RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

domingo, 20 de julio de 2025

CORRUPCIÓN EN LA JUSTICIA ARGENTINA - DR. MIGUEL ÁNGEL OVIEDO

 

CORRUPCIÓN EN LA JUSTICIA ARGENTINA

 

 

¡¡¡Hola amigos, amigas o amigues del Club de la Pluma!!!

 

Antes, Un saludo especial a Gabriela y a Norberto, creadores de este proyecto comunicacional denominado el Club de la Pluma.

Proyecto que, -amén de luchar contra la desinformación local y mundial-, nos permite a humildes pensadores como nosotros, compartir lo que estudiamos, razonamos, sentimos, sufrimos y creemos; con la esperanza que sea de utilidad para alguien.

 

Bueno, esperando que todos y todas tengan un buen domingo y una agradable semana hasta que nos volvamos a encontrar voy al grano.

 

Mi columna versará sobre la corrupción de la Justicia Argentina o mejor dicho del Poder Judicial y su impacto en la economía de la sociedad, de las familias, de los trabajadores; en suma, de todos los humildes ciudadanos que somos quienes pagamos el sueldo de los funcionarios y sufrimos el costo de sus decisiones.

 

La corrupción en la justicia argentina o como dije en el Poder Judicial o más preciso aún en el colectivo de jueces, juezas, fiscales, defensores y funcionarios judiciales, es un problema endémico que afecta no solo la confianza en el sistema judicial, sino  que afecta también la economía y la sociedad en general.

 

Ya ahondaremos en el cómo esa corrupción nos perjudica grandemente a todos, aunque ni siquiera lo sepamos.

 

Aclaro que hablar de "la justicia" o del "poder judicial" sin referirse a las personas, le quita el alcance que quiero dar a mis palabras y se diluye el sujeto verdadero que es el corrupto o corruptor.

Por eso insisto en dejar de hablar de sujetos abstractos como "la justicia", "el poder judicial", etc., y decir sin ambages los jueces, los fiscales, etc., etc.

 

Los medios de comunicación se encargan de pontificar hasta el hartazgo sobre la "Corrupción de los Políticos".

Obviamente de los políticos que no apoyan los dueños de los medios de comunicación, se entiende.

 

Tampoco dicen nada de la corrupción de los grandes empresarios, pero ese es un tópico que abordaremos en futuras entregas.

 

Lo que llama la atención es que esos agitadores de "la corrupción de los políticos", nada dicen sobre la corrupción del Poder Judicial.

Quizás la corrupción más dañina para nosotros atento a que no hay poder que los controle o quiera controlar a esos corruptos.

 

Esa actitud de esconder la corrupción de estos sinvergüenzas no es por un simple olvido, o por falta de investigación periodística o algo así.

 

NO

 

Esconden esa corrupción porque los miserables no se meten con quienes tienen la última palabra y entendieron a José Hernández cuando en su Martín Fierro dice:

 «Hacete amigo del Juez, No le dés de que quejarse; Y cuando quiera enojarse Vos te debes encojer, Pues siempre es gŭeno tener Palenque ande ir á rascarse.»

«Nunca le llevés la contra, Porque él manda la gavilla. Alli şentao en su silla, Ningun güey le sale bravo. A uno le dá con el clavo Y á otro con la cantramilla.»

Excelente la literatura gauchesca que entendía como nadie, décadas atrás de cómo funcionaba la cosa y, parece que nada ha cambiado.

 

La corrupción en la justicia argentina en lo macro, en lo grande, puede generar incertidumbre y desconfianza en los inversores, lo que afecta la inversión extranjera y nacional. 

Por ende, la producción de bienes y servicios y como corolario el empleo y la calidad de vida de los ciudadanos.

 

Claro que los grandes empresarios necesitan de estos corruptos porque con su dinero compran la voluntad de los jueces.

 

El problema es para los empresarios más pequeños y/u honestos.

 

La corrupción de los jueces lleva también a la evasión fiscal y a la pérdida de recursos públicos.

 

Genera desconfianza en las instituciones y en la capacidad del Estado para proteger los derechos de los ciudadanos.

 

La gente que cumple con las leyes pierde y los sinvergüenzas ganan con ese sistema de corrupción judicial.

 

Obsérvese que, si un ciudadano incumple con una ley, o comete un delito pequeño, o una contravención, el poder judicial le cae encima y muchos van a dar con sus huesos a la prisión.

 

Si un padre hurta un trozo de carne para alimentar a su familia va preso.

Si un ciudadano, perturbado, por haber sido echado de su trabajo a raíz de las políticas económicas realiza una marcha o una manifestación reclamando por trabajo o comida, va preso.

 

En cambio los delincuentes, generalmente enquistados en el gobierno toman decisiones que terminan con la salud pública, con la provisión de medicamentos a enfermos oncológicos, con la educación pública, con las empresas que dan trabajo, con nuestros recursos naturales, con el mantenimiento de calles y rutas, etc, etc., no son perseguidos ni por jueces o fiscales.

 

Por el contrario, se reúnen con ellos en foros y banquetes en los que exhiben sus riquezas frente a un pueblo famélico.

 

Estos delincuentes, aunque son protegidos por medios de comunicación y jueces y fiscales corruptos cometen Delitos Gravísimos ya que conllevan que la gente se muera por enfermedades curables, por accidentes, se quede sin trabajo, sin acceso a los estudios, sin alimentación adecuada, etc, pero esos verdaderos delincuentes ni siquiera son llamados a declarar por los jueces.

 

Como ejemplo tenemos temas recientes de corrupción en la justicia argentina, como "el caso de los cuadernos" en donde fiscales, jueces, periodistas, espías, pseudo espías, y lumpenes de toda calaña se confabularon para armar causas judiciales en contra de la otrora presidenta argentina porque a éstos miserables les molestaba que aquella gobernara con tibias medidas que beneficiaban al pueblo.

No estamos hablando de un gobierno comunista ni nada que se le parezca, eh?

 

Tan es así lo que les vengo relatando que tuvimos un presidente que cuando llegó al gobierno (obsérvese que no digo al poder, ya que nunca el poder lo tienen los presidentes) dijo que iba a "barrer con los sótanos de la democracia" en clara alusión a la corruptela de jueces, fiscales y etcs..

 

Claro que no hizo nada, ni tocó a ese colectivo... que iba a barrer si él cuando era opositor de la ex presidenta era parte de esos sótanos.

Claro que la culpa, en este caso, la tuvo la víctima... pero eso es tema de otra charla.

 

La corrupción en la justicia argentina genera un acceso desigual a la justicia para los diferentes sectores de la sociedad.

 

Los individuos y las empresas con mayor poder económico y político influyen en los procesos judiciales y obtienen resultados favorables, mientras que los sectores más vulnerables y desfavorecidos son marginados y excluidos del sistema judicial.

 

La corrupción de jueces y magistrados permite que los individuos y las empresas poderosas evadan la responsabilidad por sus acciones y queden impunes.

 

La corrupción judicial perpetúa la pobreza al permitir que los recursos públicos sean desviados hacia fines personales o políticos, en lugar de ser utilizados para beneficio de la sociedad en general.

 

La corrupción en la justicia argentina puede generar desconfianza en las instituciones y en la capacidad del Estado para proteger los derechos de los ciudadanos. Esto puede llevar a una mayor desigualdad y pobreza, ya que los sectores más vulnerables pueden sentirse excluidos y marginados del sistema.

 

Limita las oportunidades para la movilidad social y económica de los sectores más vulnerables. La falta de acceso a la justicia y la impunidad para los poderosos pueden generar un sentimiento de desesperanza y desconfianza en la sociedad, y pueden ocasionar o luchas sociales sin conducción (como el caso de los reclamos de los jubilados) o la desazón, la desesperanza en grandes capas de la sociedad; ambos extremos son peligrosos para la democracia y la paz social ya que eso puede traer aparejado el aumento considerable de robos, hurtos, violencia intra familiar, violencia entre vecinos, etc..

 

DR. MIGUEL ÁNGEL OVIEDO

Abogado

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como siempre claro y sin desviaciones sofistas revela un cáncer social que afecta gravemente la salud de la sociedad democrática. Excelente