NUESTRAS POLÍTICAS
Milei ejerce en forma autocrática la más perversa corrupción
y el ataque más furibundo contra la libertad y la democracia, reflejando, de la
forma más fiel, el espíritu de la clase burguesa a la que sirve.
Los fuegos artificiales entre las estructuras políticas de
los libertarios, los partidarios del PRO y otros sectores políticos burgueses
son, para nosotros, totalmente secundarios, aunque estén colgados como noticias
principales en todos los medios masivos de difusión, las instituciones del
Estado y de la sociedad en general, las redes sociales y todo cuanto constituye
el engranaje del sistema.¿POR QUÉ, A MÁS DE 40 AÑOS DE LA SALIDA DE UN
GENOCIDIO Y DE UNA DERROTA EN TODOS LOS CAMPOS PUEDEN VOLVER SEMEJANTES MIERDAS
A INSTALARSE SIN SUFRIR GRANDES CONSECUENCIAS, SIN QUE NI UNO DE ELLOS RECIBA
LO QUE MERECE?
A no confundirse entre las trampas de las falsedades y
mentiras con las que nos pretenden involucrar en sus asuntos, porque cuando
afirmamos lo anterior, nos referimos a la situación del proletariado y de las
mayorías populares oprimidas.
Desde esas usinas, desfilan ante nuestro ojos los más
diversos “problemas políticos” que nada tienen que ver con nosotros, es decir,
con quienes trabajamos todos los días por un salario o por un ingreso
paupérrimo, los que recibimos jubilaciones y pensiones de sobre vida que ni
siquiera alcanzan para ello, los que luchan contra la tormenta del hambre sin
posibilidad de ingresos más o menos seguros, los jóvenes y niños que emprenden
el sinuoso camino colmado de obstáculos del estudio y la formación profesional
que los prepare para poder trabajar y ganar el pan diario… etc.
Nuestros problemas no tienen nada que ver con los falsos
números de los negocios y las finanzas, de los cargos electivos para ocupar los
puestos de la política estatal, de los nombramientos de jueces, de los juicios
cruzados entre funcionarios y ex funcionarios, pues de todo ello, sólo
recibimos el salario, los ingresos paupérrimos de nuestro trabajo, el desprecio
de los funcionarios estatales, la represión como respuesta a nuestras demandas
sociales, las injusticias del aparato judicial que sólo castiga con rigor a las
mayorías populares, genera falsas expectativas que engañan y dan largas a
nuestra agonía como sociedad.
Nuestros problemas políticos son nuestras condiciones de vida
cada vez más empobrecidas, el engaño de una falsa democracia que ni la
burguesía respeta, el ejercicio de la acción en contra del fracasado sistema
capitalista que pone grilletes a nuestra libertad a la que aspiramos las
mayorías que hacemos funcionar el país con nuestro trabajo y solidaridad de
clase.
La rebeldía e insubordinación a las imposiciones autocráticas
de la clase burguesa, el ejercicio de la democracia directa (la única
democracia verdadera), la unidad y organización de los TRABAJADORES , el
proletariado en general y sectores populares oprimidos, son los aspectos
políticos que tenemos que generalizar y extender para acabar con tanto oprobio,
avanzando así hacia el objetivo de emancipación de las cadenas que nos impone
la burguesía sosteniendo un sistema que ha fracasado en nuestro país y en el
mundo.
Un sistema que nos conduce con fuerza hacia la guerra y la
destrucción, no sólo de los pueblos que están siendo diezmados sino de toda la
humanidad, al que sólo frenaremos en su tendencia profundizando la movilización
y la lucha por la paz mundial y en contra de las invasiones entre países. Y eso
sólo se garantiza luchando en cada país en contra del poder burgués que
necesita de esta agresividad para sostener sus negocios y el sistema
capitalista, aunque esto sea una contradicción en sí misma.
La profundización del enfrentamiento hacia las decisiones
que, en nombre de la Nación, toman los funcionarios de los gobiernos de turno,
es el único camino que puede llevarnos a sacarnos de encima esta peste
capitalista encarnada en la clase burguesa que nos gobierna e impone las
condiciones de explotación, desigualdad, injusticia, corrupción, autoritarismo
y pobreza cada vez más profunda, al tiempo que se enriquece a nuestra costa.
Esta y no otra, es la política a la que nos referimos cuando
hablamos de política proletaria y popular. Una política revolucionaria que dé
vuelta la tortilla y que ponga de pie lo que hoy está de cabeza: la riqueza
para quienes la producimos y la expropiación para los parásitos que deciden en
nuestro nombre para beneficio de ellos.
La clase productora de toda la riqueza y servicios, es decir,
el proletariado y, en particular, el proletariado industrial, es la única que
tiene el poder -emanado de la producción que tiene en sus manos- de unificar a
todo el pueblo oprimido y llevarlo de la mano de su partido y las
organizaciones políticas de masas, hacia ese objetivo emancipador.
Desde Rosario- Militante Social
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