RADIO EL CLUB DE LA PLUMA

viernes, 3 de octubre de 2025

LA URGENCIA DE COMUNICARNOS - PEDRO RODRIGUEZ

 

LA URGENCIA DE COMUNICARNOS

 


Comenzamos leyendo a Fernando Buen abad, pensador mexciano que suele acompañarnos con su claridad conceptual: "Será peor la ofensiva de los meses próximos, porque los escenarios electorales son caldos de cultivo para ensanchar el reino de su pandemia de engaños. Bajo la dictadura de la información-mercancía, intoxicarán paradigmas que se creyeron intocables. Veremos a la verdad presa de jaurías relativistas y de sabihondos escapistas. Secuestrarán los hechos con sus batallones de opinología mercachifle y pelearán para desfigurar la construcción colectiva de la conciencia. Todo a cambio de intereses y negocios de lenguaraces centaveros. Disfrazados como demócratas, un ejército de profesionales, especialistas en demolición de conciencias, operará con franca impunidad bajo el tutelaje de la libre empresa mediática hegemónica. Los pasarán por la tele con su ofensiva recargada. Lo de siempre, pero peor.

 

Y bien, veamos qué se ha venido diciendo sobre los medios de comunicacion. Sean Mac Bride fue Ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda. En 1974 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz; en 1977 obtuvo también el equivalente soviético del Nobel, llamado Premio Lenin.

 

En 1980 UNESCO encargó un informe sobre los problemas de la comunicación a nivel global, y lo redactó una comisión que presidió MacBride. Ese informe (llamado desde entonces Informe Mc Bride) advirtió que la CONCENTRACIÓN MONOPÓLICA de medios de comunicación es una amenaza contra las democracias y, al paso de las décadas, esa profecía se cumplió a rajatabla. Esa concentración no sólo ha invadido las fuentes de información, las tecnologías y las metodologías de producción informativa, sino que ha establecido una cultura del consumo informativo que aprendió a excluir la realidad a cambio de la espectacularidad de un palabrerío mediocre, desvergonzado y retrógrado. A la vista de todos, su plan es anestesiar a los pueblos derrotados a conciencia, dispuestos a renunciar a la razón, dóciles y agradecidos, con información deformada, deformante y tóxica. Cuidémonos de los noticiarios oligarcas, son máquinas de engaño, deformación y ocultamiento. Redactan pésimo, hablan con dificultades educativas severas, son ignorantes mercenarios, desvergonzados y mediocres hasta la ignominia.

 

Desde las empresas mercantilizadoras de noticias o información, operará un despliegue descomunal actualizado con maquinarias de guerra ideológica orientadas por una misión indispensable para la alienación que consiste en distorsionar todo. Hoy eso es un negocio obsceno. Ese mercadeo de noticias ha instalado la idea perversa de que no es tan malo vivir engañados, que se debe respetar a mansalva el privilegio de los vendedores de noticiarios, sus cátedras, carreras, posgrados y especialidades al mejor postor. No tocar ni con el pétalo de una crítica al noticiario mercader ni al demagógico código de ética de su mercancía parida por las peores leyes del capitalismo. El costo histórico-cultural será altísimo. Ellos quieren profundizar y ensanchar su monopolio de la violencia militar, financiera y mediática.

 

Necesitan como el aire refregarnos su mérito de fabricantes de mercancías informativas oportunistas, planificadas para la esclavitud del pensamiento y la traición a la conciencia (individual y colectiva). Operarán contra todo sentido común para imponer el suyo mientras se humilla la inteligencia de la información sometiéndola a principios y fines empresariales cada día más mediocres, corruptos y mafiosos para, incluso, vender ayudas informativas capaces de auspiciar golpes de Estado o magnicidios. Para la tele, para la web, para la radio… basta con que cualquier payaso capaz de publicar, bajo cualquier método y medio, sus canalladas, se haga llamar periodista y promueva sus distorsiones como si fuesen la verdad. Y no faltará quien se la compre.

 

Ahora estamos asqueados por la impunidad con que exhiben sus canalladas los amos y sus siervos informativos; la náusea nos sacude por la obscenidad y la mendacidad de sus mercados informativos ascendidos a mariscales golpistas y magnicidas, en todo el mundo. Pero ahora se preparan para empeorarlo todo, para desplegar las acometidas más feroces de las mafias comerciales que venden información contra la verdad de los pueblos en lucha y contra sus logros más caros. No digamos que no lo sabemos.

 

Ellos están organizándose. Ahora que se alían las mafias mediáticas y reorganizan sus ejércitos de informadores, para bombardearnos con misiles de injurias y mentiras, nosotros debemos hacer de la producción de información un ejercicio de organización nueva, un salto de calidad organizativa para un despliegue de información riguroso en sus principios y adaptable a las condiciones más diversas y adversas. Preocuparnos y ocuparnos en suministrarnos datos y hechos comprobados y verificados comunitariamente, para darnos la dirección humanista y revolucionaria que nos hace falta con urgencia.

Organizarnos para dar la batalla por la información en combate y ganar la disputa por el sentido. Estar ahí donde abiertamente, con todas las fuerzas de la comunicación emancipadora, se requiera colaboración humanista y revolucionaria irrestricta. Estar y permanecer alertas. Ellos invertirán fortunas en sus canalladas. Nos urgen medios, modos y relaciones de producción informativa humanista, de la conciencia material y espiritual.

 

PEDRO RODRIGUEZ

 Desde Rosario- Militante Social

 

 

 

EL ASESINATO DEL INFLUENCER - MAURICIO IBÁÑEZ

 

EL ASESINATO DEL INFLUENCER

 


 

Queridos compañeros, amigos y oyentes de El Club de La Pluma, desde Colombia los saluda Mauricio Ibáñez, con nuestro acostumbrado abrazo por la hermandad latinoamericana.

 

Durante las semanas anteriores, mientras revisábamos el impacto regresivo que las diferentes religiones tenían en el avance del conocimiento y el desarrollo de la humanidad, y señalábamos cómo dos religiones con el mismo origen mitológico estaban intercambiando odios, atentados e invasiones en nombre de su dios, en los Estados Unidos surgió una noticia que estremeció su devenir político y religioso. El 10 de septiembre de 2025, el activista e influencer Charlie Kirk, joven conservador recibió un disparo mortal mientras participaba en un evento público en la Universidad de Utah.

 

Kirk no era muy conocido más allá de los Estados Unidos, pero en su país tenía millones de seguidores, especialmente jóvenes con fuertes posturas conservadoras y miembros de las iglesias que, como hemos mencionado, han venido asumiendo posiciones dogmáticas y fundamentalistas semejantes a las del Talibán en el Islamismo, y de donde han salido cosas como la toma violenta del capitolio, las propuestas delirantes, xenofóbicas y racistas de Donald Trump y la radicalización política que ocurre en ese país.

 

Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA a los 18 años, era un joven sin muchos estudios universitarios ni una gran profundidad cultural, pero extremadamente inteligente y reconocido por sus posturas fundamentalistas. A lo largo de los años, ha realizado una serie de declaraciones que han causado controversia y debate tanto en medios sociales como tradicionales.

 

Sobre el tema migratorio, Kirk expresaba su oposición a políticas abiertas, afirmando que la inmigración ilegal ponía en riesgo la seguridad nacional y los empleos de los estadounidenses. Estas declaraciones habían sido criticadas por sectores que consideraban que estigmatizan a los migrantes y alentaban la violencia en su contra.

 

Kirk cuestionó el enfoque progresista de muchas universidades, asegurando que el sistema educativo adoctrinaba a los jóvenes en ideologías de izquierda. Llegó a sugerir que muchos centros de educación superior deberían ser reformados o incluso cerrados si no orientaban sus enseñanzas hacia la promoción de los valores “americanos”.

 

En repetidas ocasiones, Kirk fue criticado por sus opiniones sobre los derechos de la comunidad LGBTQ+. Defendió legislaciones que restringen el acceso de personas transgénero a ciertos espacios públicos y deportes, lo que fue catalogado como discriminatorio por organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Kirk también manifestaba un profundo escepticismo respecto al consenso científico sobre el cambio climático. En algunos eventos y entrevistas minimizó la responsabilidad humana en el calentamiento global, generando rechazo entre científicos y activistas medioambientales.

 

Declaraciones como “se debería invitar a los niños a presenciar les ejecuciones de condenados a muerte como parte de un ritual de iniciación”, o “las matanzas en las escuelas son un pequeño sacrificio que se justifica con tal de proteger nuestro derecho a portar armas” fueron algunas de las muchas que hacía, públicamente y en medio de los aplausos rabiosos de juventudes cristianas enardecidas, en esa mezcla peligrosa de fanatismo religioso y política que se apoderó de la agenda de los Estados Unidos de Norteamérica, encarnada por el peor ejemplo posible de cristianismo, el presidente Donald Trump.

 

Por supuesto, aún entendiendo el contexto de posiciones extremas en que se está debatiendo ese país, nada justifica su asesinato. Toda muerte provocada para eliminar un adversario es un retroceso al salvajismo. Lo curioso en este caso, es que no necesariamente se trató de un adversario ideológico.

 

Como ocurrió con el asesinato de Villavicencio en Ecuador y Uribe Turbay en Colombia, la muerte de Kirk disparó reacciones de tipo político casi instantáneas, donde sus copartidarios se apresuraron a acusar a “la izquierda radical” y convocar el odio nacional hacia una radicalización del odio y el fundamentalismo, algo que siempre resulta sospechoso. Lo curioso de este caso es que el asesino resulto ser un joven de familia conservadora, padres mormones, aportantes a la campaña republicana y aficionados a las armas, a lo que los ofuscados acusadores han respondido “seguramente se volvió comunista en el último momento”.

 

En todo este entramado surgen dos observaciones que creo necesario hacer:

 

Charlie Kirk personificaba la diferencia entre la “verdad” y la “certeza”. Él, un muchacho de bajo nivel cultural, educado en el contexto de las narrativas judeo-cristianas, muchas de ellas sin sustento histórico claro, pero dotado con una gran inteligencia y capacidad argumentativa, era capaz de sostener debates por horas y horas haciendo uso de su seguridad, de su “certeza”, así las tesis que defendiera no fueran “la verdad”. Su capacidad no estaba ligada a la investigación, la lectura o el aprendizaje. Se movía como pez en el agua en escenarios estudiantiles donde, apoyado por los aplausos de sus seguidores fundamentalistas, identificaba las debilidades argumentativas de sus oponentes, así estuvieran bien fundamentadas, y las ridiculizaba para conseguir “imponerse” en la discusión. Y si aparecía algún interlocutor que estuviera a su nivel, simplemente lo interrumpía, lo mandaba callar o le hacía retirar el micrófono. Su “debates” eran un show mediático donde lo que se podía ver era un “Donald Trump” joven, dispuesto a acallar un adversario antes de profundizar en una discusión.

La segunda observación es sobre la reacción política y mediática: Kirk sigue siendo un personaje sin importancia para el resto del mundo, pero en los Estados Unidos se le organizó un funeral que le costó al estado 20 millones de dólares. La tesis de un perpetrador de la “izquierda organizada”, aunque hizo agua, se mantiene entre la opinión pública y las investigaciones han venido bajando de perfil, como si no se quisiera ahondar sobre lo que realmente ocurrió: lo importante era generar ese efecto de corto plazo, convocar a la rabia nacional contra un enemigo invisible, moldeado por la polarización política y religiosa. Nada más.

 

Lo interesante es el patrón que se repite en los tres casos de Kirk, Uribe Turbay y Villavicencio: se arma un escándalo de muy corto plazo con acusaciones a sus opositores políticos, como si esas muertes fueran parte de una campaña. Las investigaciones se van diluyendo y al final quedan unos perpetradores detenidos o asesinados, sin que se sepa nada de los determinadores. Una fuerte coincidencia cuando los tres eran personajes sin mucha fuerza política, mas bien incómodos dentro de sus partidos, pero muy útiles como víctimas para su explotación como “mártires de la causa”. Todos estos, indicadores de fuego amigo.

 

Bueno, dejamos esta reflexión aquí por ahora. Para todos, un fuerte abrazo y nos vemos la próxima semana.     

 

MAURICIO IBÁÑEZ – Desde Colombia -Biólogo

Especialista En Estudios Socio-Ambientales