RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

miércoles, 5 de febrero de 2025

ESPERANDO NO SE SALE - PEDRO RODRIGUEZ

 

ESPERANDO NO SE SALE



 Compañeros: iniciamos nuestra columna con honda preocupación por los sucesos actuales. Nos vemos en la obligación de ser lo más explícitos y lo más claros que sea posible, y buscamos la manera de formular nuestra posición de la manera más nítida y consecuente con los intereses del pueblo trabajador. Solemos hablar del "campo popular" para incluirnos en un espacio que contiene a todos los que trabajan, a los que se sostienen materialmente con el propio esfuerzo, un espacio que por sus propios intereses CONFRONTA con quienes obtienen sus riquezas con el trabajo ajeno. En ese campo popular, diverso y multiforme, también contamos a quienes separan las aguas según las ideas -y no según los intereses- que se profesen, y lo aceptamos porque, después de todo, las ideas nunca deberían estar muy lejos de los intereses que se defienden. Pero hoy es notorio para cualquiera que sí pueden estarlo, al punto que muchos integrantes del campo popular han apoyado  a miembros reconocidos del enemigo de sus intereses, han apoyado a los que desde siempre lo han sometido a las políticas más feroces, al saqueo de los recursos del territorio y de la riqueza que el trabajo produce en el país.

 

 Las últimas expresiones del demente presidente, condenando a la homosexualidad, ahora el intento de eliminar la figura del femicidio y antes la amenaza de “ir a buscar a los zurdos” no hace más que confirmar el carácter retrógrado y reaccionario de la camarilla instalada en la Casa Rosada.

 Pero existe una batalla de fondo que las corporaciones y su gobierno vienen dando contra la clase obrera y el pueblo, que ha afectado gravemente las condiciones de vida y de trabajo. El monumental retroceso sufrido en todo el año 2024 ha sido y es la garantía para que el frágil plan económico de Milei y Caputo pueda sostenerse, basado en el recorte de gastos por parte del Estado (afectando, principalmente, a jubilados y jubiladas), que ha permitido una impresionante transferencia de la riqueza social a los bolsillos de los monopolios. Al mismo tiempo, con despidos, retiros anticipados, salarios por el piso y bajando, extorsión y medidas para imponer condiciones laborales de mayor explotación, el conjunto de la clase en el poder lleva adelante su hoja de ruta para imponer una derrota política, fundamentalmente a la clase obrera, como condición para que el plan económico tenga posibilidades de éxito duradero.

 Entonces, sin dejar de rechazar y denunciar los insultos del gobierno en nombre de la llamada batalla cultural, no podemos dejar de decir que ese es el marco de distracción que la burguesía utiliza para dar la batalla de fondo. Sin ir más lejos, en el medio de las declaraciones aludidas, el ministro de economía anunció la baja temporal de retenciones a la agroindustria, medida que beneficia a los monopolios del sector basadas en más recortes a los sectores trabajadores para financiar tal resolución.

 

 Mientras, los golpes que vienen recibiendo los sectores asalariados son resistidos por los mismos. En muchos casos, por fuera de las estructuras de los sindicatos que han hecho de la traición y la entrega su metodología. En este marco de lucha de clases se hace cada vez más evidente la falta de alternativa política real para las masas trabajadoras. Una sensación de desamparo e incertidumbre se expresa en lo ancho y profundo del proletariado. El miedo al despido, a la falta de organización, se choca con la premura de sufrir salarios miserables y condiciones de trabajo extremas que afectan las condiciones de existencia de la familia proletaria. Aquí debemos tener clara la experiencia transitada. No luchar por miedo al despido, no organizarse por temores a represalias, no ha impedido que tales medidas fueran aplicadas por las patronales. Insistimos, es esa toda la respuesta que podemos esperar  para atenuar los efectos de la crisis si no confrontamos. De allí se desprende que cada medida de lucha que toma el proletariado debe estar enmarcada no sólo en la resistencia a una medida particular sino en rechazar el ataque a todos los trabajadores.

 

 Como decíamos, la experiencia viene marcando que no hay preservación de fuerzas si no tomamos medidas de acción y organización que preparen a las mismas para el enfrentamiento abierto contra el plan de este gobierno. En esa conducta está la respuesta a la falta de alternativa política. Es por ese camino de confrontación por donde podremos ir acumulando y construyendo las fuerzas necesarias que nos permitan avanzar hacia otros escalones de lucha.

 La salida es el enfrentamiento. Un enfrentamiento político, de lo pequeño a lo grande, pero que sea fruto de tomar nosotros la iniciativa como trabajadores, ganando terreno en la independencia política, en confiar en nuestras propias fuerzas organizándolas cada día, con el objetivo de presentar una contienda que derrumbe los marcos de la institucionalidad del sistema que lo único que persigue es ser muro de contención de la lucha. Ellos quieren la “paz de los cementerios”, para mejor seguir exanguinándonos.

Por lo tanto, la respuesta a la crisis es preparar el enfrentamiento, no esperar mejores condiciones sino asumir que las mismas sólo podrán lograrse como producto de la lucha y la organización de las bases trabajadoras en unidad efectiva con el resto del pueblo.

  

 

PEDRO RODRIGUEZ

Desde Rosario- Militante Social

 

 

 

 

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