económicos y geopolíticos ya ni siquiera se camufla.
De hecho, es bastante
llamativo que el conflicto israelo-palestino se desate a apenas meses de la
incorporación al BRICS del pentágono compuesto por Egipto, Etiopía, Arabia
Saudita, Irán y Emiratos Árabes. Brasil, miembro del BRICS, declaró a través de
su presidente Lula que “esto no es una guerra, es un genocidio”, mientras en
Argentina, un candidato con perspectivas presidenciales sostiene abandonar
BRICS para focalizarse en Israel y EEUU.
No casualmente, el
propio Biden, que ya no se esfuerza en encubrir sus más oscuros pensamientos,
reclamó en uno de sus más recientes discursos en la Casa Blanca, que EEUU debía
actualizar el orden liberal global que lideró desde la Segunda Guerra Mundial.
Para lograr ese objetivo, EEUU debe recobrar el liderazgo porque, según él, con
Washington a la cabeza, "el mundo funcionó bien", pero "se ha
quedado sin energía". Por supuesto, luego edulcoró estas sus axiomas
insistiendo en que EEU es el "defensor de la democracia del mundo",
al que todavía estima un "faro" para la comunidad internacional.
Si eso no es un
reconocimiento a ejercer un protagonismo, ya sea por persuasión o por la
fuerza, no sé qué es. Y si eso no es, además, explícitamente una preocupación
ante el advenimiento del multipolarismo, liderado por Rusia y China, tampoco sé
qué es.
En el fondo subyace, como siempre, el «Orden basado en
Reglas» impuesto por Occidente, mucho más claramente a partir del 1991, con el
colapso soviético. La Realpolitik del poderoso ha dominado mentes y corazones,
y ha impuesto como normal una visión imperialista, con relaciones de opresor y
oprimido. La fuerza se ha impuesto como ley (a diferencia de «la ley se reserva
el uso de la fuerza»)
Es más que probable
que haya un pacto tácito entre Israel, sus matanzas indiscriminadas, y los
planes hegemonistas estadounidenses. Como en el escenario ucraniano, las
matanzas a indefensos son como trampas de cuerda, que hacen colmar la paciencia
pacifista. Irán ha sido el primero en responder con amenazas de intervención,
pero Egipto y Turquía no se han quedado atrás. Partir Medio Oriente con una
gran guerra sería la peligrosa forma en que EEUU ahora pueda ver quebrar un
círculo virtuoso que había empezado a darse con la paz
irano-saudí, el corredor logístico norte-sur ruso-irano-indio y los
posicionamientos cada vez más geopolíticos del BRICS y la Organización de
Cooperación de Shanghái.
Les habló Christian Cirilli, les mando un afectuoso saludo, y los espero la semana que viene, todos los domingos, por el club de la Pluma.
Analista
Internacional
Licenciado en administración UBA De ciencias
económicas
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