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viernes, 10 de octubre de 2025

LA PASIVIDAD FEMENINA COMO CANON FEMINICIDA REPRESENTACIONAL. LA GUERRA EN EUROPA ES INEVITABLE. ACTOS DE FALSA BANDERA - PROF. VIVIANA ONOFRI

 

LA PASIVIDAD FEMENINA COMO CANON FEMINICIDA REPRESENTACIONAL. LA GUERRA EN EUROPA ES INEVITABLE. ACTOS DE FALSA BANDERA.

    

 


 


Un cálido abrazo a toda la querida audiencia de EL CLUB DE LA PLUMA. Otro día más, nos encontramos aquí en este espacio de reflexión compartida. ¡Quédate, que la columna de hoy, también, te va a interesar!

 

 Entre algunas de las temáticas que abordamos el domingo pasado, nos referimos, en especial, a la tortura y asesinato de Morena, Brenda y Lara, en Argentina y la enmarcamos en la llamada “guerra civil molecular”. Creemos que es un marco teórico adecuado que responde a las últimas tendencias globales. Hans Magnus Enzensberger es el teórico alemán quien la presentó a principios de la década de los 90 de una manera casi profética. Hace dos domingos nos referimos a que, en Suecia y Bélgica, sus gobiernos habían sacado al ejército a las calles para combatir a las bandas narcotraficantes, hecho que demuestra que estos fenómenos se despliegan en todo el planeta. La guerra civil molecular es un tipo de guerra civil descentralizada, multifocal y desideologizada. Comienzan a aparecer moléculas que se desprenden de la sociedad y no las guía una ideología y no hay un centro de mando único. Solamente existen zonas de control con el ejercicio de la violencia y no hay fronteras y pueden estallar en cualquier momento o lugar. Las ciudades del planeta son el nuevo campo de batalla. Los actores de la guerra civil molecular son diversos: los señores de la guerra, bandas criminales, el narcotráfico, milicias étnicas y religiosas, sectas, policía corrupta, organizaciones terroristas y pandillas callejeras.

 

 La motivación de esos actores es la codicia y los sujetos se desgajan de la sociedad cuando el Estado no cumple sus funciones básicas. Las causas son múltiples: el fin de los metarrelatos, ya no se lucha por el socialismo ni por el movimiento obrero, se lucha individualmente; la globalización neoliberal con su exponencial miseria, la desindustrialización, la exclusión social. Y el blanco de los actores son los civiles al que tienen que inducir al terror para que se vayan o se unan. La descomposición o la debilidad del Estado cuando pierde el monopolio de la violencia, también, pierde la capacidad de proveer seguridad a la población y empieza a estar en peligro.

 

 También es una guerra contra un Estado determinado. Recuerden la destrucción de Siria por ejércitos mercenarios de medio planeta. La ciudadanía vive un “sálvese quien pueda” lo que es absolutamente comprensible. Pero esta introducción a través de este marco teórico no excluye otro tipo de interpretación del fenómeno de los femicidios, o narcofemicidios o femicidios dentro del narcoterrorismo. El reduccionismo de los medios nos impide una mirada profunda, reflexiva. Esta columna es un poco autorreferencial, porque nos referiremos al trabajo de investigación de Fin de Máster sobre Feminismo de mi hija Sofía Roda Onofri, presentado en la Universidad del País Vasco, que mereció el premio María Goyri. Es una pena que no podamos presentar en una radio, los innumerables cuadros, esculturas que, a lo largo de toda la historia de la humanidad, crearon y enfatizaron una subjetividad: “La guerra contra la mujer fue mayoritariamente librada en el campo de batalla de las palabras y de la imagen, y no por ello fue menos destructiva que muchas guerras físicas.” Esta es una cita del pensador Bram Dijkstra, crítico literario estadounidense de origen holandés nacido en Indonesia.

 

 A lo largo de los siglos, el canon de belleza creado por y para los hombres ha relegado a la mujer al mero objeto exhibido, al representarlas en posturas siempre atrayentes, a modo de cuerpos abandonados a la mirada del Otro. A través de la historia del arte puede rastrearse el origen de la imagen del cuerpo femenino que establece a nivel visual la pasividad como un rasgo de feminidad, de fragilidad y, por tanto, característico como elemento de atracción sexual. La imagen de la sumisión femenina, respaldada por el hecho de haber sido creada no sólo por los grandes maestros, sino por el género masculino, en general, y en un intento de exacerbar las características de feminidad, nos ha llevado al punto de no ser ya capaces de distinguir entre la representación de una mujer yacente, es decir, recostada, acostada, viva, y la de una mujer muerta. Bajo los conceptos de lo bello, lo natural, lo salvaje, lo sexual o lo erótico se ha creado una iconografía femenina y podemos establecer analogías con representaciones de muertos reales, y nos sitúa ante la visión de mujeres que han muerto, han sido asesinadas y, en ocasiones, literalmente arrojadas en el medio de algún lugar bucólico, idílico, campestre.

 

 Esa tipología de escenas ha inundado los espacios de la vida: desde la construcción de nuestras subjetividades, a partir de las creencias de los hombres (tanto teóricos, como filósofos o científicos), sobre el cuerpo femenino, hasta la necesidad de plasmar esas ideas en diversos soportes, pues el apoyo que han proporcionado las artes plásticas, la literatura y, posteriormente, el cine y la publicidad, han contribuido como fundamento o pilar de ese imaginario. Una obra de arte visual es un texto y como tal ha de ser examinada. Lo que ha guiado esta investigación parte de la hipótesis de que la imagen de las yacentes, de las mujeres acostadas, ha derivado, en el transcurso de los siglos, en la imagen de la mujer asesinada o, en su defecto, en la iconografía que la relaciona más con el mundo de los muertos que con una fémina reclinada, debido a la insistencia y al incansable intento de remarcar cada vez con más fuerza la pasividad femenina.

 

 Esa inactividad que se establece como rasgo característico del género femenino, se ha trasladado y mutado en las diversas prácticas contemporáneas y, simultáneamente, debido al aumento de la violencia, se ha ido agravando con el paso del tiempo. Esa fémina dormida que con una postura y desnudez parece invitar al espectador siempre hombre, esa entrega incondicional que se establece y pretende atraerse ya desde el plano simbólico de la representación, ha acabado convirtiéndose en la línea iconográfica que la ha encasillado, en el transcurso de los diferentes movimientos artísticos, en la imagen idónea para expresar la debilidad, el sufrimiento, la enfermedad, el pecado, la fragilidad y, cómo no, la muerte; y, paralelamente, dichas características la han establecido como el paradigma de la feminidad, el deseo erótico y sexual desde la perspectiva masculina, pues el dominio empírico que ya ejercen sobre el cuerpo de la mujer, probablemente, se cultive ya desde la representación.

 

 La compilación de información para esa investigación fue de lo más diversa: las yacentes, las similitudes entre los cánones de vivas y muertas, las Venus anatómicas, las tuberculosas, las ahogadas, los cuerpos arrojados, las mutiladas, los cuerpos maltratados, descuartizados, entre otros, en un reforzamiento de la unión entre belleza y muerte, por ejemplo, durante el Romanticismo. Hay una normalización de la crueldad a la hora de iconografiar el cuerpo femenino. Este planteamiento feminista implica una variedad de fuentes: la historia, la historia del arte, el psicoanálisis, la sociología, la semiótica, la filosofía, la teoría y crítica literaria, cultural, artística y feminista y el análisis con perspectiva de género, y así se pudieron realizar analogías y similitudes en cuanto a las obras de arte de diferentes artistas, momentos históricos diversos, formas de expresión o corrientes artísticas. En el trabajo de investigación, se recurrió a textos literarios, publicitarios, cinematográficos, pintura, escultura, fotografía, leyendas, etc., etc.

 

 Sintetizando, podemos decir que el marco teórico de la guerra civil molecular puede tomarse como un complemento de lo que se ha investigado a través de la historia del arte. Ambas investigaciones no se excluyen mutuamente. Debemos abrir nuestra mente a todos los trabajos de los especialistas. Nuestros oyentes deben recibir el amplio abanico de respuestas a las desgarradoras problemáticas de nuestro tiempo, para poder alcanzar una verdad que se muestra escurridiza.

 

 Y ahora haremos un corte abrupto y nos referiremos a cuestiones no teóricas, sino de prácticas, de la vida cotidiana y es que Rusia acusa al Reino Unido de planear un sabotaje en un puerto de Europa para responsabilizar a Moscú y justificar un aumento del apoyo militar a Ucrania, información proporcionada por los servicios de inteligencia rusos en el exterior. Asimismo, el servicio de inteligencia exterior ruso, afirma que Kiev y sus aliados preparan una operación encubierta en territorio polaco para involucrar a la OTAN en un enfrentamiento directo con Moscú. Habrá guerra, absolutamente, habrá guerra y, en este contexto, las conversaciones sobre la probabilidad de una guerra entre la OTAN, por un lado y, Rusia, por el otro, no parece una retórica alarmista, sino que se trata de una parte de una agenda política consciente reflejada tanto en la postura oficial de los líderes occidentales, como en los informes públicos, centros de análisis, los think tank, medios de comunicación. Además, el conflicto de Ucrania se presenta como un ensayo general de un enfrentamiento más amplio. La mayoría de nosotros jamás hemos vivido una guerra.

 

 Y saltamos a Argentina que, todos los días, e inclusive a cada hora, nos llegan noticias que nos desestructuran.

 Es tanta la contrainformación que nos es imposible, a veces, seguir la continuidad de todo lo que ocurre, pero entre todo lo que hemos leído y escuchado, rescatamos lo que nos parece altamente valioso y es que Milei haya confesado que él “metió presa” a Cristina, es decir, que su prisión es, evidentemente, política; admitió la existencia del lawfare; su persecución fue un acto político y Cristina es una presa política. Esto le dará más apoyo a Cristina para pulverizar su sentencia. Lo de Milei fue una confesión, no fue una mera frase. Esto va a recorrer el planeta. Esa confesión, en cualquier país del mundo, merece un juicio político. Es gravísimo.

 

 ¡Ah, y ojo con el narco Fred Machado y sus vínculos con Espert y con Milei! ¡A cuidarlo, que puede ser asesinado, antes de extraditarlo a los Estados Unidos! La guerra total en Europa sabemos que es inevitable, ¡a bancársela! pero lo que ocurrirá en Argentina es una profunda e inquietante incertidumbre. Aquí, en las Islas Canarias estamos esquivando drones rusos. Es una broma macabra. ¡Cuánta mentira de los degenerados de la OTAN y sus secuaces asesinos occidentales! Claro, sus hijos no van a ir a la guerra; los nuestros, sí.

 

          Me despido de nuestra querida audiencia, agradeciendo su amable atención e invitándola a una nueva emisión de EL CLUB DE LA PLUMA, el próximo domingo. ¡Hasta la victoria siempre, compañeros! ¡Palestina libre!

 

 

 


PROF. VIVIANA ONOFRI

 Desde Islas Canarias

 Profesora en Letras, ex catedrática de la Universidad Nacional de Mar del Plata

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