RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 3 de septiembre de 2023

«¿SE PARTIÓ EN NICARAGUA OTRO HIERRO CALIENTE?» - LIC. CHRISTIAN CIRILLI

 

«¿SE PARTIÓ EN NICARAGUA OTRO HIERRO CALIENTE?».

 

 

 La línea seleccionada de la canción del dispendioso Silvio Rodríguez no lleva signos de interrogación, claramente. Por el contrario, es una afirmación orgullosa de lo que un movimiento de liberación – como el sandinista - puede lograr cuando se articula sobre objetivos claros y voluntades arrojadas.

 En este caso, sin embargo, vale la incorporación de la incógnita.

 

 Es que tengo mis dudas sobre si lo que está sucediendo en Gabón - que a eso aludía la metonimia – no es sencillamente un grito de rebeldía contra la opresión francesa, sino una jugada maestra de la secretaría de estado estadounidense, que se encarama, cual titiritera, detrás de escena.

 

 Este artículo tendrá varias ramificaciones – como mi mente cuando interrelaciona conceptos – y bajo esa característica, será alborotado y con muchas aristas. Ténganme paciencia.

 

 Vuelvo un instante a recapacitar sobre la frase artística inicial, surgiendo una primera punta reflexiva. A diferencia de otras épocas esperanzadas, parece que los tiempos revolucionarios en Latinoamérica son parte del pasado. Hoy tenemos, por el contrario, una ola reaccionaria de insensibilización social, elogios a la injusticia social (con aplausos eufóricos incluidos) y arengas a la defunción del Estado, único e ineludible instrumento para equilibrar las asimetrías del mercado.

 

 Pero del otro lado del charco, África parece tener un reverdecer anticolonialista, una especie de 𝑟𝑒𝑣𝑖𝑣𝑎𝑙 sesentista, un bienvenido grito de libertad. Allí, también existen gobiernos democráticos impotentes, putrefactos o acomodaticios, pero a diferencia de los militares latinoamericanos, mentalmente cooptados por la Escuela de las Américas y añoranzas anglófilas, o temerosos de subvertir el orden establecido, los hombres de uniforme se la juegan y lideran sublevaciones.

 

 Basta entonces enrocar la palabra “Nicaragua” por Níger, Burkina Faso o Mali y reconocer que estamos ante procesos – que si bien no son novedosos – sí llaman la atención por la proliferación y el estallido repentino, (casi) como reflejos de la puja de poder entre las grandes potencias y el empuje por un nacimiento de un nuevo esquema mundial más equitativo.

 

 Vemos en las naciones de Sahel algunos patriotas con convicciones que intentan escapar del statu quo dominante y tomar las riendas de su propio destino, incluso, sobrellevando amenazas de guerra y sanciones. Pero quizás – y solo quizás - Gabón no sea exactamente el mismo caso, a pesar de que las condiciones de base son prácticamente idénticas.

 

 La primera distinción es que el Sahel africano no es exactamente igual que el África Ecuatorial. En el centro del continente, los intereses imperialistas occidentales (estadounidenses, pero también británicos y franceses) están mucho más consolidados y tienen una presencia mucho menos difusa.

Vamos al caso puntual.

 

 Gabón es un país de una superficie moderada, situado al oeste de la franja central, con tramo de costa hacia el océano Atlántico, que parece aún más pequeño cuando se lo contrasta con la maciza República Democrática del Congo. Sin embargo, cuenta con vastos recursos naturales, fundamentalmente, hidrocarburos (petróleo) – lo que le valió ser miembro de la OPEP - y minerales, en especial, los esenciales manganeso y uranio.

 

 Como gran parte de los territorios africanos, Gabón no alcanzó su independencia sino hasta 1960, siendo anteriormente parte del África Ecuatorial Francesa, uno de esos “cotos de caza” demarcado con escuadra y transportador en una mesa de negociaciones restringida a los asuntos europeos.

 

 Casi como un calco de la situación nigerina, este 30 de agosto acaba de suceder en Gabón un golpe militar con amplio apoyo popular. El presidente constitucional, Ali-Ben Bongo-Ondimba, un títere de los intereses franceses cuya historia familiar en breve comentaré, fue destituido y puesto bajo arresto domiciliario. La cara visible del golpe es el general Brice Clotaire Oligui Nguema, hasta entonces encargado de la Guardia Presidencial. El hijo del presidente, Noureddin Bongo Valentin, también está arrestado... y ello obedece, como explicaré más adelante, a que estamos frente a un clan enquistado en el poder desde muchos años.

 

 Para una nación con apenas 63 años de existencia, es llamativo que Gabón solamente haya tenido tres presidentes. El primero de ellos fue Gabriel Léon M'ba, quien asumió en 1960 y falleció en 1967 por causas aparentemente naturales apenas después de ser reelecto. M’ba tenía el pleno apoyo de Charles de Gaulle, y M’ba lo retribuía con una fuerte ligazón a París, con un estilo fuertemente dictatorial.  Al fallecer asumió su vicepresidente, Albert-Bernard Bongo, quien había hecho una meteórica carrera en el gobierno.

 

 Este señor marcaría prácticamente la impronta institucional de Gabón hasta el día de hoy. Es que estuvo en el poder nada menos que 42 años ininterrumpidos, desde 1967 hasta 2009, año en que falleció de cáncer. Este récord lo sitúa como el funcionario africano que más persistió en su puesto, algo que es más meritorio (si se quiere) en el contexto de golpes y zancadillas palaciegas del África Ecuatorial.

¿Cómo hizo para quedarse tanto tiempo en el poder?

 

 Pues sencillo, tuvo el apoyo incondicional de Francia, quien a cambio le permitió instalar un régimen de partido único, habiendo ganado en las elecciones de 1973, 1979 y 1986 con un 100% de los votos, puesto que no tuvo competidores ni opositores. Francia estaba plenamente cómoda con Bongo porque bajo su régimen falsamente democrático la cooperación con París fue estrecha y provechosa. Es más, Bongo hizo hasta méritos que no se les solicitaba, como sus intervenciones de política exterior. Por ejemplo, durante la guerra civil nigeriana de 1967-1970, Libreville se alineó con París, que suministraba armas a los rebeldes biafreños para extender sus dominios sobre el África británica, reconociendo su independencia en 1968.

 El episodio de la independencia biafreña fue atípico porque los aliados atlantistas y ex imperios todopoderosos, lucharon uno contra otro, apoyando facciones diferentes. Demás está decir que Biafra fue aplastada militarmente (y también con hambrunas) por Nigeria.

 

 Bongo además fue un cercano aliado de Mobutu Sese Seko, el tristemente célebre dictador zaireño, gendarme de los intereses franceses en la zona. Gabón apoyó a Zaire durante las revueltas secesionistas en la región de Shaba, la antigua Katanga, de 1977 y 1978. Un hecho pintoresco marca la recompensa francesa por los servicios prestados: Zaire y Gabón fueron las únicas naciones del África Ecuatorial en contar con los entonces fabulosos cazabombarderos Mirage.

 

 El apoyo de Bongo también fue recompensado con mansiones y propiedades en el centro de París, y con cuentas en paraísos fiscales. Los franceses sostuvieron su gobierno cuando a principios de los ochenta, el Movimiento de Restauración nacional, que planteaba un sistema multipartidista, ergo, una democracia en serio, apareció como una amenaza a su administración personalista.

François Mitterrand supo hacer la vista gorda o dar un tácito apoyo diplomático cuando Bongo, potenciado con billetera francesa, reprimió al movimiento con detenciones y proscripciones.

 

 Bongo agradeció el apoyo galo con concesiones mineras (como Eramet SA, encargada de extraer manganeso) y petroleras (como TotalEnergies SE y Maurel & Prom) para las compañías francesas, y la instalación de una base militar permanente en Libreville, que permitía a Francia desarrollar sus actividades armadas de este a oeste, enlazando Senegal y Yibuti. Las dádivas a Bongo eran migajas comparado con las ganancias de explotación francesas. Tal es así, que poco le importó que Bongo se convirtiera al islam, cambiándose el nombre a Hadj Omar Bongo Ondimba para atraer las inversiones de las monarquías árabes, ahora que Gabón se había unido a la OPEP. 

 

 Lo cierto es que Bongo fue un pilar de la FrancAfrique, la estrategia geopolítica por la que Francia se unió a sus antiguas colonias africanas a través del clientelismo, instalando regímenes falsamente democráticos, teñidos de corrupción y abusos de derechos.

 

 A su muerte, en 2009, lo sucedió su hijo, ex canciller y ex ministro de defensa, Ali-Ben Bongo Ondimba, que se dedicó a continuar la política oficial neocolonialista de sus antecesores y también sus vicios, pues apareció, como Mauricio Macri, en los Panama Papers, con cuentas offshore no declaradas. En las últimas elecciones, acaecidas el 26 de agosto, Bongo Jr. Obtuvo el 64% de los votos, pero nadie creyó que el sufragio fuera limpio. De hecho, la visita, el 2 de marzo, del presidente Emmanuel Macron en un gesto de respaldo público no le jugó a favor (ver foto inserta).

 

 Otro hecho importante a destacar es que, al igual que Níger, Burkina Faso, Mali y República de Guinea, los cuatro jinetes que se han rebelado al orden imperial francés en el Sahel, Gabón tiene como unidad monetaria el franco CFA.

 

 Sin embargo, Gabón tiene la variante «ecuatorial», pues existen dos versiones de la misma moneda emitidas por bancos centrales diferentes: el Banco Central de los Estados de África Occidental [BCEAO] emite el Franco CFA de África Occidental... y el Banco de los Estados de África Central [BEAC] emite el Franco CFA de África Central...

El Franco CFA de África Occidental es la moneda de 8 estados de África Occidental: Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea-Bisáu, Mali, Níger, Senegal y Togo.

El franco CFA de África Central es la moneda de 6 estados de África Central: Camerún, República Centroafricana, Chad, República del Congo, Gabón y Guinea Ecuatorial.

Ambos valen lo mismo... pero no son intercambiables.

 

 Francia tiene representación en ambos organismos y ninguna decisión de política monetaria puede ser tomada sin el aval del gobierno francés. Además, el BCEAO y el BEAC tienen la obligación de depositar el 50% de sus reservas internacionales dentro de una «cuenta especial» del Tesoro Público francés, que a cambio garantiza la convertibilidad de los francos CFA a euros.

 

 Nótese que todas estas revoluciones o insurrecciones en África ocurren mientras un grupo de naciones «emergentes» replantean el «don de mando» del dólar estadounidense y las instituciones financieras de Bretton Woods que lo apuntalan.

Es más, el BRICS mismo, en la última reciente cumbre de Johannesburgo, puso seriamente sobre el tapete la urgente necesidad de desdolarizar los intercambios comerciales entre ellos (aunque son conscientes que el ejemplo cundirá) y de pasar hacia el esquema R5.

 

 Mientras algunos países africanos - supuestamente atrasados y con grados de subdesarrollo educativo - tienen plena consciencia del momento histórico y la opresión que supone el acuñamiento de una moneda bajo tutela imperial, aquí en Argentina se despliega la posibilidad de instalar una dolarización y el abandono de la moneda local.

 

 Como era de prever, Francia y la Unión Europea en general (con el recalcitrante «jardinero» Borrell a la cabeza) condenaron el golpe a la dinastía Bongo, cínicamente aludiendo al compromiso con las elecciones libres y transparentes.

 

 Pero hay un hecho que llama poderosamente la atención:

 Fuentes reservadas del gobierno francés y la DGSE [Direction générale de la Sécurité Extérieure] creen que Estados Unidos lleva años apoyando al general Oligui Nguema, preparándolo para asumir luego de un «interinato» o «gobierno de transición» y ante el llamado de próximas elecciones. Es más, hace tiempo en las redes se filtró que el general posee tres propiedades en Maryland.

Lo cierto es que los neoconservadores estadounidenses podrían estar creyendo que las autoridades francesas ya no pueden proteger eficazmente los intereses del Occidente Colectivo, y que deben dejar ese lugar a la planificación propia, para que puedan ejercer un control territorial cercano. El golpe, según los franceses, estaría dirigido a arrebatarles la iniciativa.

 

 Sorprende el inmediato cierre de actividad del holding minero Eramet y su rápida decisión de abandonar el país, cuando las explotadoras de uranio en Níger se han negado rotundamente a irse.

 Claro, también puede ser un argumento francés para evitar movimientos de liberación en su «patrio trasero».

 

 Lo cierto es que el doble rasero estadounidense para con Francia en África es ya conocido. Y tiene mucho que ver en ello el inconfesable afán de Estados Unidos de suprimir toda posibilidad francesa de asumirse como polo de resistencia intra-europeo.

Con el mitológico «Rapto de Europa» por parte de Estados Unidos, que bajo la excusa del conflicto ucraniano procedió a subordinar a la UE a los aprovisionamientos norteamericanos, y que la llevó a un desacoplamiento energético con Rusia y una desconexión diplomática (todavía no comercial, pero hacia allí vamos, miren a Italia) con China, Estados Unidos le quitó competitividad a Europa y la relegó como actor global.

 

 Francia es el único país que, por carácter y capacidades, puede emprender un giro refractario. Anular su provisión energética y quitarles sus espacios de potenciación es instrumental a sus intereses.

 Y quien no crea ello, que recuerde que la intervención americana en Indochina comenzó con la derrota francesa ante el Vietcong en Dien Bien Phu.

 No obstante, estamos a pocas horas del golpe, y no sabemos aún qué giros podrá tomar este gobierno transicional.

 

 Lo cierto es que había un sumo hartazgo por las condiciones de gobierno existentes y su tradicional amparo francés. Y las manipulaciones electorales de tantos años ya venían generando resquemor por los acondicionamientos pautados.

 Se abre entonces un periodo de incertidumbre donde cabe dilucidar en los pasos venideros si estamos frente a un cambio de collar o ante una verdadera nueva esperanza.

 

 


LIC. CHRISTIAN CIRILLI

 Analista Internacional

 Licenciado en Administración De Ciencias Económicas UBA

 

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