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domingo, 6 de julio de 2025

EXCESO DE PRIVATIZACIONES: CUANDO BRASIL VENDE MÁS DE LO QUE DEBERÍA - LÍVIA MARTINS

 

EXCESO DE PRIVATIZACIONES:

CUANDO BRASIL VENDE MÁS DE LO QUE DEBERÍA


En las últimas décadas, Brasil ha seguido un camino marcado por sucesivas privatizaciones de empresas estatales, bajo la justificación de la modernización, la eficiencia y el alivio fiscal. Sin embargo, lo que comenzó como una estrategia puntual de ajuste económico se ha convertido, en muchos casos, en un proceso acelerado e imprudente de enajenación de activos públicos, con consecuencias que van más allá del efectivo inmediato del gobierno.

 

La lógica de la privatización, en teoría, es simple: vender las empresas estatales para reducir el tamaño del Estado, atraer la inversión privada y mejorar la calidad de los servicios. Pero la realidad es más compleja. Cuando el Estado desinvirtió en empresas estratégicas sin un análisis profundo del impacto social, económico y geopolítico, el resultado puede ser un debilitamiento de la capacidad del público para inducir el desarrollo y proteger el interés colectivo.

 

El costo invisible de la venta de activos públicos

Según un estudio del Cebrasse (Centro Brasileño del Sector de los Servicios), aunque algunas empresas estatales tienen déficit, como EBC y Conab, otras, como Petrobras y Banco do Brasil, transfirieron en conjunto más de R$ 150 mil millones en dividendos a la Unión entre 2023 y 2024, lo que representa más del 80% del total recibido por el gobierno federal en este período. Es decir, son fuentes recurrentes de ingresos que, una vez privatizadas, ya no aportan al presupuesto público.

Además, el mismo estudio advierte que la privatización de empresas rentables puede generar un efecto fiscal negativo en el mediano y largo plazo. La venta de activos públicos genera ingresos extraordinarios, pero elimina las fuentes permanentes de ingresos, creando un "agujero" estructural que puede llevar a la necesidad de nuevos recortes o aumentos de impuestos.

 

La falacia de la eficiencia automática

La idea de que la iniciativa privada siempre es más eficiente también merece ser cuestionada. Una encuesta del Brazilian Journal of Economics muestra que, si bien algunas empresas privatizadas han mejorado los indicadores de rentabilidad y eficiencia operativa, los efectos sobre las inversiones, la producción y el pago de impuestos son "menos claros" y varían según el sector. En otras palabras, la eficiencia no está garantizada y, en algunos casos, el servicio empeora o se vuelve inaccesible para las poblaciones más vulnerables.

 

Soberanía y desigualdad en riesgo

La privatización de sectores estratégicos como la energía, la logística, el saneamiento y las comunicaciones también genera preocupaciones sobre la soberanía nacional y la desigualdad regional. Las empresas públicas tienen el deber de servir a las regiones menos rentables, promoviendo la inclusión y el desarrollo. Las empresas privadas, por otro lado, naturalmente priorizan el retorno financiero, lo que puede dejar a comunidades enteras sin ayuda.

 

El caso de Petrobras, por ejemplo, es emblemático. Con más del 47% de su capital en manos de inversionistas extranjeros, la empresa comenzó a priorizar la distribución de utilidades en detrimento de políticas de precios más asequibles, impactando directamente en el costo de vida de la población.

 

El riesgo de decisiones irreversibles

La privatización es fácil. Renacionalizar, no tanto. Una vez vendido, el control de los sectores estratégicos difícilmente regresa al Estado, incluso frente a fracasos o abusos. Por lo tanto, es fundamental que cada proceso de privatización sea analizado con rigor técnico, transparencia y participación social.

 

La venta de empresas estatales no puede ser tratada como una solución mágica a los problemas fiscales o como una bandera ideológica. Brasil necesita un Estado eficiente, sí, pero también presente, estratégico y capaz de proteger el interés público. Privatizar sin criterio es renunciar a instrumentos esenciales para el desarrollo nacional.

 

LÍVIA MARTINS

 Desde Brasil Comunicadora Social