RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 20 de agosto de 2023

HAWAI Y EL TURBOCAPITALISMO - LIC. CHRISTIAN CIRILLI

 

HAWAI Y EL TURBOCAPITALISMO


 

 Mientras la Administración Biden insiste en gastas miles de millones de dólares en su guerra proxy en Ucrania, el más reciente estado incorporado en la Unión, me refiero al Estado N° 50 de los Estados Unidos de América, Hawái, ha atravesado uno de los incendios más espectaculares y extrañamente poco informados de la historia.

 En realidad, como seguramente saben los oyentes, Hawái no es una isla singular, sino un archipiélago compuesto por varias islas principales – 8 en total - y algunos islotes, formaciones geográficas muy comunes en Oceanía.

 Está ubicado en el Pacífico central, y forma parte de las islas más septentrionales de la Polinesia. La isla más grande es justamente Hawái, pero extrañamente allí no se halla la capital del Estado, Honolulu, que se ubica en la isla norteña de Oahu.

 En dicha isla, justamente, ocurrió el ataque japonés sobre la base naval estadounidense de Pearl Harbour, el 7 de diciembre de 1941, que dio el puntapié inicial de la intervención norteamericana durante la SGM y la prácticamente conquista de todo el espacio ultramarino del Pacífico durante y posteriormente a la guerra.

Hawái, sin embargo, es más conocida por su clima veraniego, sus playas exuberantes, sus olas especialmente diseñadas para el surf y por los collares florales con los que se reciben a los recién llegados.

 Pero poco y nada se habló del impresionante y extrañísimo incendio masivo que asoló Lahaina, en la isla de Maui, la ex capital del Reino de Hawái hasta la anexión estadounidense, que fue absolutamente devastada matando a 99 personas.

Y digo extraño, porque el supuesto “incendio forestal” ha acabado prácticamente con todas las casas de los lugareños excepto con aquellas de los forasteros ricos que según se cree se encargaran de la reconstrucción millonaria después de la devastación.

Cuando uno realiza una paneo satelital por la zona, es curioso ver que verdaderas masas vegetales no han sido dañadas, pero sin embargo sí han sido carbonizadas viviendas enteras incluso en medio de estos barrios.

 Lo cierto, es que los residentes de Lahaina, aquellos que no murieron y que incluso tuvieron que lanzarse al mar por las altísimas temperaturas alcanzadas en el aire (algo absolutamente anormal) les preocupa que la reconstrucción en la ciudad de Maui pueda caer en manos de las clases adineradas estadounidenses que buscan un refugio tropical paradisíaco donde reposar.

 La escasez de viviendas en la isla hace sospechar que aquí no hubo ningún fenómeno natural y que todo obedece a un éxodo programado de los nativos hawaianos por clases pudientes norteamericanas, algo que ya pasó, alguna vez, con toda la población de Guam. Todas las sospechas aluden a incendios intensionales e incluso algunos especulan en la aplicación de algún tipo de haz calorífico espacial, puesto que se han visto extraños rayos blancos en las zonas donde se intensificaron los incendios y las temperaturas ambientales treparon a niveles insospechados, haciendo irrespirable el aire. Otros, no obstante, no creen en esa teoría conspirativa y aluden a los vientos traídos por el Huracán Dora, que golpearon la isla con ráfagas de hasta 80 mph haciendo que todo se desatase rápido e imprevisiblemente. 

 La extraña y caprichosa conducta del incendio, preservando algunas zonas y arrasando otras, no es coincidente con un desastre natural. Naomi Klein, autora de varios libros, incluido The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism, puso en un tweet simplemente la palabra "Otra vez". Es que esta situación de empuje de los nativos, ante la escasez de tierras y la trepada imposible de precios, hace que aquellos que tienen posibilidades de compra puedan recurrir al viejo método de la incineración, algo que ocurre constantemente en el Amazonas, en los humedales argentinos, los campos australianos y los bosques canadienses, y en cualquier otra zona con charming inmobiliario, como viene ocurriendo este verano en Turquía y Grecia. AL igual que en Cuba, a principios de siglo XX Hawái fue inicialmente destinada a la producción de caña de azúcar.

 Fueron justamente los plantadores de azúcar – los denominados Big Five Companies, familias misioneras cristianas anglosajonas - respaldados por las tropas estadounidenses los que lideraron el derrocamiento en 1893 de la reina Lili Uokalani del Reino de Hawái, haciendo que Estados Unidos se anexe formalmente las islas en 1898. Hawái se convirtió en estado en 1959. Sí, hablamos del mismo Estados Unidos que condena enérgicamente las anexiones de los territorios históricamente rusos con población étnicamente rusa que quedaron encerrados en el Donbás y Novorossiya. En fin…

 Lo cierto, también es que extrañamente no había recursos adecuados ni suficientes para el combate de incendios. Incluso, uno de los problemas acuciantes de la isla es la escasez de agua, atribuida por los locales a las mansiones de los ricos. La FEMA (Agencia Federal de Gestión de Emergencias) ha estimado que el 86% de las 2719 estructuras residenciales del Condado de Maui fueron expuestas al fuego. y que 4,500 personas necesitan refugio y reconstrucción, lo que podría costar unos $ 5520 millones de dólares. Sin embargo, el tema planteado no es solamente el costo de la reconstrucción, sino quien usufructuará de ella.

 Los “Kānaka Maoli”, que es el término utilizado para sí mismos por los nativos hawaianos, temen que todo esto sea la oportunidad precisa para erradicarlos de sus tierras ancestrales. No es un temor infundado: Estados Unidos ha realizado su extensión territorial en la propia Norteamérica desde su misma formación, cuando se instauró la “conquista del oeste” y luego hizo lo propio en sus distintas guerras imperialistas, siendo por ejemplo la guerra contra España una gran oportunidad para salirse de continente hacia el Pacífico y el Mar del Caribe.

 Los “Kānaka Maoli” no ignoran esto, y ahora piensan que las clases adineradas estadounidenses o hawaianas de origen estadounidense aprovecharán el incendio y el negocio de la reconstrucción para re-localizarlos. Algunos directamente acusan a la oligarquía azucarera, sí, la de las Big Five, las mismas que posibilitaron la anexión americana y que sobrevive en las islas hawaianas como dueñas de las tierras más apetecibles. Esas compañías son Castle & Cooke, Alexander & Baldwin, C. Brewer & Co., American Factors (ahora Amfac), y Theo H. Davies & Co. Son el equivalente de la United Fruit Company centroamericana. La ex jugadora de la Liga Nacional de Fútbol Femenino de Estados Unidos, Mana Shim, quien también es Kanaka Maoli, escribió en las redes sociales: Esta es una preocupación importante que necesita nuestra atención inmediata. Es horrible tener que discutir esto antes de que sepamos cuántos han perdido la vida, pero cualquiera que conozca el “capitalismo del desastre” sabe la urgencia de proteger a nuestra 'āina de los desarrolladores y los codiciosos malihini.

 En hawaiano, Malihini significa extranjero, recién llegado o extraño, mientras que 'aina es un término hawaiano para la tierra. Es interesante que Mana Shim haya usado el término “capitalismo de desastre”, un vocablo acuñado por Naomi Klein y que muchos otros autores denominan Turbo-Capitalismo, esto es, un capitalismo que provoca una crisis humanitaria para sacar tajada de la reconstrucción como un botín.

 El turbocapitalismo asociado con las élites está a punto de iniciar una experiencia pirómana en Argentina, a través de la implantación de un candidato orgulloso de la destrucción de todo el tejido social, que blande como bandera la injusticia social. No será con fuego, al menos no tan directo, pero sí intentará arrasar con la riqueza de la sociedad para descapitalizarla y llevarla a una cruda situación de desamparo. 

 Les habló Christian Cirilli, les mando un abrazo a los oyentes y los espero en la próxima columna semanal por el Club de la Pluma.

 


LIC. CHRISTIAN CIRILLI

 Analista Internacional

Licenciado en administración UBA De ciencias económicas

 

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